Dispersión refractiva.
Yoongi bufó cuando descubrió que, aparte del pasillo, la sala también se encontraba repleta de globos grises y cafés. Realmente, no es que le molestara tanto, después de todo, ya se había hecho a la idea de que Jungkook, su hermano, decoraría exageradamente como cada año, sin embargo, no creyó posible que llegara al punto de tener a más de esas cosas flotantes que invitados en sí. Y eso le parecía raro.
Él no era de grandes festejos ni nada por el estilo, de hecho, lo único que había deseado para su cumpleaños había sido descansar, aprovechar que había logrado conseguir el día libre, pero su hermano, tan testarudo como sólo él, había logrado convencerlo para que organizara una reunión en la sala de su pequeño departamento y por eso ahora se encontraba ahí, sonriendo por obligación y usando la camisa marrón que Jimin le había regalado para las ocasiones especiales.
—Hey... ¡Sorpresa! —lo recibió una ovación emotiva cuando decidió abrir la puerta sin tocar el timbre. En el lugar se encontraban a lo sumo unas siete personas regadas entre los sillones y la cocina, escuchando música vieja y bebiendo como si no hubiera un mañana.
—No creo que sea sorpresa si el festejado ya lo sabe—respondió Yoongi achicando los ojos cuando la luz del sitio lo cegó momentáneamente y se adentró sorteando los objetos para no chocar con alguno.
—Oh, vamos, siempre quise gritar "sorpresa"—respondió Taehyung, el mejor amigo de Jungkook, después de caminar hacia él y abrazarlo con excesiva efusividad—. Feliz cumpleaños, pequeño Yoon, Yoon.
—Gracias, TaeTae—le dijo zafándose de su agarre y hundiéndose ahora en los brazos de Seokjin, el primo de Taehyung—. Gracias, Jin—exclamó cuando fue obvio que éste no podía hablar debido a lo ebrio que estaba.
Yoongi se soltó de inmediato y se preguntó internamente cuánto tiempo llevaban realmente ahí festejando supuestamente su cumpleaños porque, ya que veía mejor alrededor de toda la grisácea sala, parecía que todos los invitados se encontraban algo achispados gracias al alcohol.
—Seguramente te preguntarás donde está Jimin—exclamó Namjoon, un chico de piel pálida y ojos oscuros que Yoongi recién había conocido una semana atrás, pero que parecía ser muy amigo de todos sus demás amigos.
—Sí, de hecho—respondió sincero sin ocultar las ganas que tenía de ver a su novio. Según Jimin, él estaría esperándolo en la fiesta, pero no podía verlo por ninguna parte.
—Está en el cuarto de arriba—volvió a hablar el chico de ojos oscuros mientras trataba inútilmente de quitarse una mancha de su suéter beige—. Nos pidió que te dijéramos que subieras en cuanto llegaras.
—¿Y por qué no está aquí? —Yoongi se tapó la frente para evitar que la luz siguiera lastimando sus ojos y comenzó a caminar hacia las escaleras para ir tras su novio.
—Porque está ocupado preparándote una sorpresa.
Para nadie pasó desapercibido el tono sucio que usó Namjoon pues de inmediato se escuchó por todo el sitio un coro de silbidos burlones que hicieron que Yoongi sintiera su cara arder. Él sabía que Jimin no tenía preparado nada de lo que sus amigos sugerían, pero aún así, el mero pensamiento hizo que se apenara y que subiera casi corriendo hacia donde le habían dicho que se encontraría su menor.
—Jiminnie, ¿estás aquí? —preguntó tocando ligeramente en la puerta de una habitación y esperó hasta que escuchó que su chico bonito le respondiera con una afirmativa para así girar el picaporte y entrar—. ¿Qué estás haciendo? —Namjoon le había dicho que Jimin había estado arriba preparando alguna sorpresa, pero, por lo que vagamente podía ver, lo único diferente en el cuarto era que estaba también lleno de globos cafés y que, además, había un montón de lucecitas blancas pegadas por todas las paredes— ¿Qué es esto?
—Tu sorpresa, mi amor—respondió Jimin con una sonrisa enorme y se apresuró en llegar con él para envolverle el cuello con sus brazos—. ¿Te gusta?
—Umh... ¿Sí? ¿Qué es? —Yoongi volvió a fijarse en el sitio, pero la cama vestida de azul no le parecía atractiva ni diferente.
—Esto—insistió Jimin señalando ahora las cortinas que ante los ojos de Yoongi eran de un café bastante triste—. Son rojas.
—Oh... —Yoongi miró confundido el rostro de su novio y se alejó de su abrazo, comenzando, por alguna razón, a molestarse—. ¿Mi sorpresa es que no pueda ver que las cortinas son rojas?
—Umh... nop, eso es un hecho, ¿ya viste mi playera?
—Sí, la estoy viendo—Yoongi observó la prenda de Jimin y asintió con más irritación—. ¿Acaso me dirás que no es café?
—No, mi amor, es fucsia—el chico besó cariñosamente la nariz de Yoongi y sonrió divertido—. Y, por cierto, todos dicen que este color se me ve genial.
Yoongi se mordió el labio y agachó la mirada hacia la alfombra también azul. El coraje que repentinamente había sentido minutos atrás había sido cambiado por un profundo sentimiento de nostalgia que muy lentamente se instalaba en su corazón.
—Sí, algo de eso me dijo Jungkook cuando me llamó para que ya viniera...—respondió recordando que su hermano le había comentado que Jimin se veía espectacular particularmente ese día—pero... no entiendo, ¿por qué me dices todo esto? ¿Es alguna clase de broma cruel antes de darme una bonita sorpresa?
Jimin asintió efusivamente y volvió a abrazar a su novio.
—Perdóname, mi amor... no quería hacerte sentir mal por no poder distinguir los colores.
—Pues eso parecía—Yoongi hizo un puchero notorio y se aferró a la cadera de su novio, olvidándose de todo lo negativo para no empezar con discusiones absurdas—. Ya dime cuál es mi sorpresa—exigió mordiendo su labio inferior y jalándolo tortuosamente hacia él.
Jimin gimió quedito por el acto, pero se separó de inmediato para agacharse y recoger de la cama una caja que había pasado desapercibida para Yoongi.
—Feliz mi cumpleaños, mi amor—exclamó divertido Jimin y le cedió el regalo que de inmediato tomó—. Para que sepas que tus días siempre están llenos de luz, aunque creas que no.
—¿Qué es esto? —Yoongi sacudió ligeramente la caja, pero finalmente se decidió a abrirla quitándole el papel que tenía encima y dejando a la vista el nombre de lo que parecía ser aquel extraño regalo—. ¿Unos lentes?
—¿Ya viste para qué son?
El chico negó, pero aún así leyó, no sin dificultad, las letras que sobresalían al reverso de la caja, comprendiendo al instante y disfrutando de la sonrisa que lentamente se formaba en el rostro de ambos.
—No es cierto...—proclamó divertido comenzando a abrir desesperadamente el regalo. Ahora entendía por qué su novio y su hermano habían insistido tanto en hacerle esa pequeña reunión de cumpleaños—. Son... esos lentes—dijo una vez que sacó las gafas oscuras del empaque. A simple vista, eran como cualquier otra, pero los dos sabían que eran más especiales de lo que lucían.
Desde su nacimiento, Yoongi había presentado una extraña particularidad en los ojos que le imposibilitaba ver como el resto lo hacía. Ceguera a los colores, le había explicado el médico cuando fue a hacerse una revisión a los ocho años.
Sus padres habían sospechado que algo andaba mal con él cuando un día, tras recibir una llamada del preescolar, habían tenido que recogerlo temprano debido al arranque de llanto incontrolable originado por no poder realizar las actividades básicas. Sin embargo, no pudieron confirmarlo hasta un par de años después cuando un amigo enfermero les comentó que posiblemente se trataba de daltonismo y que debía hacerse la prueba de Ishihara.
Deuteranopía, ahora sabía con precisión, esa condición/maldición que hacía que no pudiera distinguir el verde ni el rojo como la mayoría de las personas lo hacía con normalidad.
Realmente, Yoongi no sufría tanto al respecto; en efecto, tenía ciertas dificultades en su vida diaria, pero como había nacido así, ya estaba acostumbrado. Había logrado encontrar el equilibrio perfecto para no equivocarse tanto y así pasar desapercibido. Incluso, podía fácilmente decir que distinguía el rojo, aunque no lo viera como el resto, y ya no se equivocaba al cruzar la calle. Sólo se esforzaba al doble por diferenciar los marrones y todo era pan comido.
No obstante, a pesar de sentirse bien consigo mismo y haber aceptado sus diferencias, había algo que fácilmente lo entristecía cuando se mencionaba su condición: Él no podía ver con claridad a Jimin.
Sí, sabía que era un chico precioso de mejillas rellenitas, que sus labios eran gorditos y que tenía ojos profundos que, por cierto, amaba, pero no podía verlo como los demás lo hacían y eso, aunque no le gustaba admitirlo, lo hacía sentirse envidioso.
"¿Ya viste que bien le queda ese tono al cabello de Jiminnie?"
"Wow, Jimin, ese definitivamente es tu color".
"Deberías usar más ropa naranja, Jim, te queda".
Por eso, Yoongi solía decir que no había luz en su vida o que al menos no lograba percibirla, porque para él, todo era un matiz oscuro que resaltaba simplemente cuando su novio estaba cerca.
—Amor, es que tenía que comprarlos para ti—dijo de pronto Jimin volviendo a besarlo y sonriéndole ahí mismo sobre los labios—. Y agradecería que te los pusieras ya mismo porque quiero saber si funciona.
—¿Crees que sí? ¿Cómo podría saberlo? —Yoongi sonrió nervioso y cerró los ojos, colocándose los lentes que habían visto meses atrás por Internet. Por casualidad, o tal vez no tanta pues siempre hablaban al respecto, habían llegado al anuncio de una tienda que aseguraba vender lentes para personas daltónicas.
Jimin de inmediato había caído y había buscado al respecto, emocionado por saber sobre esas misteriosas gafas que, descubrió, tenían la función de corregir la saturación de colores gracias a filtros especiales que hacían que quien las usara pudiera ver un aproximado de como eran los colores en realidad.
—Abre los ojos, idiota—le ordenó cariñosamente y miró expectante a su novio mientras le sostenía las manos.
Yoongi siguió con los ojos fuertemente cerrados por unos minutos más, pero decidiendo tragarse todo el miedo y la emoción, muy suavemente comenzó a abrirlos, acostumbrándose poco a poco a la luz.
Y así, lentamente, el mundo que conocía comenzó a romperse.
Las cortinas que anteriormente había visto opacas ahora vibraban de un color extraño e intenso que no conocía, era tan mágico y tan apasionado que pronto se vio corriendo hacia ellas para tocarlas por todas partes.
—¡Jimin! Ah, Jimin, ¿qué es esto? —preguntó exaltado sin saber lo que sus ojos veían—¿De verdad son rojas? ¿En serio esto es rojo? —volvió a exclamar emocionado y después se movió hacia la cama para tomar el cobertor—¡Jimin! ¿¡Esto qué es?!
—Es Magenta, Yoonie—Jimin se tapaba la boca por lo emotivo que se sentía y ni siquiera intentaba ocultar las lágrimas de alegría que derramaba por ver a su novio tan feliz por el simple hecho de ver los colores que él sí tenía el lujo de diferenciar.
—¡Era azul! ¡Te lo juro! Oh Dios... —Yoongi se movió hacia los globos y comenzó a empujarlos mientras se carcajeaba, extasiado completamente por notar tonos que le provocaban una extraña tranquilidad en medio de toda esa euforia— ¿De qué color...? ¿De qué color son los globos?
—Son verdes, mi amor...—respondió Jimin entre suspiros, observando desde atrás, pero cerca, la escena tan emotiva.
—¿Esto es verde...? —Yoongi acarició con la punta de sus dedos a lo largo de todo el globo y sonrió con dulzura—. Por fin nos conocemos, eh...—el chico jaló la camisa de su novio y le señaló de nuevo los globos— Jiminnie, ¿por qué el verde no quería que lo viera si es tan precioso?
—Porque le daba pena, Yoonie...—Jimin ya no pudo contenerse más y abrazó a Yoongi para calmar todas esas emociones que lo estaban llenando completamente. En toda su vida, jamás había imaginado que algo así de peculiar podría hacerlo sentir tan dichoso.
—Dios, Jimin... tú estás vestido de... y tu cabello no es café...—le susurró Yoongi al oído comenzando a acariciarle el cabello, como si nunca en esos tres años que llevaban juntos lo hubiera hecho—. Esto es... ¿Qué color es este?
—Mi cabello es rosa, amor...
—Sí, eso, rosa... este color te queda tan bien... —Yoongi besó sonoramente la mejilla de Jimin y tragó saliva, ansioso por lo que en todo ese tiempo había estado añorando tan celosamente—Jiminnie, quiero verte... quiero ver tus ojos, por favor...
—No, espera...—pero el muchacho se negó de pronto escondiéndose en su cuello.
—Dios, Jiminnie... no... por favor—el mayor procuró alejarse, pero Jimin volvió a evitarlo—. Todo es tan bonito, pero eres tú quien me importa, por favor... ¿Por qué esta repentina inseguridad?
—Es que...—Jimin inhaló profundo y se aferró aún más al cuerpo de su novio deseando desaparecer al menos unos segundos— Siempre pensé que aceptaste salir conmigo porque no puedes verme como en realidad soy...
—¿Es en serio? —Yoongi logró zafarse por fin y le besó la mejilla de nuevo sin atreverse aún a mirarlo directamente—. Creo que ya te lo había dicho... de entre todos mis grises, tú siempre fuiste el más bonito...
—Pero ahora verás mis defectos, Yoongi, se romperá esa ilusión... —sollozó bajito.
—¿Cómo puedes pensar que verte a color podrá borrar todo este amor que hemos ido construyendo en estos años? —el mayor pegó su frente con la de Jimin y cerró los ojos, esperando pacientemente a que el chico le diera permiso para poder abrirlos.
—Perdón...—susurró Jimin tras darle un corto beso en la nariz— Soy tan patético, ahorré todos estos meses para que pudieras ver el mundo y ahora quiero limitarte.
—Está bien... Yo estaría igual porque, ahora que lo pienso, no tengo ni idea de que como me ves tú en realidad... Seguro soy raro.
—Tonto...—el chico le dio un ligero golpe con su misma frente y sonrió—Eres hermoso.
—Lo mismo digo, Jiminnie... ¿Ahora sí puedo verte?
—Bien, pero no seas amable...
Yoongi negó divertido para alejarse del cuerpo de su chico. Podía sentir toda esa tensión en el ambiente, pero, en lugar de asustarlo, sólo lo llenaba de un éxtasis inexplicable. Tal vez porque estaba a punto de ver de nuevo, casi como por primera vez, al amor de su vida.
—Bien, yo estoy haciéndolo...—comentó bajito comenzando a levantar los párpados, escuchando el sonido de la ropa de Jimin que se movía nerviosamente por todas partes— Yo estoy en eso y... Oh... por... Dios.
—¿Qué? ¿Qué pasó? —Jimin observó a su novio y lo sacudió cuando éste se quedó completamente petrificado en frente de él y con los ojos bien abiertos. Parecía como si acabara de ver a un extraterrestre o algo similar porque su cara, de un momento a otro, se había privado de sangre por lo pálida que lucía. Además, su labio inferior había comenzado a temblar al igual que sus manos que ahora le apretaban sus mejillas.
Y es que Yoongi se había quedado en silencio por lo maravillosa que era la situación. No podía siquiera explicar todo lo que en su mente y en su corazón se estaba viviendo. Ahí, en frente de él, estaba Jimin, su otra mitad, su compañero de vida, su complemento, mirándolo con esos preciosos ojos cafés que, a diferencia del que siempre veía, era aún más profundo, más especial.
—Eres tan... —alcanzó a decir antes de comenzar a besarle los cachetes que, ahora podía notar, eran de un tono similar al fucsia de la camisa de Jimin— Esto es... —volvió a decir besando sobre las lágrimas que seguían en la piel de su novio— ¿Estás "sonrojado"? ¿Esto es estar sonrojado?
Jimin asintió efusivamente y sonrió entre sollozos.
—Tú también estás rojito...—le confesó enternecido, pero Yoongi lo ignoró para dedicarse de lleno a contemplar ahora sus perfectos labios rellenitos, tan llenos de vida, tan reales.
—Tu boca es... Jimin, tu boca es preciosa—sentenció apretando sus mejillas para abultarle los labios y así besarlos con adoración—. Es... rojita, Dios... amo tu boca—dijo divertido y comenzó a dejar beso tras beso por lo hipnotizado que se sentía en aquel torbellino de colores y experiencias nuevas.
—La tuya es rosita...—Jimin le mordió la lengua y se separó apenado y abochornado por todos los elogios que su novio le dedicaba.
—Tu piel... Jimin, es muy hermosa, tan irreal... y eres mío, no lo puedo creer, Jimin, eres mío—Yoongi jaló de nuevo a Jimin por la cintura y rompió en carcajadas llenas de amor y de sincera felicidad. Con entusiasmo, cargó a su chico y comenzó a dar vueltas con él, sintiéndose como el rey del mundo, o al menos de esa habitación—y te amo, te amo, te amo con locura.
Y de un momento a otro, en medio de tanta felicidad, Yoongi, sin más, rompió a llorar.
No eran lágrimas de tristeza, claro estaba por esa sonrisa radiante en su rostro, sino que acababa de ser fiel testigo de una belleza tan sublime que él, como simple humano, había terminado rendido sin poder evitarlo. Ante sus ojos, era como si Jimin estuviera brillando, tal vez porque así lo era, pues Yoongi estaba seguro de que su novio era la perfecta mezcla de todos los colores conviviendo en armonía.
—Yoonie, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras? —le preguntó Jimin cuando estuvo finalmente en el suelo y le limpió con sus dedos las lágrimas que seguían bajando.
—Por nada, por nada, es que esto es demasiado—contestó entre risas tímidas y volvió a mirar la habitación—. Creo que ahora entiendo porque ustedes se sorprendían del que no pudiera distinguir los colores, es un espectáculo digno de ver, ¿no crees?
—No sé, nunca me había puesto a pensarlo...—Jimin lo miró dulcemente, adorando el hecho de que junto a Yoongi aprendía infinidad de cosas. Ahora, además de valorar los colores, debía agradecer por haber nacido con la habilidad de distinguir las distintas tonalidades de su entorno—. Creo que era algo que daba por hecho.
—Debemos ser más agradecidos, supongo—sentenció el mayor y tomó la mano de su novio, disfrutando de su calor, amándolo completamente—. Vamos abajo, tengo ganas de ver al idiota de Jungkook, ¿él también tiene el cabello rosa?
—No, él lo tiene café, en esta casa sólo yo tengo el cabello pintado.
—Bien, me gusta, ese color es tuyo...—Yoongi se giró para besar por última vez a Jimin y sintió su corazón hincharse cuando notó los sonrojado que éste se encontraba—. Y te amo así—y lo rojo que ahora comenzaba a ponerse—. Jungkook que siga siendo café.
Y de verdad lo prefería así, porque ahora el rosado era el color favorito de Yoongi.
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Dedicado a Arianah2207 que fue la primera en contestarme<3 y a XimStar0395 por ser tan hermosa ♥
Es que anoche quería subir este supuesto "drabble" que terminó siendo OST, tengo como cuatro versiones de esto porque ninguno me satisfacía, hasta que terminé este... en fin... xd Abajo está la imagen de como, más o menos, vería Yoongi.
Les amoooo con locura pasional<3
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