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Zora paseaba por el reino común viendo los alrededores mientras patrullaba, no era lo que tenía planeado para esa mañana pero había perdido una apuesta con Luck y le toco patrullar, le gustaba ver a los niños corretear y deseaba en un futuro tener sus propios cachorros, pero sabía que no podría por la simple razón que no era un buen omega, odiaba a los alfas tanto como a los nobles que asesinaron a su padre.
-Hola- saludo una voz detrás de él.
-Que hace la princesa por el reino común?- pregunto Zora con burla al ver a la alfa de cabello peliplateado.
-Disfruto de la vista- dijo Nebra acercándose más al omega mientras liberaba sus feromonas.
Zora al notar que la alfa lo estaba marcando con sus feromonas, borrando el olor de Luck.
-Deja de hacer eso- gruño Zora alejándose de la alfa mientras esta se acercaba.
-Acepta ser mi omega, tendrás todas las comodidades que desees- dijo Nebra olisqueando el dulce olor a hiervas del omega.
-Jódete princesa, odio a los nobles... más a los idiotas que como tú, creen que pueden humillar a los omegas- gruño liberando su olor amargo hacía la alfa, alejándose por el callejón.
-Lo arruine- se lamento la alfa pegando su frente a la pared.
Desde que había conocido al omega le había llamado la atención, era lindo y salvaje a la vez, una rareza exótica y lo deseaba, deseaba que él fuera la madre de sus cachorros, pero cuando hablo con Nozel le dijo que solo podía tenerlo como concubina, podía marcarlo, pero no podía dejar que el resto del reino supiera que había marcado a un omega de abajo rango, esto la había desalentado mucho porque significaba que no podía cortejarlo correctamente y de ahí la razón para solo coquetearle, muchos omegas ya hubieran caído a sus pies al ofrecerles todo lo que le había ofrecido a Zora, pero él seguía sin aceptarla sin importar cuanto dinero, joyas o privilegios le ofreciera.
-No importa como, pero serás mi omega- pensó Nebra sacando a relucir sus colmillos.
En la frontera con el Reino Diamante se encontraron los tres omegas de los Toros Negros y el Capitán de las Águilas Plateadas.
-Hemos llegado- dijo Vanessa bajando al omega sin magia de su escoba.
-Gracias Vanessa-Neechan- dijo el omega sonriendo.
-Llegan tarde- gruño el alfa.
-Lo sentimos- susurro Noelle con temor escondiéndose detrás de la pelirosa.
-Nos distrajimos, nada importante- dijo Vanessa tratando de atraer la atención del alfa para que no la dirigiera a sus compañeros menores.
-Como sea, apresurence- ordenó Nozel entrnado a la mazmorra.
-Tranquila no dejare que te haga daño- le susurro Vanessa a Noelle tomandola de la mano.
Nozel vio esto de reojo e imagino a la pelirosa jugando con sus futuros cachorros, tomándolos de la mano, enseñándoles a usar su magia y con el vientre abultado por la espera de sus cachorros, sonrió para si mismo al imaginarlo, pero sabía que lo que haría no era nada justo, solo podía tenerla como una concubina nada más, sabía que la bruja merecía lo mejor y estaba dispuesto a darle todo lo que ella deseara, no le negaría nada cuando aceptara ser su omega, con lo que habia visto sabía que no dejaría que Noelle fuese marcada por alguien que ella no quiere, aún si eso significa venderse a sí misma y puede que se sintiera asqueroso por usar el cariño que se tienen, pero no tenía más opciones porque la bruja le había dejado muy en claro que no sería su juguete personal.
Lo que el príncipe Silva no sabía era que las cosas no eran tan fáciles, al igual que sus hermanos tendría que pasar la prueba de la madre de los Toros Negros y Yami no se las dejaría fácil.
-Wow, esto es sorprendente- dijo Asta viendo las cascadas que habían dentro de la mazmorra.
-Ten cuidado, bakasta- dijo Noelle con su varita en mano.
-Pero Noelle- se quejo Asta cuando la mencionada lo tomo por la parte trasera de su camisa.
-Hay un alfa aquí- dijo Vanessa con el ceño fruncido mientras Rouge saltaba hacia Noelle haciendo que un ataque de rayo callera a su lado.
-Pero si son las zorras de los Toros Negros- dijo uno de los cuatro hombres que tenía tenía cabello negro.
-Así parece hermano- dijo otro de cabello azul.
-Bandidos?- dijo Noelle.
-No lo creo- dijo Asta.
-Quédense detrás- ordenó Nozel creando escudos de plata.
-Tu magia no es nada con la nuestra- se burló un pelirojo lanzando flechas de acero que atravesaron los escudos.
-Capitán- dijo Asta cortando las flechas que faltaban.
-Nido del dragón de agua- invoco Noelle una esfera de agua.
-Atravesaron los escudos de plata... tienen la fuerza de un Capitán, no somos rivales para ellos- dijo Vanessa rompiendo parte de su vestido para detener la sangre del hombro d Nozel.
-N-No puedo comunicarme con la base- dijo Noelle con el comunicador comunicador la mano.
-Quienes son ellos?- se pregunto Asta con el ceño fruncido.
-Tenemos que salir de aquí- dijo Nozel tratando de crear un águila de plata.
-Sus ataques desestabiliza el maná- dijo Vanessa al notar que la plata no tomaba forma.
-Esto es malo- dijo Noelle con dificultad para sostener el nido del dragón.
-Si Finral o Luck estuvieran aquí- dijo Vanessa con molestia.
-Tengo una idea- dijo Asta hacia sus compañeras.
-No harás nada que nos mate, cierto?- dijo Vanessa con una leve sonrisa.
-Ma... él capitán nos matará si morimos- dijo Noelle corrigiendose.
-Confien en mi, Vanessa-Neechan ayúdame con tus hilos para que no me atrapen, Noelle dispara tanta agua como puedas hacia esas rocas- dijo Asta señalando unas rocas que estaban cerca de las cascadas.
-Hai- respondieron ambas omegas.
Nozel se sentía inútil al haber bajado la guardia y estar siendo protegido por tres omegas de la peor orden siendo él un capitán y un alfa.
-Creen que perderemos contra unas perras del trébol?- pregunto con burla el pelirojo.
-Además uno de ustedes está herido y el otro es un inútil sin magia, pero si se rinden bien podríamos dejarlo a él con vida y ustedes tres serian nuestras esposas- dijo el pelinegro.
-Estar con alguien que usa artefactos para aumentar su magia? Por favor Asta no necesita eso y es más fuerte que ustedes- dijo Vanessa moviendo agilmente sus hilos para impulsar a Asta.
-¡Noelle!- grito el peliceniza para que esta hiciera caer las rocas.
Nozel había escuchado muchas cosas buenas de su hermana menor durante el año que llevaba en los Toros Negros, pero nunca la había visto pelear así que al ver que no fallo su disparo le asombro.
-N-No falle- dijo Noelle viendo como los cuatro hombres eran atados con los hilos de Vanessa y Asta tomaba sus grimorios y los artefactos mágicos.
-Buen trabajo, Noelle- felicito Vanessa.
-Los chicos estarán felices de escuchar esto- dijo Asta.
-Ya lo creo- dijo Vanessa.
-Tenemos que llevar al capitán Nozel donde Owen-San- dijo Asta.
-Crees poder llevarnos en el nido?- pregunto Vanessa a Noelle.
-No lo se... Pero lo intentaré- dijo Noelle decidida.
-Es normal que una herida haga que tenga fiebre?- pregunto Asta tocando la frente de Nozel.
-No- dijo Vanessa extrañada.
-Sus feromonas... ellos hicieron algo- dijo Noelle al oler lirios y chocolate.
-Así es, las lanzas tenían un afrodisíaco muy potente, me sorprende que haya tardado tanto en hacer efecto- dijo el hombre peliazul.
Vanessa rápidamente alejo a Asta de Nozel cuando este iba a morder el cuello del mas bajo y lo ato con sus hilos, sabía que no lo iban a detener durante mucho tiempo. Así que busco entre sus cosas los supresores que siempre llevaba consigo por alguna emergencia.
-Tomalos- ordenó Vanessa tratando de hacer que tomara los supresores.
-Esto es malo... muy malo, muy malo- dijo Noelle asustada, recordaba una ocasión donde Nozel había entrado entrado celo mientras la regañaba y la había golpeado en un arranque de furia.
-Noelle ve fuera de la mazmorra y llama a Finral, dile que venga con Charmy o Nero- pidió Vanessa.
Nozel trataba por todos los medios que su parte alfa no tomará el control, el único que podía detenerlo en esos casos era Fuegoleón, no quería lastimar a la pelirosa y menos a los otros dos omegas, Noelle la temía por haber visto su parte alfa cuando era una niña y había perdido en control mientras la regañaba.
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