
•O1•
De un cabezazo Yeonjun se cargó al imbécil sentado y esposado a su lado. Todos los demás tipos en la angosta camioneta se quedaron estáticos, rotando en si observar el cuerpo desmayado o al imponente hombre de cabello azabache con cara de pocos amigos que acababa de cerrarle el puto hocico.
—Al próximo que comente algo sobre los tatuajes en mis manos le corto la polla y se la meto en la boca.
Enseguida voltearon la mirada a cualquier otro sitio de la camioneta. Incluso los hombres con mucho más musculo que Yeonjun, más grandes en tamaño y en edad, no se atrevieron ni a respirar ruidosamente.
Los ojos fríos y rasgados como el filo de un cuchillo destilaban tanta furia, que incluso siendo uno de los más jóvenes en ese grupo de futuros reclusos, se consiguió algo de respeto.
Yeonjun tenía varios motivos para estar tan hostil. Empezando por la molestia de cargar esposas marcándole la piel de las muñecas, por el olor pestilente asfixiándolo, y el maldito viaje. Los policías de mierda pisaban cada bache, como si supieran que estaban colmándole la paciencia y provocándole punzadas de irritación en la cabeza.
La vena que se le solía marcar en la frente estaba a reventar.
Y aun así, todas esas molestias menores no eran las causantes de la sangre hirviendo en cada parte de su cuerpo.
Estaba seguro, confirmadisimo, podía incluso visualizarlo con claridad, dándole una paliza a Soobin por incumplir sus ordenes, y en consecuencia, llevándose a Beomgyu a la cárcel consigo por el fallo de un atraco.
Le tocó inflirtrarse para solucionar el problema él mismo, dejar que lo capturaran a propósito para que se lo llevaran por segunda vez a la misma puta cárcel. Pero era lo de menos, él estaba dispuesto a sacar a Beomgyu aunque tuviera que matar en el proceso, y a Soobin, por ser su secuas y mejor amigo, desafortunadamente y con la ira que llevaba encima, lo sacaría también a toda costa.
No sin antes darle unos buenos puñetazos, un sermón, y un ultimátum, de que jamás lo dejaría hacer un atraco solo con Beomgyu, y menos de manera espontánea sin ninguna preparación ni su permiso.
Pensar en que eso iba a ser lo primero que haría una vez lo instalaran le relajaba un poco los músculos. El cabezazo a penas le sirvió para drenarse.
Apoyó su cabeza en el respaldo del incomodo asiento y cerró los ojos, descansó como pudo hasta que el movimiento del vehículo se detuvo y un guardia abrió la puerta trasera. La luz chocó con los demacrados rostros de los delincuentes que lo acompañaban.
Debido a que él había planeado su ingreso a la cárcel con ayuda de Taehyun, era el más compuesto y menos intimidado por lo que sucedería a continuación. Agregando a eso el hecho de que era su segunda vez allí, y era para él simplemente como la casa de un familiar a la que nunca quieres ir de visita de nuevo.
Solo un día de comisaria, una tarde en el juzgado, y ya estaba saltando al interior de la camioneta policial para adentrarse en la cárcel.
Cabe destacar que a la hora de justificar se declaró culpable de robar los pendientes de esa tienda desde el primer momento, así que le otorgaron un mes de cárcel. La joya no era nada cara, y de todos modos él no necesitaría más tiempo que ese. Ni siquiera tres días.
No más situarse en fila frente a la prisión los guardias abrieron las rejas y los escoltaron a él y a los demás por los largos pasillos llenos de puertas que a Yeonjun se le hacían un completo fastidio. Ni siquiera tenían una cerradura difícil de abrir, era todo para espantar a los nuevos que se veían inmersos en ese oscuro lugar del que no había retorno.
—Aquí de nuevo, Choi —dijo una voz burlona en cuanto llegaron a la penúltima puerta, la que separaba las oficinas del comedor de los guardias.
—He venido a saludarte, Jeon.
El oficial Jeon Jungkook, segundo al mando y quien acostumbrara a recibir a los convictos. También, quien les abría la puerta a los que acababan una condena. Por esto Yeonjun lo conocía muy bien, habían tenido unas cuantas conversaciones muy cortas pero muy interesantes antes.
—Esta vez tienes amiguitos adentro. Eso es algo que nuevo —comentó el fornido hombre, pero el rostro de Yeonjun no reveló nada—. Acostumbras a cuidar mucho de tu banda de criminales, ¿no?
—Solo digamos que hubo un imbécil indispuesto a cumplir una puta orden.
Jungkook silbó y jugó con las llaves antes de abrir el candado de la puerta.
—Es un imbécil por no cumplir una orden, entonces, ¿qué te hace a ti ser un imbécil? —hizo alusión a que Yeonjun terminó en prisión de igual manera.
Un "Por amor" pasó por la mente del azabache, pero obviamente no salió de sus labios.
Sonrió ladino y respondió con voz grabe.
—Algo que se escapa de mi control.
Los demás funcionarios empujaron a los reclusos en cuanto Jungkook abrió la puerta.
—Espero verte pronto, Choi.
—Yo no.
Y esa fue su despedida.
Dentro les quitaron las esposas. Yeonjun dejó la cadena que colgaba en su cuello, y cuando un guardia estuvo a punto de exigirle su anillo, Yeonjun lo miró con un odio tan profundo, que al final lo dejaron quedarselo y tirarle su respectivo uniforme.
Al azabache le picaban las manos con ansiedad. Sus puños se cerraron cuando a él y al grupo de nuevos convictos les abrieron las puerta a la primera "sala".
Normalmente se solía hacer un escandalo con los nuevos, pero en este caso no fue así. Ya que de todos los tipos que llegaron, Yeonjun fue el único que se quedó allí, los demás eran demasiado mayores para esa sala, por lo que fueron transladadfos a la sala continua. Sus veinticinco años le sirvieron esta vez.
Habían pasado cinco meses desde que Yeonjun salió de allí, justo en vísperas navideñas. Por ser bastante reconocido, y también temido por la mayoría, nadie silbó, y los que le miraron no disimularon muy bien su curiosidad.
Tomando una postura que aparentaba desinterés, se desplazó al centro de la primera planta, alzando la mirada y viendo a su alrededor los barandales de los dos pisos superiores.
Soobin y Beomgyu fueron encarcelados hace a penas cuatro días. Para un novato, sería fácil deducir que debían estar en alguna celda de la planta baja. Pero Soobin no era un novato como su chico. Soobin había entrado a prisión con Yeonjun la primera vez, así que tenía algo de experiencia.
Además de que si los encontraba en la peores celdas le iba a dar otro motivo para enojarse.
A Soobin le correspondía proteger a Beomgyu mientras él no estuviera, así que esperaba encontrarlo en la mejor celda, ubicada en el segundo piso.
No fue tarea fácil subir las escaleras.
—Choi, ¿vienes por tus amiguitos?
Yeonjun no volteó, pero estaba seguro que era el desgraciado de Hongjoong. Una rata que debía cumplir cinco años de carcel y que no hacía más que empeorar su mal humor.
Lo ignoró y siguió subiendo.
—¡Hey, tiempo sin verte Yeonjun!
Ese había sido Minho. No le caía mal, pero Yeonjun no se involucraba con narcotraficantes, por lo que le dió solo un asentimiento de cabeza.
Al faltarle a penas un tramo de escaleras hubo un grito más.
—¡Zorrito, te extrañe tanto! —un brazo delgado pero firme lo sujetó del hombro.
—Hola, Felix —le saludó a la vez que lo fulminaba con la mirada.
—Me recuerdas zorrito.
Yeonjun rodó los ojos y se zafó del agarre del rubio. Su cara bonita de pecas no se apagó por su rudeza, y tuvo el descaro de acompañarlo en los últimos escalones.
—Me dejaste tan solo en navidad... —reclamó con voz tristona—. Ya no he tenido a nadie con quien divertirme.
—Si para ti diversión significa un par de manoseos, creo que no sabes nada —Yeonjun dijo apático.
—Yo creo que manoseas rico.
—Yo creo que deberías cerrar la boca y alejarte una milla —amenazó llegando al último pasillo del segundo piso.
—Pero... ¡Eres malo!
Yeonjun se volteó para hacer que se largara de una vez.
—Mira mocoso, si te toqué es porque estaba muy drogado en ese momento. No quiero golpearte, pero si sigues hablando con tu irritante voz voy a patearte escaleras abajo.
El rubio se calló, sus cejas se movieron como si él quisiera defenderse, pero al final desapareció, dándole a Yeonjun un respiro.
Sí, unos días antes de que a Soobin y Yeonjun les dieran su libertad estaba demasiado frustrado sexualmente, emocionalmente, y a la vez muy jodido con una droga muy extraña que le ofrecieron, por lo que su cerebro empezó a tener alucinaciones con un lindo cabello de rulos cafés, una cálida sonrisa, y una cintura pequeña. De casualidad Felix andaba cerca y Yeonjun estuvo a punto de saciar un poco de sus ganas.
Afortunadamente su cerebro hizo click cuando de la boca del rubio salió un "Hyunjin" y de la suya un "Beomgyu" al mismo tiempo, parando la locura que estaba a punto de cometer.
Obviamente, cuando Yeonjun volvió a casa lo primero que hizo fue cogerse a su castaño hasta casi partirlo en dos, compensando el medio año que no estuvieron juntos.
Algo como eso no volvería a ocurrir, por eso estaba allí, dando puñetazos a la puerta de acero de la celda número 53.
—Si no están ahí dentro te juro Choi Soobin que te mato y yo mismo te entierro —maldijo entre dientes.
La puerta chirrío. En el instante en el que sus ojos conectaron con un cuerpo flacucho cinco centímetros más alto que él su puño se movió por si solo y lo golpeó justo en la nariz.
Hubo un crack, y luego un grito de dolor.
—Siento que se me salen todos los males —dijo Yeonjun exhalando, echando hacia atrás el flequillo de su frente.
—¡Qué demonios pasa contigo Yeon! —gritó Soobin de rodillas, con la sangre brotando de sus fosas nasales y manchando sus manos.
—Dándote lo que te mereces —se agachó a su altura y le palmeo la espalda antes de decir con ira contenida— La próxima vez que te diga que el atracó es a la cinco en punto, tu te quedas en tu puto sitio y esperas, maldito.
Se levantó y lo miró un minuto más.
—Y enderesate eso antes de que se te quede así toda la vida, en nuestra banda no hay feos.
Soobin gruñó y tomó bocanadas de aire antes de probar enderezarse el tabique. Yeonjun dejó de prestarle atención y observó alrededor de la celda.
—Está durmiendo, ya comimos —Soobin murmuró señalando la parte de arriba de la litera.
En la celda había solo eso, una mesita con un cajón, un inodoro en la esquina y un balde con agua limpia debajo de la ventana, de la cual colgaba un pañuelo en los barrotes.
Yeonjun la recordaba exactamente así. Esa había sido su celda.
Se movió a la cama y con un jalón de sus brazos hacia arriba consiguió asomarse y contempló la linda imagen de Beomgyu durmiendo acurrucado con una manta, su mejilla aplastada contra el duro colchón y sus rizos despeinados enmarcando su cara en forma de corazón.
—Lo haz cuidado bien.
Soobin chistó.
—Por supuesto que lo hago.
Yeonjun sonrió de lado, agradecido aunque no fuera a decirlo en voz alta.
—¿Cómo lo lleva?
—No se separa de mi nunca, todos en la cárcel creen que somos pareja.
Yeonjun contuvo una maldición y una carcajada.
—¿Y qué dice él?
—Le dije que no podía contradecir los rumores, que no se quejara porque pronto vendrían a por nosotros.
—Taehyun sigue enojado porque no pudimos detener la camioneta de los policías antes de que los encerraran aquí —declaró Yeonjun suspirando, en algún punto se había alzado lo suficiente como para sentarse en la orilla de la cama.
Soobin no contestó porque consiguió la mejor manera de sostenerse la nariz para reacomodarse el tabique. Soltó un alarido y lágrimas se le escaparon de los ojos.
—No lo despiertes, idiota —lo regañó el azabache.
—Callate o te lo devuelvo —respondió Soobin yendo a lavarse con agua del balde— Voy a tener que ir a la enfermería a que me revisen esto.
Yeonjun se encogió de hombros, porque en realidad eso era poco comparado a lo que había planeado hacerle.
—Ve, dejanos a sola un rato —practicamente lo echó.
—No vayas a cogertelo aquí, va a quedar el olor.
—Chao —dijo fastidiado.
Soobin chistó de nuevo y cerró la puerta después de salir.
Yeonjun volteó a ver a su castaño dormilón, preparado para sorprenderlo con su llegada.
¡Hola buenas!
Soy yo con otra historia corta del Yeongyu para ustedes uwu
Esta vez escribí algo parecido a lo que gusta leer, hice mi mejor intento, pero no es mi especialidad las tramas así. Tampoco es que sea muy profunda, pero todo el tema de cárcel, delincuentes, mafias y esas cosas no se me da muy bien escribirlas.
Lo que importa de esto es el Smut idk xd
Voy a actualizar todos los días (QUE MILAGRO) Porque ya está terminada, solo debo corregir algunos detalles, pero lo más probable es que se me escapen algunos errores. Comprendanme hace mucho que no escribia en mis noches de insomnio D:
So, se los agradecería mucho si comentan porque eso me motiva demasiado c': también díganme si ven algún error.
Sin más que decir nos leemos mañana <3
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