Ya vieneen a por mí con pisadas baldías,

a sacarme y llevarme de esta fría celda,

mientras en mi mente suena la melodía,

de tu dulce voz que me acompaña y reza

por mi alma, que por verte tiene prisa,

manos que conviertan memoria en caricia.

Luz que acompaña en mi noche sombría,

ven y guíame a través de las sombras,

alúmbrame las horas en esta desdicha,

los pasos de este dolor que me devora,

que se acopla a mis entrañas y me desquicia,

para que pase de una vez por todas.

En mi agonía tu sonrisa será mi alegría.

Me ceñiré tan fiel a tu cara tan preciosa

para encontrarte finalmente en la huida,

refugiarme en tu pecho que reconforta,

para dejar de sentir todas estas espinas,

dejarme llevar a donde la verdad importa.

Quiero olvidar la desesperación y el llanto,

los blancos huesos de mis amigos muertos,

la tortura constante, del martirio el quebranto,

la angustia extrema que no cesa del tormento,

las punzadas de tristeza y todo el daño.

Quisiera enterrar conmigo el sufrimiento.