Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El regreso de la Cococabra - Bennett

Dejando una estela de fuego a su paso y prendiéndole fuego al césped desde el bosque de piedra hasta la capital, el joven explorador Bennett soportó vientos despiadados, infernales desiertos, escaló hasta el último peldaño de la insufriblemente alta escalera que daba a la Farmacia Bubu. ¿Y qué encontró?

Bennett: Al menos no fue un lobo de sexo dudoso... o Razor, que sería casi lo mismo -murmuró el chico, incorporándose después de arrastrarse cuesta arriba los últimos diez escalones. No cualquiera es capaz de recorrer media nación en cinco minutos.

A como pudo, se incorporó y caminó hacia el mostrador, donde aparentemente no había nadie para atenderlo. A punto de desmayarse, por poco no escucha la dulce voz de una pequeña niña del otro lado de la barra.

Bennett: ¿Uh? ¿Quién está ahí?

La niña se asomó, dejando ver al chico su peculiar sombrero y el sello que colgaba de su cabeza. El rostro de la niña era inexpresivo, por decirlo de alguna manera. Además.

Qiqi: Bienvenido a la farmacia Bubu. No vendemos medicamentos sin receta.

Bennett: Bueno, es que... resulta que un amigo... no sé si realmente somos amigos... el punto es que yo, bueno, estábamos peleando con un mago del abismo y entonces le cayó una montaña encima... ¡Pero está bien! Sólo se rompió un par de huesos, pero... ¡Ah, sí! De hecho, venía aquí para comprar algo de... no estoy seguro qué es, pero es para curar huesos rotos. ¿Tienen algo como eso aquí?

Qiqi: Sí.

Bennett: Entonces... ¿podrías venderme un poco?

Qiqi: No vendemos medicamentos sin receta.

Bennett: ¡Pero mi amigo tiene la pierna rota!

Qiqi: Que le den una receta.

Bennett: ...

Qiqi: ...

Bennett: ¿Por favor?

La pequeña niña ni siquiera reaccionó.

Bennett: Oye, entiendo lo de no automedicarse y eso, pero por favor, Noble va a perder la pierna si no lo ayudamos.

Qiqi: Ese noble... ¿realmente existe?

Tras una breve pausa, Qiqi decidió añadir algo más.

Qiqi: Hay una manera. Puedo cambiarte las hierbas si me traes algo de leche de cococabra.

Bennett: ¡Genial! ¿Dónde puedo encontrar... eh...? ¿Cococabras?


Una eternidad, varios mitachurls y uno que otro dragarto despistado después, Bennett había llegado al sitio donde Qiqi aseguraba que vivía la Cococabra. Agotado y preguntándose si Tartaglia seguiría con vida, Bennett se estiró antes de echarle un vistazo al valle frente a él.

No había señal de cococabra alguna, pero, por otro lado, una chica que no lucía del todo humana se encontraba de pie, ajustando lo que parecía ser una vieja ballesta. Decidido a preguntarle por la cococabra, el aventurero descendió por el barranco hasta alcanzarla. Por lo visto, la tomó por sorpresa, pues aquella bonita chica de cabello azulado y un par de cuernos rojizos que se asomaban sobre su cabeza apenas reparó en su presencia cuando él gritó un amistoso "¡Hola!" al llegar junto a ella.

Ganyu: ¡Aaahh! ¡Vaya, me asustaste! ¿Quién eres, aventurero?

Bennett: ¡Mi nombre es Bennett! -dijo Bennett-. Quisiera hacerte una pregunta, chica kirin - Solicitó el chico, cruzando sus manos al frente mientras la observaba fijamente: en Monstadt, no era común ver personas no-humanas y esa bonita chica parecía ser una de esos seres mágicos de Liyue para los que -en teoría- estaban construyendo aquél santuario.

Ganyu, quien se dio cuenta de que el aventurero llevaba observándola desde que llegó, no pudo evitar ruborizarse y apartar un poco la mirada antes de decirle que podía preguntar lo que quisiera.

Bennett: Verás, hice un trato con una niña con cara de muerta en la farmacia de Liyue que está en la cima de un cerro porque no me quiso vender medicina para los huesos rotos para ayudar a un amigo al que le cayó una montaña encima así que dijo que podía conseguirle un poco de leche de cococabra a cambio de la medicina, pero no sé cómo luce una cococabra o dónde encontrarla y...

Bennett guardó silencio al ver la confusa expresión de su interlocutora, que apenas se permitió parpadear cuando él se detuvo.

Ganyu: La... ¿qué? Espera, ¿hablas de Qiqi?

Entonces fue cuando el pirómano en ciernes se dio cuenta de que no le había preguntado su nombre a la niña que atendía en la farmacia Bubu.

Bennett: Depende, ¿cara de zombi, bajita, con un sombrero enorme y una etiqueta enorme en su frente?

Ganyu: Sí, justo es ella. Verás... ya se lo hemos dicho antes, pero tal cosa como la cococabra no existe. Pero, si tu amigo en serio está en aprietos, supongo que puedo acompañarte yo misma a la farmacia para que nos vendan algo de medicina.

Bennett: No quisiera quitarte tu tiempo, yo...

Y sin embargo, terminaron haciendo el camino de vuelta juntos, con Ganyu subiendo las escaleras que daban a la puerta de la farmacia con bastante agilidad, mientras que Bennett, pese a ser un aventurero experimentado, empezaba a preguntarse por qué no ponían ascensores en Liyue.

Al llegar ambos a la entrada, una pequeña figura saltó del otro lado del mostrador y, al verlos llegar, exclamó alegremente ¡Cococabra! Bennett suspiró: al parecer, tendrían que decirles que la cococabra no era real... extrañamente, eso se sentía como decirle a un niño que Papá Noel no existe.

Ganyu: Hola, Qiqi. Sabes... quisiera saber si puedes darnos un poco de medicina para huesos rotos. En serio la necesitamos.

Qiqi: ¡Cococabra!

Ganyu: Sí, bueno... puedo darte un poco después, ¿de acuerdo? Solo...

Sin darle tiempo a la kirin para terminar la oración, la pequeña Qiqi se dio la vuelta para hurgar entre los estantes de la farmacia hasta volver con un pequeño frasco con un líquido extraño. Después de explicarle a Bennett que no debía bebérselo, sino untarlo sobre el área afectada (si no lo hubiese dicho, él se lo habría dado de beber a Tartaglia cuanto antes), Qiqi le ofreció el frasquito.

Ganyu: Bueno, aquí es donde nos despedimos -sonrió la chica- ¿Eres de los voluntarios para construir el santuario, ¿no? En ese caso, creo que te veré pronto.

Bennett: ¿Eres una diosa? -preguntó él, ruborizándose un poco-.

Ganyu: No, no realmente.

Bennett se habría quedado más tiempo, pero casi al instante, pareció recordar que cierto fatui seguía esperándolo debajo de un risco, con la pierna rota y probablemente, de mal humor.

Eso sin contar que Diluc iba a colgarlos por tardar tanto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro