(Narra Marco).
"Las decisiones erróneas te llevan por caminos difíciles y te aplican pruebas para superarlas... Manten la vista en alto ya que aquellos que no se dejan caer superan las pruebas...", no creo que alguno de los sermones de mi madre me ayude a superar la prueba que me depara el destino.

Estaba sentado en la oficina de un policía esperando a mis padres, no se donde se encontraban Janna, Jackie y Ferguson.

El solo pensar que yo tuve la culpa de que aquellos dos oficiales entraran y los vieran drogados era algo que me tenia nervioso, acaso yo ¿Tenía la culpa de algo?.

La puerta de aquel pequeño cuarto se abrió dejando entrar a un señor grande, con un bigote y canas en los pocos cabellos que le quedaban en la cabeza.

—Bien hijo... Parece que te metiste en un lío.— Dijo aquel viejo tras sentarse en su escritorio y quedar frente a mi.

—... ¿Y-Y... Mis a-amigos?— Pregunté tras unos segundos.

—Estan en celdas.— Me tense al escucharlo. —Tranquilo, es sólo porque están dormidos.— Eso no logro calmarme en lo más minino.

—¿Q-Que pasará ahora?— Volví a preguntar.

—No se, tú dime.— Dijo haciendo un ademán con las manos de no importarle. Mi cara era un signo de interrogación ante su comentario, a lo que agregó. —Veras hijo, eres el mayor de todos los que estaban en la casa. Además de que ibas de salida justamente cuando llegamos, ¿Porqué?— Clavó sus grandes ojos marrón en mi esperando una respuesta.

—¿Q-Qué quiere decir?—

Suspiro pesadamente. —Hijo, no pareces alguien que se meta drogas o en... Estos asuntos.— Soltó el señor de repente. —Solo dinos, ¿De quién eran las drogas?—

Ahora que lo pienso, ni siquiera yo sabía de donde salieron, cuando llegue a casa de Janna ya la estaban fumando.

Encogí mis hombros diciendo que no sabía. El oficial volvió a dar un largo suspiro.

—Escucha chico...— Ahora habló un poco mas rudo. —Te ayudaremos en este problema, solo di ¡De quien eran las malditas drogas!— Gritó asustandome y haciendo que me encogiera en mi lugar.

Paso sus manos por su frente, tratando de calmarse.
Iba a decirme otra cosa, pero otro oficial (Un poco más joven) tocó la puerta.

—Señor, uno de los chicos quiere hablar con usted.— Dijo mientras entraba.

El viejo se levantó de su silla, me miro una última vez y le dio una señal al oficial para que se quedara conmigo en el cuarto.

Al estar solos, el ambiente se tenso, me miraba desde el lugar donde se encontraba y yo lo ignoraba, tenía mas problemas ahora.

—¿P-Puedo hacer una llamada?— Pregunté con la mirada gacha.

—Adelante...—

(...)
A pesar de ya haberme comunicado con mi padre y madre, le hable a Star, ella podía ayudarme a salir de este lío... O eso creo.

—¿Qué edad tienes?— Me preguntó el joven policía mientras íbamos de regreso al la oficina del jefe.

—17.— Dije sin prestar atención.

—La edad óptima...— Dijo en un susurro, trate de no prestar atención a lo que dijo... "¿A que se refiere?".

(...)
Mis padres estaban en la parte trasera de un juzgado, yo vestía con mi mejor traje de color gris frente de ellos.

Trataban de lucir fuertes para mi, pero era obvio que estaban preocupados.

Star entró a la habitación con su cabellos suelto y el rostro más serio que alguna vez haya visto en ella.

A los minutos también llego un juez que resultaba muy joven, su piel semi pálida y pequeñas marcas de acné en su rostro aseguraban de que no tenia mucho con su trabajo.

"Robbie Valentino", posiblemente nunca olvide el nombre de mi verdugo.

Todo paso tan rápido, pero hay algo que juro por dios jamas olvidaré:

—Tenemos información que afirma que el señor Diaz.— Aquel que estaba del lado de la fiscalía era quien hablaba. —Fue quien llevo la droga a la casa de la señorita Ordonia...—

—¿QUÉ?— Era inevitable que gritara, ese era el apellido de Janna, ¿Ella mintió?

Star me calmó, ya que no podíamos hacer una especie de escena en un juicio.

—¿Quién asegura eso?— Preguntó Star tras un momento.

—No tenemos derecho a decir su nombre.— Dijo el fiscal.

—Tienen información que perjudica a mi cliente y ¿Qué acaso no se debe saber el nombre de un acusado para ser llamado a juicio y testificar en su contra?, quiero decir que tarde o temprano sabremos el nombre de aquel que afirma lo dicho, ¿Porqué no mencionarlo ahora?— La rubia miró retadora al juez quien tras unos segundos, habló.

—¿Quién fue la persona que acusa a el joven Díaz?—

Tras un pesado suspiro, el fiscal fulminó con la mirada a mi abogada. —Lynn Thomas Jackie.—

Mi corazón se paro... "¿Porqué lo hizo?".

Después de eso... Ya no le preste atención a todo lo que hablaban, estaba destrozado por dentro... ¿No solo me rompía el corazón si no también arruinaba mi futuro?

(...)
A lo que me dijo mi padre, no fui acusado de llevar las drogas, ni conseguirlas, más sin embargo al estar en un lugar y momento malo tenía que pagar las consecuencias.

Me condenaron a pasar un año en una penitenciaria para jóvenes, no me podía quejar, Star hizo un gran esfuerzo para evitar que terminara en una cárcel para adultos.

Me quedé impactado al notar lo grande del complejo, pero tenia que entrar dado que empezó a llover.

Un joven oficial me recibió, pero fue interceptado por un peliblanco que le pidió la tabla de mi registro, al verla, una sonrisa ladina se dibujo en su rostro.

—Esperen aquí.— Se alejó un poco de nosotros, pude notar como por su comunicador llamaba a alguien.

Tras varios minutos de espera, llegó otro oficial agitado.

Charlaron un poco y después se separaron, el uniformado que llegó hace poco se acercó hacia mi pidiendo la tabla de registro que tenía el otro.

La leía mientras me hacia seguirlo hasta un cuarto en el cual entre.

—Ok...— Movió algunas cosas de la tabla. —Perteneces al piso D y tu cuarto es el 6.— Dijo moviendo papeles. —Tu horario de clases esta asignado por Piso.—

Solo asentía conforme el me hablaba.

—Vendré después para entregarte tu uniforme.— Con cada palabra que decía, una sonrisa se dibuja en su rostro. —Por alguna razón eso me tranquilizó. —Adios.— Dijo después de un rato.

(Narra Tom).
"¿Qué chingados le pasa a Beast?, si cree que este chico hará que pierda la apuesta de quien dura mas sin perder la tranquilidad, esta muy equivocado", maldecía en mi mente mientras iba a la sala de guardias.

Beast sabía que odiaba verle la cara a los idiotas de los jóvenes, si no fuera porque ahora estoy pobre estaría en otro lugar.

—Buena jugada Pelos de abuela...— Dije entrando a la habitación. —Pero ya veras que seguiré tranquilo ante ese mocoso.— Me lleve una sorpresa al ver que no estaba.

—Si buscas a Beast, lo mande  a fuera.— Dijo mi castaño jefe favorito al verme. —Se supone que pone castigos.— Bebía de su taza de café sin siquiera inmutarse.

Apenas iba a preguntar algo cuando me vi interrumpido por Gleeful. —Por cierto, ambos sabemos que hoy hay una tormenta de granizo y lluvia, date la victoria, él no soportara estar allá.— Una sonrisa ladina se dibujo en mi rostro y digamos que a mi jefe también le gustaba molestar al otro imbécil.

(...)
Como dijo el castaño, el peliblanco entro maldiciendo y empujando a todos lo que se interpusieran en su camino.

No cabía de la felicidad, le había ganado al idiota que me dijo que tengo problemas de ira... Pff, si claro.

—¿Vas a ir por tu premio?— Me pregunto el perdedor de mi amigo ya un poco mas calmado.

—¿Cuál premio?— Hablé curioso, no sabia que aparte de la satisfacción de ganarle a él también había otra cosa.

—El moreno que llego hoy, se supone que yo festejaría divirtiéndome... Pero, debido a que tu me venciste... Te lo mereces.—

Ahora que lo pienso, ya tenia rato que no jugaba con un mocoso de la cárcel. Así que me pareció agradable.

(Narra Marco).
El pelirrosado de antes abrió la puerta de mi habitación para entrar, en una mano tenía mi uniforme, lo recibí con una sonrisa, que dio paso a una cara de susto al ver el rostro de aquel oficial.

¿Recuerdan que dije que no olvidaría el nombre del juez que fue mi verdugo?, pues en realidad... El no era quien me condeno... Si no, Tom Lucitor...

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Marco fue el primero en llegar al complejo, por eso escribí primero de él, después fue Wirt...

Así que esperen un poco ^^

Bye.