Capítulo 1: Conociendo al enemigo
〔𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈: 𝐂𝐎𝐍𝐎𝐂𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎 𝐀𝐋 𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐆𝐎〕
────────────────────────────
●●●
Es duro enfrentarte con el silencio y la soledad a tan temprana edad.
Cuando me uní a la Legión aquel vacío desapareció momentáneamente en mí. Había encontrado mi sitio, pero aun así seguía perdiendo amistades.
Pensé que las cosas mejorarían hasta que una lanza relámpago impactó con el muro tras de mí. Tenía recuerdos muy escasos de aquel momento, pero jamás olvidaré el momento en el que estaba en la azotea de aquel edificio tratando de escapar antes de que aquella explosión me derribara.
Luego de aquel acontecimiento, estuve alrededor de siete meses en el hospital sintiendo aquella recuperación extremadamente lenta hasta que finalmente llegó el día.
— ¿Esperamos a alguien? —pregunté algo inquieta.
—Sí. No debe tardar en llegar. —aseguró el doctor mientras husmeaba a través de la ventana.
Mientras me hacía una hipótesis sobre a quién esperábamos, la puerta se abrió de golpe y logré divisar a Hange algo despeinada.
—Lamento mucho la tardanza, había olvidado mis anteojos —soltó una cálida risa y luego tomó asiento junto a mí.
En aquel momento todo se tornó un tanto extraño para mí, ¿por qué el doctor necesitaba charlar con la comandante?
—Bien, como le informé en aquella carta la señorita Ruscetti finalizó exitosamente su rehabilitación, pero hay un problema... —mi sonrisa se desvaneció, sabía que algo andaba mal— pude notar que tu rodilla presenta bloqueos repentinamente, por lo tanto, algunas actividades comunes podrían verse afectadas por tu rodilla.
— ¿Qué tipo de actividades? —sentí un nudo en la garganta.
—Faith podría correr, saltar e incluso podría usar el equipo de maniobras, pero en el peor de los escenarios podría estar huyendo de un titán y correr con el riesgo de morir.
Sabía perfectamente lo que significaba. Ya no me necesitarían más en la Legión, ¿de qué les valía tener a alguien que en vez de ayudar sería una carga? Solo sería de ayuda en caso de que necesitaran carnada, pero de resto mi presencia en cualquier misión era similar a tener una piedra en el zapato.
El doctor me pidió un momento a solas con Hange. Cuando salí noté que el pasillo estaba vacío y por más que traté de ser fuerte comencé a llorar desconsoladamente.
Tomé asiento luego de un rato y oculté mi rostro con mis manos. Estaba decepcionada de mí misma a pesar de que estaba consciente de que aquel incidente en Marley no había sido culpa mía, aquella lanza relámpago me tomo por sorpresa.
—Sé que es difícil, pero te prometo que encontraremos una solución —suspiró mientras pasaba su brazo sobre mi hombro derecho— debo admitir que incluso a mí me tomó por sorpresa.
Se alejó de mí y palmeó mi espalda tratando de animarme.
— ¿Por qué no vas al cuartel a descansar en lo que trato de resolver este asunto? —añadió con una sonrisa.
—No se preocupe, imagino que tiene cosas más importantes de que ocuparse —respondí algo avergonzada.
—Realmente tengo una montaña de papeles sobre mi escritorio, por otra parte, no he olvidado aquellas veces en las que me sacaste de un apuro y considero que es hora de devolverte el favor.
Sorbí mi nariz sintiendo aquella oportunidad como un rayo de esperanza.
Hange fue aquella figura materna que nunca tuve, quizá ella no lo percibía de esa manera y solo me veía como un soldado más, sin embargo, para mí era un ejemplo a seguir.
—Sé que es un poco difícil de digerir, pero recuerda que las cosas pasan por algo —puso una mano sobre mi cabeza con la intención de darme ánimos y luego se marchó.
Me dirigí directamente al cuartel y caminé hasta mi habitación esperando que todo estuviese desordenado y cubierto de polvo ya había pasado un largo tiempo desde la última vez que dormí allí, pero para mi sorpresa estaba todo perfectamente arreglado.
Me senté en la cama y pude ver que en la mesita de noche había una nota.
''¡Estamos muy felices de que te hayan dado de alta! Cuando supe la noticia tomé el atrevimiento de dejar tu alcoba limpia, espero que no te moleste.
Te veré en la cena.
Armin Arlet. ''
No tenía palabras para agradecerle aquel gesto, incluso cuando estuve todo ese tiempo hospitalizada estuvo allí para hacerme compañía. Recuerdo que una de las enfermeras me contó que mientras estuve inconsciente Armin se quedaba durante las noches leyéndome poesía.
Me recosté boca arriba con la nota en el pecho y comencé a mirar hacia el techo tratando de recordar un poco mejor lo que había pasado aquel fatídico día, pero todo se veía un tanto borroso en mi mente y lo único que sabía del accidente fue gracias a Armin.
¿Cuál era la razón por la que había quedado con vida?
[...]
Me desperté algo alarmada al escuchar cómo abrían la puerta. Froté mis ojos e inmediatamente me puse de pie, antes de que pudiera acercarme para para preguntar quién era, la puerta se abrió y pude distinguir a Jean quien tenía una bandeja en las manos.
—Me asustaste —puse una mano en mi pecho mientras trataba de calmar mi respiración.
—Te estuvimos esperando en el comedor.
—Estaba cansada, Jean.
Dejó la bandeja sobre una mesa de madera y luego se sentó junto a mí.
—Te extrañé —murmuró cerca de mi oído antes de darme un beso en la mejilla.
Quisiera pensar que decía la verdad, las cosas que hizo mientras estaba hospitalizada me hicieron dudar. Sabía a la perfección que nadie tenía la obligación de visitarme, sin embargo, vivía con la ilusión de que Jean por lo menos se acordara de mí.
—Podías visitarme al hospital —espeté desviando la mirada hacia otro lado.
—Oh vamos, no te enojes. Últimamente he estado muy ocupado.
— ¿Tan ocupado que ni una carta podías escribir? —voltee a verlo con el ceño fruncido.
No respondió.
Al principio estaba un poco confundida, pero había logrado entender todo a mí manera. Jean estaba principalmente interesado en Mikasa, pero sólo recibía rechazos por parte de la pelinegra lo que automáticamente me convertía a mí en la segunda opción. Claramente la situación me disgustaba, sin embargo, la presencia de Jean me hacía sentir querida siendo así la única razón por la que aún lo tenía a mi lado.
Me levanté con algo de dificultad e inmediatamente se posicionó tras mí colocando sus manos en mi cintura.
—Estás algo tensa, ¿por qué no te relajas un poco? —sus manos se situaron en mi blusa la cual comenzó a subir poco a poco.
Justo cuando estaba dispuesta a ceder escuché como tocaban la puerta.
— ¿Faith? ¿Estás ahí? —escuché la voz de Armin tras la puerta.
— ¡Un segundo! —alejé las manos de Jean y le hice señas para que se ocultara en algún sitio. Una vez que se escondió abrí la puerta y me encontré con el rubio quien parecía muy feliz de verme.
—Lamento molestarte, Faith, pero la comandante me pidió que te entregara esto —me dio una carta— por cierto, ¿estás bien? Esperaba verte en el comedor, pero nunca llegaste así que te envíe la comida con Jean que casualmente venía hacia acá.
—Estaba un poco cansada y me quedé dormida —me excusé mientras veía el sobre que Armin me entregó—. Por cierto, no he tenido tiempo para agradecerte todo lo que has hecho por mí.
—No es nada, Faith... —aseguró el rubio con las mejillas ruborizadas— me gustaría quedarme, pero tengo unas cosas pendientes por hacer y tú tienes que descansar.
—Hasta mañana, Armin —me despedí con una sonrisa y cerré la puerta.
— ¿Realmente nos interrumpió para entregarte solo una carta? —Reclamó Jean mientras salía de su escondite— ¿Qué dice?
—La leeré mañana, estoy muy cansada —mentí con la intención de que se fuera de una vez por todas.
— ¿Nos vemos mañana? —preguntó tratando de disimular enojo.
—Supongo.
Tomó su abrigo y se retiró sin decir más nada. Realmente había disfrutado pasar tiempo con él, pero inconscientemente me estaba haciendo daño a mí misma.
Para calmar la curiosidad que traía, abrí el sobre con cuidado y noté que dentro tenía varios papeles, entre ellos una carta en la cual hablaba sobre que finalmente había encontrado un trabajo dentro de la Legión sin necesidad de realizar mucho esfuerzo físico, lo único que tenía que hacer era custodiar a un prisionero hasta el día de su juicio.
Leí el informe de aquel prisionero; había pertenecido a la Legión de Reconocimiento, trataba de buscar la razón por la cual fue encarcelado, pero solo había información personal de él lo cual me hizo sospechar que te alguna u otra manera ocultaban algo de él.
Pasé toda la noche pensando en la razón por la cual estaba en aquel calabozo. Quizá se involucró en una venta ilegal de equipo militar o algo por el estilo, pero, ¿por qué era catalogado como altamente peligroso?
— ¿Pasa algo, Faith? —preguntó Armin viendo que tenía mi plato completo.
—Solo me quedé pensando en algo —respondí volviendo a la realidad.
Realmente era una oferta de trabajo atractiva, pero mantenía mis dudas. Me reuní con Hange en el lugar acordado y pude ver que estaba acompaña junto con el capitán Levi.
Nos subimos al carruaje y sentí que el viaje fue un poco silencioso, desvié la mirada de la ventana y noté que el capitán me veía fijamente mientras estaba de brazos cruzados.
— ¿Realmente crees que esta mocosa sea capaz de cuidar a Jaeger?
—No la subestimes, Levi —alegó Hange mientras leía unos papeles.
Minutos más tarde llegamos al lugar, parecía una antigua fortaleza abandonada pero había un montón de soldados patrullando por todo el perímetro. Una vez que estuvimos adentro, noté que el prisionero estaba cinco pisos bajo tierra, y con cada minuto que pasaba me preguntaba ¿qué tan peligroso era aquel sujeto?
Iluminado entre antorchas se encontraba el tal Eren haciendo flexiones.
—Por lo menos tienes algo en que ocupar la mente —dijo Levi llamando la atención del castaño.
— ¿Por qué vinieron hasta acá? — Se acercó hasta los barrotes y me analizó de pies a cabeza— ¿Quién es ella?
—Faith Ruscetti, estaré custodiándolo hasta el día del juicio.
Soltó una pequeña carcajada mientras negaba con la cabeza.
— ¿Realmente crees que podrás mantenerme aquí hasta ese entonces? —Cuestionó mientras me mantenía su mirada fija en mí para luego voltear a ver al capitán— Es inútil que me tengan cautivo en lo más profundo de la tierra, podría salir cuando quisiera y ni siquiera usted podría detenerme, capitán.
—No le hagas caso, Faith. Ya le está afectando el olor de la cañería —aseguró Levi mientras se daba media vuelta para seguir con el recorrido.
Eren estaba a escasos centímetros de mí, lo miré de pies a cabeza y noté que tenía una siniestra sonrisa. Justo cuando iba a continuar con mi camino, me tomó del cuello estampándome el rostro con los barrotes.
— ¿Acaso creen que ella podría detenerme? —cuestionó mientras apretaba con más fuerza mi cuello.
—Eren, por favor —suplicó Hange esperando que me soltara.
—Maldito animal —reprochó Levi algo inquieto sin saber qué hacer.
Sentía que mi vista se nublaba, pero antes de algo peor ocurriese me soltó. Mientras me desvanecía poco a poco en el suelo podía ver como Hange me auxiliaba al mismo tiempo que algunos guardias entraban a la celda de Eren y lo golpeaban sin parar.
¿Realmente sería capaz de custodiar a este prisionero?
●●●
¡Holaaaaa! bienvenidos a mi nuevo fic. ¿Cómo están? ¿Comieron? ¿Qué tal les ha ido?
Sé que quizá puede estar algo aburrido el primer capítulo, pero les prometo que estará interesante. uwu
¿Les llama la atención la historia?
ACLARATORIA: Probablemente noten un par de cosas extrañas en la historia y la verdad es que no voy a ser muy fiel al manga.
Espero que les gusteeee, estaré leyendo sus comentarios como siempre. uwu
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro