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✨2✨

—Hermano, estoy muy aburrido.—Seguido por soltar un bostezo.

—Entonces juega a algo, SeokJin.

—Quiero jugar contigo...

—No puedo, estoy algo ocupado.

—Mirar a las dondellas no es un trabajo ¿sabes?.

—Por supuesto que lo es, necesito elegir una doncella para que sea la futura reina.

—Pensé que no querías ser rey y que preferirías ser parte de la guardia.—Frunció su ceño.

—Bueno...estuve pensando y creo que no sería tan malo después de todo, ya que endría riquezas, un ejército, un reino, una reina, mágia.—Alzando sus hombros.

—Puede ser, pero también tendrías obligaciones, como escuchar a los aldeanos, solucionar sus problemas, darle mantenimiento al reino, hacer negocios con otros reinos, entre muchas cosas más...—Contando con sus dedos cada obligación.

—Pff, tenias que recordarmelo.—Entornando sus ojos.

—Ja, Ja, bueno, pero algún día serás un buen rey.—Sonrió inocentemente, logrando que de los labios de Jaesoo se formara una sonrisa.

—Gracias.

—Bien. ¿Ahora podemos ir a jugar?...

—SeokJin, ¿que acaso nunca te cansas de jugar?.

—Tengo once años, ¿qué esperabas?.—Alzando sus hombros.

—Bien.—Entorno sus ojos, pues no le quedaba otra opción más que jugar con él menor.—¿A qué quieres jugar?.

—Mmh, quiero ir a la aldea.

—Sabes que eso esta prohibido.

—Lo sé, pero quiero ir, nunca he ido más que una sola vez y solamente me quedé veinte minutos.—Haciendo un puchero en sus labios.—¡Por favor!.

—¿Pará qué quieres ir?.

—Quiero conocer, ¿tú ya conoces la aldea?.

—No.

—¡Lo ves!, algún día serás rey y ni siquiera conoceras el reino que gobernaras.

—Jin, si mamá y papá nos dicen que no hay que salir del castillo es por algo, ¿no crees?.

—No.—Cruzandose de brazos.

—Mmh...—Suspirando pesadamente, pues su hermano era muy terco cuando se lo proponía.—Bien, pero sólo serán tres minutos.

—¡Cinco!...

—Cuatro.

—¡Cinco y medio!

—Cuatro y punto.

—¡Jaesoooooo!

—¿Qué?, es justo.—Alzando sus hombros.

—Cinco y punto...

—Mmh, bien.—Asintió, para después comenzar a caminar por una entrada secreta. Jaesoo ya había salido del castillo, pero si llegaba a decírselo a su hermano este podría usarlo en su contra.

—¿Como sabes que es por aquí?.

—Amh...he visto algunos aldeanos entrar por aquí.—La puerta constaba de un agujero en la pared del los muros que rodeaban al castillo, lo único que se necesitaba hacer era atravesarlo y al llegar del otro lado estarían en la aldea.

La gente pasaba de un lado a otro, comprando cosas o simplemente transportandose. Jin estaba más que maravillado, pues nunca en su vida había visto tanta gente reunida.

—¡Mira, Jaesoo!, por allá.—Tomando la mano de su hermano mayor, para guiarlo hacia lo que le había llamado la atención.

—¡Jin!, no hay que alejarnos. Le regaño Jaesoo, pero parecía como si Jin no escuchara nada, ya que se mostraba fascinado.

—¡Jaesoo, mira allá!—Él pequeño príncipe se soltó de la mano de su hermano mayor y corrió hacia la cosa que le llamó la atención, pero para cuando volteó hacia atrás su hermano ya no estaba y solamente podría verse encerrado entre tanta gente.

—¿Jaesoo?...—Comenzó a caminar hasta donde creyó que había estado su hermano unos segundos antes, pero este no se encontraba.

De la nada sintió como jalaron de su cuello, alguien le había arrebatado su collar, el mismo que le había regalado su abuelo antes de fallecer.

—¡Oye devuélveme eso!.—Hablando con una voz firme y valerosa, pero para su estatura y aspecto sonó como un chillido para él ladrón.

—Y si no lo hago ¿que vas a hacer?.

—Le diré a mi papi.

—¿Así?—Se inclinó hasta él pequeño, pero aún así tratando de mostrarse superior.—¿Y quién es tu papá?.

—Él rey.—Jin pensó que él hombre se asustaria al mencionar a su padre y le devolvería su collar, pero lo único que causó es que él hombre lo tomará entre sus brazos y lo cargara; Jin pataleaba con todas sus fuerzas, esperando que él hombre lo soltara.

—¡Jaesooo!—Comenzo a gritar, esperando que su hermano ó uno de los guardias pudiera ir a su rescate.

—¡Cállate niño!.—Le ordenó él ladrón, pero apesar de eso este seguía gritando.

—¡Ayundenmeeeee!

Para después escuchar el sonido del metal de unas espadas. Al rededor de él y del hombre se encontraban en un círculo guardias, apuntando con sus afiladas espadas al hombre.

—Baje a mi hermano o le aseguro que no tendemos piedad...—De entre los guardias apareció Jaesoo, con una espada en la mano, mientras hablaba con su voz de mando, la cual era esencial para convertirse en rey y él no tendría ningún problema con ello.

Él hombre tensado su mandíbula bajo a Jin, él cual estaba en sus hombros, Jin rápidamente se dirigío a Jaesoo, para después instalarse detrás de él.

—Tiene mi collar.—Le hizo saber Jin a su hermano, para que este pudiera ayudarle a que se lo devolviera.

—Ese collar es una reliquia, así que tendrá que entregarla  inmediatamente o sino será enviado a la horca.

Él hombre no lo dudo y lo aventó en dirección a Jin, él cual muy alegremente de haberlo recuperado se lo puso.

—Llevenlo al calabozo, mi padre sabrá qué hacer con él.—Ordenó a los guardias, para después tomar a Jin y con supervision de lo guardias regresar al castillo.

Jin estaba completamente agradecido, pues no sabía que lo hubiese pasado si su hermano no hubiera llegado a su rescate.

Pero ahora venía lo peor, ambos tendrían que enfrentarse a los regaños y sermones de sus padres.

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