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Capítulo 4


Capítulo 4

KIARA (P.D.V)

-¿Se puede saber qué horas son estas para llegar?

La voz de mi padre me llegó alta y clara desde el salón.

Solté un suspiro bastante sonoro y me dirigí hacia donde estaba.

-¿Pasa algo? –Pregunté. O al menos, pensaba que eso era lo que había dicho.

- Apestas a alcohol y cigarro desde aquí –Dijo con desprecio.

Eran las siete de la mañana y acababa de llegar de una discoteca, ¿A qué cojones quería que oliese? ¿A rosas?

-Siento decirte que las discotecas no huelen a rosas, papá –Mascullé.

-Pues siento decirte que hasta que no abran una discoteca que huela a rosas, tú no volverás a salir de casa –Dijo mientras se levantaba y pasaba por mi lado.

Solté una sonora carcajada.

-¿Perdón?

- Lo que has oído. Y ahora sube a tu habitación en silencio, date una ducha para quitarte ese mugriento olor de encima y acuéstate a dormir. Más tarde hablaremos bien sobre tus llegadas a casa a esta hora.

- Papá, ¿dijiste que no volvería a salir de casa? –Reí- estás muy equivocado si te piensas que voy a cumplir esa orden.

- ¿Cómo? –Preguntó achichando los ojos hacia a mí.

- Que ya soy mayor de edad y que no voy a acatar ninguna de tus órdenes. ¿Desde cuándo me impides salir de casa? He estado llegando a casa a esta hora desde que tenía dieciséis años, no me hagas reír –Bufé.

- Vas a hacer lo que yo te diga ya que para eso vives en mi casa.

Solté una carcajada y comencé a subir las escaleras sin volver a darle una mirada.

-¡Kiara, no te atrevas a ignorarme! –Gritó desde la parte de abajo.

Me asomé al barandal y lo miré con una pequeña sonrisa.

-No grites, papá. O mamá y George se despertarán –Susurré antes de darme la vuelta y alejarme hacia mi habitación con una sonrisa de lunática.

*

Cuando mi madre entró a mi habitación, yo ya estaba despierta. No podía dormir mucho debido a que me despertaba con la ansiedad de fumarme un porro o esnifar.

La adicción era bastante fuerte.

-No esperaba encontrarte despierta –Dijo mientras se acercaba a mi cama y se sentaba a mi lado.

- ¿Querías algo? –Pregunté de forma brusca.

Adoraba a mi madre, pero seguro venía a echarme la charla por la forma en la que le hablaba a mi padre.

-Cariño, ayer no fuiste a clase. Dicen que no apareciste por allí en todo el día. Además, aprovecharon para decir que faltas muchísimo.

Solté un suspiro mientras ponía los ojos en blanco. Ahí empezaba la charlita.

-No lo entiendo. Todos los días sales de aquí con la mochila y te vas a clase con tu hermano.

-Yo voy al colegio –Me encogí de hombros.

- ¿Pretendes decirme que los profesores se inventan que no vas a clase?

- Puede ser –Susurré distraída mientras miraba las puntas de mi pelo.

Necesitaban un buen corte.

-Hoy llegaste a las siete de la mañana, ¿dónde estuviste todo el día, Kiara?

Solté un suspiro irritado.

-Mamá, ¿por qué no te vas de mi habitación? La verdad es que no tengo ganas de hablar con nadie ahora mismo. Y menos contigo o con papá.

- Kiara, que tengas dieciocho años no significa que puedas hacer lo que te dé la gana, ni que puedas tratarme como se te parezca. ¿Por qué no estás yendo a clase?

Se estaba enfadado, pero eso me daba igual. Si ella se enfadaba, yo me podía enfadar más.

-Yo hago lo que se me sale de lo más profundo del coño, ¿te queda claro? ¡Ahora sale de mi habitación! –Grité mientras me levantaba y la agarraba a ella por el brazo para levantarla.

Me soltaron un bofetón que provocó que perdiese el equilibrio y cayese a la cama.

-¡Qué sea la última vez que agarras a tu madre de esa manera! ¡¿Me estás oyendo?! –Gritó mi padre mientras me agarraba del brazo y me ponía en pie para pegarme a su cara.

- ¡¿Quién cojones te crees que eres para pegarme?! –Grité a un centímetro de su cara.

Nuestras narices se rozaban y en sus ojos podía ver todo el asco que me tenía.

-Soy tu padre, maldita sea. ¡Como vuelvas a comportarte así, te juro por Dios que no vuelves a poner un pie en esta casa! –Gritó antes de empujarme contra la cama y largarse de la habitación junto con mi madre.

Solté un grito de rabia y comencé a tirar todo lo que encontraba a mi paso.

WILLIAM (P.D.V)

-¿Sí? –Susurré al descolgar.

La cabeza me iba a estallar. Tenía una resaca de mil demonios.

-Necesito que nos encontremos.

-¿Quién eres? –Pregunté mientras me enderezaba.

Dios, tenía la boca súper seca.

-¿Ya no te acuerdas de mí? Nos conocimos anoche, tuvimos un sexo increíble –Rio.

Sonreí a pesar del dolor de cabeza y miré la pantalla del teléfono.

Kiara.

-Como para olvidarme de ti, muñeca. Nos pasamos toda la noche bailando y bebiendo.

-Y follando –Recordó.

Solté una carcajada. Eso era verdad.No estábamos fuera del baño más de media hora antes de volver a entrar para follar nuevamente.

-¿Me llamabas para algo en especial? –Pregunté con una pequeña sonrisa. Sabía para lo que me quería y yo estaría más que encantado de dárselo.

-Bueno, tengo que comunicarte que tengo unas ciertas necesidades que quiero que cumplas –Susurró coqueta al otro lado de la línea.

-Cuando quieras y donde quieras –Reí mientras me ponía en pie y me agachaba para recoger los boxers que me había quitado esta mañana cuando había llegado.

-Te mando la dirección por whatsapp, espero que vengas rápido y listo para todo lo que te tengo que ofrecer –Susurró antes de colgar.

Solté una carcajada y tiré el móvil encima de la cama para acto seguido meterme en el baño para darme una ducha.

Kiara, por lo que me había contado anoche, acababa de cumplir los dieciocho años. Por lo cual, si la prensa descubría algo, no podrían acusarme de nada. Es más, la chica no parecía saber quién era y eso era algo que me encantaba. Podría estar con ella un par de días más y luego quitármela de encima rápidamente para que no me armase ningún escándalo.

Si, haría eso. Me divertiría con ella un par de días y luego, me alejaría. Como hacía con todas.

Estaba seguro de que con ella, las cosas serían increíbles absolutamente todos los días.

**

- No pensaba que te hubiese gustado tanto como para que me llamases tan temprano –Dije mientras me sentaba en frente de ella en el starbucks que me había indicado por whatsapp- pensaba que te harías más la difícil. Es más, pensaba que sería yo quien te terminaría hablando.

- Ya ves –Sonrió sin apartar la vista de la ventana- Me lo pasé muy bien contigo anoche y no tenía ganas de hacerme la difícil. ¿Con qué objetivo? Si quiero algo, voy a por ello.

- ¿Y yo soy algo que quieres? –Pregunté inclinándome hacia ella. Tenía puestas unas gafas de sol y me había vestido con ropa de sport. Esperaba que eso desviase un poco la atención de la gente y no me descubriesen tan fácilmente.

- Teniendo en cuenta que eres una de las pocas personas con las que me lo he pasado tan bien de fiesta... definitivamente eres algo que quiero. Pero no me malinterpretes, no estoy buscando una relación. Tampoco un folla amigo. Simplemente... alguien con quien salir de fiesta y ya está.

- Vaya –Dije llevándome una mano al pecho dramáticamente- Me has hecho daño.

- ¿Nunca te habían rechazado, bebé? –Dijo riéndose antes de dar un sorbo a su café.

Kiara no era alguien especialmente guapa, el maquillaje extravagante tipo emo y la ropa que llevaba tan "rockera", no eran especialmente favorecedoras para su piel tan pálida, pero definitivamente era algo que llamaba mi atención. Estaba tan acostumbrado a chicas despampanantes, prácticamente modelos... que una chica como Kiara era un sorbo de aire fresco.

- La verdad es que no. Siempre me quieren para una relación formal y al final soy yo quien acaba rechazándolas.

Lo que acababa de decir no era mentira. La mayoría de las chicas que se acercaban a mí era por conveniencia y siempre, aunque al principio parecía que no querían nada serio, siempre intentaban llegar a algo más conmigo. He de reconocer que eso al principio me molestaba bastante ¿ahora? Estaba más que acostumbrado y por eso no dejaba que ninguna chica se acercase a mí más de lo necesario. Al final, si dejaba que me conociesen, cuando las rechazaba iban de programa en programa y concediendo entrevistas hablando basura sobre mí.

- Vaya, ¿entonces debería ir preparando a mi frágil corazón para ser roto por ti?

Su ironía y su sarcasmo era algo que me encantaban de ella. Puede ser que de apariencia no fuese lo que se puede considerar una belleza, ¿pero su personalidad? Eso sí que era atrayente. Estaba tan acostumbrado a rodearme de chicas "huecas" o que solo se preocupan por cosas banales y cuyas conversaciones no son muy entretenidas, que encontrarme con una chica con una verborrea y una ironía como la de Kiara era increíblemente relajante.

No todos los días te encuentras a alguien que no te trate como si fueras una eminencia. Y sobre todo, no todos los días me encontraba a alguien que no supiese quien era. Es que... seamos realistas, aparecía en la mayoría de las portadas de la revistas de este país ya fuese solo o con el resto de mi familia. Además, hasta hace unos meses salía siempre en las portadas tanto nacionales como internacionales debido a mis múltiples escándalos, ¿Cómo era posible que no me reconociese? Cualquier persona en Inglaterra sabe quién es el futuro Rey.

- ¿No estás escuchando nada de lo que te digo, verdad? –Preguntó soltando una carcajada.

No, la verdad es que estaba tan sumido en mis pensamientos que no había escuchado absolutamente nada de lo que me había dicho.

- Discúlpame, me quedé sumido en mis pensamientos –Reí.

- Lo sé, lo noté. En menos de dos segundos te quedaste mirando al suelo durante... no sé, ¿medio minuto? Nunca me había sentido una persona tan aburrida –Rio.

- No, no... o sea fue que me quedé analizando ciertos aspectos de mi vida –Reí- no tiene nada que ver contigo. Créeme, eres una de las personas menos aburridas que conozco. Y conozco a mucha gente aburrida.

Sonrió y bajó la cabeza un poco. ¿Le había dado vergüenza?

- No te estarás sonrojando, ¿verdad? Porque si no, siento decirte que toda tu apariencia de chica mala se irá a la mierda.

- ¿Qué? ¡No! Olvídate. Yo no me sonrojo. Bueno, lo que estaba diciendo antes de darme cuenta de que me estabas ignorando completamente era que deberíamos irnos este fin de semana por ahí. Es sábado, es la una del mediodía. ¿Por qué no hacemos una locura y nos vamos a algún sitio cerca de la costa y nos metemos una buena fiesta? Podemos regresar mañana por la noche para que así el lunes tú puedas hacer tus cosas y yo pueda ir a clase y así mis padres no me darán la brasa.

Me quedé mirándola fijamente. ¿Realmente estaba dispuesta a irse por ahí todo un fin de semana sin conocerme de nada? Y si... ¿Y si me estaba engañando y realmente si sabía quién soy?

- Te estas quedando conmigo, ¿no?

- ¿A qué te refieres? –Su gesto de fruncir el ceño no me iba a engañar. Esta chica tenía que conocerme, era imposible que no lo hiciese.

- Me juego lo que sea a que sabes quién soy, de otra forma no me ofrecerías irme por ahí de fiesta todo un fin de semana.

- ¿De qué estás hablando? Se quién eres porque te conocí ayer, ¿Qué más se supone que tengo que saber?

Me la quedé mirando fijamente y no respondí. ¿Y si era verdad que no sabía nada?

- ¿Encuentras extraño que una chica que acabas de conocer, te ofrezca irte de fiesta?

- No, créeme que estoy bastante acostumbrado a eso –Y era verdad- lo que me extraña es que tú que acabas de cumplir dieciocho años, que vives con tus padres etc etc me estés ofreciendo una escapada.

- Vamos a ver, ya hemos follado. Desde mi punto de vista, tenemos una gran confianza. Hemos pasado toda la noche juntos de fiesta y no se te ve un tío extraño. Es más, se te ve un chico que tiene una buena vida.

- ¿Una buena vida?

- Bueno, no cualquiera puede permitirse comprar tres botellas de champagne en la discoteca en la que estábamos anoche. Porque amigo mío, ese pub era putamente caro.

Ahí tenía razón.

- Sigo sin ver a dónde quieres llegar.

- A ver, que sé que está mal llevarse por las apariencias... pero no sé, te conocí estando de fiesta y la verdad es que llegué a mi casa bastante perjudicada. Si hubieses querido hacerme algo, lo hubieses hecho. Pero no lo hiciste y tuviste la oportunidad. Es más, estuviste conmigo toda la noche sin separarte ni un momento de mí, me viste llorando por los problemas de mis padres, me viste meterme tres rayas de coca sin juzgarme y aun así, no me tocaste ni un solo pelo, únicamente lo hiciste cuando era yo quien te arrastraba hasta el baño. Sé que no hay que confiar en las personas a la primera de cambio, pero chico ¿qué quieres que te diga? Me transmites buen rollo, no creo que seas mala persona ni que vayas a hacerme daño porque vuelvo y te repito que anoche tuviste varias oportunidades de hacerme algo y en ningún momento me hiciste nada. Es más, no dejaste que nadie se aprovechara de mí.

- Vaya, que buena impresión di anoche, ¿no? –Reí un poco avergonzado. La verdad es que me había comportado como un verdadero caballero durante toda la noche, ¿pero qué podía decir? La chica me caía realmente bien y lo estaba pasando de cojones.

- Pues ya está. Suena extraño decirle esto a un chico y no quiero que te sientas friendzoneado ni mucho menos pero... me caes realmente bien y como me dijiste ayer cuando nos tropezamos en la calle, quiero que seas mi amigo.

- ¿Me lo estás diciendo en serio? –Ahora sí que estaba sorprendido, ¿amigos? Ninguna chica me había pedido eso nunca, siempre buscaban algo más.

- Sí. Yo no quiero ninguna relación y tampoco quiero un folla amigo como te dije antes. Simplemente quiero tener a alguien con quien pasármelo bien y que se lo pasen bien conmigo. ¿La verdad? Prácticamente solo tengo una amiga y es la típica niña buena a la que cada vez alejo más debido a mi actitud, y ya está, no tengo a nadie más. Puede sonar a que quiero que seas mi amigo por conveniencia, pero la verdad es que si no tengo amigos es porque no he querido rodearme de nadie y me he alejado de todo el mundo por gusto. Pero chico... tu tienes algo que realmente me hace querer ser tu amiga.

- Entonces... ¿friendzone? –Reí sorprendido. Vaya, esta chica era realmente agradable. Me gustaba por donde estaba yendo esto. Yo tampoco tenía ninguna amiga y amigos de verdad solamente tenía a Malkom, los demás eran por puro interés.

- A ver, que si estamos de fiesta máximos colocados y surje eso de tener algo ¿por qué no? Pero la verdad es que solamente te quiero como amigo. Me lo paso bien contigo, esa es la verdad.

Me eché hacia atrás en la silla y me la quedé mirando con la cabeza ladeada barajando los pros y los contras de tener una amiga.

Nunca había tenido una, todas las chicas que se acercaban por mí era para intentar casarse conmigo y convertirse en las futuras reinas de Inglaterra. Pero yo no era ningún santo, sabía lo que esas chicas querían y me aprovechaba de ellas hasta que me cansaba y las mandaba a tomar viento. Entonces, ¿por qué no disfrutar de las ventajas de tener una amiga de verdad? Alguien con quien ir de fiesta, con quien hablar de ciertos problemas... en definitiva, alguien con quien pasarlo bien sin que estuviese metida en todo esto de la realeza. ¿Qué tenía que perder?

- ¿A la costa entonces? – Pregunté con una pequeña sonrisa.

Kiara comenzó a dar palmadas en el sitio y a reír.

- ¡Nos lo vamos a pasar super bien! –Rio- vete a tu casa, coge lo que necesites y nos vamos. Siento decirte que no tengo carnet, así que... ¿me llevas tú?

- No hay problema. También me encargaré del sitio para quedarnos –Dije encogiéndome de hombros.

Claramente no podía llamar y reservar una habitación a nombre de William de Inglaterra, pero algo se me ocurriría. Pasaría un fin de semana salvaje como estaba acostumbrado y para más inri, pasaría desapercibido. Eso si que sería nuevo.

- ¡Genial! –Rio emocionada.

KIARA (P.D.V)

Llegué a casa justo para ver como mis padres metían las maletas en el coche. Se iban de viaje este fin de semana a Escocia porque mi tío materno estaba enfermo y no había nadie para cuidar a mi abuela.

El momento perfecto para yo desaparecer unos cuantos días con William.

- Pensaba que no ibas a venir a despedirnos –Me sentía fatal por la forma en la que había tratado a mi madre esta mañana. ¿Pero qué podía decir? Cuando tenía ganas de fumar me ponía de esa forma.

- Y yo pensaba que te había dicho que no podías salir –Masculló mi padre mirándome de reojo.

- No empieces, Henry. Vamos a dejarlo estar por hoy. Quiero irme de viaje tranquila –Susurró mi madre.

- Mamá, siento lo de esta mañana.

Ya me había fumado mi porrito y estaba lo suficiente centrada como para ser consciente de lo que había hecho.

- Ya hablaremos de eso en otro momento –Dijo antes de darme un beso rápido y meterse dentro del coche. ¡Joder! Me sentía como una auténtica mierda.

- Vigila a tu hermano, o bueno, él tendría que vigilarte a ti –Masculló mi padre achicando los ojos hacia a mi. Si él supiera lo que mi querido hermanito estaba empezando a hacer- Ten cuidado con la casa, estaremos aquí el lunes por la mañana temprano para ir a trabajar y asegurarnos de que tú vas a clase.

Me dio un leve apretón en el hombro y se metió dentro del coche. Así era la relación con mi padre desde hacía tres años, fría y distante. Siempre discutiendo. Pocas muestras de afecto... ¿Qué podía decir? Ambos teníamos un temperamento realmente fuerte y yo no es que me comportase como una hija ejemplar. Era completamente normal que nuestra relación fuese distante.

- Tengan un buen viaje –Mascullé antes de meterme en casa y cerrar la puerta tras de mí.

- ¿A dónde piensas irte este fin de semana? –Preguntó el entrometido de mi hermano desde la cocina.

- ¿Alguna razón en especial por la cual estés preguntando? No vas a montar ninguna fiestita aquí, no tengo ganas de que tu padre me eche la culpa a mí... porque claramente se pensará que la organicé yo.

- Únicamente te estoy preguntando porque cogí tu ordenador y vi que dejaste abierta una ventana sobre fiestas en la costa y aunque puedas pensar que soy tonto, no lo soy. Seguramente llevas planeando una escapada de fin de semana desde hace tiempo y que papá y mamá se hayan tenido que ir hace que este sea el momento perfecto.

Lo miré con una ceja alzada y la verdad es que tuve que sonreír, no era tan idiota como pensaba.

- Tienes razón, me voy a ir en unas horas y volveré mañana por la noche. Estaré aquí justo a tiempo para que mamá y papá me vean levantarme de la cama e irme a clase.

- ¿En serio vas a dejarme solo? –Su expresión era de preocupación. ¿Estaba de broma? Cuando yo tenía su edad y empecé a fumar, que me dejasen sola un fin de semana para mí era lo mejor que había.

- ¿Tienes miedo? –Pregunté mientras comenzaba a subir las escaleras. Tenía que prepararlo todo antes de que William viniese a recogerme.

- ¿Te quedarías si te lo pidiese? –Preguntó subiendo tras de mí- vaya pregunta estúpida. Nunca harías algo por mí.

Un poquito de remordimiento me atravesó el corazón justo en ese momento.

- ¿A qué viene todo esto ahora, George?

- Nada, simplemente nunca me había quedado solo todo un fin de semana. Sabes que no sé cocinar, ¿verdad?

- ¿Y eso acaso es mi problema? Mamá seguramente dejó algo de comida hecha porque como bien sabrás, yo tampoco sé cocinar. Y si no, siempre puedes pedir alguna pizza o hamburguesas. No sé... además, ¿no tienes tantos amiguitos? Quédate en casa de alguno de ellos.

- Eres la peor hermana mayor de este mundo, en serio te lo digo. Ojalá tuviese una hermana mayor como las de mis amigos... aunque jodan mucho, al menos se preocupan por ellos y los quiere, no como tú. Me pregunto si alguna vez has querido a alguien –Dijo antes de encerrarse en su cuarto dando un portazo. Acto seguido puso la música a todo volumen.

Mi cara tenía que ser todo un poema.

- Por la cara –Mascullé antes de meterme en mi habitación a hacer la maleta.

WILLIAM (P.D.V)

- A la orden, su alteza –Dijo Malkom al contestar al teléfono.

- Hermano, necesito un grandísimo favor. Sabes que no te lo pediría si no lo necesitase de verdad.

- ¿Perdón? Cada vez que puedes me pides un favor. Parezco yo el todo poderoso de este país –Rio- ¿Qué necesitas?

- Necesito que me dejes tu coche, tu jet y que me reserves una habitación de hotel a tu nombre. Nadie puede saber que soy yo.

- Vaya, ¿por qué tanto secretismo? No es que nunca te haya importado mucho si la gente sabe dónde estás.

- Tío, conocí a una tía...

- Hermano, ¿en qué lío te estás metiendo? Por favor no me digas que es una menor –Dijo cortándome de golpe.

- No, te puedo asegurar que no es ninguna menor. Es más, ayer mismo cumplió los dieciocho años lo vi en su DNI y estuve festejando el cumpleaños con ella.

- ¿Saliste anoche y no me avisaste?

- ¿Solo vas a quedarte con ese detalle? La cosa es que esa tía, no me preguntes cómo es posible pero... no sabe quién soy.

Soltó una carcajada al otro lado de la línea.

- Tío, te está engañando pero de verdad. ¿Quién no sabe quién es el próximo Rey de Inglaterra? Venga ya, no te dejes engañar. Lo próximo va a ser que quiera casarse contigo.

- He visto a esta tía completamente borracha, la conocí por casualidad y en ningún momento dio a entender que supiese quien soy. Es más, cuando he intentado "desenmascararla" he visto en su cara una completa incomprensión que ni te lo crees. Y lo mejor de todo es que esa chica solo quiere diversión, no tiene amigos y solo quiere salir de fiesta y si surge que pase algo entre nosotros, cosa que ya ha pasado, pues que fluya. Así que me la quiero jugar y para eso necesito que me hagas los favores que te pedí.

- Es muy raro que no sepa quién eres. Pero bueno, usa tus condones, no te dejes engañar. A ver si los va a pinchar o algo y vamos a tener un Royal baby antes de tiempo.

- Eres muy mal pensado –Reí- Entonces, ¿me haces ese pequeño favor?

- No tienes ni que preguntarlo. Ven a buscar el coche cuando quieras y cuando te cuelgue, llamaré para que tengan el jet preparado para ti, solo tendrás que decirles a donde planeas ir.

- Muchas gracias, te debo la vida tío.

- Con todos los favores que te he hecho, la verdad es que sí –Rio antes de colgar.

****

KIARA (P.D.V)

- ¿Un jet privado? ¿En serio? –Reí- Esto está siendo demasiado raro, ¿Quién eres? ¿El futuro Rey de Inglaterra?

Por un momento se quedó pálido antes de empezar a reírse.

- Ya quisiera ese tío poder hacer todo lo que yo hago –Agarró mi pequeña maleta y me instó a subir en el jet.

- ¿Por qué vamos en jet? Podemos ir en coche tranquilamente.

- Si y ya si eso llegamos a las 5 am. Es más rápido si vamos en avión.

- Pero este no es cualquier avión.

- Un amigo me debía un favor y le pedí prestado el jet, tampoco es para tanto –Rio sentándose en un asiento frente a mí.

- ¿Qué no es para tanto? Chico, si yo tuviese amigos que me puedan prestar un jet... sería para tanto.

- Noto cierto tono de envidia en tu voz –Rio.

Cuando el piloto entró a saludarnos, antes de que pudiese acercarse a mí, William lo interceptó y le dijo algo al oído. Luego, el piloto me saludó y se metió en la cabina.

- ¿Qué le dijiste?

- Nada, simplemente le di la dirección a la que nos dirigimos. No tienes nada de qué preocuparte –Dijo mientras volvía a sentarse en su asiento.

Por un momento me quedé en silencio y la parte racional de mi mente, esa parte que no usaba mucho a lo largo de mi vida, empezó a mandarme señales de alerta. ¿Y si este tío me secuestraba? ¿Y si acabaría siendo una chica de esas que desaparecían y nunca se volvía a saber de ella? Realmente había sido una estúpida, no le había dicho absolutamente a nadie donde me encontraba ni con quien me iba a ir. Es que era retrasada pero de verdad.

- ¿Te pasa algo?

- No, simplemente me quedé pensando. La verdad es que esta es la mayor locura que he cometido nunca.

- ¿El qué? ¿Subir en un jet privado?

- No. El irme con un completo desconocido por ahí.

Joder, es que ahora que lo pensaba en profundidad me daba cuenta de la jodida estupidez que había hecho. De verdad que pocas personas son tan retrasadas como yo.

- Yo te lo dije –Rio encogiéndose de hombros- y eso es algo que me llama la atención sobre ti. ¿Cómo es posible que seas tan imprudente?

- ¿La verdad? La mayoría de las decisiones que tomo, lo hago bajo el efecto de alguna droga o alcohol. Como cuando me acosté contigo, estaba bajo la influencia del alcohol. No digo que si no hubiese estado borracha, no hubiese hecho nada contigo... porque la verdad es que hay que ser tonta para dejar pasar una oportunidad contigo... pero es la verdad. Estaba borracha cuando follamos y cuando te dije de hacer este viaje... estaba bajo la influencia de los porros.

- Las drogas no te obligan a hacer nada, simplemente te desinhiben. Obviamente no todas las drogas te desinhiben, muchas no te dejan tener el control sobre tu cuerpo etc, pero si hablamos de las drogas que tomas tu: ya sea el alcohol o los porros, eso simplemente te desinhiben. Te crees capaz de hacer las cosas que siempre has ansiado hacer. Así que la verdad es que no veo nada malo en hacer ciertas cosas bajo las influencias de las drogas. Pero obviamente, todo tiene un límite.

Me lo quedé mirando fijamente, analizándolo.

William era un niño pijo, era alguien de buena familia. Me había ido a buscar a mi casa en un Range Rover negro y por lo que sé, esos no son nada baratos. Y encima, tenía amigos que podían permitirse tener un jet privado y que se lo prestaban sin problema. Pero en cuanto al tema de las drogas, no es que fuese cero tolerante... simplemente no las tomaba. Lo había visto beber alcohol, sí... ¿pero porros? No y no digamos sobre meterse una raya. El chico era completamente sano en ese sentido y eso me sorprendía. ¿Cuántos niños ricos se mantenían alejados de las drogas de verdad?

- Anoche no te vi pegarle ni una sola calada a los porros que me fumé... y eso la verdad es que me extraña. Hoy en día la mayoría de personas fuman maría y tú, que se nota que tienes el dinero para permitírtelo, no lo haces.

- Prefiero beber alcohol. En cuanto a las drogas... la verdad es que eso no es lo mío. No te voy a mentir, tengo amigos que lo hacen y muchos miembros de mi familia también y no estoy hablando solo de maría, estoy hablando de drogas más duras. Pero la verdad es que a mí eso no me llama la atención, respeto completamente que las personas a mi alrededor lo hagan siempre y cuando no caigan en una adicción o intenten que otras personas hagan lo mismo que ellos.

- O sea que te enfadarías conmigo si ahora mismo te invito a una raya de coca, ¿no? –Pregunté divertida mientras sacaba lo necesario para esnifar.

- ¿Qué haces? ¿Estás loca? –Preguntó mirándome con los ojos bien abiertos.

- Pensaba que sabías que le mandaba a este tipo de cosas –Reí antes de esnifar el pequeño polvo por mi nariz.

- Una cosa es que lo hagas en una fiesta, pero... ¿aquí? ¿en un avión? Eso ya es otro nivel la verdad –Dijo mirándome serio.

Me encogí de hombros y me relajé en el sillón. Hacía un rato que habíamos despegado y la verdad es que estaba deseando llegar. Fiesta y más fiesta durante toda una noche y luego volvería a casa como si nada.

La verdad es que los dieciocho estaban empezando demasiado bien para ser verdad.

- ¿No vas a contestarme?

- ¿El qué? Me abstraje en mis pensamientos la verdad –Reí.

- ¿Eres adicta?

Vaya, directo al grano. ¿Era adicta? Debería decirle la verdad y responderle que todavía no pero que estaba próxima a serlo. Realmente próxima a convertirme en una adicta. Pero preferí callármelo.

- No –Reí como si William hubiese dicho una broma- ¿Estás loco? Simplemente me gusta y lo hago de vez en cuando, pero estoy lejos de ser una adicta. Si es cierto que fumo más porros de los que debería, pero... no soy una adicta a la coca. Tranquilo, puedes relajarte. No estás de viaje con una cocainómana.

Soltó un suspiro y la expresión de su cara se relajó un poco, pero aun así se le notaba inseguro y nervioso. ¿Qué estaría pasándole por la mente? ¿Qué más le daba si era una adicta o no? ¿En qué influía eso en su vida? Mientras no le instase a probarlo o a colocarse al mismo nivel que yo...

WILLIAM (P.D.V)

Vale, ahora si que pensaba que la había cagado pero bien. No solo porque la apariencia de la chica no es que fuese lo más normal de este mundo, si no que encima le sumábamos que era una adicta a la coca y a los porros porque aunque me hubiese dicho que no, sabía que lo era. Estaba corriendo el riesgo no solo de que me pillasen con una chica de estas características, si no que podían sacar una foto de ella metiéndose una raya o cualquier otra cosa y la prensa entonces si que no me daría tregua y mi padre me había dejado bastante claro que no podía seguir con los escándalos.

Una cosa es salir de fiesta y ponerme a tontear con chicas y hacer con ellas lo que me viniese en gana, ¿pero rodearme de una chica emo y que encima esnifaba coca cada vez que podía? Me estaba poniendo en riesgo con esta estúpida salida.

Maldición, quien me habrá mandado a mí. Si es que no debería irme por ahí con nadie, joder –Pensé frustrado. La estaba cagando pero bien. Aunque bueno, siempre podía decirle al piloto que diese la vuelta. Sí, podía hacer eso.

- ¿Por qué estoy viendo el mar bajo nosotros? Supuestamente solo deberíamos ver tierra –Su pregunta me sacó de mis pensamientos.

- En vez de ir a la costa de Inglaterra, preferí decirle al piloto que nos llevase a la costa de España.

- ¿Qué? –Gritó. Sus ojos estaban abiertos como platos y su mirada brillaba y no solo por los efectos de la droga.

- Puedo decirle que dé la vuelta ahora mismo –Dije expectante. La verdad es que estaba deseando que dijese que sí, que le dijese al piloto que diese la vuelta. Necesitaba que fuese ella quien me empujase a hacer lo correcto porque mi antiguo yo estaba arrastrándome por el camino de las malas decisiones con demasiada facilidad.

- ¿Estás loco? Nunca he estado en España, ¡Dios mío! Esto va a ser increíble –Gritó emocionada mientras se levantaba a coger una botella de champagne para servir una copa para mí y otra para ella.

Vale, ahí se iban mis esperanzas de volver a casa sin cometer ningún error. Estaba claro que la había cagado pero bien. Ahora solo me quedaba dejarme llevar... no podía hacer otra cosa. La última fiesta que me pegaría de verdad y luego volvería a mi perfecto palacio con mis perfectos sirvientes y no volvería a cometer ninguna locura.

O bueno, al menos eso era lo que estaba determinado a hacer. Otra cosa era lo que me tuviese el destino preparado.

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