LXV
Carla veía con adoración a los tres niños junto a ella, le sonrió a su hijo cunado escucho que Yul lo llamaba.
Carla: Son hermosos mis nietos.
Eren: Lo son, Daella tiene tú mismo color de ojos.
Carla: Es increíble muchachito, ¿esperarías a que tuvieran quince, catorce y trece para decirnos?
Eren: No mamá, jamás fue nuestra intención ocultar la existencia de los niños, pero todo se complicó.
Carla: Ya hablaremos jovencito, ahora sólo quiero recuperar el tiempo perdido con los niños y contigo.
Eren sonrió aún más, le encantaba la manera en la que Carla le hablaba con amor a sus hijos.
Pasaron toda la mañana hablando, Carla no se contuvo en regañar a su hijo al enterarse de todo lo que había pasado, tampoco ocultó lo orgullosa que se sentía al saber que aunque Aelyx no fuera hijo biológico de Eren lo amaba igual que a sus hijas.
Carla: Descansa cariño, yo cuido a los niños hasta que Levi regrese, preparare la tarta de melocotón que tanto te gusta.
Eren: Gracias mami, pero puedes dejar a los niños aquí.
Carla: No, no, queiro estar con ellos, duerme.
Eren asintió, cuando Carla se aseguró que su retoño dormía salió de la habitación.
Al bajar las escaleras se encontró con Grisha, la castaña le sonrió dejando que Yul se acercará a el con cuidado.
Carla: Hola Jaeger.
Grisha: Carla.
Carla: Ayúdame con los niños y platicamos un poco, ¿qué dices?
Grisha: Encantado.
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