(Narra Will).
No diría que estoy en una celda o algo así, mas bien es una habitación individual.
Solo cuento con una cama que no es dura pero tampoco blanda y una vieja mesita de noche, a excepción de la puerta de metal la cual tiene una pequeña ranura para que los oficiales puedan verme y la ventana con barrotes de la pared, se podría decir que es bastante "Normal".

Por lo que acabo de decir, puede verse que no salí totalmente limpio; se declaro que al no estar implicado en el crimen, mi delito no era tan grave, pero por lo menos tendría que ir a un reclusorio juvenil durante un año, si tengo buena conducta, saldré en 10 meses.

Mi hermano no pudo objetar ya que era lo mínimo que obtendría y no quería arriesgar mi suerte y terminar peor.
Phill me dijo que vendría a verme lo mas rápido que pudiese y según Bill buscaría la manera de trasladarme a un lugar no tan lejos de casa.

Llegue hoy en la mañana, me recibieron unos policías y me dijeron que esperara aquí al oficial que se encargaba del piso donde me quedaría.
"El jefe", fue lo que me respondió uno cuando pregunte su nombre, con solo escuchar su apodo, un escalofrío recorrió mi espalda, ¿Sera malo?, ¿Es peligroso?, ¿Grosero?. Preguntas así surcaron mi mente. Tal vez estoy viendo cosas donde no las hay, puede que el no sea tan terrible a como me lo imagino... ¿No?.

El sonido de unas llaves me hicieron salir de mi mente y recordarme donde estaba y que es lo que hacia, me pare de inmediato, estaba temblando, tenia miedo de ver quien seria el sujeto que se encargaría de mi.

Me lleve una gran sorpresa cuando un joven como de la edad de mi hermano Bill entro.
Tenia el cabello castaño y ojos azules como los mios, su piel blanca parecía casi pálida.

Cerro la puerta tras de el y me miro de pies a cabeza, a pesar de no saber quien era exactamente, su miraba me incomodaba y bastante, iba a pedir que dejara de hacerlo cuando me aventó una bolsa y revisaba lo que parecía una tabla de anotaciones mientras yo solo lo miraba temeroso.

—Cipher, Will.— Lo mire cuando menciono mi nombre sin siquiera poder abrir aquel bolso. —Te quedaras en esta habitación la cual es la...— Paso un lápiz por un lado de lo que parecía una hoja. "¿Que acaso no acabada de ver la puerta con el número?", me dije. —D, 13.— Anotó algo en su tabla. —Bien. Aquí esta tu horario de clases.— "¿Escuela en la cárcel?, creó que no estará tan mal esto". —Y ahora: el desayuno es a las 8 en punto, si no llegas no comes, esto se repite en el almuerzo y cena. Las cuales son a las 13 y 20 horas respectivamente.— Hablaba como todo un maestro, me pregunto "¿Cómo fue que término de niñero de jóvenes criminales?"... —Solo falta una cosa.— Yo miraba atento que es lo que me iba a decir, lo último que quería era tener problemas.
—Quitate la ropa y ponte el uniforme.—

—¿Q-Qué?— Desde mi llegada no había dicho ni una palabra, pero eso sin duda lo ameritaba.
El castaño giro los ojos y empezó a mover papeles que estaban en su tabla portátil. Seguramente parecía una gelatina por como temblaba.

—Lee aquí en voz alta.— Me señalo una parte de lo que parecían copias de un reglamento.

Aun con duda la tome y empecé a recitar. —S-Si un oficial Jefe de piso lo r-requiere o considera necesario...— Mi voz temblaba, pero esto no parecía molestar al otro que solo me miraba. —P-Puede pedir que un menor se d-desvista frente a él.— Podía sentir que mi cara se calentaba, "¿Enserio tengo que hacerlo?".
Levante el rostro en señal de que no quería.
El sólo tomo su tabla y se paro firme frente a mi, esperando a que yo solo siguiera sus ordenes.

—Chico, no tengo todo el día.— Me miró algo frustrado.

—N-No lo h-hare.— Dije a la defensiva.

El enojo se podía ver reflejado en el rostro de mi Jefe... Con solo pensar en ese nombre un escalofrío pasaba por mi espina.

—Si no lo haces yo mismo te desvestiré.— Parecía que no era un hombre de mucha paciencia.

Levante mis manos hasta donde terminaba mi camiseta y la empecé a subir lentamente dejando ver mi torso desnudo.
La piel semi morena de mi pecho empezó a verse al igual que unos pequeños lunares que tenia.

Levante la vista, el castaño seguía sin inmutarse, respiraba pesadamente, me estaba empezando a asustar.

—¿Que es eso?— Me preguntó señalando un collar de un triangulo de un ojo hecho en madera que Phill me dio antes de despedirse.

—U-Un regalo.— Dije temeroso de lo que me supuse me diría.

—Quitatelo.— Extendió su mano para que se lo entregara.

—P-Pero...— Por su mirada supuse que no importaba lo que decía, el solo lo tomaría y lo llevaría a quien sabe donde.

Lo retire con cuidado, lo mire una última vez, la imagen de Bill y Phill se me vino a la mente.
Lo puse en su mano aún sujetándolo, parecía que estábamos tomados de las manos, pero solo me estaba despidiendo mentalmente.
Cuando creí que era suficiente, lo solté y mire de nuevo al jefe.

—Te dije que te desvistieras.— Recordé que aun no me había quitado los pantalones... "Esto es broma, ¿Cierto?". —¿Quieres que lo haga yo?— Me pregunto. No se si lo hacia de broma o en realidad era una proposición.

Un sonrojo inevitable invadió mis mejillas, nuevamente puse mis manos en el único botón de este y lo desabroche.
Una pequeña lágrima bajo por mi mejilla, no sabia que pensar realmente, por una parte tenia vergüenza por lo que hacia, pero también odio por aquel estúpido castaño pedófilo.

Ahora estaba solo en boxers y digamos que la habitación no era muy cálida que digamos, por lo que mi piel estaba como una gallina.

—Niño...— Me habló el oficial. —Te falta algo...— Señaló lo último que traía puesto. Esto acabaría con mi dignidad.

—¡N-No!.— Ya había tenido suficiente de ese sujeto. Enserio lo odiaba y mucho, aunque sabia que tenia que seder ante todo lo que me dijera, ¡Pero eso era demasiado!.

—¿Que?... ¿Tienes miedo a no casarte después?— Dijo soltando una pequeña risa... Pero eso cambio, dando paso a un tenso ambiente. —Si tu no lo haces...— Me tomo de los hombros. —Yo lo haré.— Su fuerza era mayor que la mía... Era obvio, por lo cual me tiro hacia la cama y se posiciono encima de mi.

Trataba empujarlo y gritarle pero no podía, la impotencia me invadió.

Al notar que ya no me resistiría bajo su mano a mi única prenda de ropa. —Asi me gusta...— Dijo con una sonrisa de victoria en el rostro, unas lágrimas bajaron por mi mejilla al escucharlo... Es lo que siempre hago... Llorar.

—Gleeful...— Una voz de afuera del cuarto se escucho, el castaño un molesto levantó un poco su cuerpo de arriba de mi.
Iba a gritar, pero el miedo me tenía paralizado.

—¿QUÉ?— Grito exasperado.

—T-Te necesitan en la oficina.— Dijo aquella persona de afuera. Parecía que a él también lo asustaba.

—¡Ire rápido... Vete!— Volvió a gritar. Sin recibir respuesta, se quitó de encima y acomodo su cabello que se había movido un poco por el forcejeo.
Yo sólo me senté y me recargue en la pared lo más alejado que pude de el.

Volteo a verme, yo solo lo mire de reojo y me trataba de tapar.
—Dejaremos esto para después...— Dijo tras tomar su tabla y acercarse a la puerta. —Te veré luego Cipher...— Salió y consigo llevaba mi dignidad.

"¿Que haré ahora?"...