Príncipe vs Villano
La universidad era una jodida mierda. Eso pensaba Toneri Ōtsutsuki mientras ingresaba con su Lexus nuevecito en el aparcamiento reservado para los estudiantes. Habían sido cuatro años de carrera, infernales, aguantando a profesores déspotas y a listillos. No todo había sido malo, por supuesto: las fiestas y las chicas siempre lograban animarlo. Y el alcohol, aunque en su justa medida. Nunca se había emborrachado hasta perder el control, solo lo justo y necesario para relajarse y desinhibirse un poco.
Resopló mientras apagaba el motor y sacaba las llaves. Se desabrochó el cinturón, cogió su bolsa donde llevaba los materiales para ese último primer día de clase que empezaba en unos minutos.
―Un año más―se dijo―, un año más, te sacas el máster y luego adiós muy buenas. ―Con ese pensamiento en mente salió de su coche, cerró la puerta, giró la llave y se dio la vuelta, dispuesto a encarar el último año en el que tendría que matarse a estudiar.
Y entonces la vio: una chica ¡qué digo una chica! Una preciosidad que estaba caminando hacia el edificio de la facultad que quedaba a unos cuantos pasos. Su cabello largo, de un tono extraño, un negro que con la luz adquiría un azulado intenso. Su figura delgada, cubierta por una falda larga y una camiseta también de manga larga. Apretaba contra lo que parecían ser unos generosos pechos varios cuadernos y un estuche. Caminaba con gracia y elegancia y la forma en la que sus caderas se balanceaban al compás de sus piernas lo tenía hipnotizado, embobado.
No había visto aún su cara, pero estaba seguro de que le encantaría. Tenía la impresión de que sería tan perfecta como una muñeca de porcelana.
Ansioso, se apresuró a ingresar él también en la facultad, intentando por todos los medios no perderla de vista. Se llevó el alegrón de su vida al verla ingresar en el aula en el que él también debía entrar. Atravesó la puerta, la buscó con la mirada y la vio acomodándose a la mitad de los bancos. Fue hacia allí intentando fingir que todo era casual. Se acercó a ella y, relamiéndose los labios, preguntó:
―¿Está libre?―La chica dio un respingo y levantó el rostro. Toneri se quedó sin respiración en cuanto unos ojos blancos, del perla más puro, se clavaron en él. Su nariz pequeña, los pómulos altos, aristocráticos, unos labios rosados, carnosos y que tenían pinta de ser extremadamente suaves. La piel blanca, inmaculada, sin rastro alguno de maquillaje. Quedó absolutamente fascinado.
―S-sí. ―El leve rojo que cubrió las pálidas mejillas de la muchacha se le antojó de lo más adorable, así que como el tono bajo y dulce en el que pronunció aquel "sí" en medio de un tartamudeo. Parecía ser muy tímida y eso, lejos de desagradarle, le gustó.
Se sentó a su lado y le sonrió, dejando su bolsa delante de él sobre la mesa.
―Soy Toneri, Ōtsutsuki. ―La chica pareció vacilar unos segundos, pero al final le devolvió una leve sonrisa.
―Hi-Hinata Hyūga. ―Arqueó una ceja al oírla decir su nombre. El apellido Hyūga era de sobra conocido en todo el país. Ella pareció adivinar lo que pensaba porque de inmediato bajó la vista, como se le avergonzara su linaje.
Toneri amplió su sonrisa mientras la miraba.
Esa chica le gustaba, mucho. Le había llamado la atención nada más verla. Y haría lo que fuera por tenerla. Estaba seguro de que no le costaría que llegase a algo más que gustarle.
Y él la conquistaría. Como que se llamaba Toneri Ōtsutsuki.
―Todo es una mierda. Una asquerosa y jodida mierda. ―Dejó caer la cabeza sobre la mesa de la cafetería, totalmente abatido. Su acompañante, una rubia muy guapa de ojos lavanda, alzó las cejas al tiempo que apoyaba el rostro sobre su mano, mirándolo con diversión.
―¿Ningún avance con tu amor platónico?―Toneri dejó escapar un gruñido de molestia.
―No hurgues en la herida, Shion.
―Si no lo hago yo, que soy tu mejor amiga, ¿quién más lo hará?―Toneri levantó el rostro con el ceño fruncido, mirándola con enfado―. Hinata-chan es un amor de chica, entiendo que te colaras por ella. Pero también es muy despistada.
―¡No me digas! He intentado por todos los medios que se fije en mí como algo más que un amigo y, ¿qué he conseguido en seis meses? ¡Nada, joder! ¡Na-da!―Shion suspiró, cogiendo una patata frita de su plato y llevándosela a la boca.
―¿Por qué no se lo dices y ya?
―¡Porque no quiero asustarla! Hinata es muy tímida, si voy tan a saco seguro la ahuyento. ―Shion quedó pensativa unos segundos y luego suspiró.
―Oye, Toneri, no quiero ser aguafiestas, pero... ¿te has planteado que ella puede estar enamorada de alguien más? Digo, ella vino aquí desde otra ciudad para estudiar el máster. Puede que haya dejado atrás, no sé, ¿un novio? Porque no has sido el único que ha intentado coquetearle y le ha salido el tiro por la culata. ―Toneri bufó.
―De ser así me lo hubiera dicho, ¿no crees? Somos amigos.
―No tan amigos. Solo la conoces desde hace unos meses.
―¡Igual que tú! ¡Y estoy seguro de que no te ha dicho nada!
―No de esos temas, es cierto. Pero sí hemos mantenido alguna charla sobre ciertas cosas íntimas que me han dado a entender que pese a lo tímida y reservada que parece ser, ella ya ha tenido alguna experiencia con chicos. Ya sabes, entre mujeres nos comprendemos. ―Toneri levantó la cabeza con los ojos abiertos como platos―. Además, he notado que a veces se queda embobada mirando su móvil para luego sonreír como niña con zapatos nuevos.
―No puede ser―dijo Toneri, muy seguro de sí mismo. Shion esbozó una sonrisa.
―Ah, y este fin de semana la he invitado a ir de compras y me dijo que no podía, que tenía cosas que hacer. Que yo sepa no estamos de exámenes y la mayoría de los trabajos están ya entregados. ―Toneri sopesó toda la información que su amiga le estaba proporcionando. Sacudió la cabeza. No, no podía ser. Era imposible que Hinata, con lo tímida que era, hubiese dejado algún amorío atrás, en su ciudad natal.
―Shion, necesito que me hagas un favor. ―La rubia frente a él se lo quedó mirando, esperando a que continuara.
Toneri respiró hondo y le hizo su petición.
Tenía que saber si las sospechas de su mejor amiga eran ciertas.
―Sigo diciendo que es estúpido. ¿Te das cuenta de que me estás pidiendo que entre en el apartamento de mi más reciente amiga a espiar entre sus cosas?
―Me lo debes. ―Shion rodó los ojos mientras terminaban de subir las escaleras que conducían al cuarto piso del edificio en el que residían muchos de los estudiantes de la universidad. El plan de Toneri le parecía absurdo. Pero el chico estaba desesperado y ella, como buena amiga, no había podido negarse. Más que nada porque, como había dicho él, se lo debía.
Dejando escapar un gran suspiro se posicionó frente a la puerta del apartamento en el que vivía Hinata desde hacía seis meses. Se puso nerviosa, pero enseguida se aplacó. No era la primera vez que estaba allí y a Hinata sin duda no le molestaría su visita. Era demasiado amable como para echarla con cajas destempladas.
Así que llamó a la puerta. De reojo vio como Toneri se escondía en el rellano de la escalera, espiando desde detrás de la pared. Resopló. Si el amor te volvía así de imbécil ella no quería enamorarse nunca.
Oyó pasos tras la puerta y preparó una radiante sonrisa.
La cual se le borró en el mismo instante en el que la puerta se abrió.
Porque el que sujetaba la puerta ahora abierta no era Hinata, no era su amiga adorable, tímida y que se sonrojaba cada dos por tres. No, señor.
El que estaba en la entrada del apartamento donde se suponía que vivía la Hyūga era un impresionante espécimen masculino de cabello rubio e intensos ojos azules. Shion no pudo evitar ruborizarse cuando sus ojos detallaron que el chico en cuestión se encontraba medio desnudo, con tan solo unos pantalones cortos puestos y, a juzgar por el pequeño bulto que se asomaba ahí abajo, Shion juraba que no llevaba ropa interior.
¡Oh, Kami! ¿Estaba en el cielo, acaso?
―¿Querías algo?―La voz masculina la sobresaltó y se obligó a sí misma a levantar de nuevo los ojos, solo para toparse con que aquel magnífico torso que se erguía frente a ella estaba lleno de tatuajes.
Se mojó los labios de pronto resecos y carraspeó, intentando buscar su voz.
―Yo... buscaba a Hinata... ―El tío bueno que tenía delante alzó las cejas para luego sonreír. ¡Y qué sonrisa, madre de Dios!
―¡Ah! Debes de ser la amiga de la que me habló. Pasa. ―Se hizo a un lado e, intentando por todos los medios reprimir las ganas de lanzarse sobre aquel chico para frotarse contra él como perra en celo, ingresó en el apartamento―. Ahora la aviso. Es una dormilona'ttebayo. ―Lo vio desaparecer por el pasillo, admirando sin que él se diera cuenta aquel culo que parecía esculpido por los mismísimos dioses.
―Joder, mierda―masculló, abanicándose―. Tienes mucho que explicarme, Hinata―dijo mientras iba hacia la pequeña cocina para servirse un vaso de agua. Necesitaba enfriarse.
Poco después oyó unos pasitos temblorosos tras ella y supo que esta vez sí era Hinata. Se giró y a poco más se echa a reír: la pobre tenía la cara más roja que un tomate maduro. Las piernas le temblaban y parecía incapaz de sostenerle la mirada. Shion se sentó tranquilamente en una de las sillas de la cocina y la miró, muy seria.
―Empieza a hablar, señorita. ―Hinata levantó sus ojos perlados, algo acuosos.
―Y-yo... ―Shion se cruzó de brazos, esperando. Hinata empezó a jugar con el borde de la camiseta que llevaba puesta y, al fin, tomó aire―. Naruto-kunesminovio. ―Lo dijo tan rápido que a Shion le costó entenderla. Pero captó la idea en cuanto el rostro de su amiga se encendió de nuevo.
―Así que... ¿ese sexy bombón rubio es tu novio?―Hinata asintió repetidas veces, dejándose caer en una silla frente a Shion―. ¿Por qué no lo habías mencionado nunca?―Hinata enrojeció de nuevo.
―N-no es como si lo ocultara pe-pero... ―la miró, nerviosa―. Shion-chan, prométeme que no le dirás a nadie, por favor. ―La chica pareció ahora muy intrigada.
―¿Acaso es una relación secreta?―preguntó, emocionada. Hinata asintió.
―A-algo así. N-no es que mi familia no lo apruebe, nada de eso. Pero... ―Shion vio como se mordía el labio inferior―, é-él tiene un pasado algo... complicado, y papá cree que sería mejor que no saltara la liebre hasta que yo haya terminado los estudios y Naruto-kun haya consolidado su puesto de trabajo. ―Shion se percató en ese instante de que su amiga le estaba confiando uno de sus más preciados secretos. Respiró hondo varias veces.
―Te perdono si me lo presentas. ―Hinata levantó la vista y el alivio que vio en su rostro la hizo sonreír―. Además, me ha dejado verte sin tanta ropa. Y yo tenía razón, Hina, tienes un cuerpo de infarto. ―Hinata se miró y entonces chilló, abrazándose a sí misma: tan solo llevaba una camiseta puesta que, claramente, no era suya.
Mientras Shion la veía correr hacia el pasillo y oía las risas de aquel chico sexy que le había abierto la puerta minutos atrás, Shion pensó en Toneri. Una sonrisa algo malvada se extendió por su rostro.
―Oh, amigo, lo tienes crudo. Pero que muuuuuuuuuuuuy crudo.
―¡Me estás jodiendo!―Las personas que estaban en ese momento en aquel McDonald's miraron en su dirección. Shion se cruzó de brazos, con una expresión seria.
―No, Toneri. Hinata tiene novio. Punto. ―No le había contado nada más que eso. Hinata le había dicho que no pasaba nada si alguien especulaba sobre su relación con el rubio sexy de buen culo (apodo con el que Shion lo llamaría de ahora en adelante), ya que al parecer él había ido a visitarla tras conseguir varios días libres en su trabajo. Así que cuando la gente viera a la tímida y callada Hinata junto a semejante hombre los rumores no se harían esperar.
Pero Shion había prometido no contar nada más que eso si la gente le preguntaba. Y ella, como buena amiga, cumpliría aquella promesa.
―¡¿Por qué nunca me lo dijo?!
―Porque no era asunto nuestro. Y lo más probable es que nunca nos hubiera dicho nada si él no se hubiera aparecido por aquí. Sabes que Hinata es muy reservada en lo que a su vida personal se refiere.
―Bueno, no pasa nada, estoy seguro de que es algo pasajero. ―Shion alzó las cejas, una sonrisa divertida bailando en sus labios al recordar las fachas en las que había encontrado a su amiga y a su sexy novio rubio de buen culo.
―Llevan juntos casi cinco años. ―La boca de Toneri se abrió por la sorpresa―. Su familia lo conoce y lo aprueba.
―Mierda. ―Toneri se pasó la mano por el pelo, con desesperación―. No pienso rendirme. Hinata me gusta demasiado. ―Shion suspiró.
―Toneri, lo que hagas o dejes de hacer con tu vida es asunto tuyo, pero como tu mejor amiga que soy te diré algo que, como se te ocurra mencionarle a Hinata, te castro. Me lo confió en secreto; aunque la conozco desde hace poco ha sido una buena amiga, la quiero y la respeto, así que de aquí―señaló a ambos―no puede salir. ―Toneri tragó saliva y asintió―. Hinata me contó que lleva enamorada de ese chico desde pequeña. ―Toneri dejó caer la mandíbula una vez más―. Dudo mucho que puedas competir contra algo como eso. ―El Ōtsutsuki apretó los dientes y sacudió la cabeza.
―No importa. ―Shion puso los ojos en blanco. Hombres. Tan tercos y obtusos.
―Te estrellarás. Pero allá tú.
Al día siguiente por la mañana, todos los estudiantes de la facultad se quedaron más que boquiabiertos cuando vieron bajar a la pequeña, tímida y huidiza de Hinata Hyūga de una moto negra con franjas naranja adornándola, sujeta firmemente a la cintura de un alto y musculoso chico que, en cuanto se quitó el casco, hizo suspirar a más de una chica.
La sorpresa fue mayúscula cuando, al rodear ella el vehículo para dirigirse a sus clases, aquel rubio sexy (de buen culo, añadió Shion en su mente) la tomó sorpresivamente de la cintura y la besó.
Pero no fue un besito, ni un beso de esos insulsos, de despedida o uno que dijera "que te vaya bien". No, señor.
Fue un beso ardiente, con lengua, que lo dejó a él sonriendo de manera arrogante y a Hinata toda roja y temblando como una hoja. La gota que colmó el vaso vino cuando él se relamió los labios con sumo gusto. Shion juró haber oído como a más de una se le caían las bragas. Ella incluida. Mierda.
Se volvió a mirar a Toneri, quién no daba crédito a la escena que acontecía frente a sus ojos.
―Te lo dije―soltó Shion cuando pasó por su lado, palmeándole el hombro―. ¡Eh, Hina! ¡Buenos días!―La aludida se giró, saludando con una sonrisa tímida a su amiga.
―Bu-buenos días, Shion-chan. ―Se giró a su novio, aún sonrojada, y los presentó―. Na-Naruto-kun, t-te presento a Shion Moryō, una buena amiga. Shion-chan, é-él es Naruto Namikaze. ―Shion sonrió ampliamente y le tendió la mano. Naruto correspondió el saludo con una sonrisa encantadora.
―Encantado. Gracias por cuidar de mi chica. ―Hinata volvió a enrojecer cuando él la asió por la cintura acercándola una vez más a su cuerpo, al tiempo que besaba su mejilla con infinito cariño. Cuando se separaron le apartó un par de mechones detrás de la oreja y le sonrió cálidamente―. Vendré a buscarte luego'ttebayo. De nuevo, un gusto haberte conocido. ―Se despidió de ambas finalmente, se colocó el casco, se subió a la moto y, con un último guiño a su novia, arrancó y se perdió en la lejanía.
―Hinata, eres una jodida suertuda. ―La peliazul sintió sus mejillas calentarse de nuevo, apretando contra su pecho con fuerza los cuadernos y los materiales que llevaba en las manos.
Aunque una pequeña sonrisa adornaba su rostro.
Toneri gruñó mientras veía a Hinata en la cafetería ser rodeada por un grupo de chicas de su clase, asediada a preguntas. A su lado, Shion le miraba y sonreía de lo más divertida.
―Si sigues así te convertirás en Gollum. ―Volvió a gruñir, ignorando a su mejor amiga.
―¿Seguro que su apellido es Namikaze?―Shion rodó los ojos.
―Sí, Toneri, Naruto Namikaze, así lo presentó Hinata. ¿Qué hay con eso? ¿Lo conoces, acaso?―Toneri se quedó pensativo unos instantes.
―No, a él no. Pero pensé que los Namikaze... ―calló y Shion alzó las cejas.
―Toneri―llamó, en un tono demandante. El chico suspiró y miró para la rubia.
―Solo conozco una familia con ese apellido, una importante. Mis padres y mis abuelos han hecho negocios con ellos en más de una ocasión. Pero según tenía entendido el último heredero, Minato Namikaze, no tenía hijos. No los tuvo con su mujer y, dado que hoy en día están divorciados...
―¿Adónde quieres llegar? Será un sobrino o el hijo de algún primo, o incluso adoptado. Hay miles de posibilidades. No empieces a darle a esa mente retorcida que tienes. ―Toneri la fulminó con la mirada.
―Investigaré. Y si descubro que hay algo raro con ese tío... ―Shion bufó. Recordó las palabras de Hinata de hacía dos días.
Él tiene un pasado algo complicado.
Si su intuición femenina no le fallaba Hinata estaba hasta las trancas por ese chico, y por lo que le contó sospechaba que ella ya conocía todo sobre él.
Suspiró, mirando la cara de concentración de su mejor amigo.
Se estrellaría. Estaba más que segura. Pero hasta que ese momento no llegara Toneri no desistiría.
Lo conocía y era demasiado cabezota cuando se empeñaba en que quería conseguir algo.
Era viernes, y uno muy bueno, pensó Shion para sí mientras se acomodaba en su cama con el portátil, bebidas bien fresquitas, snacks y bolsas de patatas fritas. Su compañera de cuarto no estaría ese fin de semana y tan solo le quedaba disfrutar de una maratón de su serie favorita con deliciosos aperitivos a su disposición.
Estaba a punto de darle al play cuando su móvil comenzó a sonar. Lo tomó con fastidio y, al ver quién llamaba, rodó los ojos. Contestó, sabedora de que si no lo hacía el muy pesado no pararía hasta que lo hiciera.
―¿Qué quieres, romeo? Más vale que sea importante.
―¡Lo tengo, Shion, lo tengo! ¡Te dije que ese tipo no era trigo limpio!―Shion alzó las cejas.
―¿Te refieres al rubio sexy de buen culo que tiene a Hinata loquita de amor?
―¡Por Dios, deja de llamarlo así! No sé qué le veis tú y las demás chicas.
―Que está de toma pan y moja. Te aseguro que si no fuera el novio de mi amiga ya le habría dejado meterse entre mis piernas más de una vez.
―Ugh, no necesitaba tanta información.
―Pues no preguntes.
―¡Da igual! ¡Tengo las pruebas que necesitaba! ¡Voy para allá!―Shion maldijo entre dientes al oír el sonido de que su amigo había cortado la llamada. Miró con infinita tristeza para el ordenador y todo lo que había preparado y suspiró.
Aunque no podía negar que tenía curiosidad por ver lo que Toneri había encontrado.
Quince minutos después llamaron a la puerta de su habitación y abrió. Toneri entró como una tromba, feliz como una lombriz, agitando un sobre grande y grueso frente a él. Shion cerró tras él y se fue a sentar sobre la cama.
―¿Qué es eso?
―¡Míralo tú misma!―La rubia suspiró y, tomando el sobre entre sus manos, lo abrió dejando caer su contenido sobre la colcha. Empezó a revolver en los papeles y a leer algunos, casi sin interés―. ¡Para empezar es un mentiroso! ¡Su apellido es Uzumaki, no Namikaze!―Shion cogió una foto del periódico en el que al pie de la misma se leía que Minato Namikaze posaba con su recién descubierto hijo, Naruto Uzumaki.
―Pues quién lo diría: padre e hijo son idénticos. ―Toneri frunció el ceño y le arrebató el papel a Shion―. No digas que es coincidencia...
―No he dicho que no lo fueran, aunque sí, el parecido salta a simple vista. Pero lo de que su apellido es Uzumaki es totalmente cierto. Y supongo que lo de "recién descubierto hijo" te habrá llamado la atención. ―Shion suspiró y se cruzó de brazos, esperando la larga explicación que sin duda Toneri le daría―. Minato Namikaze se casó hace casi veinte años, pero fue un matrimonio de conveniencia, arreglado entre sus padres y los de la chica. ―Shion cabeceó―. No me sorprende, es algo muy común que en nuestro país aún sucede entre familias de cierto prestigio.
―Siglo XXI. ―Fue lo único que dijo Shion. Toneri hizo una mueca y Shion sonrió, burlona.
―Pero Minato Namikaze parece ser que estaba enamorado de otra mujer, una chica sin apellido ilustre, sin linaje, sin educación y criada prácticamente en las calles. El cómo, cuando y dónde se conocieron es un misterio, pero según se rumorea él nunca dejó de verla...
―Y de ahí nació el sexy rubio de buen culo que es el novio de Hina.
―¡Que dejes de llamarlo así, por Dios!―Toneri tomó otra fotografía para enseñársela. En ella aparecía una hermosa mujer de largo cabello pelirrojo empujando a un sonriente niño rubio en un columpio―. Cuando él tenía unos seis o siete años, Kushina Uzumaki murió. Las malas lenguas dicen que la asesinaron. Ahí fue cuando Minato Namikaze decidió hacerse cargo de su bastardo―Shion frunció el ceño al oír esa palabra―, al parecer se lo llevó a vivir con él pese a las protestas de toda su familia y, obviamente, de su esposa. Esa fue la principal causa de su divorcio: ella no estaba dispuesta a tolerar al hijo de otra mujer bajo su techo. ―Toneri tomó otro recorte de periódico y se lo entregó. Shion leyó el artículo por encima, en el que se explicaba que el hijo ilegítimo de Minato Namikaze había arruinado el perfecto matrimonio entre este y su esposa, una educada y elegante dama de la alta sociedad. Resopló, más que molesta.
―Lo único que me estás diciendo es que tuvo una infancia muy difícil. ―Tal vez a esto se refería Hinata cuando le comentó que él tenía un pasado algo complicado.
―¡Aún no he llegado a lo mejor!―Toneri tomó entre sus manos varios fajos de hojas y los dejó caer sobre sus rodillas. Shion los tomó: algunos eran artículos de periódicos, otras meras fotografías y otros documentos que parecían ser oficiales.
Empezó por las fotos: en ellas podía verse a un Naruto muy juerguista, bebiendo, fumando, chupándole el rostro a alguna que otra chica, enseñándole el dedo medio a la cámara mientras hacía algún gesto obsceno con su lengua o con otras partes de su cuerpo... Incluso venían los fotogramas de la cámara de seguridad de algún hotel de lujo donde se veía claramente que se lo estaba montando con una tipa cualquiera.
Shion alzó las cejas y apoyó la barbilla en una de sus manos, dejando reposar el codo sobre una de sus rodillas, interesada ahora en la información que su amigo le estaba mostrando.
―Un rebelde sin causa.
―¡Más que eso! ¡Lee!―Los ojos violetas de Shion repasaron los titulares de los artículos de periódico y alguno de los documentos que tenía en las manos.
NARUTO NAMIKAZE, HEREDERO DE MINATO NAMIKAZE, DETENIDO POR CONDUCCIÓN TEMERARIA BAJO LOS EFECTOS DEL ALCOHOL
NARUTO NAMIKAZE HA SIDO ENCONTRADO EN LA MADRUGADA DE AYER PARTICIPANDO EN CARRERAS CLANDESTINAS
NARUTO NAMIKAZE INGRESADO EN EL HOSPITAL CENTRAL DE KONOHA POR POSIBLE SOBREDOSIS ¿EL ÚNICO HIJO DEL RESPETADO EMPRESARIO MINATO NAMIKAZE ES UN DROGADICTO?
NARUTO NAMIKAZE DETENIDO POR LA POLICÍA. HAY PRUEBAS SÓLIDAS EN SU CONTRA POR PARTICIPAR EN PELEAS ILEGALES DONDE SE APOSTABAN GRANDES SUMAS DE DINERO
Shion suspiró, dejando caer los papeles a un lado suyo.
―El novio de Hinata fue un rebelde sin causa, ¿y qué?
―¡¿Estás de broma?! ¡Es un drogadicto, un alcohólico, un mujeriego y un delincuente!
―Toneri, ¿te das cuenta de que todas estas noticias―señaló los recortes periodísticos―son de hace más de seis años?
―¿Y? ¡Eso no significa que no siga siendo un hijo de puta! Si le enseño esto a Hinata seguro que-
―Para. ―Lo interrumpió Shion, levantando la mano―. Piensa un segundo. ¿Y si ella ya lo sabe? ¿No estarás solo haciendo el ridículo?―Toneri la miró, incrédulo.
―¿Es en serio? Es imposible que una chica dulce y sensible como Hinata esté con alguien como él. Estoy segura de que solo quiere jugar con ella...
―Toneri, llevan juntos cinco años. Demasiado para que sea solo un juego, ¿no crees?
―¡Entonces le ha mentido descaradamente y ella no sabe nada!―Shion se pasó una mano por el rostro, cansado de la cabezonería de su mejor amigo.
―Yo te digo que Hinata lo conoce lo suficiente. Lo ama y se nota que él a ella, por la manera en que la mira. ¡Diablos! Si no fuera así yo misma hubiese intervenido.
―Tengo que hablar con ella. ―Shion puso los ojos en blanco, dejándolo por imposible―. Invítala a la fiesta de mañana por la noche, en mi casa. ―Shion parpadeó―. ¡Si lo hago yo se negará! Siempre se niega cada vez que la invito a ir a algún sitio.
―Claro. Porque no es tonta y tiene novio, imbécil. ―Quiso gritarle. Sin embargo sonrió de forma malévola y tomó el móvil, marcando el número de Hinata―. Me divertiré viendo cómo te parten la cara. ―Toneri la fulminó una vez más con sus ojos azules.
Él estaba seguro de que ese chico estaba engañando a su dulce y tierna princesa. A su Hinata. Y él le haría ver el error que estaba cometiendo.
―¿U-una fiesta?―Hinata se mordió el labio inferior y miró para atrás. Su novio arqueó una ceja sin dejar de acariciar su cintura. Ambos se encontraban en el apartamento de Hinata, en la cama, desnudos como Dios los trajo al mundo. Hinata se hallaba sentada en el borde de la cama con el rubio tumbado a su espalda de lado, pasando los dedos por la piel de su espalda una y otra vez, disfrutando de la calidez que ella siempre le brindaba con tan solo un simple roce.
Siempre había sido así, desde que eran pequeños.
―Shion-chan, no sé... A-además si es en casa de... Bu-bueno pero... Es-está bien. I-iremos. ―Colgó y se giró a mirar a Naruto, dejando escapar un gran suspiro. Inmediatamente el chico se incorporó y llevó una mano a su mejilla, preocupado.
―Eh, ¿qué pasa?
―Shion-chan nos invitó a ir a una fiesta. Lo siento. S-sé lo que te ha costado conseguir estos días libres... ―Se apretó contra el cuerpo de su novio y comenzó a delinear la silueta de uno de los tantos tatuajes que adornaban su piel: un remolino rojo que representaba un sol, con los rayos bordeándolo.
―No pasa nada, nena. Hace tiempo que no voy a una fiesta. Pero, ¿tú quieres ir?―Hinata levantó la vista y lo besó antes de contestar. Naruto correspondió encantado, abrazándola contra él.
―E-es que Shion-chan es mi amiga y... siento que la estoy dejando de lado por ti y e-eso tampoco es justo. M-me ha ayudado mucho en estos meses. ―Naruto alzó las cejas.
―Así que... ¿ahora soy un acaparador de tu tiempo?―Naruto la acomodó a horcajadas sobre él y sonrió de forma ladina al escuchar un gemido salir de los labios femeninos ante el roce de sus intimidades.
―Ajá―atinó a asentir Hinata, arqueándose al sentirlo frotarse descaradamente contra ella. Las manos masculinas subieron por su cuerpo hasta estrujar sus pechos―. U-uno muy guapo. ―Naruto sonrió arrogante y levantó el rostro, rozando sus labios contra los de ella.
―Y sexy, nena. Que no se te olvide.
―Y sexy. ―Fue lo único que consiguió decir antes de que sus labios fueran devorados por los de su novio al tiempo que él empujaba hacia arriba y ella hacia abajo, dejando que sus cuerpos volvieran a unirse como tantas veces ya había ocurrido ese día.
―¿Segura de que vendrá?―Shion apretó con fuerza el vaso de plástico en el que llevaba su bebida. Tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no tirárselo por encima a Toneri. Era la décima vez que le hacía la misma pregunta en cinco minutos.
―Me dijo que sí, que iban a venir. ―Toneri frunció el ceño.
―¿Iban?
―Sí, genio, plural. ¿Qué pensabas? ¿Que Hinata vendría sola teniendo a su sexy novio rubio de buen culo de visita?―Sonrió de satisfacción al ver el rostro de su mejor amigo formar una mueca de fastidio.
―Sigo sin saber qué coño le ves.
―Veo que es un chico caliente al que sin duda le va la marcha. ―Toneri bufó, pasándose la mano por el pelo, exasperado. Por el rabillo del ojo vio como Shion ojeaba su móvil―. Hinata ya llegó, está en la entrada. Voy a buscarla. ―Toneri quiso acompañarla pero Shion negó, dándole su vaso―. Si te ve estoy segura de que dará media vuelta y se largará. Hinata es muy amable, te considera su amigo y te aprecia, pero tampoco es tonta, Toneri. Se te ven las intenciones. Además―hizo una pausa―, su novio no se ve cómo del tipo paciente al que le importa una mierda que le coqueteen a su chica delante de sus mismas narices. ―Toneri apretó los dientes y dio un paso atrás. Shion sonrió―. Buen chico. Espero tu turno. ―La rubia se perdió entre la multitud, dirigiéndose hacia la parte delantera de la casa. Soltó una risita al ver ya a varias parejas con unas cuantas copas de más encima, montándoselo prácticamente delante de todo el mundo. Ah, las fiestas universitarias eran las mejores, sip.
Divisó el cabello largo y lacio de su amiga y fue hacia allí, abrazándola y sorprendiéndola.
―¡Menos mal que has venido, Hina! ¡Estoy rodeada de depravados!―Hinata rio y devolvió el abrazo a Shion, quien hacía graciosos pucheros. Detrás de ellas Naruto sonrió, para posicionarse luego junto a su novia y entrelazar sus dedos con los de ella, paseando la vista por todo el lugar.
―Mmm... veo que las fiestas universitarias no pierden su toque, y son iguales en todos lados. ―Hinata asintió con un suspiro.
―P-por eso Shion-chan siempre quiere que venga. Dice que le hago de paraguas contra los pervertidos.
―¡Y tanto! ¿Te acuerdas hace un mes cuando fingimos ser una pareja lesbiana para que aquel mastodonte nos dejara en paz?―Hinata enrojeció y asintió, tapándose la cara con su mano libre, muerta de vergüenza.
―¿En serio? ¡No me lo habías contado! ¿Tengo que preocuparme también ahora por el sexo femenino, Hinata?
―¡P-por supuesto que no, Naruto-kun! ¡¿Qué clase de chica crees que soy?!―Los ojos azules como el cielo del rubio chispearon con diversión al ver los mofletes hinchados de su novia, señal inequívoca de que estaba molesta. Rio y llevó las manos a estos, aplastándoselos y dándole un cariñoso beso en la nariz con una sonrisa.
―Una que se ve jodidamente sexy enojada. ―Hinata volvió a ruborizarse.
―Tiene razón, Hina ¡eres muy sexy! Sobre todo con este par de amigas que te cargas. ―Hinata chilló y se apartó de un salto de Shion al notar las manos de estas manosear sus pechos sin pudor ninguno. Se apegó al cuerpo de Naruto, como buscando protección, y él la rodeó con sus brazos, riendo.
―¡N-no es gracioso! Si lo sé no vengo... ―Shion sonrió y le puso una mano en el hombro.
―Vamos, no digas eso. Es tu último año como universitaria. Después viene todo lo aburrido. Ven, te llevo a por algo de beber. ¿Tú quieres algo, rubio?―Naruto alzó las cejas.
―Tengo nombre ¿sabes? Pero no, gracias. Por hoy prefiero ser abstemio. ―Shion soltó una carcajada, como no creyéndose que alguien pudiera aguantar sin probar gota de alcohol en una fiesta de semejante magnitud.
Guio a Hinata entre la gente, abriéndose paso entre los cuerpos sudorosos y apelotonados unos contra otros, hasta la zona de la cocina, la cual parecía estar más despejada. De hecho, en esos momentos no había nadie. Shion abrió el frigorífico y sacó un par de cervezas. Hinata le agradeció tomando la suya una vez estuvo abierta. Ella no solía beber, pero por una no pasaba nada; además, esa noche tenía a Naruto para que la cuidara.
―¡Viniste, Hinata!―Se volvió al oír la voz de Toneri y le sonrió a modo de saludo. El chico se quedó momentáneamente embobado por aquel gesto tan dulce. Shion rodó los ojos. Comprobado. El amor te volvía estúpido.
―Bueno, iré a darme un garbeo por ahí a ver si pillo cacho esta noche. Toneri, su novio la está esperando en la entrada. Acompáñala como el galán que eres. ―Hinata vio con horror como Shion desaparecía de su vista, quiso seguirla pero la mano de Toneri en su brazo la detuvo.
―Hinata, yo... lo cierto es que tengo algo que hablar contigo. ―La peliazul se desasió con delicadeza del agarre y dio varios pasos atrás, moviendo la botella nerviosamente en sus manos. Se hacía una idea de lo que Toneri quería decirle y ella no quería hacerle daño, por ello siempre evitaba estar a solas más de lo necesario con él.
―To-Toneri... ―Él alzó la mano, pidiéndole silencio.
―Por favor, déjame hablar. ―Hinata calló y asintió, dándole pie―. Hinata, me gustas. Me gustas mucho. ―Hinata se mordió el labio inferior.
―Toneri, yo...
―Sé lo que me vas a decir: que tienes novio y que lo quieres. ―Hinata asintió, aliviada de que su amigo pareciera entender―. No obstante―la chica parpadeó― ¿crees que él es bueno para ti?―Hinata se lo quedó mirando fijamente a los ojos, sin comprender.
―¿Qué quieres decir?―preguntó, poniéndose a la defensiva.
―Él... Hinata, no quiero hacerte daño pero... ¿realmente lo conoces? ¿Sabes quién es?
―Lo conozco desde que éramos pequeños. ―Toneri asintió, eso le había dicho Shion y suponía que sería verdad, pero...
―Me he enterado de algunas cosas... ―Hinata cerró los ojos y dejó escapar un gran suspiro.
―Ahorrátelo. ―Toneri se la quedó mirando, estupefacto ante el tono duro y la mirada desafiante que portaba la peliazul en sus orbes perlados―. No eres el primero que me viene con el cuento: que si se droga, que si bebe, que si es un mujeriego y me engaña... ―Hinata negó con la cabeza―. No, Naruto-kun no es así. A la gente le gusta juzgar, le gusta hablar de más, pero nadie sabe realmente como fueron las cosas.
―T-tú... ¿lo sabes? Es decir... ¿Conoces su pasado y aun así tú...
―No solo conozco su pasado, Toneri. Yo estuve allí, lo viví, sé cómo fue y todo por lo que él tuvo que pasar. Esas cosas que publicaba la prensa amarillista... ―Negó con la cabeza―. Solo lo empeoraban.
―Pe-pero Hinata... lo detuvo la policía... ―balbuceó Toneri, incrédulo ante todo lo que estaba oyendo. Hinata suspiró.
―Todo eso lo sé, ya te lo he dicho: yo estaba allí, pasé todo eso con él. Cuidé de él muchas más veces de las que puedo recordar: cuando se emborrachaba o cuando llegaba arrastrándose a mi casa cubierto de golpes y heridas; lo sostuve mientras vomitaba en los baños más inmundos que te puedas imaginar; lo dejé llorar en mis brazos en los peores momentos de su vida; y pasé noches enteras en vela acompañándolo mientras dormía, a causa de las pesadillas que padecía. ―Toneri estaba con la boca abierta, incapaz de creer todo lo que Hinata le estaba contando―. Y no por ello me rendí, al contrario, decidí amarlo más que nunca, más que a nadie en el mundo, porque me necesitaba. No tienes idea de las veces que amigos que tenemos en común me dijeron exactamente lo mismo que estás pensando tú ahora, pero yo no desistí. Y solo otras cinco personas son totalmente conscientes de todo lo que él padeció, personas que lo quieren de verdad y que tampoco se rindieron.
―Hinata... yo... ―Hinata negó con la cabeza, alejándose.
―¿Sabes? Todo lo que pasamos juntos... solo me hizo enamorarme más y más de Naruto-kun. Al final él fue capaz de sobreponerse, de superar sus miedos y enfrentarse al mundo, un mundo que siempre lo había juzgado y rechazado por el simple hecho de haber nacido. Y lo hizo porque sabía que no estaba solo. Así que no me arrepiento de amarlo ni de estar a su lado. ―Y dicho esto se dio la vuelta y echó a andar, ya se estaba tardando demasiado y seguramente Naruto estaría impaciente. No le extrañaría que de un momento a otro su novio apareciera de repente, buscándola. No le gustaba nada perderla de vista más que unos pocos minutos.
―¡Hinata espera!―Sin medir las consecuencias que podrían traer sus actos, el Ōtsutsuki la tomó una vez más del abrazo y tiró de ella hacia sí, abrazándola con fuerza―. ¡No lo acepto! ¡Me gustas!―Y bajó la cabeza, buscando besarla.
No contó con el dolor punzante que de pronto atravesó su cabeza, haciéndolo gritar. Cayó al suelo de culo y levantó la vista con los ojos llorosos, topándose con unos más que furiosos ojos azules. Vio un puño dirigirse hacia él y por instinto se cubrió la cara con sus brazos. Pero el golpe nunca llegó. Abrió un ojo para toparse la figura femenina de Hinata de espaldas a él, con los brazos en jarras.
―¡No más!―gritó ella.
―¡El muy hijo de puta intentó besarte!
―¡Lo sé! Pero no más, Naruto-kun, por favor. Por favor. ―Naruto bufó pero dejó caer la mano, todavía con la adrenalina a tope corriendo en sus sistema. Había ido a buscar a su novia porque ya le parecía que se estaba tardando demasiado y cuando la encuentra se topa conque otro tipo quería besarla.
¡JA! ¡Sobre su cadáver!
Fue hacia Hinata, la apartó suavemente poniéndola a su lado y se inclinó hacia Toneri.
―Si vuelves a intentar algo con mi chica, te rompo los huesos uno a uno. Y, créeme, sé cómo hacerlo. ―Y dicho esto tomó a Hinata de la cintura y ambos se largaron.
Toneri solo se quedó allí tirado, más humillado que nunca antes en su vida y pensando que cómo era posible que la vida lo jodiera de aquella forma tan extraña.
Esta vez la princesa no había querido quedarse con el príncipe. Sino con el villano del cuento.
―Te lo dije. ―Toneri gimió cuando Shion le estampó sin ningún cuidado una bolsa de hielo en su dolorida cabeza―. Te lo dije―repitió, saboreando las palabras. Toneri apartó la vista.
―No lo entiendo... ¿Cómo puede-
―Porque lo ama, Toneri, simple y llanamente. El amor te vuelve estúpido, sí, pero también puede darnos fortaleza para salir adelante y no rendirnos jamás.
―¿Desde cuando eres poetisa?
―Oh, cállate. ―Shion le golpeó el brazo, dejándose caer en la cama al lado de su mejor amigo. La fiesta había terminado hacía una hora y Shion se había quedado para curar a Toneri. Lo que se hacía por los amigos...
―Me gusta, Shion.
―Dudo mucho que te deje volver a acercarte. ―Toneri bufó.
―Sigo sin entenderlo. Hinata es una princesa y Naruto Namikaze...
―¿El villano del cuento? No lo creo, Toneri. Aquí solo hay una parte de la historia. ―Toneri frunció el ceño ante las palabras de su amiga―. Hinata solo te contó lo que ella hizo por Naruto, todo por lo que pasó para lograr estar con él. Pero en ningún momento mencionó lo que él había hecho por ella.
Toneri bajó la cabeza.
¿De verdad dos personas podían sostener un vínculo tan grande, tan profundo, como el que Hinata le había contado y como el que Shion le estaba insinuando?
Le era muy difícil de creer.
¡Hola, hola, caracolas!
¿Os acordáis que había dicho que a lo mejor os traía algún oneshot para conmemorar que Vínculos había alcanzado las 200 lecturas? ¡Pues imaginad mi sorpresa cuando abro el viernes Wattpad y me encuentro no solo con 200, sino más de 300 lecturas y 100 votos! ¡¿Os podéis imaginar mi felicidad?!
Así que me dije que no podía retrasarlo más: aquí tenéis, un pequeño capítulo único, porque sois los mejores y porque os lo merecéis.
A todos aquellos que votáis, leéis y comentáis: muchísimas gracias por vuestro tiempo. Sé que todos somos personas súper-híper-mega-ocupadas en estos tiempos que corren, así que gracias por dedicar un ratito de vuestras horas libres a leer mi humilde obra xD.
¡En serio, gracias a todos! ¡Espero que esta pequeña historia os alegre en este domingo de perros!
(Está lloviendo por dónde vivo yo. Cosas del otoño u.u).
¡Nos leemos!
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