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Capitulo 1 "Conociendo"

-¿Cómo?-pregunte sorprendida.

-Conocí a una mujer.... Ya hace tiempo que salgo con ella y pues.... Eres mi hija y quiero que la conozcas-dijo mi padre con timidez. Solté un gran suspiro y sonríe forzosamente. Él se me acerco y me abrazo-Te prometo que toda va a cambiar-susurro.

Si le hubiese hecho caso a esa frase.... Pues ahora estaría peleando con mi padre por teléfono, gritándole lo tonto que es por no decirme la verdad y a lo último le cortaría dejandole la palabra en la boca para que cuando el venga me regañe y quede castigada por más de dos meses. En cambio, como buena hija que soy, decidí no armar una discusión.

Mi padre, se junto con una mujer llamada Annie la cual ahora es su prometida. Annie es una diseñadora de moda, la más famosa en Londres, se diría. Ella es una mujer dulce y amable, con mucha paciencia. Pero lo más peculiar de ella es una pequeña cosa con la que voy a tener que convivir, sus diez hijos. No estoy mintiendo, ¡tiene diez hijos!. Lo que sé de ellos es que el mayor es de veintinueve años, luego esta el de veintisiete, el de veinticuatro, él de veintiuno, los gemelos de diecinueve, el de diecisiete, el de dieseis, el de quince y el pequeño de once. Lo más cómico de todo esto es que todos sus hijos son hombres, no hay ni una mujer.

Todo me hace sentir muy rara, no estoy acostumbrada a estar rodeada por hombres... En si, no estoy acostumbrada a estar rodeada por gente. Estoy acostumbrada al ámbito de estar sola o con mi padre.

-Señorita, llegamos-dijo el chófer de la limosina. Lo mire con una sonrisa y le agradecí, baje del auto y mire la casa que estaba enfrente mio.... Bueno, más bien mansión. Mire las hermosas flores que decoraban el camino hasta la puerta. Era hermosa y la verdad me llamaban bastante la atención por su color tan vivo y bonito.

Tome mi maleta y fui hasta la puerta de aquella mansión. Se supone que empezare una nueva vida, con una nueva familia. Aprecio que mi padre allá hecho esto, no solo por él, si no también por mi. Al llegar a la puerta la mire con determinación. No estoy preparada para enfrentarme a la convivencia con diez hombres pero tampoco puedo esconderme, esta es ahora mi nueva familia.

Toque el timbre y espero un tiempo mientras miraba las hermosas flores. Nadie atendía, lo que me pareció raro, toque nuevamente y espere. "¿Y si se enteraron de nuestro secreto?" pensé. Ya cuando estaba al borde de la desesperación la puerta se abrió. No había nadie, mire a los costados pero nada.

-Aquí abajo-dijo una voz aguda pero agradable. Baje la mirada encontrándome con un niño-¿Eres novia de alguno de mis hermanos?-pregunto inocentemente. "Que ternura" pensé. Negué lentamente sin apartar mi mirada de la suya.

-Soy Amelia Parker, soy.....-no pude terminar la frase que sus pequeños brazos rodearon mis piernas.

-¡Hermana!-exclamo el niño con una sonrisa-¡Al fin llegaste!-exclamo con suma felicidad que se notaba en sus ojos. Aquello me sorprendió y logro sacarme una sonrisa, era la primera vez que alguien me resivia de esa manera-Ven pasa, pasa-dijo tomándome de la mano y, literalmente, arrastrándome, adentrándome a la casa, cuando lo vi quede con la boca abierta. Era muy hermosa la casa-¿Quieres que te muestre tu habitación?-pregunto el niño con ternura.

-Claro-dije con una sonrisa. Me tomo de la mano y me llevo a unas escaleras que se encontraban a metros, él me guiaba mientras yo miraba la casa con gran asombro, mi cara a de ser el de una idiota. Ví todas las puertas que se encontraban en el pasillo, me llamaban bastante la atención por el color. Nos detuvimos en una habitación, la cual la puerta ya estaba abierta, dejando ver a un chico de espalda.

-¡Mark!-exclamo el niño-¡Llego nuestra hermana!-dijo feliz. El chico se levanto y se dio vuelta. Era castaño de ojos grises, alto y delgado pero musculoso, a decir verdad, era guapo.... Es mi hermano, no puedo pensar eso.

-Hola-dijo el chico acercándose y dándome un beso en la mejilla, la cual sin motivo, me sonroje-Soy Mark, el primer hermano-dijo con una sonrisa-¿Ya te presentaste?-dijo bajando la mirada hacia el pequeño. Este negó.

-Soy Wes, el último hermano-dijo con una sonrisa de felicidad.

-Un gusto de conocerlos-dije sonando tímida, la idea era crear una pantalla, espero que al menos funcione. Mark me miro y luego la habitación.

-Estaba acomodando las cajas que trajeron los de la mudanza, espero que no te moleste el desorden-dijo con tono apenado, mire mi habitación, la cual parecía más grande que mi antigua habitación, y luego sonreí, "Esta habitación esta muy bien acomodada" pensé-Lamento esto pero Wes y yo iremos hacer las compras para la noche-dijo. Lo mire y luego asistí.

-No me molesta-dije regalandole la mejor sonrisa que pude.

-Los demás chicos llegaran en un rato, si quieres puedes ver el resto de la casa-dijo Mark. Yo solo asistí.

-¡Nos vemos luego, hermana!-exclamo feliz Wes. Mark me miro.

-No te pierdas-dijo con un tono amable para luego salir de la habitación.

Suspire hondo, mire los rincones de mi habitación, parecía un lugar chico y sin vida. "Pronto te pondré color" pensé.

-¡Pero qué carajos!-escuche un grito de la planta baja de la casa-¡¿Qué hace esto acá?!-grito aquella voz y molesta. Mire a mis alrededores y fue ahí cuando reaccione. "¡Mi maleta!" pensé alarmada. Fui corriendo por los pasillos, vi las escaleras las cuales no quería bajar por lo que me coloque en el mango de la escalera y me tire, era muy divertido, me hacia recordar a mi infancia.... Bueno si se le puede decir infancia a aquello. Cuando llegue al final de este solo salte encontrándome con un chico castaño de espalda mirando mi maleta y pateándola.

-¡Hey!-exclame llamando así su atención-No la matees-dije colocándome enfrente de mi maleta y empujándolo levemente.

-Pues ponla en otro lugar que no sea en el medio del pasillo de la entrada-dijo en un tono molesto-Espera.... ¿Acaso eres Amelia Parker?-pregunto. Lo mire, "Por Dios" pensé. Era un chico muy guapo, sus ojos eran una mezcla entre grises y celeste, su piel era blanca con un lunar en medio de su mejilla derecha y su cabello parecía más brilloso de cerca. Sonrojada, ante mis pensamientos, asistí.

-¿Algún problema?-dije tratando de sonar dura.

-Bienvenida...... Hermanita-dijo en un tono.... "¿Seductor?" pensé. Lo mire y tenia una sonrisa en aquel rostro-Soy Tobias, el sexto hermano-se me acerco y rápidamente me abrazo, lo que me dejo sorprendida-Es genial conocer a mi....-sentí su aliento en mi odio haciéndome sonrojar aún más-hermanita-susurro suavemente. No sabía que hacer, cuando vi que apareció un chico igual a este pero con un lunar en la mejilla izquierda. Se nos acerco, miro al chico y le dio un golpe en la espalda, el chico se separo de mi, este otro lo tomo del cuello de la remera y lo empujo haciendo que caiga al suelo.

-Eres un idiota, Toby. No hay que asustarla-dijo el chico. Me miro manteniendo su sonrisa-Soy Alix, y por cinco minutos soy mayor que este sopenco el que es mi gemelo, soy el quinto hermano-dijo con tono de superioridad.

-Si, claro, hermano-dijo Tobias con sarcasmo.

-Es un placer tenerte aquí...-dijo Alix tomándome de la mano y luego besarla-hermana-dijo mirándome con una sonrisa.

"Creo que vamos a tener que mostrar como soy en verdad" pensé.

-Okay-dije mirando mi maleta y de un tirón soltando el agarre de Alix-Un gusto de conocerlos-dije, tome mi maleta y empecé a subir.

-¿No quieres que....-

-No-interrumpí a Tobias.... Creo. Tome mejor la maleta y empecé a subir escalón por escalón.

-Yo creo que si necesitas ayuda-dijo una voz masculina muy familiar, levante la mirada para encontrarme con nada más y nada menos que Yonathan Willson-Hola.... Hermana-dijo con una sonrisa- ¿Te sorprende de conocer a tu octavo hermano?-Lo mire con cierto odio, pues lo conozco ya que es mi compañero de clases pero no nos llevamos bien por el simple hecho que él es un maldito holganza que ni estudia, mujeriego y estúpido, mientras yo trato de mantener el perfil bajo. Ya habías peleado varias veces y más porque miraba las bragas de mis amigas cuando estaban sentadas en las bancas de gimnasia, pero lo peor que pudo hacer fue jugar con el corazón de unas de mis amigas. Deje la maleta aún lado y lo mire.

-De todos los hombres del mundo, de todos los seres vivientes en el universo, ¿Por qué tú tenias que ser mi hermano?-dije cruzándome de brazos.

-¿Sabes algo? Me pregunto lo mismo. Ahora soy el hermano de la rarita de la clase-dijo. Apreté los dientes con fuerza, sabia perfectamente que odiaba aquello. Lo tome del cuello de su remera y lo estampe con fuerza contra la pared.

-¡Oigan, oigan, tranquilos!-dijo Alix acercándose.

-Miras entres mis bragas y te juro que te quedas sin hijos-susurre entre dientes. Este solo soltó una risita. Lo solté, tome mi maleta como pude, y rápidamente, subí las escaleras, una vez en el pasillo solté un suspiro y seguí mi camino. Pero una puerta se abrió de golpe haciendo que me la diera contra la cabeza-¡Auchus!-exclame colocando una mano en mi frente.

-Lo siento-dijo una voz masculina ronca, unas manos se colocaron en mi frente levanto mi mirada, encontrándome con unos ojos azulados oscuros muy bonitos-No te lastimaste ¿verdad?-pregunto con cierto miedo.

-No, solo es un leve dolor-dije amablemente. Este sonrió y suspiro.

-Soy Henry, el segundo hermano de la familia-dijo manteniendo su cálida sonrisa.

-Amelia Parker-dije estirando mi mano, este miro mi mano, la tomo pero en vez de estrecharla la beso, lo que me sorprendió.

-Un gusto-susurro cerca de mi mano dejando así sentir su aliento. Aparte la mano y tome mi maleta.

-Un gusto-repetí con una sonrisa, seguí mi camino hasta entrar a mi habitación y dejar mi maleta por ahí. Salí de mi habitación a investigar la casa.

Definitivamente es un lugar inmenso. Había como cinco baños, pasillos larguísimos con cuadros hermosos pero raros, eso es lo que mayormente vi. Salí al patio el cual es enorme. Fue ahí cuando me encontró con un chico que estaba cultivando plantas o arreglándolas. Tenia un gran parecidos a mis..... "hermanos". Pero este era rubio de piel casi bronceada. Este levanto la mirada dándose cuenta así de que lo estaba observando.

-Hola-dijo saludándome con la mano. Se levanto de su lugar y se acerco a mi-Vos debes ser Amelia ¿Cierto?-asistí-Es un gran placer conocerte-dijo con una sonrisa que logro contagiarme-¿No te ofende si te digo hermana?-pregunto tímido.

-Para nada, después de todo somos eso, hermanos-dije con una sonrisa.

-Soy Ilias. El tercer hermano-se presento. Parecía amistoso, y ciertamente no me equivocaba. Durante un tiempo largo pudo demostrarme algo que hasta ahora ninguno de los que conocí me demostró, confianza hacia una hermandad. Platicamos cosas de él como también mías. Mis pasa tiempos, sus pasa tiempos. No creí nunca aprender tanto de las plantas en un día, pero con Ilias fue todo muy distinto. Luego de un largo, y grato, tiempo, él se tuvo que ir de urgencia. Resulta que su trabajo es ser decorador de grandes celebridades, y suele que lo llamen muy de repente. Fue una lastima ya que la estaba pasando muy bien con él. Mire las plantas que habíamos plantados, una más hermosa que la otra.

Me levante y entre a la casa, ahora tenía que encontrar uno de los cinco baños de planta baja que antes había encontrado para lavarme las manos y algunas partes de la cara que estaban cubiertas por barro. Por suerte mi ropa estaba intacta.

Más o menos me acorde la ubicación de uno de los baños. Pero al llegar y abrir la puerta me lleve una sorpresa muy vergonzosa. Un chico semi desnudo en el baño, agradezco a Dios y todos los santos que aquel chico llevaba la toalla cubriendo de su cintura para abajo. El chico era rubio, con un cuerpo bien dotado y una mirada clara. Al abrir la puerta los dos nos miramos.

-¡Ah!-grite a los segundos.

-¡Ah!-grito él cubriendo su cuerpo con sus brazos. Cerre la puerta de golpe mientras seguía gritando, él chico no se quedaba atrás hasta que me calle.

-¡Lo siento!-exclame apenada.

-¿Eres Amelia?-pregunto del otro lado.

-Si-dije sintiendo el calor en mis mejillas.

-Soy Scott, soy el cuarto hermano-dijo del otro lado-Lo siento por lo ocurrido-

-No, olvídalo. Fui yo, no estoy acostumbrada a.....-no sabía como seguir la frase.

-¿Los hombres?-pregunto.

-No... La gente-dije casi en susurro. Mire mis manos las cuales aún seguían de tierra.

-¿Qué fue lo que paso?-escuche otra voz masculina, volteo viendo a Alix... o Tobias.

-Emm.... Nada.... Solo..... Emm..... Olvídalo-dije apenada, me di vuelta y a paso rápido me fui en busca de otro baño. Luego de un tiempo pude encontrar otro baño el cual no había nadie. Entre y me dedique a higienizarme-Por Dios ¿Qué es lo que esta ocurriendo?-me pregunte a mi misma por todo aquello. Era todo muy extraño, me reí levemente-Papá, me querías dar una vida normal pero creo que esto es peor que la casa de los locos Adams-dije para mi misma. Luego de terminar de limpiarme bien las manos y el rostro salí del baño para seguir investigando la casa. La tarde se estaba yendo y la noche se estaba acercando con rapidez.

Cuando me di cuenta termine en la cocina. Estoy acostumbrada a una cocina chiquita en donde todo esta al alcance pero aquí.... ¡Es muy distinto!. Es enorme la cocina. Me acerque a la heladera y la abrí. Busque y busque hasta que encontré una lata de refresco. La tome, me incorpore y cerré la puerta de la heladera dejando ver a un chico castaño emo de ojos claros pero a sus vez oscuros.

-¡Por Dios!-exclame cuando lo vi de golpe-¿Acaso me quieres me matar?-pregunte tocándome el pecho. El chico se me acerco, se acerco tanto que temí por momentos que me llegase a besar, pero no, solo tomo mi refresco y susurro.

-Séptimo hermano, Loick..... Amelia-susurro cerca de mis labios y luego se dio vuelta y se fue.

-Creo que si sobrevivo hoy va ser milagro-dije soltando un suspiro hondo. Mire mi reloj de pulsera y salí corriendo de la cocina a mi habitación. En el camino choque con muchos de mis, ahora, "hermanos", hasta casi le tiro las bolsas de las compras a Wes y Mark. Cuando llegue a mi habitación cerré la puerta con seguro, tome mi maleta y la abrí, busque, tire parte de mi ropa y seguí buscando hasta que encontré mi bolsito azul claro. Lo abrí, saco el medicamento en liquido, lo agite un breve tiempo, tome la jeringa, coloque con cuidado la sustancia y luego me la inyecte en la pierna. Desafortunadamente sufro de diabetes..

Cuando me sentí mucho mejor, me levante del suelo, salí de mi habitación y me dirigí a la sala. Si mal no recuerdo aún me falta conocer un hermano más. Al entrar a dicho lugar todas las miradas se posaron en mi "¡Wow!, no sabía que llamaba tanto la atención" pensé.

-Amelia ¿Te sientes bien?-me pregunto Mark al verme entrar a la sala.

-Emm... Si, lo siento si los altere a todos-dije mirándolos figuiendo timidez. Unas manos tocaron mi frente y luego mis mejillas, levanto la vista encontrándome con la oscura mirada de Henry.

-No tienes fiebre, eso es bueno.... Dime ¿Sufres de alguna enfermedad?-pregunto quitando sus manos de mi rostro pero nunca apartando la mirada de mi.

-No es necesario todas esas cosas....-dije acercándome a unos de los sillones mirando a mis..... "hermanos"-Solo me olvide de algo muy importante-dije deteniéndome en unos de los sillones lista para sentarme.

-¡Espera, ahí no!-exclamo Wes pero ya era tarde, me había sentado.

-¡AH!-grito alguien con dolor. Miro y me encontré con un chico castaño claro de ojos color miel mirándome con odie, pero su mirada cambio al verme a los ojos.

-Lo siento-dije parándome rápidamente.

-¿Acaso eres la novia de alguno de mis hermanos?-pregunto sentándose, molesto, en el sillón.

-Ojala-dijo.... creo que Tobias, y creo que Alix le golpeo en la cabeza.

-No seas idiota-dijo molesto.

-Soy Amelia-me presente mirando al chico. Este me miro y sonrió.

-Wow, no sabía que iba a tener una hermana tan linda-dijo con una sonrisa. Me tomo de la mano-Franck, noveno hermano-dijo e intento besarme mi mano pero de un tirón logre soltarme de su agarre.

-Ni lo sueñes-susurre. "Bastante con lo que ya tuve que lidiar hoy" pensé.

-¡Niños, llegue!-escuche una voz femenina. "Mi salvación" pensé. Era Annie.

-¡Mami!-exclamo Wes feliz para luego ir corriendo a los brazos de su madre que entraba a la sala.

-Hola mis bebés-dijo Annie mirando a sus hijos.

-¡Mamá!-exclamaron todos molestos menos el pequeño Wes. Annie poso su mirada en mi y sonrió.

-¡Mamí, mi hermana mayor ya vino!-dijo Wes feliz.

-Ya la vi-dijo con una sonrisa. Se separo de Wes y se acerco a mi abrazándome, dejándome muy sorprendida. Sentí algo, algo bastante nuevo, no sé lo que sea pero era bastante reconfortante. Ella se separo de mi al ver que no le correspondí el abrazo-Pensé que no ibas a venir, tu padre me contó que costo convencerte....-iba a protestar pero ella se me adelanto- Pero entre nosotras, sabemos que esta exagerando-solté una risita, pues Annie tenía razón, mi padre es muy exagerado, y al parecer Annie lo esta conociendo mejor-Y dime ¿Cómo te están tratando tus hermanos?-pregunto con una sonrisa. No podía mentirle, pero tampoco decirle la verdad.

-Emm..... ¡Genial!, nunca me había sentido tan... cómoda-dije nerviosa, sinceramente, mentir no es mi fuerte. Pero Annie parece que se lo creyó..... Parece.

Solo sentía una cosa este día, que estaba demás en esta familia. Cuando llego mi padre los chicos lo trataron, de cierta forma, como si ya perteneciese a la familia mientras yo solo me sentía un bicho raro. La cena parecía muy cálida y familiar pero para mi no, fue muy incomodo y eterno, pensé que jamas acabaría. Mi padre me hacia pregunta de mi día pero muy pocas veces contestaba, él sabe perfectamente que trato de crear una pantalla para que estas personas no se ilusionen.

Cuando la cena termino lo primero que hice fue ayudar a limpiar pero Annie insistió que vaya a descansar, luego de un rato acepte el irme a dormir, mañana empezaría las clases por lo cual no tengo que distraerme mucho. Cuando estaba en el larguísimo pasillo que me llevaba a mi habitación pude ver las puertas de las habitaciones, cada una estaba pintada y decorada por una determinada manera, "Eso expresa la personalidad de uno" pensé mirando aquellas puertas, cuando llegue a la mía note que era blanca, la mire por un tiempo, perdida y sumergía en mis pensamientos.

Entre a mi habitación decidida a dormir.

****

Desperté de golpe con la respiración agitada. Mire a mis alrededores en busca de mi reloj de pulsera, cuando lo encontré solté un bufido, de vuelta me había despertado a las cuatro de la mañana puntual. Me senté en mi cama y solté un suspiro.

Tengo otro pequeño problema aparte de la diabetes, la costumbre de levantarme todos los días de mi vida a las cuatro de la mañana puntual, ni un minuto más, ni un minuto menos. Según mi papá esto ocurría desde que yo era una bebé, por lo cual ya era algo de nacimiento. Nunca pude dormirme y no despertarme a las cuatro de la mañana puntual.

No quería molestar a nadie pero tampoco podía estar encerrada sin hacer nada. Me levante de la cama, me coloque un camisón y salí de la habitación cerrándolo sin hacer ruido. De la forma más sigilosa recorrí el pasillo y baje las escaleras. "Vamos a seguir investigando la casa" pensé con una sonrisa.

Resulta que en la planta baja tiene alrededor de unos siete baños, una enorme cocina, una enorme sala, una oficina, una sala de música, una sala en donde se encuentra una hermosa biblioteca, otra oficina pero más amplia, pasillos largos y por último mi lugar favorito, el salón de baile. Era perfecto, era enorme, muy espacioso, con un espejo enfrente mio y una vista hermosa hacia el jardín.

Miraba el jardín que era iluminado por la luna. Baje la mirada y la dirigui a mi reflejo en el espejo. Me acerque a este coloque una mano en esta sin despejar la mirada en mi reflejo.

-Ya no escaparas. Ya no más.... Ahora vas a mostrarte como en verdad eres.... Amelia-me dije a mi misma.

Recién cuando el reloj marco las cuatro y media de la mañana tuve ganas de dormir, subí hasta llegar a mi habitación, apenas cerré la puerta me tire a la cama a dormir.

-Mañana sera un nuevo día-susurre.

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