Capítulo 3: Fuerte atracción
Taehyung.
"¿Ese es Kim Taehyung?".
"Oí que se acuesta con un tipo diferente todos los días".
"Es guapo, pero se ve tan presumido".
Sonreí al escuchar los mismos susurros que solían hacer los estudiantes cuando caminaba por los pasillos de la universidad. Mi corazón se agitaba eufórico al tener tanta atención puesta en mi figura.
No podía afirmar si me gustaba o me disgustaba lo que pensaran de mí, simplemente era algo a lo que me había acostumbrado y que, en cierta parte, me divertía. Algunos de verdad exageraban con los rumores y hacían parecer a mi vida más interesante de lo que realmente era.
"¿Es cierto que se acostó con más de siete chicos al mismo tiempo?".
Terminé de hidratarme tomando agua del bebedero y me di vuelta enfrentando al par de chicas que me miraban de reojo.
-De hecho fueron diez -Las corrijo con una expresión divertida- .Aunque al último lo contaría como dos hablando de tamaños -Indiqué aquello con mis dedos.
Las señoritas me miraron extrañadas y algo perturbadas para luego irse prácticamente corriendo. Me resultaba tan sencillo fastidiar a la gente que, de hecho, si pagaran por hacerlo sería el trabajador más motivado.
Formé una sonrisa y visualicé la hora en mi reloj. Mi clase empezaba en cinco minutos así que me puse en marcha. En el camino, un que otro chico me saludaba y yo analizaba los zapatos que traían puestos cada uno, me guiaba principalmente por estos para saber si eran dignos de mi interés o no. Sin embargo, ninguno merecía la pena a menos que fueran para invitarme un hot dog en el parque así que mientras tanto decidí descartarlos.
En el salón, me senté en la parte de atrás como de costumbre, ya que al estar los asientos ubicados de manera ascendente, se me permitía tener una buena vista de la clase.
Perdido en mis pensamientos, no sé porque mis manos curiosas fueron impulsadas a sustraer mi teléfono de mis bolsillos y buscar aquel nombre que resonaba en mi cabeza. Lo encontré de inmediato pues al parecer era una figura muy destacada y admitía que entendía la razón: Jeon Jungkook no estaba nada mal.
Deslicé mi dedo por su perfil de Instagram y reconocí que en cada foto lucía mejor que en la anterior. Sin duda, era el tipo de chico que me ligaría en una discoteca y usaría toda la noche para satisfacer mi sed de lujuria y codicia.
No obstante, se notaba por sus fotos en diferentes viajes a Europa y en restaurantes de renombre, que tenía dinero, demasiado dinero. Y la verdad me daba un poco de desconfianza. ¿Cómo un chico así todavía podía ser virgen? Cualquiera que lo viera pensaría que cada noche había un desfile de chicas saliendo por su puerta.
No lo entendía, y sinceramente no deseaba quemar mi cabeza haciéndolo. En tanto me diera lo que había prometido, el chico podía escupirme en la cara si así lo deseaba.
Mientras perdía mi tiempo recaudando información sobre mi nuevo cliente, el salón de clases rápidamente se llenó de estudiantes que suspiraban aliviados al llegar por fin a su destino. No los culpaba, la universidad parecía un laberinto. El reloj marcaba las seis y el profesor de Psicología forense aún no daba señales de vida. Já, ¿y si había tenido un accidente? Eso sería irónico.
Probablemente, esta era la mejor oportunidad para disfrutar aunque sea un momento de paz y relajación de los que rara vez podía admitirme, sin embargo, teniendo a Park Jimin como compañero, ni eso tenía permitido.
-¿Investigando sobre tu nueva presa?
Jimin se asomó desde su asiento a fin de obtener una mejor vista de la pantalla, pero la velocidad de mis reflejos se lo impidió, consiguiendo guardar mi teléfono debajo de la mesa.
-¿Fastidiando como de costumbre? -devolví con un deje de irritación en mi voz.
Me volteé encontrándome con la sonrisa danzante del chico. Jimin era el tipo de chico que desbordaba un aire intelectual con su cabello rubio peinado y anteojos de color negro. Quizás si no lo conociera y lo visulizara en alguno de los pasillos pensaría en que la única palabra para describirlo sería tierno, pero lo conocía y la única palabra que se me venía a la cabeza cuando se me ponía enfrente era imbécil.
-Sólo digo, ¿no te cansas de follar acaso? ¿O ya eres consciente de que aquello es para lo único que eres bueno?
Sabía lo que hacía, quería ponerme los nervios de punta y yo claro que conocía lo que debía hacer: ignorarlo.
-Te diría lo mismo, ¿pero cuando fue la última vez que estuviste con alguien? ¿A caso recuerdas como se utiliza lo que tienes allí abajo?
Esto pareció sacudir el buen humor de Jimin, ya que sus facciones aniñadas se volvieron firmes. Bueno, en mi defensa yo no era un osito indefenso al que podía fastidiar. Si alguien se metía conmigo, tenía derecho a sacar mis garras.
-No necesito un hombre para satisfacerme.
-Y por favor no lo busques porque habría la posibilidad de que te vuelvas menos insoportable y ya no te reconoceríamos -Mostré una fingida expresión de dramatismo.
-Oportunista -me insultó directamente.
-Bufón.
-Descarado.
-Rubio teñido.
Me volteé sonriendo con dicha al haberlo dejado boquiabierto y rogando porque le entrara una mosca.
-¡Mi cabello es natural!
Contuve una carcajada.
-Si como tu horrenda...
La entrada del profesor Song interrumpió la tensión entre nosotros.
-Buenas tardes, chicos -saludó- .Siento el retraso.
Al tiempo que el profesor hablaba sobre algunas normativas legales, Jimin desde atrás estiró su cuello para susurrarme:
-Esto no quedará así.
Rodé mis ojos hastiado de su actitud y de nuevo retuve las ganas de preguntarle cual era su maldito problema conmigo.
Apenas puse un pie fuera del salón, le envié un mensaje a Mingyu, un tipo que conocí en un bar, a fin de cancelar el encuentro que teníamos programado para más tarde. Lo hice con todo el pesar del mundo, ya que no sólo perdería a un hombre sexy con el cual pasar la noche, sino tambien una cena gratis.
¡Una cena gratis!
Aunque claro primero en mi lista de prioridades siempre estaba el dinero y eso lo había dejado muy en claro al haberme humillado aceptando el trato de Jungkook.
Clases de sexo, ¿es enserio? ¿Qué tenía en la cabeza ese chico?
Como si mis pensamientos lo hubieran llamado, al traspasar la salida que daba al estacionamiento me encontré con la figura del mismo. Jungkook jugaba a atrapar sus llaves, mientras que con su boca saboreaba una paleta de uva. Aplaneé mis labios para no reírme cuando un grupo de animadoras camino junto él provocando que casi se cayera del susto.
Creo que ya le notaba lo virgen.
Sin más, enrollé las mangas de mi camisa, mientras me acercaba. Agradecía que el estacionamiento se encontrara despejado salvo por el que parecía ser el auto de Jungkook. Un Mercedes Benz, claro que tenía que ser un Mercedes Benz.
Literalmente, todo lo que pertenecía al chico gritaba dinero excepto por su ropa: camiseta negra y vaqueros desgastados. Y sí, me causaba gracia, que hablando de estilos yo parecía ser más alguien de clase alta que él.
-¿Qué hay, niño? -saludé cuando me puse delante suyo.
Jungkook formó una sonrisa que le iluminó la cara en cuanto me vió y aunque admitía que me fastidiaban un tanto las buenas energías que transmitía, lo dejaba pasar porque... tenía una sonrisa bonita. Sus dientes delanteros sobresalían lo que la volvía un tanto adorable.
-¡Hola! -Jungkook alzó su mano, pero enseguida pareció arrepentirse del entusiasmo que demostraba- .Eh, quiero decir, hola.
Intenté lucir desinteresado aunque su actitud me pareciera divertida. De verdad, cuando me había hecho la propuesta no sabía si reír de lo loco que sonaba o de sus expresiones de animalito nervioso.
-¿Te hice esperar mucho?
-Sólo unos minutos, me preocupaste un poco, pero no importa. Por cierto, te compré esto -Jungkook sacó de su bolsillo una paleta de fresa- .No sabía que sabor te gustaba, planeaba comprarte todos, pero tampoco sabía si te gustaba el dulce así que me decidí por este...
-Detente -Alcé mi mano pausando su palabrería- ¿Eres así siempre?
-¿Cómo?
Irritante, molesto, chillón.
-Tan efusivo.
-Sí, de hecho mi mamá cuando era pequeño me llamaba conejo porque solía saltar por todas partes. Odiaba quedarme quieto.
Jungkook soltó una pequeña risa infantil y yo me esforcé por no poner mis ojos en blanco. Si iba a hacer esto debía tener más paciencia, contagiarme de su actitud positiva y bajar mi instinto asesino.
Piensa en el dinero, sólo en el dinero.
-Está bien... ¿Entonces puedo llamarte conejito? -Sonreí con burla.
El ridículo apodo causó un sonrojo en sus mejillas logrando la reacción que esperaba y me hizo pensar que tal vez no iba a ser tan aburrido involucrarme con un virgen inexperto.
-Sólo dime Jungkook.
-Okay, Jungkook -remarqué su nombre- .Mira, lo diré simple y claro, si quieres que esto funcione deberás respetar tres reglas muy simples.
-Si lo que sea. Estoy muy feliz de que hayas aceptado, lo que digas lo haré -aclaró de manera atropellada.
Ya entendía porque parecía no hablar mucho al principio, su voz era irritante.
Negué con la cabeza y tomé aire dispuesto a soportarlo quien sabe hasta cuando.
-Regla 1.
-Espera, ¿debería anotarlo o...
El chico sacó a la velocidad de la luz una libreta y un lápiz de la mochila que traía consigo.
-Primero, tendremos las clases cuando yo quiera, donde yo quiera, cuando me plazca, ¿entendido?
Él asintió al tiempo que escribía apoyándose en el aire.
-Segunda regla, deberás hacer todo lo que te diga sin oponerte. Si hay algo que te disgusta házmelo saber, pero yo siempre tendré la última palabra. No seremos cariñosos, ni nos veremos más allá de lo que involucra nuestro trato y por último, aclaro desde este momento que no quiero ser tu amigo.
Mi tono estaba cargado de seriedad, esto no era un juego para mí. Era tiempo valioso que podía estar invirtiendo en trabajo o cosas más placenteras.
-Estoy seguro de que esas fueron más de tres -señaló.
-No importa la cantidad sino que las tengas muy presentes. Si irrespetas algo de esto...
-Termina nuestro trato -completó.
Asentí conforme.
Jungkook guardó la libreta y devolvió la mochila a su hombro. La risilla que emitió en ese instante me llamó la atención.
-¿De qué te ríes?
-Es curioso, pensé que dirías algo como que no nos enamoráramos el uno del otro.
-No creo que haga falta aclararlo, aunque yo sea el tipo más guapo y perfecto de la universidad tú ya tienes sentimientos por otra persona.
-¿Y tú? ¿No crees poder enamorarte de mí? -Jungkook se burló con una expresión juguetona.
-Yo no siento esa clase de sentimientos por nadie, así que puedes quedarte tranquilo.
Jungkook elevó sus cejas un poco cohibido por mis duras palabras, pero decidió no objetar nada. Sin tiempo que perder, ambos conducimos rumbo a su casa en silencio y resultaba mejor así.
Nunca me enamoraría ni de Jungkook ni de nadie. Eso lo tenía muy en claro.
Primero que nada siento la demora en mis actualizaciones, la universidad requirió mucho más tiempo del que pretendía. De igual modo esta historia es mi prioridad y espero que les esté gustando.
Los quiero ♡
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