VIII
No podía negar que Levi era demasiado guapo, y ese porte que demostraba al montar lo tenían embobado.
Levi: ¿Quieres dar un paseo?
Eren: ¿Paseo?
Levi: Si, ven te ayudo a subir.
Con ayuda de el azabache el castaño subió al caballo, cuando estuvo seguro entre los brazos de Levi comenzaron con el paseo.
Eren estaba maravillado, todo era tan hermoso que parecía irreal, se sorprendió al sentir que el caballo paraba y Levi bajaba de el animal.
Levi: Ven quiero mostrarte algo.
Siguiendo al azabache llegaron a un pequeño lago.
Los ojos de Eren brillaban ante lo que veía, Levi no dudo en tomarlo en brazos y llenarle la cara de besos que fueron correspondidos.
Levi: Te amo.
Eren: Mentiroso.
Levi: No miento, te amo.
El azabache guió la mano de Eren hasta su corazón, el castaño pudo sentir el latido apresurado, de la manera más delicada y demandante que pudo junto sus labios de nuevo con los de Levi, las cosas siguieron así hasta que con la mayor de las pasiones y delicadeza se entregaron mutuamente.
El camino hasta su casa lo pasaron entre besos fugaces y palabras de amor, por toda esa tarde y noche no se supo nada de ellos hasta el otro día.
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Cuatro meses de casados y Eren No podía ser más feliz, de a poco Levi había llenado ese vacío que le impedía sentir algo por el.
El amor entre ellos era palpable y envidiable, esa noche mientras celebraban un aniversario más y bailaban al compás de una canción, Levi le canto al oído.
Levi: El color de tus ojos
Despertó mi interés
Y solo tengo ganas de
Verte otra vez.
Eren: Levi.
Levi: Dime que no está prohibido
Quizás me animo y te pido
Verte el sábado
A las diez.
Levi: Y si vez que me sonrojo
Si te burlas no me enojo
Yo solo sé
Que de ti me enamoré.
Eren: Te amo.
Levi: Te amo, eres todo para mi.
Eren: Y tú para mi.
Quien iba a pensar que pronto todo se volvería una pesadilla en la que ninguno deseaba estar.
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