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✨5✨

Se encontraban en el jardín del castillo, donde habían jugado millones de veces en su niñez, actualmente, se encontraban paseandose por el gran jardín en total silencio, observando las flores y los arbustos que conocían de memoria.

Querían romper ese silencio incómodo que se había instalado entre ellos, pero era difícil, ningúno de los dos tenía algún tema de conversación. Ningúno era capaz de articular una palabra después de lo que había pasado en la cena.

Jin estaba comenzando a aburrirse, era realmente hastidado el tener que mantener tus manos detrás de la espalda y la postura recta 24/7. Aveces simplemente deseaba escapar del castillo aunque sean unos cuantos segundos, como había hecho ya hace años atrás.

—¡Oh, esa flor está comenzando a marchitarse!—Exclamó SeokJin con preocupación, para después prácticamente correr hacia el rescate de la misma. Al menos había encontrado algo con lo cual entretenerse.

JaeSoo miraba detenidamente la escena. Su hermano menor tocaba con delicadeza la flor, como si esta estuviera hecha de puro cristal. De sus manos se desprendía un polvo brillante de color rosa, el cual era traspasado a la flor y esta poco a poco recuperaba su belleza. Se mantenía concentrado y una sonrisa se esbozaba en su rostro mientras devolvía a la vida a aquella flor.

JaeSoo miró sus manos inconcientemente y por primera vez deseó tener la mágia de su hermano.

No es que no amara su don, era el mejor don que podría haber recibido un futuro Rey. El don del razonamiento, un don que en un futuro le haría de gran ayuda.

Pero sin importar si su don era bueno o no, su padre seguía admirando y elogiando a SeokJin, pero, ¿por qué? ¿acaso a su padre le gustaba el don de su hermano? O  simplemente porque este era el consentido.

Fuera lo que fuera estaba comenzando a cansarse. Amaba a su hermano, pero odiaba como lo trataba su padre, con gran indiferencia, justo como lo había hecho en la cena de esa noche…

Flashback

Los dos hermanos corrían por los pasillos del castillo hacia el comedor, ya que se encontraban retrasados para llegar a tiempo a la cena.

—¡Chicos! ¿Dónde estaban? Por poco y comenzamos sin ustedes.—Les saludó la reina con una gran sonrisa, para después recibir un beso en la mejilla por parte de los dos.

—Nos encontrábamos entrenando madre.—Mencionó el mayor, al mismo tiempo que tomaba asiento a lado de su hermano.

—¡Fue increíble Madre, JaeSoo ha mejorado asombrosamente sus técnicas!—Comentó con entusiasmo Jin.

—Bueno, eso no lo sabremos hasta el siguente mes.—El rey se entrometió en la conversación, al mismo tiempo que comenzaba a comer y fingía estar ajeno a la conversación.

—Me estoy esforzando por mejorarlas padre. A este paso venceré a SeokJin el mes que viene.

—Lo dudó. Ya hace tiempo que perdí la esperanza de eso.—Respondió secamente, ganándose una mirada de piedad por parte de la esposa.

—Cielo, por favor.—Suplicó. No deseaba una pelea en la mesa.

—Lo siento Jisoo, no puedo evitar decirle la verdad a nuestro hijo.

—Sé que has perdido la esperanza, pero te aseguro que haré que la vuelvas a recobrar.

—Me temo que es imposible. Has demostrado múltiples veces que no eres merecedor de la victoria, mucho menos de una corona.

—Puede ser, pero SeokJin tampoco lo es y si no soy rey entonces ¿quién lo será?

—Te equivocas rotundamente. ¡Tu hermano ha demostrado que podría ser mejor rey que tú!

—¡SeokJin tiene un don débil, es frágil y delicado, no puedes arriesgar ni a tu hijo ni a tu pueblo así!

—¡No insultes de esa manera a tu hermano!

—P-papá por favor…—Suplicó SeokJin, no quería que continuarán peleando. No importa si su hermano lo ofendía, no quería que su hermano resultara herido. Pero sus súplicas y las de su madre fueron ignoradas y continuaron discutiendo.

—¡Yo no insulto a SeokJin! ¡Solamente estoy cansado de siempre ser el malo aquí, el apartado y el segregado! ¡Ambos somos sus hijos y SeokJin es quien siempre ha tenido su atención a pesar de jugar con muñecas, tener un don débil y de gustar por los hombres. SeokJin siempre es perfecto y yo simplemente soy un insolente que no merece ni siquiera la corona que le toca por derecho!

—Y nuevamente has demostrado que no eres ni serás la mitad de lo que es SeokJin. Porque el es puro de corazón y tú te encuentras lleno de avaricia y odio…

—Sí, tienes razón …—Asintió, intentando retener aquellas lágrimas que amenazaban con salir, al mismo tiempo que se forzaba a no quebrar su voz, a no mostrarse débil.—El mismo odio que ustedes han ido sembrando poco a poco en mí.—Y entonces se levantó de su asiento, para después salir del comedor.

Jin estaba atónito con todo lo que había sucedido, todo aquello que JaeSoo había dicho y revelado de él, pero fuera lo que fuera era su hermano y entendía que este debía estar muy adolorido por aquellas palabras filosas de su padre.

Se levantó de igual manera, no dijo nada y sus padres no se lo exigieron, simplemente salió del comedor y comenzó a correr en busca de su hermano. Corrió hacia el jardín, el único lugar donde siempre lo encontraría.

Ahí estaba, sentado a la orilla de la fuente, callando esos sollozos que salían de su garganta, pero era imposible, SeokJin podía oírlos. Comenzó a dudar en su era prudente acercarse, se sentía como el malo de un cuanto a pesar de no haber hecho nada malo, se sentía mal al saber que tal vez su hermano no quería ni verlo en pintura.

—J-jaeSoo…

—¿Qué quieres SeokJin?—Preguntó ferozmente, al mismo tiempo que limpiaba sus lágrimas.

JaeSoo, no te molestes conmigo ¿si? Yo no elegí ser el consentido, ni pedí ser tratado de una manera especial.

—¡Yo tampoco elegí ser la oveja negra y sin embargo soy tratado con indiferencia!

Jin se mantuvo en silencio, al momento en que bajaba su cabeza, sintiendo pena por todo lo que estaba sucediendo.

—¿Podemos ir a caminar?—Pidió en un susurro, el cual el mayor fue capaz de escuchar.

—Sí.—Contestó, para después ponerse de pie y caminar al lado de su hermano menor.

Fin Del Flashback

Y así fue como llegaron al punto en que JaeSoo comenzó a desear el don de SeokJin, pero no sólo su don sino su belleza y su vida…

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