VIII
Mientras los padres de Eren descansaban un poco, el castaño se mantenía atento a lo que el azabache le diría a Petra.
Cuando la chica entró al estudio con una enorme sonrisa, la de Eren se agrando aún más al ver como la mujer lo observaba, y es que el castaño estaba sentado en el regazo de Levi.
Levi: Petra hay algo que quiero hablar contigo.
Petra: ¿Qué es?
Levi: Verás, no puedes seguir viviendo aquí, tu presencia incómoda a Eren.
Petra: Pero ¿Y tú promesa?
Levi: Te irás a la casa cerca de el pueblo.
Petra: Pero...
Eren: Petra, es lo mejor, Levi y yo empezamos nuestra vida matrimonial y es incómodo tenerte aquí, no creo que quieras ver o escuchar algo que no debes.
Levi: Es lo mejor.
Petra: Bien, me voy, iré a empacar.
La chica salió reteniendo el llanto, armó sus maletas, cuando estaba a punto de despedirse de el azabache, pudo ver como este estaba entre las piernas de Eren comiéndose a besos mutuamente.
Salió corriendo cuando escucho un gemido y vio como el castaño desabrochaba la camisa de Levi.
La pareja salió junto a los padres de el castaño para que conocieran el pueblo, mientras caminaban tomados de la mano, Eren se pegó un poco a Levi.
Eren: Me gusta esto.
Levi: ¿Qué?
Eren: Estar así, contigo.
Levi: Me alegra escuchar eso.
Eren: Levi esta noche...
Levi: ¿Quieres?
Eren: Si.
Carla: Se ven tan lindos.
Grisha: Aún están de luna de miel.
Eren: Papá.
Grisha: Espero me den varias nietas.
Levi: Claro que si señor.
Eren: Sólo una.
Carla: Muchas, a las que podamos malcriar, como a ti.
Eren: ¡Mamá!
Por la noche en la comodidad de su habitación, Levi se dejó llevar por las caricias de Eren.
La habitación se llenó de gemidos, ruegos y jadeos por toda esa noche.
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