
✨1✨
—El reino era llamado Moon, pues había una leyenda donde se contaba que un día una piedra se desprendió de la grandiosa y mística luna, y vino a parar a unas tierras infertiles, las cuales eran pertenecientes de un reino que vivía en pobreza y hambrunas. Todo cambió desde la llegada de la piedra, cada una de las personas del reino obtuvieron un don, el cual favorecía al reino por completo. Se hacían intercambios de joyas, ropas, frutos a otras regiones, se participaba en guerras y siempre regresaban con una victoria en manos, se hicieron famosos e importantes entre otros reinos...
La joya era sagrada y nadie podía tocarla, más que los mismísimos reyes, ya que la piedra se encontraba sobre la corona, y si por algún motivo esa corona era entrega en las manos equivocadas, todo, absolutamente todo se marchitaria y se vendría para abajo, pero en cambio, si se entregaba al rey de la profecía, la piedra recobraria su valor inicial y fortaleceria sus poderes.
—Pff, esas cosas son cuentos de hadas, abuelo.
—Te equivocas, JaeSoo, esa es nuestra historia, nuestro origen del por qué tenemos magia...¿No es así, SeokJinnie?.
—¡Si, abuelo!.—Rápidamente el chico se levantó con entusiasmo.—¡Yo si creo en todo lo que dices, algún día tendre mi don y podré hacer magia!.
—No sólo eso, SeokJinnie, sino que tanto tú como tu hermano podrán reinar nuestro hermoso y frondoso reino...
—Pff, yo prefiero mil veces ser parte de la guardia real a tener que ser rey.
—¿Qué hay de malo en ser rey, JaeSoo?...—Preguntó él pequeño rubio ante el comentario de su hermano mayor.
—Qué tienes que hacer todo lo que te piden, los aldeanos vienen, te cuentan sus problemas y tienes que hacer algo para solucionarlos...
—No veo que eso sea algo malo.
—Son más de trecientos mil aldeanos, Jin, ¿crees que sería divertido escuchar sus problemas día y noche?...—Él mencionado alzó sus brazos sin importancia.
—Deberás que eres raro...
—No importa si es así, JaeSoo, aunque seas él mayor y él próximo heredero al trono, puedes tomar ocupación en cualquier profesión que quieras del reino.
—¡¿Enserio se puede?!
—Por supuesto, dejame hablar con tus padres y verás que accederán...
—¡Gracias abuelo!...—Dirigiéndose a él para abrazarlo cortamente.
—No hay de que, hijo...—Correspondiendo el abrazo.
—¡Te espero acá Jinnie!...—Saliendo emocionado de allí, para después ir camino hacia los jardines.
—¡Ya voy, hermano!...—Se levantó, para seguirle, pero antes de cruzar la puerta su abuelo le habló.
—Jinnie...—Se detuvo, para darse la vuelta y caminar hasta su abuelo, él cual le había llamado la atención.
—¿Si, abuelo?...
—Jinnie, tú eres un ser lleno de luz y de amor, lo puedo ver dentro de ti incluso aunque aún no puedas obtener tu magia.
—¿Enserio, abuelo?—Fascinado por lo que le revelaba su abuelo, pues era bien sabido que su abuelo era un gran y sabio mago, que incluso podía saber el don antes de obtenerlo.—¿Qué don tendré?...
—Aún no puedo revelarte eso, pequeño, pero lo que sí puedo decirte es que algo malo le sucederá al reino y tú eres él único que lo puede salvar...
—¿Yo?, pero si tú eres el mejor de los magos, ¿por qué no tú?.
—Por qué yo...por que así lo dice la profecía, pequeño...
—Y ¿estás seguro que se refiere a mí la profecía?...
—Estoy más que seguro...
—De acuerdo. Entonces, puedes confiar en mí, abuelo, prometo que no te fallare...—Dirigiéndose a abrazarlo.
—Yo se que no lo harás, pequeño...—A lo que el abuelo correspondió gustosamente.—Ten, es un obsequio, llevalo contigo a todas partes, será como tu amuleto...—Entregándole un collar con una piedra rosa en forma de corazón, la cual no dejaba de resplandecer.
—¡Es hermosa abuelo, gracias!—Dándole un corto abrazo nuevamente, para después salir corriendo, pues estaba totalmente fascinado con su regalo que quería mostrarselo a su hermano.—Ve por la profecía, pequeño...
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—¡JaeSoo!, ¡JaeSoo!...—Iba gritando por los jardines reales, para tratar de encontrar a su hermano, él cual ya había divisado y ahora se encontraba llendo hasta él.–¡JaeSoo!...—Su hermano se apresuró a meterlo a unos arbustos junto a él y taparle la boca.
—Shh, no hagas ruido.
—¡¡Mmh!!, ¡¡Mmh!!...
—Que no hagas ruid-...¡auch!.—Gritando de dolor, pues Jin había optado por morder su mano.
—No hagas eso.
—¡Tú no me muerdas!.
—Tú eres él raro que se esconde en los arbustos.
—¡Shh, aquí vienen!.
—¿Quiénes?.—Mirando a todas partes, sin suerte de encontrar a quien se refería su hermano.
—Es Yuna, una de las doncellas más hermosa del reino.
—Mamá dice que no tenemos edad para tener pareja.
—Lo dice por ti, yo tengo 14 años, yo ya puedo tener una novia, pero en cambio tú, eres un bebé.
—¡No soy un bebé!.
—Por supuesto que si, tienes 11 y sigues comportandote como un bebé.
—Oh, ¿quieres ver que puede hacer este bebé?...—Arqueando su ceja.
—Espera, ¿por qué me ves así?.
—¡Señorita Yuna!...—Salió de los arbustos para ir hacía la mencionada, la cual venía acompañada.
—¡SeokJin no!.—Persiguiendolo, pues temía que su hermano menor revelará que gustaba por la doncella, solamente como venganza de haberle dicho bebé.
—Buenas tardes, bellas damas...—Jin se presentó, fingiendo un voz gruesa, enterneciendo a las mujeres.
—Buenas tardes, caballero.—Ambas haciendo una reverencia de forma divertida.
—Mi hermano dice que la señorita Yuna es muy bonita y que quiere que sea su esposa.
—A-ah, por favor no crea nada de eso, mi hermanito sólo está jugando.—Llegó rápidamente Jaesoo para taparle la boca.
—No es verdad...—
SeokJin logró destapar su boca, pero Jaesoo se la tapó nuevamente.
—Cállate, mocoso...
—Ja, Ja, Ja...—Ambas chicas se divertían ante la escena.
—Ambos son muy a puestos, pero tengo que admitir que el príncipe Jin es bastante tierno y será muy encantador cuando crezca, ¿le gustaría tomar mi mano en un futuro?...—En cuanto JaeSoo escuchó eso, soltó a Jin y se se alejó de allí, pues tristemente lo habían rechazado, eligiendo a su hermano.
—Ahg, no, yo no seré el príncipe azul de nadie, mi príncipe vendrá por mí y seremos felices. Así que con su permiso...—Él pequeño Jin contestó, para después ir en busca de su hermano, dejando perplejas a las doncellas.
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