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Dedicado a: RMbiased1907 ; yoongi_swagD ; AmeLOli06 ; Dolores_Delano38 ; AgustDKittyG
Si quieres dedicación del próximo capítulo (recuerden, los primeros 5 comentarios)
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PD: Ahora no repetiré dedicaciones, si un capítulo ya te fue dedicado, déjale el puesto a una que no<3, eso 10/4.
El castaño aún permanecía bajo las sedosas sábanas de su cama, rehusado a levantarse y dejar la comodidad que estaba, solo hace unos días, experimentando a fondo. Su rostro enterrado en la almohada balbuceaba palabras ininteligibles en respuesta a los llamados de despertar de sus dulces doncellas, las cuales reían en tono bajo y tiraban la sábana para molestarlo en sus profundos sueños. Pero la diversión tuvo que acabar cuando el reloj marcó las nueve y media de la mañana.
El tiempo era muy poco para que hicieran todo el ajetreo sobre el cuerpo de Jimin, casi era un suicidio ejecutar todas las cosas a la misma vez. El dilema en ese momento era: ¿cómo lo solucionarían de la manera más rápida? Aunque no habían respuestas para aquello, HyeRi, tomó las riendas en el asunto, lo cual fue un peso menos para las demás; pero siquiera transcurrieron treinta segundos y volvió la carga en su espalda cuando vieron al Lord desparramado en el suelo con la tela enredada en sus piernas, afirmándolo. Éste se quejaba y, extrañamente, reía.
Jihyo y Jennie miraron demasiado mal a la chica de ojos cafés por la brutalidad que utilizó sobre la delicada anatomía de Jimin, reprocharon con murmullos bastantes altos como para que el castaño comenzara a reír a carcajadas. Las tres muchachas lo observaron por su desquiciada actitud salida de la nada.
-Si me van a despertar de esa manera, asegúrense que el golpe sea más fuerte -sobó su cabeza por el inminente dolor florecido en la zona.
-Será mañana el segundo round, pero ahora -mencionó Jihyo y arrastró a Jimin al centro de la habitación cuando él estaba por regresar otra vez a la cama-, usted se vestirá e irá al desayuno como todo un Lord responsable.
Él asintió atontado y se dejó llevar por las tres pares de manos que ejercían organización, orden y paciencia encima de su piel. Las chicas velozmente como sus extremidades domadas le permitieron, abrocharon la camisa luego de que Jimin se había puesto los pantalones y los zapatos brillantes por el lustrado, ajustaron los tirantes y el flequillo de siempre, fácil y adorado, fue el que acabó por darle el toque esperado a su aspecto.
El trabajo de las doncellas estaba más que hecho.
-Lord Jimin, tiene que ir a desayunar -le instó Jennie- No querrá llegar tarde como ayer en la cena... ¿o sí? -insinuó provocando una alarma importante en el castaño.
Él agitó su mano dándole las gracias por la vestimenta y su insistente manera de ser (también el golpe de HyeRi) y salió con los nervios comiéndolo sin piedad con el objetivo de causarle una situación bochornosa a Jimin en cualquier instante. Descendió con cuidado los escalones a la vez que se arremangaba la camisa hasta bajo el codo, había sentido una gran corriente caliente, no sabía si era la vergüenza que lo consumió o era el clima soleado que predominaba en Seúl.
Entró al comedor y la familiar sensación agradable nació a su alrededor cuando vio a Jungkook sentado en la gran mesa, aburrido, mirando a los demás jóvenes como conversaban. Aquella imagen le causó una sonrisa a Jimin.
-Hola, Jungkook -saludó a su amigo en voz baja, no queriendo llamar la atención de los presentes con su presencia.
El mencionado reaccionó y gritó de alegría:
-¡Jimin! ¡Qué bueno tenerte aquí! Ya me estaba hartando de estas bestias -susurró lo último señalando disimuladamente a los muchachos con caras de babosos esperando por el príncipe.
-Siempre requieren de mi presencia -dijo con fingido ego ganándose un codazo amistoso de Jungkook.
Las típicas risitas de enamorado retumbaron en el lugar confirmando a ambos chicos, sin siquiera girar la cabeza, la llegada de Min Yoongi al comedor. Éste saludó respetuoso a su padre y madre y luego se dirigió a los Seleccionados con su sonrisa encantadora y rosada. Aunque el ambiente era normal, una tensión brutal cayó sobre los hombros de Jimin y Jungkook cuando el príncipe miró más de la cuenta a YoungJae. Ellos recordaron el hecho del día anterior pensando en lo fácil que le había resultado al de pelo blanco engatusar a Yoongi entre su mentirosa apariencia.
Los reyes dieron el permiso para desayunar y todos, absolutamente todos, devoraron su comida. Terminaron menos de lo que era esperado normalmente, pero eso no impidió que retrasara lo que tenía planeado el príncipe con cada uno de los hombres.
Yoongi irguió su cuerpo y carraspeó para atraer la atención, aunque las miradas siempre estaban posadas en él, como lo había sido toda su vida.
-Queridos -mencionó cariñosamente-, ahora les pediré unos minutos de su tiempo para hablar con ustedes en el jardín. Por fin tendré la oportunidad de conocerles con más libertad -sonrió y sus ojos grises cayeron al muchacho que estaba junto a él-. ¿Me acompañas?
-Por supuesto, alteza.
El chico de cabello rubio, con sutileza y movimientos ensayados posó su mano en el brazo del príncipe; y como si ya fueran reyes de Seúl desfilaron por el largo comedor hasta que se perdieron de vista cuando las puertas blancas fueron cerradas por los soldados. En el salón se apreciaba el anhelo de los participantes al imaginarse cruzar palabra con Yoongi y, para algunos ilusos, que naciera el inconfundible sentimiento de amor.
-Dios, ¿cómo se llamaba el chico que ha salido con el guapetón? Lo tengo en la punta de la lengua -cerró los ojos el pelinegro.
-Kim Taehyung -murmuró el castaño.
-¡Ah, Taehyung! -repitió Jungkook -. Ese chico es buena onda, es coqueto y simpático, y lindo... -se quedó pensando-. Park Jimin, el presentimiento de que tenemos todas las de perder corre por mis venas.
El nombrado rió por las ocurrencias de su amigo, se preguntó si de esa manera se veía cuando expresaba su pesimismo al frente de Dahyun. Y no hacía falta una confirmación, porque el rostro de la Cuatro ya aparecía en su imaginación negando lo recién dicho. Esa imagen causó que la sensación melancólica de lejanía incrementara en su interior.
Jungkook empezó una conversación que para Jimin se hizo agradablemente infinita, reían y compartían de su vida privada, según el de pelo negro decía: "Si no gano la Selección, quiero que la ganes tú. Patearemos tantos traseros como se nos haga posible desde ahora, mucho más el de YoungJae. Tú y yo podemos ser un gran equipo"
Su amigo contaba una de sus tantas anécdotas del pasado ocurridas en su casta cuando la fornida anatomía del príncipe creó una sombra en medio de sus asientos, estaba ahí para retirar a Jungkook.
¡Vaya, cómo pasa el tiempo con este chico!, comentó en su mente sonriendo, en la espera que él sea el siguiente.
Y tal como es la sensación que provocaba su amigo, los minutos corrieron tan rápido que en el momento que abandonaba el comedor a la par del príncipe, percibió sus piernas débiles y el imperceptible temblor de estar nervioso.
-¿Cómo estás, cariño? ¿Dormiste bien? -cuestionó mientras paseaban.
-Por favor, alteza, no me llame así. Jimin solamente -pidió sin ser grosero.
-Oh, no hay problema -respondió descuidado-. Y, Jimin, puedes tutearme, podemos hablar sin ataduras cuando estemos solos. El respeto es obligación en presencia de los reyes, ¿bien? -acarició la mano del joven solo unos segundos antes de apartarla recordando lo deseado por el Seleccionado.
-¿Qué te parece la estancia aquí en el palacio? ¿Te agrada? -continuó.
-¡Me encanta, todo es muy hermoso! -sonreí sincero-. Eres muy afortunado de tener esta vida llena de lujos y bienestar. ¿A ti te gusta esto que tienes? -lo miró fijo a los ojos enfrentando aquel gris precioso.
Yoongi se demoró en responder por lo que Jimin pensó que había arruinado aquella oportunidad de la misma forma que hizo en las inscripciones.
-Nunca creí que respondería eso, bueno, intentaría hacerlo... Yo... -balbuceaba, de repente contagiándose de la timidez e inseguridad, algo que no ocurría hacia años. El príncipe comenzó a ponerse nervioso, no sabía como responder, aunque la pregunta era sencilla.
-Hey, tranquilo. -Una valentía, sin conocimientos de dónde provenía, le hizo alzar su mano y posicionarla en el cuello del príncipe rozando el rebelde cabello rizado, y dio inicio a acariciar y serenar al hombre.
Aquella acción afectuosa la utilizaba con Dahyun cuando estaba en problemas y lo primero que hacía era rendirse o echarse a llorar por el fracaso que obtuvo. Dahyun, en años anteriores, le halagó diciendo que sus manos eran como un tranquilizante instantáneo, un golpe que trae consigo la paz de inmediato. Su amiga no mentía.
Los ojos de Yoongi se cerraron por inercia ante el tacto y sonrió por la súbita calma dentro de sí.
-Amo vivir aquí, es mi hogar... -prosiguió luego de su tormenta interior; apoyó su amno encima de la de Jimin, aferrándose a esa paz incapaz de dejarla-, pero detesto tener las cosas tan fácilmente, todo lo que quiero está a mi alcance y eso no me gusta. Me gustaría sacrificarme para obtener mis cosas, me gustaría obtener mi dinero mediante lo que me apasiona..., me gustaría ser alguien normal y no un príncipe.
-Un príncipe que no desea ser un príncipe, nunca imaginé escucharlo -decía el castaño grabando en su memoria las facciones del pelinegro para luego dibujarlas-. Mis hermanas me decían que me veían como un príncipe y yo me lo creía, pensaba que lo era -rió y negó.
Por costumbre, Jimin hacía leves cariños en el sedoso cabello de Yoongi, en esta ocasión no para calmar, sino porque era magnífico lo que transmitía el joven de la corona. Éste último dejó sus grandes manos en la cintura del castaño anhelando poder acercarlo hacia sí lo más posible.
-Podrías serlo, Park Jimin.
Dos datos de Yoongi en este fic:
1ro : Mide 1,80
2do: Es el Yoongi de la era Fake Love, ¿por qué? no hay por qué xdxd, no mentira, es que me encanta con el pelo rizado c:
PD: Llegamos a los 10k de leídas y 1.9k de votos, de verdad muchas gracias 😔✊
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