Capítulo 5: Amor platónico
Jungkook.
–Entonces, ¿no lo follaste? –Hoseok me interrogó mientras se sacaba la camiseta.
No tenía que ser un adivino con una bola magica para saber que se refería a Taehyung.
–Aún no –respondí más concentrado en quitarme los zapatos.
Hoseok meneó la cabeza con expresión de "¿Qué hago con este niño?
–Si sigues así vas a seguir perdiendo tiempo y dinero.
–Sabes que el dinero no es un problema para mí –dije con desinterés.
–¿Y qué hay de Yoongi? ¿No crees que será un problema si se entera de tu plan?
–No hay forma de que se entere, tranquilo.
La mueca en el rostro de mi mejor amigo me hizo saber que prefería ignorar mis palabras y continuar desvistiéndose. Me conocía, cuando algo se me metía la cabeza, no había fuerza sobrenatural capaz de hacerme cambiar de opinión.
Sentado en una banca, visualicé mi alrededor encontrándome con la misma escena de todas semanas: los chicos del equipo solían pasearse semidesnudos sin ningún tipo de vergüenza y aunque al principio me costó acostumbrarme, ahora lo veía como un hecho considerablemente normal. A fin de cuentas, todos éramos hombres y teníamos lo mismo.
El aroma de los vestidores tampoco era muy agradable para mí, aún más teniendo en cuenta mi sensibilidad a los olores, sin embargo, nuevamente era algo que estaba dispuesto a soportar.
Sólo por él.
Yoongi entró por la puerta de los vestidores, lo que provocó que el aire se quedara estancado en mis pulmones. Relamí mis labios, observando la maravillosa forma en que caminaba. Se movía despreocupado, como si no pesara nada. ¿Cómo lograba verse tan bien únicamente caminando?
Me convertiría en una cámara solo para poder capturar su belleza.
No me alcanzaban las palabras para describir a Min Yoongi. Era simplemente perfecto para mí. Mis ojos se endulzaban cuando lo tenía enfrente, mis oídos se embelesaban con el sonido de su voz y ni hablar de la forma en que reaccionaba mi cuerpo. Solo diré que mi enamoramiento tomaba el control, volviéndome un saco de hormonas andante.
Yoongi se dirigió a su casillero para extraer del mismo su ropa. Probablemente no veía la hora de ducharse, aunque yo suplicaba por seguir observándolo. Lucía tan sexy con su cabello color menta mojado por el sudor y su piel blanca brillando como si de un vampiro se tratase.
Puedo ser tu Bella cuando quieras, papucho.
El golpe que me dio Hoseok en la cabeza me trajo de vuelta a la realidad.
–Oye, sé que te gusta, pero disimula un poco –susurró.
–No lo estoy mirando –Me hice el desentendido.
–Vamos, estoy seguro de que le escaneaste hasta las uñas del pie –Señaló a Yoongi con su cabeza– .Acércate.
–Ya te lo dije, tengo un plan.Me aseguraré de que ganemos el próximo torneo, iré a la fiesta de celebración, me acercaré a Yoongi para felicitarlo y beberemos juntos. Bailaremos toda la noche, y cuando llegue el momento, nos miraremos, él me sostendrá la cara y nos besaremos –Suspiré en un estado de ensoñación.
–Has pensado mucho en eso, ¿no?
Asentí con una sonrisa.
–Bueno, siento arruinar tus planes de puberto enamorado, pero sé está acercando y creo que viene hacia ti.
Negué con la cabeza, incrédulo. A Hoseok siempre le gustaba bromear conmigo.
–Já, já muy gracioso.
–Hola, chicos.
Una voz resonó detrás de mí y madre mía, podría reconocer ese bello sonido hasta si fuera en ruso.
Era la voz de Yoongi.
Me quedé helado, mi mirada abrazaba el suelo evitando a toda costa tener contacto visual con mi crush. No quería morir joven de amorfobia o lo que sea que tuviera, que me impedía comportarme como una persona normal con su amor platónico.
–Jungkook, ¿puedo hablar contigo un segundo?
Hoseok me miró con sus ojos abiertos y yo intenté procesar las palabras de Yoongi.
Jungkook, ese nombre se me hacía conocido.
¡Carajo, era yo!
–Mmm -Fue todo lo que dije.
Seguidamente, Hoseok tomó sus cosas y se marchó a unos metros. Claro, sin dejar de voltear la cabeza como si no quisiera perderse ni un segundo de su drama favorito.
–Jungkook, estuviste increíble allá afuera –me aseguró Yoongi– .La verdad me sorprende que para alguien que recién empieza tengas esas habilidades.
Lo único que escuchaba era bla bla bla, mientras me perdía en su cálida sonrisa. Él olía a menta, amaba la menta.
–Mmm.
–¡Así que te tengo maravillosas noticias! Como Mark se transfirió a Busan queremos que dejes la banca y ocupes su lugar en el torneo.
¿Eh? ¿En serio dijo lo que dijo? ¡Qué lo repita en inglés, francés, hasta en chino si hace falta!
Tragué saliva y dije lo único que salió de mi boca:
-Mmm, sí.
Alguien que me abofeteé, es lo único que pido.
Sentí un remolino en mi pecho y un montón de mariposas resurgir desde mi estómago cuando Yoongi apoyó su mano en mi hombro.
Repito, su mano en mi hombro. Sus largos, extensos y perfectos dígitos en mi insignificante hombro.
–Te prometo que haremos un gran equipo.
¿Hola? ¿Sigo vivo?
No puedo creerlo. Realmente es Yoongi, es real, es táctil. No es mi imaginación.
–Mmm.
Agradecía que el sudor que había segregado en el entrenamiento camuflara lo mucho que sudaba por los nervios. El Río Han no era nada comparado con mis pantalones.
–¿Estás bien? –Yoongi se extrañó al notar que ni siquiera pestañaba.
–S-si, g-gracias, t-tengo que irme.
En un rápido movimiento me quité a Yoongi de encima y cuando lo tuve lejos me permití respirar de manera apropiada.
Sonreí al acercarme a Hoseok.
–Creo que lo sobrelleve muy bien.
Hoseok meneó su cabeza y aconsejó:
–Dile a Taehyung que las clases sean intensivas.
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