Levi observaba al castaño llorar mientras empacaba sus cosas, afuera una fuerte tormenta azotaba aquella hacienda en la que ambos intentaron formar su hogar.

Cuando el castaño terminó y salió, el azabache con la poca cordura y fuerza que le quedaban salió tras de el.

Apresar de mojarse por la intensa lluvia fue capaz de ver cómo el castaño subia al auto de aquel hombre que tanto odiaba.

Levi: ¡ESCUCHAME BIEN EREN, NO IMPORTA QUE TAN LEJOS DE MI ESTÉS, QUE TAN FELIZ FINJAS SER, JAMÁS TE PODRÁS OLVIDAR DE MI Y DE CUANTO TE AMÉ. JURO POR DIOS QUE TE VAS A ARREPENTIR!

Los truenos hicieron que el castaño se encojiera en su lugar, sin mirar atrás se fue dejando a aquel hombre con el corazón roto.