Capítulo 7: Segunda clase
Taehyung.
Jungkook era molesto, irritante y tan torpe que a veces daban ganas de golpearlo, pero admitía que lo que tenía de fastidioso lo tenía de bueno.
Sin embargo, no estaba en este lugar para apreciar su belleza sino para enseñarle sobre sexo. Y para limpiar y juntar ropa interior de dudosa procedencia, pero mejor ignoremos esa parte.
Coloqué mis manos a los costados de su cintura y sentí a Jungkook ponerse nervioso por mi cercanía mas no dijo nada. Miré sus labios entreabiertos que me llamaban a probarlos.
–Podríamos empezar con un beso.
Él me observó dudoso.
–¿E-es necesario besar para tener sexo?
–No, pero es un buen juego previo.
–¿Juego previo? –Inclinó su cabeza a un costado, confundido.
–Lo que debes hacer antes del sexo para estimular a la otra persona. Pueden ser besos, caricias o toques.
Tomé más distancia, quedándome a centímetros de su cuerpo, todavía sin tocarlo. Quería comprobar que no me estuviera propasando con él, leyendo sus gestos.
El aroma de Jungkook era un deleite: una extraña mezcla entre jabón y colonia masculina. Me resultó tan agradable que no pude evitar indagar en su cuello con mi nariz, lo que claramente causó que el chico se estremeciera.
Apenado por mis acciones, bajé mis brazos y me aparté.
–Está bien, quizás esto es mucho para ti.
Cuando estaba a punto de irme, Jungkook me tomó del brazo. No entendía muy bien que era lo que hacía hasta que sentí sus labios chocar contra los míos.
Abrí mis ojos, sorprendido por el repentino beso, pero no tardé en seguirle el juego, moviendo mi boca sobre la suya. Lo agarré del cuello, guiando el ritmo del beso, ya que Jungkook, como lo percibía, al no tener mucha experiencia, me seguía de una manera torpe y descuidada. Tanto así que en repetidas ocasiones rozó sus dientes con los míos.
Pero no me importaba, no cuando sentía el calor de su cuerpo contra el mío, no cuando escuchaba cada uno de sus jadeos, no cuando lo tenía tan ansioso por dejarse llevar y satisfacer su curiosidad.
Mi boca devoraba a Jungkook con ganas y mi lengua se abría paso, probando todo de él. Saliva se escurría por nuestras comisuras y el aire era insuficiente, pero el dulzor de esos labios tan suaves me mantenían unido a él.
Mi cuerpo estaba incendiado de placer y mi mente nublada solo pensaba en sentir todo de Jungkook. Me costó mucho volver a la realidad y recordar que esto no era uno de mis encuentros de una noche y que Jungkook no era una de mis conquistas. Sin embargo, lo hice cuando al morderle el labio inferior con fuerza, Jungkook se separó con una expresión adolorida.
–Perdón –murmuré al notar que su labio goteaba sangre.
Pensé que me mandaría a la mierda, no obstante, contrario a eso, formó una sonrisa.
–Está bien, me gustó.
–¿De verdad?
–Sí, ¿puedo hacerlo yo?
Asentí y Jungkook unió mi boca con la suya en un beso lento antes de tomar mi labio entre sus dientes y estirarlo de una forma demasiado sensual.
Oh, mierda. Solo pido que no se me pare. Me vería muy virgen, aún más que él.
Continúe besándolo y acariciando su cuerpo. Llevé las manos de Jungkook a mis caderas y me apreté contra su pecho. Mi mano fue a parar a sus abdominales, sin embargo, cuando quise bajar, Jungkook se sobresaltó y me detuvo.
–Fue demasiado por hoy –dijo de manera atropellada.
En seguida, Jungkook se apresuró a sentarse en la banca, manteniendo su respiración agitada. Lo inspeccioné, cruzado de brazos.
–¿Pasó algo?
–N-no nada.
Negué con la cabeza y me senté junto a él.
–Eres pésimo mintiendo –Me preparé para adquirir un tono más suave– .Sabes al principio pensé que eras así de reservado porque eras tímido, pero por la forma tan repentina en la que reaccionas me hace pensar que hay algo más, ¿estoy en lo cierto?
Jungkook asintió, mientras su mirada estaba fija en el piso.
–Puedes contarme si quieres –Lo animé.
Presentí que se negaría. Vamos, era un completo extraño para él y entendía que no deseara compartir sus experiencias personales conmigo, sin embargo me impresionó al escucharlo hablar en voz baja:
–Fue cuando tenía quince. Unos chicos de mi escuela iban a dar una fiesta en casa de uno de ellos y nos invitaron a Hoseok y a mí, lo cual nos sorprendió porque no éramos muy populares en ese entonces.
Quise decirle que ahora tampoco, pero me contuve.
》Hoseok les dijo que no iríamos, pero yo a último momento pensé en la idea de hacer nuevos amigos y salir de mi zona de confort, así que decidí ir. Pero cuando llegué no era una fiesta sino que habían invitado a varias chicas de la clase para tener relaciones sexuales. En fin, pasé la noche intentando actuar como ellos hasta que llegó un momento en que me encerraron en una habitación con una de ellas. Lo habían planeado todo porque yo le gustaba a esa chica. Nos besamos y desvestimos, pero cuando llegó el momento no pude. Fue tan vergonzoso.
》Y cuando salimos de la habitación todos nos estaban esperando para felicitarme, pero al ver la expresión decepcionada de la chica supieron que yo no lo había hecho, así que todos se rieron de mí y estuvieron burlándose y llamándome con apodos horribles hasta que terminé el bachillerato. Se lo conté a Hoseok en ese entonces, pero él me dijo que simplemente lo supere y quizás tenga razón. Fue una tontería.
Por un segundo, me identifiqué con su dolor, y sin pensarlo, apreté su mano con la mía, a modo de consuelo.
–Nada de eso es una tontería. Fue tu primer encuentro íntimo y siendo tan joven, es normal que te cueste superarlo.
–Quizás tengas razón, ¿pero nunca has sentido que las etiquetas que te imponen te afectan tanto que terminas por creer también en ellas?
¿Kim Taehyung? Lo único que sabe hacer es sacarle provecho a su cuerpo.
¿Cuánto cobrará?
Su familia debe estar tan avergonzada de tener un hijo como él.
¿Quién podría ser amigo de alguien así?
Me quedé en silencio, pensando en todas las cosas que decían sobre mí.
Siempre. La respuesta es siempre, Jungkook.
Jungkook levantó su mirada y alzó sus cejas al ver nuestras manos juntas. Al percatarme de esto, en seguida la solté como si él tuviera varicela.
Aclaré mi garganta, decidido a cambiar de tema.
–¿Y por eso tienes todo este drama con tu primera vez?
–Sí, quiero ya haber superado todo esto para cuando esté con Yo... –Aplanó sus labios– , con dicho sujeto.
Sigue sin querer decirme el nombre de su chico soñado, ¿eh?
–Tranquilo, avanzaremos a tu tiempo para que no te sientas presionado. Solo recuerda que no tienes porque ser igual a los demás. El sexo es una experiencia diferente para cada persona.
–Entiendo –Sonrió– .Gracias por tus consejos. Serías un gran psicólogo.
–¿Sería? Más bien seré.
–Cierto, casi lo olvido. ¿Es verdad que estudian psicología porque les gusta el chisme?
Me llevé una mano al pecho, fingiendo indignación.
–Me ofendes, me gusta ayudar a las personas con sus problemas y... si me entero de cosas jugosas pues mejor.
Aquello causó que Jungkook riera y por primera vez, su risa no me pareció tan irritante. El ambiente se había vuelto inesperadamente cálido, pero el sonido de la puerta siendo golpeada nos obligó a callarnos.
–¿Quién está ahí?
¡Carajo! De tanto bla bla me había olvidado de adonde nos encontrábamos.
Nos miramos y supimos que estábamos en problemas. Jungkook tenía sus labios hinchados y rojizos, clara evidencia de que nos habíamos estado besuqueando. Y era muy probable que yo luciera igual o peor que él.
Otro golpeteo.
–¡Mierda, creo que es el entrenador! -Jungkook se levantó de un brinco y señaló su casillero- ¡Escóndete ahí!
Le hice caso y más rápido que el viento, me encerré en el minúsculo sitio.
–Iugh -Hice una mueca de asco- ¿Hace cuánto no lavas tus calcetines?
–Deja de quejarte -Me reprochó.
Justo en ese momento escuché a Jungkook abriendo la puerta y poniéndole mil excusas al entrenador sobre porque había tardado tanto. Le dijo que no le gustaba bañarse junto a los demás porque le agarraban impulsos gay, solo San Pedro sabrá que significaba eso. Lo positivo, fue que el entrenador creyó su mentira y le dio diez minutos para irse antes de que cerraran el gimnasio.
Esperaba que en el sexo fuera mejor que mintiendo.
Apenas escuché al entrenador irse, Jungkook se acercó a la zona de los casilleros, mientras yo rogaba por aire puro.
-Emm, ¿Tae?
-¿Si?
-¿Recuerdas que no sé abrir mi taquilla?
-Mierda -mascullé.
-Tranquilo, solo le daré un golpe.
Sentí el sonido del metal retumbar contra mis oídos, lo cual fue en vano porque la maldita puerta no se abrió.
–¿Por qué mejor no dices ábrete sésamo?
–Iré por algo para sacarte, solo no te vayas -Me suplicó.
–¿A donde podría ir?
Jungkook soltó una risita.
–Cierto, ya vengo.
Sus pasos se alejaron de apoco y yo jadeé, cansado.
¿Cómo alguien con esa cara de hadita mágica podía causar tantos problemas?
Sin duda, Jeon Jungkook era todo un caso, así que a excepción de las clases, debía mantenerme alejado de él.
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