〔𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈: 𝐑𝐄𝐔𝐍𝐈𝐎́𝐍 𝐃𝐄 𝐄𝐌𝐄𝐑𝐆𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀〕

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Paz.

Era lo único que podía percibir en aquel momento. La brisa golpeaba sutilmente mi rostro mientras mis manos se deslizaban entre la hierba de aquel campo.

— ¿Faith? —escuché la voz de mi madre a mis espaldas.

Volteé a todos lados tratando de encontrarla, pero me estaba completamente sola en aquel sitio.

— ¡Faith! —escuché la voz un poco más lejos.

— ¿Mamá? —alcé un poco mi falda con la intención de atravesar más rápido el campo hasta que de un momento a otro las hierbas crecieron a un tamaño descomunal obstaculizándome el paso.

Miré a todos lados en busca de alguna herramienta que pudiera ayudarme a quitar aquel herbaje, y a unos pasos de mí logré visualizar la empuñadura de una espada similar a la del equipo de maniobras.

Caminé hacia aquel sitio con la intención de tomar la espada, pero a mitad de camino sentí como aquella zona se desmoronó haciendo que cayera en un enorme charco de sangre. Cada segundo que trascurría era realmente inquietante, quería salir de allí lo antes posible pero mis intentos se veían frustrados ya que cada vez que intentaba subir a la superficie me iba más al fondo.

Es inútil. Ríndete. Me dije a mi misma.

Justo en el momento que dejé de nadar sentí como me tomaron de ambos brazos sacándome por completo de aquella laguna.

—Pelea, Faith —escuché la voz de Eren.

— ¿Qué?

Me tomó con fuerza de la mandíbula para que lo viera directamente al rostro.

— ¡Pelea, maldita sea!

Inmediatamente abrí mis ojos percatándome que todo había sido un sueño.

— ¡Jean! —escuché la alegre voz de Armin— ¡Faith despertó!

—Ya era hora... —bufó.

Estaba algo mareada, pero con ayuda del rubio me senté en la cama.

— ¿Estás bien? Te ves algo pálida —expresó con algo de preocupación. Se colocó de pie para servirme agua en un vaso de cristal, y una vez que me lo acercó, volteó a la esquina donde se encontraba Jean con los brazos cruzados sobre su pecho— Deberías notificarle a la comandante que Faith despertó —sugiere Armin.

Sin decir nada más, Jean giró sobre sus tobillos y salió de la habitación dando un portazo.

— ¿Qué le ocurre? —fruncí mi entrecejo.

—Todos nos hacemos la misma pregunta —se sentó en la orilla de la cama mientras sus manos reposaban sobre sus muslos.

Bebí de aquel vaso como si no hubiese bebido nada en al menos una semana. Sentía que la manera en la Armin me miraba era una forma de descifrar lo que había ocurrido en el calabozo sin tener la necesidad de preguntar.

— ¿Qué ocurrió allá abajo? —preguntó al cabo de unos segundos.

—Se salió de control y me ahorcó hasta que me desmayé.

Un vago recuerdo volvió a mi mente; sus ojos esmeraldas parecían tener un brillo sin igual en medio de la oscuridad. En aquel verde intenso se veía reflejada su furia y su temor, era curioso la manera en la que su mirada había penetrado mis pensamientos.

Antes de que Armin pudiese formular cualquier palabra para continuar con nuestra conversación en busca de saciar su curiosidad, la puerta se abrió de golpe y alcancé a ver nuevamente a Jean.

—Hange no está en su despacho —manifestó mientas se apoyaba en el marco de la puerta—, pero dejó a Connie para decirnos que asistiría a una reunión de emergencia que organizó Zackly, sabes algo de eso, Armin?

—Desde hace un par de semanas estaban por determinar la fecha del juicio de Eren, sin embargo, hemos tenido que ocuparnos de otras cosas por lo que le restamos atención a ese asunto hasta que ocurrió el incidente del día de ayer —explicó—. No es como que me agrade ser parte de quienes decidirán la manera en la morirá un viejo amigo, pero no podemos hacer nada al respecto. —agregó con algo de melancolía.

En ese momento supe que tenía que pararme de la cama. No quería quedarme allí, necesitaba ir a esa reunión.

Sin pensarlo dos veces coloqué el vaso sobre la mesita de noche. Con ambas manos me impulsé hasta la orilla de la cama y en el momento que me coloqué de pie sentí como mi cabeza daba vueltas por lo que caí de rodillas al suelo.

— ¡Faith! —grita Armin alarmado e inmediatamente corre para auxiliarme— ¿Estás segura que no quieres quedarte a descansar? Estás muy débil.

—Armin... —levanté la cabeza para verlo mejor— he pasado por cosas peores.

El chico de cabellos rubios intentó convencerme de que me quedara, pero hice caso omiso a su petición. Estaba consciente de que no estaba en las mejores condiciones para asistir a aquella reunión, solo que algo me decía que tenía que asistir sí o sí.

[...]

—No es la primera vez que hablamos de Jaeger —dijo Zackly.

Apartó los papeles hacia un lado mientras que con su mano libre se quitó los anteojos mostrando una expresión de cansancio y exasperación.

—Lo sé, he leído el informe al menos unas quince veces y finalmente he tomado la decisión de apelar contra la fecha del juicio.

Todos voltearon a ver a Hange como si hubiese perdido la cabeza. Sin embargo, ella se veía muy segura de sí mima.

—Tengo entendido que Eren ha sido señalado como un peligro inminente para la nación, ¿por qué el afán de querer alargar su vida?

Hange explicó detalladamente por qué deberían de darle más tiempo para investigar las cualidades de titán que Eren había adquirido con el paso de tiempo ya que sentía que sería un avance muy grande para la humanidad. Todos parecían estar inquietos ya que el muchacho de ojos verdes era amenaza para todo Paradise y temían de que en cualquier momento el utilizara su capacidad para destruir todo a su paso aunque se desconocía lo que el joven Jaeger quería lograr.

— ¿Cuánto tiempo pides?

—Ocho semanas.

— ¿Estás demente? —rechistó Nile— ¡Ese imbécil podría asesinarnos en cualquier momento!

—Estas dejando que tus pensamientos te dominen, Nile —respondió Hange con serenidad—. Tenemos la situación bajo control.

— ¿Ah, sí? —enarcó una ceja— ¿Y cómo explicas la desaparición de todos esos soldados que enviaron para custodiar a Jaeger?

Todos los presentes comenzaron a conversar entre sí haciendo que el silencio cesara poco a poco, demostrando esquina a esquina la preocupación que tenían sobre el tema y yo no era la excepción. No entendía bien el porque me habían enviado hacia allá teniendo en cuenta que no contaba con la fortaleza física o metal que debería de tener para tratar con un prisionero tan peligroso, desde ese momento comencé a dudar sobre la verdad tras mi elección para custodiar a Eren. ¿Era un estorbo? ¿Se querían deshacer de mí?

Zackly golpeó un par de veces el mazo contra la base para que todos guardaran silencio ya que todos los presentes se encontraban algo exaltados.

— ¿Qué tiene que decir contra eso, comandante? —interrogó el hombre.

Hange cerró los ojos con frustración tratando de mantener la calma.

—Es cierto. Esos soldados desaparecieron de una manera sospechosa, pero aun así la Legión de Reconocimiento trabaja en aquellas desapariciones aunque no tengamos nada de información al respecto ya que sabemos que todos quieren una explicación.

—No me convence —espetó Nile.

—No vino para acá para convencerte, idiota.

Nuevamente volvimos a escuchar el imponente sonido del mazo contra la base para evitar una posible discusión.

—Tengo una duda —manifestó Zackly mientras entrelazaba sus manos sobre el escritorio— ¿Quién custodia a Eren en este momento?

Hange tartamudeó en busca de alguna excusa creíble, sabía que no era la mejor candidata ya que no estaba del todo preparada, pero me armé de valor y levanté la mano derecha haciéndole saber a todos los presentes que yo era la encargada.

—Yo, señor.

—Me han notificado que fuiste atacada por Eren Jaeger, ¿no es así?

—Así es, señor.

— ¿Deseas continuar con ese cargo? —me miró por encima de sus anteojos.

En aquel momento no estaba del todo segura de mi respuesta. Hange, Levi, Armin, Mikasa y Jean clavaron su mirada en mí haciéndome dudar sobre mi decisión.

Cerré mis ojos con fuerza por un par de segundos y dejé escapar un suspiro para luego mirar directamente hacia donde se encontraba Zackly.

—Sí, deseo continuar con ese cargo.

Casi todos expresaron una mezcla de preocupación y desconfianza al escuchar mi respuesta. Estaba consciente de que probablemente yo misma me estaba colocando la soga al cuello, pero no defraudaría a Hange.

Tomé asiento nuevamente. Sentía como si el destino de la humanidad estuviese en mis manos, y aunque todos creían que mi bondad dominaría por encima de mi ética no sería tan estúpida como para dejarme manipular por un prisionero.

—Tengo la situación bajo control, así que no hay nada que temer ya que la Legión de Reconocimiento tiene la meticulosa tarea de custodiar a Eren Jaeger —aseguró Hange.

—Confío en ustedes —alegó antes de hacer pública la fecha del juicio final de Eren.

[...]

El capitán y Jean no tardaron en demostrar su descontento con la situación. Dudaban sobre la decisión de Hange ya que creían que cada segundo en el que Eren estuviese con vida sería un peligro para Paradise, entendía perfectamente su preocupación, pero no su desconfianza.

—Esta reunión se llevó acabo con la finalidad de deshacernos de Eren y lo único que haces es alargar su vida por ocho semanas más, ¿realmente estás pensando con cabeza fría, Hange? —manifestó Levi.

—No estamos en posición de arriesgarnos, en el peor de los escenarios podría escapar no sin antes destruir a la ciudad —agrega Jean.

— ¿Y por qué crees que escaparía ahora? No ha escapado en ocho meses —alega Hange con la mirada perdida en el suelo.

— ¿Ese es tu argumento? —cuestiona Levi de manera burlona— El hecho de que no haya escapado en siete meses no significa que no planee escapar hoy o mañana.

—Chicos, el ambiente está algo tenso. ¿No creen que lo mejor sería dejar el tema hasta aquí? —Armin se quedó para intentar alivianar el ambiente mientras que yo seguí a Hange hasta un sitio apartado donde tomó asiento y soltó un pequeño grito de frustración al mismo tiempo que ocultaba su rostro entre las palmas de sus manos.

Cerré la puerta para hacer notar mi presencia e inmediatamente se reincorporó fingiendo que nada había ocurrido.

—Sé que no es fácil tomar una decisión tan pesada, pero créame que yo confío en usted.

— ¿En serio? —pude ver como destilaba un brillo de esperanza a través de su ojo derecho.

—Usted me enseñó a ver la luz en medio de la oscuridad, así que sí —me acerqué hasta posicionarme justo al lado de ella y coloqué mi mano derecha sobre su hombro, la castaña no tardó en mirar hacia arriba para encontrarse con mi mirada la cual acompañé junto con una cálida sonrisa.

Una vez que todos se calmaron, opté por ir a desayunar y luego me dirigí a mi habitación para ducharme e ir a cumplir turno en el calabozo.

En el momento que observé un rayo de luz reflejado en el suelo, noté que la puerta estaba entreabierta e inmediatamente me alarmé. Aunque me hubiese gustado ir por ayuda, me armé de valor para abrir la puerta y me encontré a Jean sentado sobre mi cama.

—Cierra la puerta —ordenó.

— ¿No podías esperar a que yo llegara? Se me hace que no es la primera vez que entras en mi habitación.

Se colocó de pie e inmediatamente me arrinconé contra la pared con miedo, pero solamente estiró su brazo para cerrar la puerta de un portazo y finalmente acorralarme en aquella esquina.

— ¿Estás consiente de que ese tipo casi te asesina en tu primer día?

— ¿Desde cuándo te importa lo que hago? —me enfurecí— Siempre finges que te importa lo que ocurre a mi alrededor cuando la realidad es que solo piensas en ti.

— ¿Fingir? Yo me preocupo por ti.

—Ya no te creo, Jean —mis ojos se cristalizaron— si realmente sintieras algo por mí no me ignorarías cuando Mikasa pasa por enfrente de nosotros.

—Entiendo... Puedo ver que estás celosa de Mikasa —se alejó poco a poco—, y para ser honestos es muy entendible que ella te intimide, ya que nunca lograrás igualarla.

Me miró de arriba abajo y se retiró sin decir nada más.

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