Levi revisaba unos expedientes, estaba tan concentrado que no se dio cuenta de que Eren lo miraba con una sonrisa en la cara.

Eren: Doctor ¿tendrá un momento?

Levi: Para usted tengo toda la vida, ¿en qué le puedo ayudar?

Eren: Verá tengo algo aquí.

Levi: ¿Dónde?

Eren: Aquí en los labios.

Levi acortó la distancia entre ellos para darle un corto beso a Eren.

Levi: Amor.

Eren: ¿Si?

Levi: ¿Qué tienes ahí?

Eren: Te traje algo de comer, no fuiste a la casa y supuse ni tiempo de salir por algo te dio el día de hoy.

Levi: Eres un ángel, gracias cielo.

Eren: Come.

Cuando el azabache terminó y Eren guardo todo, Levi aprovechó para cerrar la puerta de su consultorio con seguro.

Espero a que el castaño terminará para apresarlo entre sus brazos.

Entre besos y risas la ropa fue sobrando,las caricias no se hicieron esperar así como el vaivén de caderas.

Eren: ¡aaahhh! ¡Levi!

Levi: ¿Te gusta?

Eren: ¡Si! ¡más!

Aumentando el ritmo de las embestidas, Levi sólo pudo ver como Eren con los ojos llorosos y la boca entre abierta se corria, aprovechando el momento terminó sacando aún más gemidos de aquella boquita que tanto le gustaba.

Eren: Amor.

Levi: ¿Si?

Eren: ¿Crees que alguien haya escuchado?

Levi: No, bueno pudiera ser.

Eren: Tonto.

Levi: Así me tienes.

Eren: Vamos a casa ¿Si?

Levi: Lo que mi príncipe pida, vamos.

La pareja caminaba de la mano por las calles, la felicidad de Eren era tan notable  que a alguien no le gustó.

¿Qué tan infeliz tengo que ser para que el universo sea feliz?

Si Steve Aoki abrió la feria ganadera y no fui, mantenme por amor a Shiva.