♔ 01 | Un deseo hecho realidad
¿Quién demonios estaba tocando su puerta y por qué lo llamaba príncipe?
TaeHyung intentó usar toda su capacidad para intentar hallar una respuesta razonable y no entrar en pánico.
Así fue como pensó en que seguramente su mejor amigo le estaba haciendo una broma. El problema en su teoría era que JiMin se había ido a su casa la noche anterior y no había manera de que entrara a su departamento pues no tenía llaves.
Okay, okay, piensa. Se dijo intentando tranquilizarse.
¿Y si eran ladrones?
Bueno, en definitiva esa no era una idea mucho más tranquilizante.
La puerta volvió a ser tocada y TaeHyung dio un respingo aferrándose a sus sábanas. Ni si quiera había salido de allí desde que se había despertado, estaba como tonto cubriéndose totalmente creyendo que eso lo protegería de lo que fuera que estuviera sucediendo.
—Su majestad, su familia lo espera para desayunar —dijo la voz al otro lado de la puerta.
¿Qué tipo de mala broma era esa? TaeHyung no lo sabía, pero si no salía de su cama a averiguarlo, en definitiva no lo sabría nunca. Así que tomando su inexistente valentía y todas sus plegarias para que eso fuera un mal sueño o una broma de parte de alguien a quien seguramente patearía apenas tuviera oportunidad, se quitó las sábanas de encima y se dispuso a levantarse para ir hacia la puerta de su habitación.
Lastimosamente hubo un problema con eso. Esa sin duda no era su habitación.
—Qué demonios —TaeHyung dijo para sí mismo intentando asimilar las situación.
Ese no era su cuarto, empezando por el hecho de que la recámara en la que estaba era unas tres veces más grande que su departamento de universitario.
Siguió mirando a su alrededor y entre más lo hacía más difícil era mantener su boca cerrada y sus ganas de gritar por miedo ocultas. El lugar no sólo era gigante, sino estaba lleno de cosas que seguramente costaban más que alguno de sus órganos vitales, por ejemplo, ¿acaso ese jarrón era de oro real?
Su duda no pudo ser resuelta pues el sonido de la puerta siendo golpeada volvió a irrumpir en el lugar.
Meditó sus opciones, las cuales eran tan pocas que le tomó dos segundos decidir que abriría la puerta. La vida sólo era una y bueno, él ni si quiera sabía dónde estaba así que no es como si tuviera mucho que perder en ese momento.
Le tomó unos instantes llegar hasta la puerta de la habitación, y respiró hondo cuando sintió el frío —y elegante, ¿eso era plata real?— pomo de la puerta. Duró empuñándola en su mano unos cortos instantes antes de al fin girarla dejando en frente suyo a la persona que estuvo al otro lado tocando todo el rato.
—¿JiMin? —preguntó totalmente confundido.
Si ese era JiMin, ¿entonces sí era una broma? Oh, definitivamente ya había encontrado el dueño del trasero que iba a patear. Aunque seguía sin entender qué tan lejos podía ir una broma como para llamarlo príncipe y llevarlo a una habitación que parecía sacada de un cuento de hadas.
—Sí, su majestad —respondió el chico.
—¿Por qué estás vestido así? —replicó TaeHyung.
JiMin frunció el ceño antes de sonreír amablemente.
—Este es mi uniforme, su majestad —contestó el mayor como si fuera obvio.
—Deja esta tontería y dime qué haces —vociferó con enojo pintándose en su voz—. O si quieres empezar por hablar de dónde estamos no me voy a quejar.
—Estamos en el castillo de su familia y estoy aquí desde hace un buen rato intentando que baje a desayunar, tal cual como todos los días, su majestad —JiMin dijo un poco confundido, pero manteniendo su porte y amabilidad.
—Deja de decirme "su majestad" —TaeHyung habló irritado.
—Pero su ma... Es decir, señor.
—Termina con esta broma de una vez, no es gracioso —el castaño lo miró a los ojos, comenzando a sentirse un poco bastante desesperado.
—No sé de qué habla, señor. No hay tal cosa como una broma.
Bueno, en definitiva por la expresión en su rostro y su forma de hablar parecía que no mentía o fingía.
—Empecemos por que me llames TaeHyung —habló después de unos segundos—. Dijiste que estamos en el castillo de... mi familia. Específicamente, ¿dónde es eso?
Esta vez JiMin sí pareció extrañarse demasiado, pero aún así habló.
—Estamos en el Reino de Asteria, donde ustedes junto a sus dos padres reinan —el chico explicó, pareciendo inseguro del porqué tenía que recordarle algo tan básico en su vida—. ¿Está usted bien, príncipe... TaeHyung?
No, no lo estoy. Quiero a mi mami.
—Claro —contestó todo lo contrario a lo que quería, fingiendo una sonrisa tranquilizadora—, sólo que hoy desperté sintiéndome un poco extraño.
Extraño y en otro país, o continente, o... ¿si quiera ese lugar estaba en el mundo? No estaba muy seguro de haber visto un reino y mucho menos uno llamado Asteria en sus clases de geografía.
O no existía, o debió haber puesto más atención a su maestra.
—Muy bien, TaeHyung —se notaba que aún se le hacía raro llamarlo por su nombre y no usando formalidades—. Si ya todo está bien, debería bajar para desayunar con su familia, aunque ya ha pasado un buen rato así que es probable que ya hayan terminado.
—Dame cinco minutos para cambiarme —le dijo y JiMin asintió, permitiendo que cerrara la puerta para concentrarse en ponerse otra ropa.
Cuando la puerta estuvo cerrada, por fin se pudo tomar un momento para asimilar un poco de la situación. ¿Qué estaba pasando?
Se dirigió al armario y lo abrió. Tuvo que sostener su mandíbula para que no cayera al suelo al ver lo inmenso que era. No llevaba mucho tiempo ahí, pero teniendo en cuenta que seguramente vivir en uno de los cajones de ese cambiador sería mucho más agradable que un departamento de dos habitaciones, creía que a los dueños les encantaba el lujo.
Buscó ropa, aunque no estaba muy seguro de haberlo hecho bien porque era su primera vez combinando ropa de ¿príncipe? Sin embargo, después de un rato creyó encontrar algo medianamente decente así que no dudó en ponérselo.
Se miró en el gigante espejo que había en medio del vestidor, y vaya que se veía mal, en definitiva no había nacido para ser de la realeza.
La realeza. Por todos los cielos, seguía sin entender ni una pizca de lo que sucedía. Acababa de hablar con un chico que tenía la cara de su mejor amigo, se llamaba como su mejor amigo, pero hablaba con diez niveles más de clase, y se paraba más recto que una regla. Ah, y claro, que vestía como si su ropa hubiera salido de una tienda de disfraces, especialmente de la sección príncipes de cuentos de hadas.
Cuento de hadas. Príncipe de cuento de hadas.
—No puede ser —TaeHyung susurró negando, no pudiendo creerlo.
Si eso era real, si de verdad era un príncipe y ahora estaba en un castillo, eso sólo podía significar una cosa.
—El deseo... El deseo se hizo realidad.
¿Acaso eso era posible? ¿Despertar en un cuento de hadas por un deseo a una estrella fugaz?
TaeHyung no estaba seguro, pero si era así, debía encontrar una manera de salir de allí lo más pronto posible.
me emociona escribir mis ffs pero se me va el tiempo y siempre tardo en actualizar):
así que gracias por leer, votar y comentar a pesar de que a veces me demore un poquito. ¡nos leemos prontooo! ♡
©gguktaebae
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