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Capítulo 3

Capítulo 3

KIARA (P.D.V)

Me dejé caer a un lado de Greg mientras los dos intentábamos controlar nuestra respiración.

- Vaya chica, se nota que lo quieres con ansias. Cada vez es mejor -Susurró él a mi lado.

Sonreí mordaz.

- Déjate de gilipolleces y dame lo que es mío -Dije mientras me ponía en pie y empezaba a ponerme la ropa tirada por la habitación.

- ¿Ni un beso ni nada? -Preguntó riendo mientras se levantaba mostrándose como dios lo trajo al mundo- te estás volviendo muy arisca conmigo, Kiara. Eso no me gusta.

- ¿Por qué será? ah sí, porque me enganchaste a esta mierda, luego me dejaste y ahora para poder pagarte esto me tengo que acostar contigo -Dije mientras me acercaba a él para quitarle la bolsita de la mano.

- ¿Qué te enganché a esta mierda? perdona que te diga mi amor, pero quien no quiere, no se engancha -Dijo guiñándome el ojo.

Solté un bufido.

- Ya, claro. Intenta no querer ser como tu novio y sus amigos dos años más grandes que tú. Lo siento, pero fue culpa tuya. No debiste ofrecerme todo esto con solamente quince años -Dije divertida mientras cogía mi bolso.

- Fue tu decisión aceptarlo Kiara, y realmente siento todo esto, porque tienes una gran adicción -Dijo en voz baja pero lo suficientemente claro para que lo entendiese.

- Puedo dejarlo cuando quiera -Dije alzándole una ceja. Una gran mentira- si no lo quiero es porque los problemas con mi familia me hacen querer dejar este mundo.

Él bajó la mirada y suspiró.

- Lo siento, Kiara.

- No lo sientas, yo no lo hago -Dije saliendo de allí mientras cerraba de un portazo.

Bajé las escaleras de aquel cutrichil y salí al peor barrio que podía haber cerca de la ciudad. ¿Tener miedo de los vagabundos que estaban botados en la calle y de los borrachos que habían por las esquinas? no, muchas veces yo había sido una de esas borrachas. Si no les haces nada, y tampoco les miras, es como si para ellos no estuvieses ahí.

Esta mañana se había acabado mi suministro y había tardado una hora en llegar aquí más lo que había tardado con el polvo que le había echado a Greg. El día de hoy me había resultado tan estresante que casi me moría por una rayita.

Me taponé un agujero de la nariz y esnifé el polvito blanco. Me pasé la mano por la nariz y me sacudí un poco la ropa.

Si, tenía un problema con la droga y no me costaba admitirlo. Estaba enganchada a la maría y como siguiese así, también me engancharía a la coca. Cuando todo en tu vida está tan mal como para querer abstraerte de ella, estas cosas son la mejor solución... si quieres morir pronto claro. Por eso realmente no me importaba tener esta adicción, si tenía que morir, pues bueno, antes dejaría de sufrir.

Mi móvil sonó, pero lo dejé que siguiese sonando. Me recosté en el banco y me quedé mirando el cielo.

Me preguntaba muchas cosas sobre de dónde veníamos o hacia dónde íbamos, por qué habíamos nacido y todas esas cosas... aunque "para qué" era mi gran pregunta, ¿para sufrir?¿para amar?¿para matar? eran grandes preguntas que nadie conseguía responder nunca, o bueno, cuando llevas una vida como la mía, está claro que naces para sufrir. No estaba orgullosa de lo hacía, pero ¿qué le íbamos a hacer? no pensaba dejarlo así porque sí. Necesitaba una razón de peso para hacerlo, y esa razón no estaba en mi vida ahora mismo.

WILLIAM (P.D.V)

- ¿Señorito? ¿puedo servirle algo? -Preguntó Heimitch parándose a mi lado.

- Son solamente las diez de la mañana, Heimitch, déjame respirar -Dije mientras dejaba el periódico encima de la mesa.

- No era mi intención molestarle, señorito. Si no me necesita para nada, me retiro -Dijo mientras se daba la vuelta y abandonaba la sala.

Volví a soltar otro suspiro. Me aburría muchísimo, vivir aquí cuando se es pequeño es emocionante, ¿ahora? un aburrimiento de muerte. No se pueden montar fiestas, no se puede fumar a no ser que sea en el jardín oeste y no se puede hablar muy alto. Vale, los británicos tenemos fama de ser muy correctos y unos 'señoritingos' por decirlo de alguna forma, ¿pero mantenernos así en nuestra propia casa? dios, era lo más aburrido que había en este mundo.

En ese momento entró una de las criadas a limpiar la biblioteca.

Si, podría intentar tener algo con ella y probablemente sería divertido, pero no podía arriesgarme, cualquiera puede sacar provecho de mí, ¿y si se preña de otro tío y después dice que es mío? Quita, quita, qué follón.

- Buenos días, señorito -Dijo ella haciendo una leve reverencia antes de dirigirse a sus quehaceres.

Dios, era todo tan anticuado, ¡por favor! ¡Estamos en el siglo XXI!¿por qué trataban todavía a la realeza como si de ellos dependiese su vida? por favor, Francia era una República, se había deshecho de la Familia Real... ¿Por qué aquí no habían hecho lo mismo? podían haberme ahorrado toda esta mierda.

- Buenos días -Dije soltando un suspiro mientras me levantaba y salía de allí.

Esto era una verdadera mierda, estaba cansado de estar encerrado, ¡estaba cansado de ser un príncipe! quería vivir una aventura, pasear por la calle sin que la gente supiese quién soy, joder, ¡quería ser normal al menos por dos días!

La fiesta que me voy a pegar esta noche, va a ser épica -Pensé mientras iba hacia mi cuarto. Ya estaba harto de no hacer nada.

KIARA (P.D.V)

Entré a mi casa, la cual estaba completamente vacía y la verdad era que lo agradecía. No tenía ganas de verle la jeta a mi padre diciéndome que madurase, ni ver la cara de pena de mi madre cuando me miraba. Cualquier día de éstos esa mujer cogería sus cosas y se largaría, y yo no la iba a culpar, ¿vivir con una cocainómana y un hombre de lo más pesado? joder, hasta yo me largaría.

Subí a mi habitación y me acosté un rato en la cama esperando a que se hiciesen las 7 de la tarde. Así que cuando esa hora llegó, me duché y me preparé con un vestido negro extra corto y unas botas con unos tacones de infarto. Esta noche me iba a divertir y nadie me lo iba a impedir, si moría por alguna sobredosis o me daba un coma etílico al menos me lo pasé bien.

*

Enseñé mi carnet de identidad y entré al club. No se veía prácticamente nada, solo se veían luces parpadeantes y esto me encantaba. No llevaba cartera encima, así que me levanté el vestido y metí el DNI en mi tanga, luego corrí hacia la pista de baile.

WILLIAM (P.D.V)

La reconocí como la chica con la que me había tropezado esta mañana y no me había reconocido, así que bajé hacia la pista de baile y corrí para acercarme a ella. Sabía que estaba sola, y me daba igual que las cámaras me pillasen con ella, si tenía suerte esta noche me iría a casa con un buen polvo, y si no, con un buen rapapolvo.

Me acerqué hasta ella y deslicé mi mano por su cintura y la pegué a mí.

- Hola de nuevo -Dije en su oído.

Ella se giró y me miró de arriba abajo con una pequeña sonrisa.

- ¿Te conozco? -Preguntó echándome los brazos al cuello y pegando su pubis al mío.

Sonreí. Esa chica tenía claro lo que quería, y coincidía con lo que yo quería.

- Nos cruzamos esta mañana, ¿no te acuerdas? soy el de ¡nos volveremos a encontrar! -Dije en su oído.

Ella rió entre mis brazos.

- Ya me acuerdo de ti. El estúpido que me tiró al suelo.

La chica estaba colocada y debería ser un caballero, pero... bueno, que sea un príncipe no significa que sea uno azul.

- ¿Te vienes conmigo? -Pregunté deslizando mi mano desde su espalda hacia el dobladillo de su traje.

- Primero... quiero pegarme unos buenos shots. Quiero que esta sea una noche increíble, acabo de llegar y no quiero irme a los baños directamente –Susurró en mi oído- ¿Qué me dices? ¿Nos pegamos una buena fiestita?

- No lo preguntes dos veces –Contesté emocionado. Una noche salvaje era lo que necesitaba.

3 HORAS DESPUÉS.

No era bueno hacerlo en el baño de una discoteca, pero estaba claro que no la iba a llevar al lugar donde vivía y estaba claro que ella en estas condiciones no me iba a llevar a su casa. Además, que tenía pinta de ser de las que vive con sus padres a pesar de tener esta apariencia de "me la suda todo"

Nos metimos en un cubículo mientras nos besábamos de forma desesperada, su pierna izquierda rodeaba mi cadera y yo estaba más que encantado con eso. La tía tenía la piel más suave que nunca había tocado, y eso que había tocado.

- No quiero un bebé, así que usa condón -Dijo ella.

Entonces miré a sus ojos y comprobé que no estaba tan colocada como pensaba. La tía tenía apariencia de estarlo, pero no lo estaba y eso me motivó aún más. Tenía tantas ganas como yo.

Me bajé los pantalones y sacando un condón de mi cartera, lo puse encima de mi gran erección. La tía no había tenido que hacer mucho para ponérmela como un mástil.

- Joder chaval -Dijo ella con una sonrisa antes de que se la clavase hasta la empuñadura.

Ella rió y yo sonreí mientras marcaba un ritmo.

- Después de esto, dame tu número, y no pienses que soy de chicas que quieren flores y que las lleves al cine. Soy del tipo de chicas que con un polvo es feliz. Así que piénsatelo -Susurró en mi oído con la voz entrecortada.

¿Darle mi número? joder, estaría encantado. Era tan estrecha que prácticamente parecía una virgen, pero no lo era, y esa estrechez me encantaba.

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Tags: #romance