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Capítulo 30: "Pasto"

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"Pasto".

Hermione observó con asombro, como la boca del rubio comenzó a cambiar lentamente, un hocico se fue formando y de su garganta salió un aullido largo y sostenido.

Theo y Blaise se levantaron de un salto desde sus asientos, el moreno comenzó a dar pasos hacia atrás. El hombre lobo de pelaje blanquecino y ojos color plata se irguió en dos patas, mostrándose imponente con sus más de dos metros de altura.

Parecía como si todos en aquel lugar hubiesen perdido la respiración, un nuevo aullido volvió a salir de la garganta de aquella bestia en la que se había transformado Draco Malfoy, provocando que a la castaña se le erizara la piel, le causaba terror y al mismo tiempo una especie de curiosidad y fascinación que no lograba comprender del todo.

La bestia comenzó a dar unos pasos hacia donde se encontraban los jóvenes magos, pero se vio detenido por las cadenas que lo apresaban. Comenzó a jalarlas, sin embargo, le era imposible soltarse. Para alivio de los presentes, sabían que la poción mata lobos permitía que el mago estuviera consciente de sus actos, pero ésta era su primera transformación y no estaban totalmente seguros de su efectividad.

-Draco, puedes escucharme- preguntó la castaña intentando dar un paso hacia el licántropo, estirando su mano queriendo tocar su pelaje. Inmediatamente fue detenida por Theo al coger su mano negando con la cabeza. Acto que provocó un gruñido por parte del hombre lobo hacia el castaño, quien inmediatamente dio dos pasos hacia atrás alejándose de la chica.

Sus respiraciones eran profundas y aceleradas, se veía frustrado al estar encadenado e intentaba con todas sus fuerzas liberarse al jalar los grilletes que le apresaban. Hermione mordía su labio inferior con nerviosismo. Sabía que él se estaba lastimando y de alguna manera deseaba liberarlo, pero no tenía idea de lo que podría llegar a hacer en su estado, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Blaise habló.

-Granger, toma la varita de Malfoy- Hermione observó, que no era la varita del rubio, si no la de su madre, tenía una ornamentación plateada en la empuñadura, se veía delicada y fuerte a la vez, como lo fue la señora Malfoy. La castaña tomo su varita con delicadeza observando detenidamente cada detalle. -Sé que a él le gustaría que la tuvieras en caso de que algo malo suceda-. Expresó con firmeza el moreno. La chica asintió en agradecimiento y colocó la varita en el bolsillo trasero de su pantalón.

Otro aullido prolongado se escuchó y los tres jóvenes observaron con mortificación la postura del hombre lobo, al parecer no le gustaba que alguno de los chicos estuviera al lado de la castaña. Theo intentó ponerlo a prueba y se acercó a la chica colocando una mano en su hombro. Lo que provocó que Draco gruñera dejando escapar entre sus filosos colmillos rastros de saliva. El joven abrió los ojos y volteo hacia su amigo moreno.

-No le gusta que nos acerquemos a Granger, al parecer es algo posesivo- comentó mientras se acercaba a su amigo dejándose caer de nuevo en el sofá.

-Yo más bien creo que no le gusta que tú te le acerques- respondió Blaise quien sin dudarlo fue directamente a abrazar a la castaña fuertemente. Ante el acto Draco jaló de las cadenas que casi estuvieron a punto de ceder rompiendo la pared.

Con un empujón, Hermione se liberó del abrazo del moreno y bufó hacia el chico-. No vuelvas a hacerlo, provocarás que te mate.

-Eres imbécil o solo te haces- preguntó el castaño con una sonrisa. -Te estoy diciendo que es sumamente posesivo. Es mejor que lo alimentemos.

-Como harán eso- preguntó la chica frunciendo el ceño mostrándose curiosa.

-Blinny- llamó Blaise, con un pop se apareció una pequeña elfina sus grandes orejas parecidas a las alas de un murciélago, las cuales se movían sin cesar al reverenciar a las personas presentes en aquel lugar. Llevaba un vestido azul cielo y un pequeño delantal blanco, su cabeza estaba adornada por un lazo negro. A Hermione le recordó un poco a Alicia del país de las maravillas.

-Llamo el amo- preguntó la elfina sin dejar de hacer reverencias a los jóvenes.

-Podrías traernos las carnes crudas que tenemos guardadas en la cocina-. Pidió amablemente el moreno. A la castaña le pareció sumamente curioso el trato del chico hacia su elfa doméstica, por lo general algunos magos sangre puras se comportaban de manera brusca o violenta hacia sus elfos.

-Carnes crudas ha dicho usted- preguntó la elfina abriendo sus ojos, haciéndolos parecer dos pelotas de tenis.

-Si, es para nuestro amiguito que esta allá atrás- Señaló Blaise con la mirada hacia atrás de la pequeña elfina, quien al voltear vio casi de frente al gran hombre lobo albino.

La elfina casi se desmaya de la impresión y fue sostenida por el moreno.

-Lo siento amo, Blinny no quería... Blinny está sumamente apenada con el amo-. Expresó la elfa mirando hacia el piso retorciendo sus manos entre su delantal.

-No te preocupes por eso- Dijo Blaise sobando la cabecita de la elfa -Pero me gustaría mucho que lo hicieras antes de que éste lobito se ponga de mal humor y nos coma a nosotros-. Blinny palideció y con un pop desapareció, apareciendo en unos segundos.

Varios platos de carne cruda aparecieron en aquel sombrío lugar. El castaño hizo aparecer unos guantes de látex y comenzó a tomar trozos de carne lanzándoselos a Draco quien buscaba atraparlos con su hocico. Blaise muy pronto también apareció unos guantes para unirse a su amigo.

-Qué es lo que le están haciendo- preguntó la chica acercándose a aquel par.

-No es obvio, dándole de comer a nuestro amigo, así evitamos que salga a la caza o nos coma a nosotros-. Comentó el moreno mientras lanzaba otro trozo de carne cruda al hocico de Draco que rápidamente lo atrapó.

Pronto se terminó la carne y los dos amigos se dejaron caer al sofá, estaban agotados y tenían sueño. Cuánto tiempo había pasado, no lo sabían con certeza, pero esperaban que llegara pronto el amanecer.

-Deberíamos tomar turnos para cuidarlo- comentó Hermione al ver a los dos jóvenes tirados sobre aquel sofá.

Draco estaba tirado en el suelo con las cadenas un poco flojas solo para que pudiera estar cómodo, en cuanto se irguiera las cadenas volvían a apretarse justo como lo hacía un cinturón de seguridad.

-Yo propongo a Granger- dijo Blaise bostezando mientras se acomodaba buscando una mejor posición. Theo dio un gran bostezo mientras se tallaba un ojo.

-Está bien, puedo hacerlo- propuso la chica, -he dormido mucho los últimos días, así que no tengo sueño en realidad- expresó subiendo los hombros restándole importancia al asunto.

Theo asintió brevemente y se volteó dándole la espalda a la chica, ésta con un suspiro profundo se sentó con las piernas cruzadas frente al lobo albino, quien no despegaba su mirada de ella.

-Draco, sé que no puedes comunicarte conmigo de la manera que tú quisieras, sólo quiero decirte que estamos aquí apoyándote y lo seguiremos haciendo, sin importar nada.

El lobo suspiro abatido y se acomodó mejor en el suelo. Hermione se mordió el labio con duda y se levantó dando unos pasos vacilantes hacia él, quería tocarlo, deseaba sentir la sedosidad de su pelaje, creía que tal vez era una insana curiosidad, pues era muy peligroso lo que estaba haciendo, pero algo en ella decía que era imperioso tocarle.

Así que llamando a su valentía Griffyndor se colocó a un lado del lobo quien abrió un ojo y tocó con su dedo índice el lomo de su cuerpo, ese dedo pronto se convirtió en dos, arrastrando suavemente las yemas de sus dedos sobre el suave pelaje, comenzó a tocarle al ver que Draco no hacía ningún movimiento, llevó su mano hacia su cabeza y detrás de su oreja. Notó que la respiración del lobo poco a poco se agitó de nuevo, su pecho subía y bajaba rápidamente, se levantó en dos patas lo que ocasionó que la chica cayera hacia atrás, observando con detenimiento a aquel ser.

Draco jalaba de sus cadenas con mayor fuerza, nunca gruñó, pero era visible su desesperación por soltarse. Hermione comenzó a avanzar hacia atrás haciendo uso de sus manos y piernas. De pronto el lobo se soltó, trozos de piedra volaron por doquier provocando que los dos jóvenes saltaran de su lugar y sacaran sus varitas aun estando adormilados por el sueño.

Theo estaba a punto de enviar un hechizo para atar a Draco, sin embargo, Hermione se lo impidió levantando su mano y parándose lentamente consiente de los ojos grises que le miraban. El licántropo dio dos pasos hacia la chica, Blaise y el castaño tomaban fuertemente su varita cada uno, no se atrevían siquiera a respirar o a realizar un movimiento en falso que provocara algún daño hacia cualquiera de ellos incluyendo a la joven.

-Bajen su varita, no me hará nada, lo prometo- expresó la castaña aún con la mano levantada hacia los dos Slytherin.

Theo y Blaise se mostraban reticentes a hacer lo que les pedía la chica, estaban temerosos de cualquier ataque que pudiera ocasionar el hombre lobo, Draco era su amigo de la infancia, pero en ese momento se había convertido en otro ser, y aunque confiaban con su vida a aquel rubio, no estaban tan seguros de hacerlo a un lobo de más de dos metros con dientes afilados y sedientos de carne.

Se miraron el uno al otro y despacio bajaron su varita hasta colocarla en el costado de su cuerpo, aun así, la tenían fuertemente tomada por el mango, esperando cualquier tipo de reacción por parte del hombre lobo.

Draco avanzó hasta invadir el espacio personal de Hermione que cerró los ojos y volteó su rostro hacia un lado ante su cercanía. El hombre lobo comenzó a olfatear el rostro de la chica, después su cabello y finalmente su cuello. Ella por su parte dejó de respirar en ese instante, tenía miedo, por supuesto, pero algo en ella le decía que no pasaría nada, que se quedara tal y como estaba, así que siguió sus instintos y se dejó hacer.

Comenzó a sentir como Draco exhalaba sobre su cuello, sintiendo como su cuerpo temblaba ante el acto; cuando vio al chico doblarse de dolor, dejándose caer sobre ella, vio con asombro como el cuerpo del chico volvió a cambiar deshaciéndose de aquel blanco y suave pelaje, su gran hocico iba desapareciendo de a poco volviendo a formar aquella nariz perfectamente recta, los colmillos ya no se encontraban, y sus patas se habían transformado en torneadas y pálidas piernas adornadas por un vello rubio. El chico dejo paso a la inconciencia y rápidamente su amigo castaño salió de su aturdimiento conjurando una manta para cubrir el cuerpo desnudo de Draco.

-Por Merlín, casi, casi me orino en mis pantalones- Exclamó el moreno dejándose caer al suelo.

-Te confieso que yo también compañero- dijo con un suspiro Theo deslizándose en la pared aun lado de su amigo moreno, cerrando los ojos por un momento. Mientras Hermione acomodaba al rubio sobre su regazo peinando el cabello del chico con sus manos, dejándose llevar por el cansancio y el sueño. Al fin había amanecido.

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Tomaron un descanso en las mazmorras de la mansión Zabini, pues con todo lo ocurrido durante la transformación de Draco, habían terminado realmente exhaustos. Hermione comenzó a sentir un ligero calor justo en uno de los bolsillos frontales de su pantalón, inmediatamente se levantó y sacó de éste el galeón que le había entregado Harry "Hemos entrado a Hogwarts", "hay un pasaje en Cabeza de Puerco" "Busca a Aberforth" "Usen mi capa".

Hermione se apresuró a despertar a los Slytherins. Era hora.

-Draco- le llamó con suavidad tocando su hombro. -Despierta, debo irme al castillo, me esperan allá.

El rubio despertó con el corazón desembocado ¿cuánto habían dormido? ¿habían dormido acaso?

Theo y Blaise se estaban preparando para salir del lugar cuando la voz de Draco llamó su atención.

-¿Cómo que te vas?

Hermione volteo hacia el rubio y mientras ataba las cuerdas de su calzado respondió. -Es obvio que no puedes acompañarnos, te estas recuperando y puedes salir gravemente herido-. Terminó de atar las cuerdas del otro par y volteo a verlo.

Draco ya estaba levantado y comenzaba a vestirse sin mostrar signos de cansancio o dolor en su cuerpo.

-Draco, por favor...

-No Hermione, no irás sola ¿entiendes?

Hermione negó con la cabeza, ese rubio era igual o más obstinado que ella y eso era decir mucho.

-Hoy también te transformarás-, intentó como último recurso.

-Me internaré en el bosque prohibido y ayudaré desde ahí.

-Detesto intervenir en su primera discusión marital, pero es hora y nos estamos retrasando-. Expresó Blaise divertido.

Hermione rodó los ojos y comenzó a subir los peldaños para salir de aquel lugar mientras sacaba de su bolso de cuentas la capa de invisibilidad. Seguida muy de cerca por Draco, Theo y Blaise.

Una vez estando en la sala del moreno, Theo expresó. -Nosotros nos iremos a mi mansión para entrar al castillo por Flú, cuídense y nos vemos allá.

Le dieron un breve abrazo cada uno al rubio y Blaise tomo la mano de Hermione -Nos vemos bella signora- dijo besando los nudillos de la castaña, que al soltarse limpio su mano en la camisa de Draco. Este divertido negó con la cabeza.

-Y ahora- preguntó -¿cómo entraremos nosotros al castillo?

-Nos apareceremos en Hogsmeade-. Dicho esto, le entregó a Draco su varita y lo tomó del brazo para realizar una aparición conjunta.

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Al llegar a aquel lugar, rápidamente se colocaron la capa de invisibilidad, y avanzaron a paso veloz hacia aquella taberna, donde colgaba un letrero que mostraba una cabeza de puerco goteando sangre. Queriendo entrar con premura pues el exterior era un verdadero caos, la gente iba y venía de las tiendas, quizá buscando un lugar para esconderse.

Hermione tocó dos veces la puerta del lugar, que tenía un letrero de "cerrado" al intentar tocar de nuevo, la puerta se abrió y de ella salió un hombre mayor con barba gris. La castaña se quedó de piedra al notar el parecido de este hombre con su antiguo director.

-¿Quién osa molestar?- preguntó el hombre desde la puerta.

La chica saco un poco la cabeza de la capa para que el mago lograra verla. -Somos Hermione Granger y Draco Malfoy, necesitamos entrar al castillo, Harry dijo que buscara a Aberfoth ¿Es usted?

El hombre abrió la puerta y metió rápidamente a los chicos. -Soy yo, estoy esperando más gente, pasen por el cuadro que está ahí- dijo mientras señalaba un retrato de una joven de facciones tristes, tenía una trenza de lado y un vestido sencillo azul con blanco. -Llévalos, yo esperaré a que llegue la Orden, no deben tardar- La joven del retrato dio un asentimiento hacia el mago y giró alejándose, siendo seguida por Hermione y Draco.

-Gracias señor Dumbledore- dijo la castaña mientras se alejaba.

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Al terminar el camino que dirigió la joven, Draco y Hermione se dieron cuenta que ahora se encontraban en la sala de menesteres, la cual estaba vacía, pero había signos de que era habitada. Hamacas elaboradas de tela, alguna que otra cama y varias literas, una variedad de colores entre los que destacaban, rojo, amarillo y azul.

-Vamos, hay que salir de aquí- sugirió la chica tomando del brazo a Draco quien solo se dejo llevar mientras observaba con atención el cambio de aquel lugar.

Al salir de aquella sala, notaron que los corredores estaban totalmente desiertos, dieron algunos pasos, pero ni un alma se veía en ese lugar. Después escucharon una voz serpentina y fría la cual afecto tremendamente los oídos de cada uno.

"Se que se están preparando para pelear. Deben saber que sus esfuerzos serán en vano; no pueden combatirme. No obstante, no quiero matarlos, valoro la sangre mágica. Entréguenme a Harry Potter y nadie sufrirá ningún daño. Entréguenme a Harry Potter y serán recompensados. Tienen hasta media noche".

Hermione sintió un escalofrío recorrerle la piel, retiró las manos de sus oídos, no sabía en que momento se los había tapado, ni en que momento se había desestabilizado hasta llegar al suelo y era sostenida por Draco, que estaba más pálido de lo normal y respiraba de manera agitada.

-Es hora- dijo la chica levantándose por completo y sacando de su bolso su mapa, dándose cuenta que todos los alumnos y maestros estaban en el gran comedor y comenzaban a movilizarse.

-A donde iremos ahora- preguntó el rubio colocándose aun lado de la chica, mirando con atención el mapa del merodeador.

Hermione levantó su vista, fijándola en el rubio y tomó aire -iremos al baño del segundo piso. Es hora de destruir esta copa-, dijo señalando su bolso -vamos.

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Mientras se dirigen al baño de niñas del segundo piso, logran ver el gran alboroto que se ha armado en el castillo. Alumnos que vienen y van preparándose para la batalla, los de primer año siendo dirigidos por otros más grandes. Hermione confiaba que los mayores estaban tratando de llevar a los más chicos a algún lugar seguro antes de desatarse el caos.

Al llegar a los baños, Hermione se dedicó a buscar la entrada hacia la cámara de los secretos.

-Qué estamos buscando- preguntó Draco tratando de seguir a la castaña.

-La entrada a la cámara de los secretos- Se que Harry entró por aquí con Ron y el profesor Gilderoy Lockhart. Pero no estoy muy segura de cómo lo hicieron, busca en los lavamanos- Pidió, mientras ella sacaba la nota con las palabras que su amigo de anteojos le había dado anteriormente.

-Aquí hay una llave diferente a las demás- dijo Draco, sus dedos recorrían una serpiente incrustada en una de las llaves.

-Seguro esa es la entrada- La castaña se acerco al chico y susurró unas palabras -Sssiahaassaaaa.

De pronto observaron como los lavamanos comenzaron a separarse entre sí y un gran túnel se mostraba ante sus ojos.

-Es por aquí, sígueme- dijo lanzándose cuesta abajo sin esperar al rubio.

Ambos se deslizaron por el túnel oscuro, bajaron varios metros, hasta lograr caer en una pila de huesos muy pequeños, Draco pensaba que quizá eran restos de roedores de los cuales alguna vez se alimento aquel basilisco que aterrorizó a sus compañeros en su segundo año.

Avanzaron a través de una caverna húmeda donde lograban escuchar algunas goteras provenientes de tuberías oxidadas.

Pronto lograron dar con la dichosa cámara de los secretos. Grandes pilares sostenían arcos por donde recorría agua proveniente del lago negro, un monumento a Salazar Slytherin se mostró imponente frente a ellos, a unos metros se encontraban los restos del gran basilisco. Hermione se apresuró a ellos y con cuidado tomó algunos colmillos, los cuales metió en su bolso de cuentas; sacó la copa de Helga Hufflepuff la cual colocó en el suelo, preparándose para incrustar uno de los colmillos. En ese momento Draco se posicionó junto a ella.

-Juntos ¿de acuerdo? - dijo mientras tomaba la mano de ella junto con el colmillo.

La chica tomó aire y con fuerza enterraron el colmillo dejando que el veneno de basilisco se impregnara en la copa. Todo paso muy rápidamente, la copa se agrietó y un fuerte grito se escuchó desde el fondo de la cámara; las aguas se elevaron formando una ola salvaje que empapó por completo a aquel par. Después de aquello todo se tranquilizó. Hermione se lanzó a los brazos de Draco dándole un beso profundo y aturdidor, impregnando en el todo su entusiasmo y emoción. Aún no habían ganado la guerra, pero ella sentía que estaban más cerca que nunca. El rubio le abrazó con fuerza queriendo alargar aquel momento compartido, sabiendo que pronto se enfrentarían al verdadero peligro.

Lo habían hecho, habían destruido otro Horrocrux, ahora debían pelear por sus vidas.

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Salieron presurosos de ahí, aún había alumnos corriendo por doquier, algunos gritando "ya entraron, están entrando al castillo".

-Debemos buscar a Harry- dijo Hermione con urgencia. -¿Han visto a Harry Potter? – Preguntó a cuanto alumno se le cruzara por el camino, pero nadie sabía dónde estaba.

-Por qué no te fijas en el mapa ese tuyo- sugirió Draco corriendo tras la chica.

La chica paró en seco golpeándose la frente ante tal revelación, el bendito mapa del merodeador, por algo se lo había dejado su amigo. Sacó de su bolso el mapa y susurró -Juro solemnemente que mis intensiones no son buenas.

El mapa comenzó a mostrar huellas diminutas con los nombres de todos los habitantes del castillo, maestros, alumnos y miembros de la orden. Observó que en la entrada había algunos nombres que reconocía, entre ellos "Mulciber, Theodurus Nott, los hermanos Lestrage", entre otros mortífagos.

-No lo encuentro- dijo Draco mientras sus ojos recorrían todo el mapa.

-Ni yo, debe estar en algún lugar que no se muestre en el castillo- Hermione se mordía los labios con ansiedad.

-Ahí está- Draco colocó su dedo sobre la huella donde se mostraba el nombre de Harry Potter, Ron Weasly y ¿Goyle? Las huellas de Goyle alejándose del lugar.

-Dónde es- preguntó la chica.

-Sexto piso, la sala de menesteres, vamos- Draco tomo la mano de la chica y se apresuraron a subir escalones tras de otros alumnos que al igual que ellos subían y bajaban de aquí para allá.

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Al llegar Ron y Harry estaban saltando de felicidad, su cara estaba tiznada y su ropa llena de hollín; habían destruido otro del los Horrocruxes, la diadema de Rowena Ravenclaw.

-Lo han logrado chicos- Hermione se lanzó al par de amigos abrazándolos cuando Harry se dobló de dolor tocando su frente, justo donde se encontraba su cicatriz.

-Qué pasó Harry, qué viste- preguntó Ron.

-Él está en la casa de los gritos, ha... ha pedido hablar con Snape, algo relacionado con la varita de Saúco, también... la serpiente, su serpiente es otro Horrocrux.

-Entonces vamos, tenemos que matar a esa serpiente- Dijo Hermione levantando el mentón, decidida a luchar.

Draco tomó su mano antes de que ella se marchara con sus amigos. -Aquí es donde nos separamos Hermione- dijo depositando un beso en su frente.

-¿Qué?...

-Esta oscureciendo, iré al bosque. Por favor cuídate y no te arriesgues más de lo necesario, porque planeo buscarte cuando esto termine.

Hermione le dio un fuerte abrazo no queriendo separarse de él, colocó su cabeza en el cuello del rubio respirando su aroma, depositando un beso en aquel lugar.

-¿Es muy pronto si te digo que te amo?

-Lo es- respondió con una sonrisa aun estando colocada en el cuello del chico, -pero no te miento si te digo que necesitaba escuchar esas palabras en estos momentos. Yo también lo hago Draco, no sé desde cuándo, pero lo hago, esto que siento es muy fuerte y es real.

Draco tomo con sus manos el rostro de Hermione, juntando sus labios, deseando tener más tiempo para lograr despedirse como él quería.

-Te veo pronto-. Le dijo dando media vuelta, dirigiéndose a la salida evitando mirar atrás.

Hermione dio un suspiro profundo y volteó a ver a sus amigos. Era hora de pelear.

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Afuera del castillo, todo era un verdadero caos, las maldiciones iban y venían por todas partes, enfrentamientos entre alumnos, uno que otro Auror, combatiendo mortífagos y demás criaturas. Un troll aplastando y derribando personas con ayuda de su mazo. Grandes acromántulas intentando subir por las paredes del colegio. Estatuas del castillo tratando de impedir el acceso de intrusos con ayuda de sus escudos, los cuales tenían el logo de las cuatro casas pertenecientes a Hogwarts.

Theo observó como algunos dementores cubrían los terrenos y eran desterrados por fuertes hechizos Patronus, logró visualizar una liebre color plateado recorriendo el lugar, acompañada de una cabra, un gran oso pardo, un caballo y un perro. Blaise blandió su varita dejando salir de ella su Patronus en forma de serpiente.

Corrieron a través de los terrenos del colegio, dirigiéndose al campo de Quidditch, donde algunos alumnos llevaban consigo orejeras enormes y unas macetas con mandrágoras, colocándolas estratégicamente dentro del campo.

-A ti te estaba buscando maldito bastardo.

Theo y Blaise pararon en seco al escuchar la voz profunda y grave de Theodorus Nott.

-Padre- dijo Theo con rostro serio.

-Tú no eres mi hijo, maldito traidor ¿creías que no me iba a dar cuenta? Tú y tu amigo han estado frustrando las misiones que ha encomendado mi señor. Pero no más, hoy acabaré con tu existencia, como siempre debió haber sido- exclamó con odio.

El castaño dio un paso atrás y sostuvo con fuerza su varita.

-Baje su varita ahora mismo- pidió Blaise, -o no respondo.

-¿Sabes? Siempre creí que entre ustedes dos había algo-, expresó Nott padre desdeñosamente arrugando la nariz.

El par de chicos quedaron helados al escuchar aquellas palabras, Blaise comenzó a negar energéticamente con la cabeza, mientras Theo daba dos pasos hacia atrás, sus ojos cafés se abrieron desmesuradamente.

-Ni siquiera eres capaz de negarlo- una risa burlona brotó de aquel mortífago. -El linaje de los Nott morirá conmigo, prefiero eso a la humillación de tener un hijo como tú. Crucio.

Theo cayó al suelo retorciéndose de dolor, negándose a soltar un grito; sin embargo, sabía que su padre estaba empeñado en torturarlo y no pararía hasta lograr su cometido (matarlo). Colocó las manos en el suelo, sus uñas se clavaban con firmeza en la tierra arrancando el pasto del lugar. No quería gritar, no debía hacerlo, no iba a darle el gusto a su padre de romperlo.

Ya no más.

De pronto, el señor Nott salió despedido por una ráfaga de viento, cual hoja de papel y al mismo tiempo su varita era extraída de su mano derecha. Siento receptor de dos hechizos al mismo tiempo.

-Siento llegar tarde- dijo una chica rubia y menuda perteneciente a la casa Ravenclaw-. Ese hombre no era nada educado, tuve que usar un desmayus, pero creo que se me paso la mano- comentó apenada bajando la cabeza, mientras revolvía la tierra del suelo con la punta de su zapato. -Además tenía demasiados torposoplos rondándole la cabeza, eso no puede significar nada bueno. En fin, un gusto ayudarte Theodore Nott, Zabini- dijo volviendo la cabeza hacia el moreno quien dio un breve asentimiento y salió dando brinquitos de regreso al castillo.

Theo giro su cuerpo de espaldas aun estando en el piso. - ¿Tú lo desarmaste? - cuestionó al ver a su amigo sosteniendo dos varitas en su mano izquierda.

-Si- respondió Blaise, -siento haber actuado tan tarde, pero me tomó con la guardia baja y no terminaba de procesar lo que estaba diciendo tu padre-. Tomó la mano del castaño ayudándole a reincorporarse. Con dificultad Theo logro hacerlo recargándose en el árbol más próximo, -Es un imbécil.

-Ciertamente lo es, si me fijara en los hombres, amigo no serías tú. Me gustan de melena azabache- dijo colocando su mano en la barbilla fingiendo pensar -Algo así como Potter, pero sin anteojos o cicatrices en el rostro.

-¿Por eso te fijaste en Pansy?- cuestionó el castaño cerrando los ojos, y colocando una mano debajo de sus costillas.

-Tiene un hermoso cabello, no puedes negarlo, además me encanta su sarcasmo y sentido del humor. Somos tal para cual-, vamos tenemos que encontrarla, aquí afuera definitivamente no está.

-Solo dame un minuto- pidió Theo dirigiéndose hacia el cuerpo de su padre, lanzó un hechizo incarcerus atándolo al árbol donde anteriormente estaba. -Siento haberte defraudado padre, pero como tú dijiste, no somos iguales. Te visitaré en Azkaban-. Expresó dejándolo atrás atado y petrificado en aquel sitio.

Ambos amigos corrieron hacia el caos que aún continuaba en las puertas de su escuela.

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-To... tómalas, tómalas todas.

Hermione rápidamente convocó un frasco pequeño de su bolso de cuentas, el cual entregó a su amigo Harry. Su amigo con anteojos colocó cuidadosamente el frasco bajo el ojo izquierdo de su antiguo maestro de pociones, mientras con su otra mano sostenía su cuello ensangrentado.

Habían llegado unos momentos antes de que la gran serpiente de Voldemort, Nagini atacara al profesor Snape.

-Tienes los ojos de tu madre.

Fueron las últimas palabras del maestro de pociones antes de dar su último aliento. Harry cerró los parpados del profesor que tanto había odiado durante su estadía en Hogwarts y con un suspiro se levantó decidido.

-Tengo que ir a la dirección. Él quería que viera esto- Harry mostro el pequeño frasco que contenía los pensamientos de su antiguo maestro. -Tengo que hacerlo.

-Te acompañaremos- decidió Ron.

-Quizá deba hacerlo solo, algo me dice que estas memorias son privadas.

-Bueno iremos juntos al castillo y luego podemos esperarte- Sugirió Hermione.

-De acuerdo, vámonos, no debemos perder más tiempo.

Los tres se encaminaron en silencio saliendo de la choza de los gritos por el túnel debajo del sauce boxeador.

Al salir el patio había un total caos, muchos cuerpos tirados en el suelo desangrados o desmembrados, cuerpos desconocidos afortunadamente para ellos, pero Hermione no pudo evitar sentirse mal, le invadieron unas enormes ganas de vomitar, la bilis subió por su garganta, hasta que tuvo que devolver el estomago frente a sus amigos.

-Lo siento- dijo limpiando su boca con la manga de su sweater, volteó avergonzada hacia otro lado y siguió a sus amigos que la miraron con ojos de comprensión, asintieron hacia ella y sin palabras se dirigieron a las puertas del castillo.

Vieron a compañeros y maestros codo a codo luchando contra algunos mortífagos y dementores. Asombrándose de la fortaleza de aquellos jóvenes que se veían más chicos que ellos. No existía cansancio en su rostro, más bien mostraban determinación y seguridad, aunque Hermione sabía que en el fondo tenían miedo, al igual que todos aquellos que estaban defendiendo su escuela en ese momento. Un grito suplicante la sacó de sus pensamientos, cuando dirigió su vista hacia su derecha, donde se encontró a un alumno de quinto año probablemente, utilizando su túnica con los colores de la casa Hufflepuff.

-Ayuda, mi hermana esta siendo atacada por un hombre lobo color gris.

Hermione palideció ante las palabras de aquel jovencito. <<No podía ser Draco, el había tomado la poción matalobos antes de acudir al castillo. Él no atacaría alumnos de la escuela ¿verdad?>>.

-Muéstrame ¿dónde están?

-Cerca de aquí, en la parte trasera del castillo, cerca de los limites hacia el bosque- la mirada suplicante del chico hizo que Hermione se volviera a Harry.

-Tengo que cerciorarme que no sea Draco y ayudar- sacó la capa de invisibilidad de su bolso y el mapa. -Toma Harry, probablemente los ocupes se vas entrar ahí- dijo tendiéndole los objetos a su amigo.

Ron se mostraba algo indeciso en ese momento, lo ponían entre la espada y la pared, teniendo que elegir con quien iría.

-Ve con Hermione, puede que haya más peligro allá afuera y están tratando con licántropos necesitara tu ayuda.

Con un suspiro de alivio Ron se despidió del azabache colocando su mano en el hombro de su amigo. -Nos vemos en unos momentos-. Harry asintió y corrió hacia la entrada de la escuela lanzando hechizos desarmadores a todo encapuchado que se encontraba.

El pelirrojo corrió detrás de Hermione quien ya se encontraba a varios metros de distancia siguiendo al joven Hufflepuff, pronto llegaron al lugar y se encontraron con una escena bastante extraña a su parecer, un gran hombre lobo gris estaba en posición de ataque, gruñendo a una chica también su túnica roída mostraba el color amarillo, quien estaba en el suelo asustada y llorando.

Hermione rápidamente se dio cuenta, aquel lobo no era Draco Malfoy, era alguien más. Conjuro un hechizo incarcerus sobre el licántropo, pero este logró romper las cuerdas de inmediato. Ron por su parte, envío un hechizo punzante tratando de alejarlo de la chica, sin embargo, solo logro que el hombre lobo pusiera sus ojos en el par.

De pronto, Hermione sintió varias miradas posándose en ella, de algunos arbustos comenzaron a salir otros licántropos que se encontraban escondidos. La mente de la castaña hizo clic de inmediato, era una manada completa y ella había caído en una trampa, llevándose consigo a su amigo Ron.

-Estamos rodeados.

-Lo sé Ron- dijo volteando hacia todos lados, tratando de pensar en una salida. No había ninguna.

Tembló al escuchar el aullido del hombre lobo gris, que se acercaba de manera lenta y sigilosa en sus cuatro patas, sus ojos completamente dilatados solo la observaban a ella.

-¿Qué está pasando Hermione?

-Creo que me quieren a mí.

-¿Por qué?- pregunto Ron con un susurro.

-Porque yo maté a su líder.

El gran hombre lobo gris se lanzó hacia la chica al decir aquellas palabras.

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La luna llena se podía observar a través de los inmensos y bastos pinos que rodeaban el bosque prohibido, un agradable olor a neblina y tierra húmeda invadía aquel lugar; sin embargo para Draco Malfoy eso no era relevante, había venido a esconderse y tratar su transformación evitando hacer daño al alumnado y profesorado de Hogwarts, sabiendo que podía ayudar desde las sombras, la noche anterior se dio cuenta que, ahora poseía una increíble fuerza y probablemente mayor agilidad y velocidad que estando sobre una escoba, su nueva condición haría que pudiese ser de apoyo para el bando que alguna vez juro destruir.

Tomó aire llenando sus pulmones y lanzó desde su pecho un aullido fuerte y agudo, se dispuso a correr, su mente, gracias a la poción que había tomado anteriormente, hacia que pensara con mayor claridad y no se dejase controlar por el instinto animal que tenía.

Logró reducir a algunos magos encapuchados, evitaba matarlos o morderlos, pues sabía los riesgos de la mordedura de un hombre lobo en plena luna llena. Sin embargo, los embestía y golpeaba utilizando sus garras y partes de su cuerpo hasta provocar que aquellos mortífagos perdieran el sentido. Ya había reducido a varios cuando escuchó un aullido de ataque.

Draco agudizo el oído, acercándose lentamente. Algo claramente estaba mal, lo podía sentir, Hermione estaba en peligro, lo intuía, debía correr y así lo hizo.

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Hermione cerro fuertemente los ojos, solo esperaba no tener una muerte tan dolorosa, quizá si se le lanzaba a la yugular sentiría muy poco dolor comparado a cualquier otra parte del cuerpo. Espero con impaciencia el golpe o mordida de aquel ser, mas nunca llegó; en cambio al abrir un ojo vio como aquel hombre lobo era embestido por otro licántropo color blanquecino <<Draco>> quien ahora se había puesto de escudo entre ella (Ron incluido), y la manada que ahora estaba en posición de ataque frente a ellos.

Draco Gruño en respuesta al inminente ataque, Hermione apretó con fuerza su varita pensando en varios hechizos para derrotar a aquellos seres, su mente giraba totalmente horrorizada pues tal vez Draco y Ron pudiesen sufrir las consecuencias de haber caído tan ilusamente en esa trampa.

El licántropo blanquecino miraba con atención y gruñía al licántropo grisáceo, dándole a entender que defendería con garras y dientes a la chica castaña y a su acompañante; una conversación se estaba llevando a cabo entre aquellos dos seres y Hermione no era capaz de entender lo que se decían por medio de esos gruñidos y aullidos. De pronto el licántropo gris se abalanzó contra Draco llevándoselo consigo al suelo, mordiéndolo en repetidas ocasiones, su pelaje blanco ahora se mostraba empapado en algunas áreas manchándolo de sangre.

Draco por su parte también buscaba morderlo en zonas estratégicas, pero aquel hombre lobo era más fuerte y con más experiencia atacando, giraron en repetidas ocasiones, uno sobre el otro, tratando de demostrar su fuerza y valía.

Hermione vio horrorizada como un Deja vú aquellos pensamientos que rondaban por su mente segundos antes. -¡No, déjalo!- gritó apuntando con su varita al hombre lobo gris, intentando conjurar un hechizo sin dañar en el proceso a Draco.

En un descuido donde el hombre lobo gris volteo hacia la chica, Draco logro morderle el cuello y quedar prendado de él. El grisáceo intentaba deshacerse del agarre utilizando sus garras y hocico, pero la mordida de Draco se intensificó más

Ningún otro hombre lobo se metió, esta era una batalla de poder y mando, claramente. Su antiguo líder había muerto a manos de aquellos jóvenes magos y el lobo blanco podía exigir el liderazgo si así lo quería, solo debía ganarle al lobo más fuerte de la manada "el lobo gris".

El pelaje una vez blanco que tenía Draco se había vuelto teñido de escarlata y lodo, Hermione no sabía si era completamente su sangre o la combinación de la sangre de ambos lobos. De pronto, el lobo gris dejó de pelear, rindiéndose con un aullido de dolor. Draco lo dejó ir y aquel licántropo bajo la cabeza retirándose lentamente dando pasos hacia atrás. Los demás lobos bajaron la cabeza en reconocimiento y también se alejaron.

Draco en su forma de lobo se dejó caer con cansancio a los pies de la chica quien rápidamente y con ayuda del pelirrojo comenzaron a susurrar encantos sanadores. Hermione convocó de su bolso un pequeño frasco colocando gotas de Díctamo en las mordeduras y le colocó un gel de esencia de murtlap en otras áreas tratando de reducir algunos cortes. Lo abrazó fuertemente acariciando con la palma de su mano la cabeza, arrastrando las caricias hacia su lomo, mientras él cerraba los ojos con cansancio.

Se escucharon algunos estallidos cerca del lugar.

-Tenemos que sacarlo de aquí, no podemos quedarnos o nos atacaran con facilidad- expresó Ron.

-Tienes razón, hay que llevarlo de regreso al bosque, resultará más fácil esconderlo en aquel lugar.

Hermione levitó el cuerpo de Draco, quien se encontraba en un sueño profundo y acompañada por su amigo pelirrojo se dirigieron al bosque.

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Estuvieron unos momentos en la oscuridad que rodeaba el bosque prohibido, unas pisadas llamaron su atención y Ron inteligentemente lanzó un hechizo desilusionador en ellos mientras trataba de ver quien se acercaba. Las pisadas y crujidos en las hojas que estaban en el suelo se intensificaron y gracias a la luz de la luna el chico pelirrojo logro divisar un reflejo en los anteojos de Harry.

-Harry- susurro retirando el hechizo para que su amigo lograra verlos.

El azabache se acercó cautelosamente a sus compañeros.

-Qué hacen aquí, deberían estar en el castillo. La pelea se ha suspendido.

-Cómo que se ha suspendido, a qué te refieres-, preguntó Hermione.

-Él ha pedido por mí, tengo que ir a pelear contra él.

-Cómo qué... no, no te dejaremos solos. Te acompañaré-. Ron comenzó a levantarse.

-No, no lo entienden, siempre he sido yo, soy el último. Eliminen a esa serpiente y todo habrá acabado.

Ron y Hermione no pudieron evitar derramar unas lagrimas de impotencia al saber el sacrificio que tendría que hacer su amigo.

-Podemos acompañarte, sabes que no estas solo en esto y yo...

-No, Hermione, lo sé- interrumpió Harry con una sonrisa que no llego a sus ojos, los que ahora estaban aguados tratando de retener sus lágrimas. -Ron ve al castillo, Fred...- el azabache negó con la cabeza sin poder hablar, un nudo se había formado en la garganta. -Solo ve- su voz se quebró mientras le daba un abrazo a su amigo pelirrojo quien entendió de inmediato dejándose caer en los brazos de Harry, sus sollozos perforando los oídos del elegido.

-Ve Ron, tu familia te necesita, muy pronto amanecerá y podré acompañarte- sugirió Hermione, mientras intentaba limpiar sus lagrimas con la manga de su sweater.

-Es... esperaremos solo un poco más, no te dejaré sola aquí, así podremos ir los tres al castillo, tú, Malfoy y yo.

Hermione asintió con agradecimiento y apretó la mano de Ron. Era consiente de que su amigo no quería estar solo en esos momentos, necesitaba estar con su familia, pero el trayecto del bosque hasta el castillo sería muy duro para él a solas.

Harry se despidió con un abrazo de ambos. -Falta muy poco, les prometo que esto terminará.

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En cuanto los primeros rayos de luz comenzaron a reflejarse en los árboles, el pelaje de Draco se comenzó a caer, poco a poco su cuerpo inicio el proceso de cambio. Hermione ya estaba sacando de su bolso un cambio de ropa que había preparado con anticipación. El rubio abrió los ojos lentamente aún reflejando cansancio en su rostro, unas enormes ojeras hacían ver sus ojos más azules que aquel el gris predominante en tiempos anteriores.

-Siento como si me hubiera pasado el Expreso de Hogwarts encima- dijo con voz ronca.

-Si, bueno tuviste mucha actividad por la noche, sumado a la falta de descanso desde el día anterior- respondió la castaña tendiéndole la ropa. -Ahora vístete, no es necesario que Ron te vea desnudo.

Draco sonrío de lado -¿Tan pronto te enamoraste de mí Weasel?

-Ni en tus más locos y húmedos sueños- respondió el pelirrojo volteándose evitando ver al rubio.

-Tenemos que ir al castillo, Harry fue a enfrentarse a Riddle. Esperaremos noticias allá- informó Hermione mientras ayudaba a abotonar la camisa negra que terminaba de colocarse Draco. Sus manos temblaban de nerviosismo y miedo. El chico entendió la preocupación que su novia tenia y tomó sus manos besándola en gesto de apoyo.

-Si ya terminaron, me gustaría ver a mi familia- Expresó Ron cruzando sus manos sobre su pecho.

-Vayamos.

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Una vez llegando al castillo, entraron al Gran Comedor, el cual mostraba melancolía en cuanto traspasabas las puertas del lugar. Docenas de cuerpos extendidos tapados con sábanas blancas anunciaban las muertes de varios alumnos, familiares de éstos, maestros, Aurores y miembros de la Orden. Todo el lugar en silencio, brindándoles honor a aquellas personas fallecidas.

Hermione no pudo contener ver aquella escena y giro su rostro hacia el pecho de Draco, quien la tomo con fuerza.

Ron corrió hacia donde se encontraba su familia quien sollozaba sin cesar, fue recibido por el abrazo de Ginny y después el de George y Billy, sumándose a ellos Molly y Arthur. Fred estaba en el suelo una sabana estaba sobre su cuerpo, su cara totalmente pálida.

-Ro... Ronn- escuchó que alguien gemía su nombre con voz baja y ronca

Su familia rápidamente lo soltó y giraron a ver a Fred Weasly, quien se encontraba en estado sumamente delicado.

-Ronnieee.

Ron inmediatamente dejó caer las rodillas al suelo tomando la mano de su hermano.

-Fred, yo creí... creí

-Probablemennnte te... estuviera... esperando... imbécil- Sonrío Fred.

-Yo...

-Shhh... ¿sabes como te quiero recordar? - pregunto el gemelo.

Ron negó con la cabeza limpiando sus lagrimas con la palma de su mano.

-Clases... de baile con... McGonagall.

El chico pelirrojo río aún llorando y negando con la cabeza. Su hermano ni siquiera en su lecho de muerte podía dejar de bromear.

-Te encargo a Georgie... cuídalo por mí- Con esas últimas palabras cerro sus ojos descansando. Ron se tiró al pecho de su hermano, pero se dio cuenta que seguía respirando.

-Estamos esperando a que vengan de San Mungo, aquí no pueden hacer más por él- dijo Billy extendiendo su mano ayudándole a levantarse. -No hay más que hacer por ahora, solo rezar a Merlín para que pueda ser atendido inmediatamente, pero no es el único en estado de gravedad- dijo volteando a ver a Oliver Wood abrazando a Katie Bell con una herida enorme en el costado, por más que Oliver presionaba con su túnica la sangre no paraba de fluir.

Más allá de él estaba Parvati llorando en el cuerpo de su hermana y aún lado Lavander sosteniendo su brazo el cual se veía deforme, muy probablemente fracturado, aunque esto no le impedía acompañar a su amiga en esos momentos.

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Hermione arrastró a Draco hasta encontrarse con la familia Weasly, dio un asentimiento a los demás y abrazó con fuerza a Ginny.

-Y Charly- preguntó notando al único integrante que faltaba en ese lugar.

-Viene en camino desde Rumania, no sabemos qué es lo que lo ha detenido tanto tiempo. Espero se encuentre bien- Respondió la menor de los Weasly entre hipidos. Hermione dio un asentimiento hacia su amiga y tomo la mano del rubio.

-Se pondrá bien, Fred es fuerte- dijo tratando de darle fortaleza a su amiga, quien hizo el intento de sonreír, pero solo salió una mueca de su boca.

-¿y Harry?

-No lo sé- mintió, no era capaz de decirle la verdad a la pelirroja sabiendo que ya estaba sufriendo por su hermano, queriendo ahorrarle más penas. -Seguro no debe de tardar-. Su voz se rompió un poco y sonó ronca, por lo que carraspeo para deshacerse del nudo en su garganta.

Un alboroto se hizo presente en la entrada de la escuela que obligó a la mayoría a salir del castillo. Draco y Hermione salieron tomados de la mano, localizando inmediatamente y posicionándose al lado de Blaise quien abrazaba protectoramente a Pansy Parkinson y Theo Nott quien estaba recargado en la pared junto a las escaleras de la entrada.

-Qué pasó, a quién está cargando Hagrid-. Escucho que Ginny preguntaba a su padre al cruzar las puertas de la entrada.

-Harry Potter está muerto- El grito de Voldemort resonó en todo el lugar, mientras los mortífagos restantes se burlaban de la escena. -Únanse a mis filas-, dijo mientras se paseaba a sus anchas por el patio de la escuela - hagan un juramento de lealtad y perdonaré sus vidas.

-¡No!- el gritó de Ginny rompió el silencio de los miembros que aún quedaban de pie combatiendo, comenzaron a escucharse murmullos provenientes de los demás alumnos.

-Niña estúpida, el elegido ha caído y nadie podrá detenerme ahora. Sin embargo, mi oferta sigue en pie, quien desee unirse a mí hágalo ahora, antes que sea demasiado tarde.

Neville se acercó lentamente su pie estaba herido, pero logró dar unos pasos al frente cojeando.

-Dame tu nombre chico.

-Neville Longbottom- respondió mientras sacudía el sobrero seleccionador que traía en su mano.

-Así que Longbottom eh, creo que puedo darte algún trabajo en mis filas- Exclamó con asco mientras los demás mortífagos se deshacían en burlas hacia el chico.

-No importa que Harry haya muerto...

-Para con eso Nev- interrumpió Seamus Finnigan.

-¡No!- dijo volteando a ver a sus compañeros y trago espeso mientras proseguía. -Mucha gente muere todos los días: Colin, Padma, Katie, Cormac, y otros chicos de los que ni siquiera soy capaz de recordar su nombre- gritó -Harry incluido, pero esto no acaba aquí, él dio su vida por nosotros. Ésta pelea sigue, yo lucharé a muerte así sea necesario.

-Bueno, que así sea- respondió Voldemort, con un giro de su varita coloco el sombrero sobre la cabeza de Neville y le prendió fuego. Todos jarearon al observar la escena sin poder hacer nada para ayudar al pobre chico que giraba tratando de quitarse el sombrero en llamas.

Todo ocurrió muy pronto, los mortífagos se reían burlándose de Neville, cuando de repente los jadeos de algunos alumnos se convirtieron en gritos de sorpresa y exclamaciones hacia Harry Potter, que en ese momento corrió hacia sus compañeros y miembros de la orden recibiendo una varita de Draco Malfoy. Todos preparándose para seguir luchando.

Hermione apagó las llamas que habían invadido parte del cabello de Neville sin ocasionarle gran daño.

-Mete la mano dentro del gorro Nev- Le gritó Harry antes de que un grito enfurecido de Voldemort resonara en todo el patio. Neville saco la espada de Goddric del sombrero sin poder creer su suerte. -Maten a la serpiente- ordenó Harry girando su cabeza hacia donde se encontraba Nagini siendo protegida dentro de una burbuja. Mientras el azabache apuntaba con su varita hacia Riddle.

-Vamos a hacer esto tú y yo Tom Riddle, como debe ser. Expelliarmus- un rayo rojo salió de la varita de Harry.

-Avadakedabra- rugió Voldemort, su rayo verde uniéndose al rojo, ambas varitas despedían chispas con los colores correspondientes a cada hechizo conjurado.

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Hermione, Ron y Draco intentaban destruir sin éxito la burbuja que protegía a la gran serpiente Nagini; ningún Diffindo, Bombarda, Confringo, o Reducto, funcionaba. No podían cortarla, hacerla estallar en pedazos, o simplemente explotarla. Muy pronto Theo, Blaise e incluso Pansy se unieron intentando ayudar.

-Glasius- gritó Pansy Parkinson logrando que la burbuja se congelara en el aire, suficiente tiempo para que Hermione conjurara otro hechizo.

-Confringo.

La burbuja explotó en mil trozos en forma de hielo.

-Ahora Neville- Gritó Ron cuando la Serpiente comenzaba a alzarse sobre Hermione y Pansy.

Con un grito Neville blandió la espada logrando cercenar la cabeza de la serpiente. Un humo negro salió de ella girando como espiral elevándose al cielo y desapareciendo.

Todos corrieron a luchar contra los mortífagos restantes, procurando inmovilizarlos y detenerlos para ser apresados después. Theodore se apresuró a ayudar a Luna Lovegood quien estaba en problemas debido a que era asechada por dos encapuchados que la atacaban sin piedad al mismo tiempo.

En ese momento unas sombras de gran magnitud se formaron tapando el sol, los chicos voltearon al cielo y lograron divisar a unos enormes dragones, los cuales eran cabalgados por unos magos.

-¡Es Charly!- Grito Ron, -llegó con la caballería.

Los dragones atacaban ferozmente a algunos Trolls que intentaban llegar al castillo y a unas pocas acromántulas que quedaban y se disponían a traspasar los limites entre el bosque y el castillo. Grandes llamaradas de fuego eran lanzadas hacia el patio del colegio y áreas del bosque, logrando que se retirara la mayoría de los atacantes, incluyendo dementores, seres mágicos y mortífagos.

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Hermione, Draco y Ron intentaron a acercarse lo más posible a Harry quien seguía peleando ferozmente contra Voldemort.

-Te diré una cosa Tom- dijo Harry mientras sostenía con fuerza su hechizo de desarme. -El verdadero dueño de la varita de saúco, no era Snape, nunca fue él.

Voldemort frunció el ceño ante las palabras del chico, ya se imaginaba que Severus era un maldito traidor, pero necesitaba saber con urgencia todo lo que Harry Potter conocía.

-Él dueño era Draco Malfoy, él desarmó a Dumbledore.

Tom Riddle dio una mirada furiosa a Draco quien se quedo paralizado en ese lugar.

-Era Draco, pero yo lo desarme hace tiempo, ahora el dueño de esa varita soy yo- continúo Harry, -Hermione la capa- pidió con urgencia.

Hermione rápidamente sacó la capa de invisibilidad de su bolso y la lanzó a su amigo azabache. El elegido la tomó sin cortar el hechizo dirigido a Riddle, quien lo miraba extrañado. Con un ágil movimiento Harry Potter se colocó la capa desapareciendo por completo, cortando el hechizo de desarme y volvió a aparecer, esta vez más cerca de Voldemort.

-Ahora yo soy el maestro de la muerte- dijo mientras sacaba su cabeza flotante de la capa, dejando helado al mismísimo Voldemort -Expelliarmus- gritó con todas sus fuerzas desarmando a Tom Riddle- Lo entiendes ahora, sacó una pequeña piedra negra de su pantalón y la colocó entre sus dedos índice y pulgar; Tom logró reconocerla como aquella piedra perteneciente a la familia Gaunt, su reliquia familiar. En su otra mano descansaba la varita de saúco.

Harry volvió a desaparecer, reapareciendo frente a un Voldemort horrorizado a un metro de distancia. -Ahora si Tom, este es tu verdadero fin, no vuelvas nunca más. Avadakedabra- La maldición de Harry golpeó a Riddle quien salió despedido varios metros cayendo sobre algunos escombros del castillo.

Algunos alumnos se acercaron al cuerpo, pero no lo suficiente, solo algunos miembros de la orden como Remus, Tonks, Shacklebolt, McGonagall, Ron, George, Hermione y los Slytherin Draco, Theo y Blaise que querían verificar la muerte de Voldemort, lograron acercarse.

-en las películas de horror siempre resucitan- Dijo Hermione para si misma y fue escuchada por el rubio.

-¿Qué?-Cuestionó Draco sin entender ninguna palabra.

-Que debemos de asegurarnos de que no vuelva a levantarse y nos apuñale por la espalda.

Todos asintieron, a las palabras de la chica, al mismo tiempo que Harry llegaba al lugar.

-Avadakedabra-. Todos al unísono conjuraron aquella maldición asesina sin importarles que dicha maldición estaba penalizada y enviaba un ticket directo a Azkaban, al fin de cuentas se estaban asegurando de deshacerse de un asesino de una vez por todas.

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Todos felicitaron y llenaron de alagos a Harry Potter, pues fue la pieza clave para acabar con el control y tiranía que inflingió Voldemort, poco a poco alumnos cansados comenzaron retirarse del castillo acompañados por sus padres. Harry aprovecho para colarse hacia donde se encontraban Hermione, Ron, Draco y los demás slytherin, quienes se encontraban cerca del lago negro tirados en el suelo descansando.

-Por fin, un poco de paz.

-Te equivocas en eso Harry- dijo Hermione divertida, su cabello estaba revuelto en un moño completamente enredado, su cara estaba sucia y su ropa andrajosa. Sin embargo, en ese momento no le importaba su apariencia, pues su novio la había visto en peor estado antes.

-Por que dices eso- Cuestionó Harry intrigado.

-Falta que llegue Rita con toda la prensa mágica, y te invadan con preguntas incomodas.

El azabache se tiró al suelo cruzando sus piernas, mientras colocaba sus codos sobre sus rodillas, dejando caer su cabeza entre sus manos. Posteriormente con un suspiro se quito los lentes y comenzó a limpiarlos con su playera.

-Entonces debo apresurarme.

-a hacer qué- preguntó su amigo pelirrojo con interés mientras arrancaba pasto del suelo.

-Deshacerme de esto-, Harry sacó de su pantalón la piedra de la resurrección y la varita de sauco.

Draco, Blaise y Theo jadearon.

-Eres el maldito maestro de la muerte y piensas deshacerte de las reliquias, ¿tú estás loco, o sobrevivir tantas veces a una maldición asesina te ha achicharrado el cerebro? - Preguntó Blaise sin poderse creer las palabras del elegido.

-Es lo correcto Zabini, mucho poder corrompe a las personas-. Se defendió el chico con anteojos.

Los cuatro Slytherin que ahí se encontraban alzaron la ceja.

-Olvide con quien estoy hablando- Harry volteo los ojos, -repíteme por qué andas con uno de ellos- preguntó a Hermione.

-Son ingeniosos, sarcásticos y me hacen reír- respondió la chica subiendo los hombros.

-Estas diciendo que nosotros no somos ingeniosos y no te hacemos reír- preguntó Ron levemente ofendido.

-No es igual Ron, al menos con Draco puedo tener una conversación reciproca acerca de los libros y no me deja hablando sola, me pone atención, discutimos y argumentamos sobre el mundo muggle y mágico, cada quien dando a conocer al otro parte de nuestro mundo y... Ron- Gritó al darse cuenta que el pelirrojo no le estaba prestando ni una pisca de atención. -¡Ron Weasly!

-¿Eh, decías?- preguntó el pelirrojo sin mirar a su amiga, su atención estaba totalmente enfocada en la chica rubia con chinos ya no tan definidos, quien llevaba su brazo enyesado.

-Olvídalo.

-Seguro no estás arrepentida de elegirme a mí- afirmó el rubio dándole un pequeño jalón al rizo detrás de la oreja de la castaña.

-Ni un poco- respondió la chica regresándole el gesto.

-Bueno como se están poniendo un poco empalagosos aquí, me retiro. Dijo Harry poniéndose de pie.

-Espera Potter- Pansy Parkinson se puso de pie sacudiendo su falda. -Yo... ehmm, siento mucho haber querido entregarte en el gran comedor- trago espeso y dirigió su mirada hacia el chico- mis padres estaban bajo amenaza y yo estaba desesperada. Se que no es justificación y mis actos hablaron por mí en los últimos años, pero desde que Draco, Theo y Blaise, estuvieron involucrados en esto, nuestras creencias cambiaron. Yo te ofrezco mis mas sinceras disculpas y espero puedas perdonarme en el futuro- la chica ofreció su mano hacia el azabache.

-Cuidado, yo lo hice a los once años y me rechazó- bromeo Draco.

Pansy subió los hombros y siguió con el brazo extendido, no importa mis disculpas son sinceras y estaré aquí así no las acepte-. Eso fue suficiente para que Harry Potter limara asperezas contra la chica Slytherin. Una vez que se soltaron, la chica se dirijo a Hermione -Lo mismo para ti Granger, ahora que sales con mi mejor amigo, quiero seguirlo teniendo en mi vida, y si tú estas con él, eso significa que no podrás deshacerte de mí- bromeo -y puedes preguntarle a Draco soy muy insistente.

-Me consta- respondió el rubio con fastidio, recibiendo un codazo cariñoso en las costillas. -Auch, sigo herido, deberías cuidarme no maltratarme.

-Que delicado- Respondió la castaña. -Por supuesto que te perdono, la guerra ha terminado y nos ha dejado a todos muchas enseñanzas, perdonar es una de ellas. Hermione recibió la mano extendida de la azabache y le dio un apretón.

-Estoy muy orgulloso de mi chica- exclamó Blaise abrazando a Pansy, dándole un beso en la cabeza.

-Espera, me hace falta Weasly y la familia pelirroja- dijo Pansy deshaciéndose del abrazo del moreno y dirigiéndose a Ron.

-No es necesario, todo perdonado- cortó el chico.

-Bueno entonces los dejo, Ron me acompañas- pidió Harry volviéndose a su amigo.

-Seguro, a dónde- preguntó con interés el pelirrojo.

-A deshacerme de esto-. Mostró la piedra.

-Espera, puedo sostenerla un minuto.

-No Blaise- respondieron Draco, Pansy y Theo.

-Está bien- respondió el moreno enfurruñado.

Harry y Ron se retiraron rumbo al bosque prohibido.

-Y ahora qué sigue- preguntó Theo recostado en lo alto de un árbol, sobre una de las ramas más gruesas.

-Yo deseo conocer más sobre el mundo de la moda muggle- respondió Pansy asombrando a sus amigos. -No sé supongo que iré a Paris, Milán. Sé que ahí se encuentran las capitales de la moda.

-París, un lugar muy romántico, no piensas invitarme- preguntó el moreno atrayendo a la chica de nuevo a sus brazos.

-Quizá, si te portas bien.

-Y ustedes- Theo dirigió su mirada interrogativa hacia su amigo rubio y la castaña.

-Viajare a Australia a buscar a mis padres- dijo Hermione recargándose en el pecho de su novio.

-y no piensas invitarme- preguntó Draco bromeando ante la auto invitación que se hizo su amigo moreno. Todos rieron, incluso el afectado.

-Bueno Australia no es como París, demasiado sol y los animales más peligrosos y venenosos abundan en ese país ¿estarías dispuesto a seguirme?

-Dame más crédito, luche contra un vampiro y una manada de hombres lobo sólo por ti nena- respondió el rubio guiñándole el ojo.

-Todo un egocentrista- Hermione rodo los ojos y le dio una sonrisa divertida. -Por supuesto que irás conmigo, así serás el foco de atención de mis padres y no yo, cuando se enteren que los hechicé hasta el olvido-. Bromeó, mientras era receptora de un abrazo con fuerza.

-Y tú amigo que harás- preguntó Draco al castaño, el cual tenía los ojos cerrados y descansaba sobre aquel viejo árbol.

-No tengo ni la menor idea, pero supongo que, aún tengo tiempo para decidir lo que quiero hacer con mi vida, comenzaré ayudando a restaurar el castillo.

Todos asintieron ante el gesto del misántropo, entendiendo la prioridad de reestablecer el lugar que para todos ellos fue su hogar, ahora que, por fin, la guerra había terminado.





N/A: volví, la verdad estaba algo reacia a escribir esta parte de la historia, ya había comentado que no sentía que se me daban las escenas de batalla, pero siempre hay una primera vez para todo. Espero haberlo hecho de manera decente.  

Por cierto ¿notaron el guiño que hice a otras de mis parejas favoritas? La elfina de Blaise!! Blinny!!! 💕💕

Mil Gracias por seguir aquí!!💖

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