|Capitulum XXX, ultimun|
Un girasol, un simple girasol, una flor, una sencilla flor; el alma de nuestro salvador, una simple y sencilla flor es el girasol y su más grande significado: es el del verdadero amor.
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PRÍNCIPE EFERNAL
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—¡Ah ya lo veo!. —exclamé emocionado mientras veía por la ventana del carruaje.
Sonreí con alegría cuando pasamos las puertas del castillo, el aroma de las rosas golpeó mi sentido del olfato de manera tranquilizadora, se podía ver a una distancia lejana la silueta de mi familia y amigos. Mire dentro del carruaje, NamJoon venía algo adormilado y en su pecho KiungSoo dormía tranquilamente aferrado, la escena me causo ternura, ya que ambos parecían estar muy ensimismados en el mundo de los sueños que no oyeron ni sintieron cuando el carruaje se detuvo.
—Nam... —le llame tocando su hombro para despertarle, el sé removió y murmuró—. Nam ya llegamos, están esperándonos. —poco a poco abrió los ojos perezosamente, me miró con un poco de mal genio, vio hacia fuera y gruñó.
—Ya llegamos. —me dijo con un tono cansado. No podía culparlo, no ha dormido bien durante un par de semanas y apenas hace unos días la guardia real se tomó la delicadeza de ir a nuestro encuentro, pero ni así NamJoon a podido dormir, según el, estábamos más seguro bajo su cuidado.
Abrí la puerta con cuidado para que el saliera primero cargando en brazos a nuestro gruñon hijo quién también había despertado, salí después de el, me sorprendió mucho hallar en las puertas del castillo a nuestra familia que nos esperaban emocionados.
——¡Hermano, Jinnie!. —oí que grito una vocesita, cuando baje del carruaje vi como un pequeño niño con traje negro corría hacia nosotros, era JungKook quien había crecido un par de centímetros, sus bellos y amarillentos ojos brillaron de alegría al vernos.
—¡JungKook!. —grite también emocionado abriendo los brazos para recibirlo como se merecía, el no dudó ni un segundo en correr a ellos y llenarme de besos, no pudo evitar que un par de lagrimitas escaparan de sus ojos, hizo un puchero bonito y después se alejó de mi.
—Bienvenido a casa, príncipe Kim SeokJin. —dijo con un porte y educación tan refinado que me sorprendí, hizo una reverencia y después me entrego un girasol hecho de papel. Sus mejillas estaban sonrojadas.
—Muchas gracias por el recibimiento, Príncipe Kim JungKook. —le dije de igual forma devolviendo el saludo y recibiendo su precioso presente.
—Bienvenido a casa, hermano mayor. —le dijo a NamJoon quien le sonrió algo cansado, mi rubio le revolvió el cabello al menor y después se arrodilló mostrándole a nuestro hijo.
—Mira JungKook, él es Kim KiungSoo, tu sobrino. —le dijo mi esposo, el infante abrió mucho más los ojos, veía al bebé cómo si fuese algo irreal, mi bebé solo fruncía el ceño y se chupaba un dedo.
—Es muy gordo. —fue lo que dijo JungKook con la inocencia de cualquier niño.
No pude evitar reírme.
—¡Oigan, oigan, yo también quiero un abrazo!. —el rey SeHun se acercó a nosotros con una sonrisa en su rostro, no pude pasar por alto como de su brazo iba agarrado Lay con cariño. Al parecer algo interesante había pasado en mi ausencia, y más cuando note que detrás de SeHun un niño se escondía.
—Padre. —dijo Nam, le saludo con respeto, le miró un poco mal y por supuesto su padre trago pesado.
—Hola SeHun. —le dije yo, sin poder evitarlo le abrace fuertemente—. Me alegro que estés bien. —le dije sincero, le sonreí un poco con pena.
—Jinie... ¿Podrías decirme porque mi hijo me ve como si quisiera asesinarme?. —pregunto un poco asustado.
—Bueno... —sonreí nervioso mientras abrazaba a Lay, casi que intentaba esconderme detrás de él para evitar el interrogatorio.
—Ya se todo. —intervino mi esposo con una voz gélida—. A SeokJin se le escapó hace unos días. —se acerco a su padre aún cargando a nuestro gordito bebé—. Ya sé que mentiste sobre tu enfermedad terminal para que me fuera a unas largas vacaciones, padre.—su mirada era sombría y mi pobre suegro solo tragaba pesado mientras evitaba la mortal mirada de su hijo mayor.
—¡NamJoon, mira tenemos otro hermano!. —grito JungKook de la nada llamando la atención, Nam y yo llevamos nuestra atención al infante quien nos mostraba a un niño que intentaba esconderse detrás del rey—. Se llama YugYeom y es mi hermano y tu hermano ahora. —abrí la boca con sorpresa, NamJoon se quedó mudo abrazando a nuestro bebé, JungKook festejaba, SeHun y Lay sonreía avergonzados pero felices y el niño llamado YugYeom se escondía todo asustado detrás del que ahora era su padre; no pude evitar pensar que era igual de miedoso que SeHun cuando estaba cerca de NamJoon enojado.
—Hola pequeño, yo soy SeokJin. —me presente ante el niño quien temeroso me saludo educadamente y con timidez me entrego también un girasol de papel.
—Bi-Bienvenido Príncipe Kim SeokJin. —dijo tan bajito con las mejillas tan rojas, me dio ternura. Después miro a NamJoon, la pobre criatura trago pesado mientras salía de su escondite lo más que su valentía le dejo, se reverencio ante Nam y con una voz un poco más alta:— Bienvenido a casa... Hermano mayor. —dijo todo rojito. Después corrió a esconderse en brazos de Lay, quien solo sonreía y le aplaudía su educación. JungKook corrió también a brazos de Lay y NamJoon; pues bueno el aún intentaba procesarlo todo.
—Mm, Mm. —asintio ensimismado—. Bien, puedo lidiar con el hecho de tener otro revoltoso hermano, pero eso no cambia que no esté molesto contigo, padre. —entrecerro los ojos y lo miro acusador.
Sonreí un poco apenado, ya que en sí el plan era no decirle nada a NamJoon y que cuando volviéramos a casa, le dirían que milagrosamente el rey se había recuperado gracias a los cuidados de los médicos, pero yo y mi bocota tuvieron que echar todo el plan a la basura. En fin, que se le iba a hacer.
—Ay hijo, no te enojes con tu viejo. —pidio el rey sin intensiones de pedirle una disculpa—. Solo fue una mentirilla. —dijo sin importancia. NamJoon lo fulminó.
—¡Jinnie, NamJoon!. —gritaron, voltee a ver al dueño de esa voz, era TaeHyung quien venía con su pequeño Tae de la mano. No dudé en abrazarlo y darle un beso a su hijo quién me saludo educadamente pero algo distante como siempre. TaeHyung me hacía pucheros mientras me pedía le contara como había sido el viaje—. En serio, se te extraño mucho todo este año, se sentía muy triste no tenerte cerca Jinnie.
—Yo también los extrañe mucho. —dije sincero.
—¡Ese es el pequeño príncipe, por el amor del Dios Demonio, es tan precioso! Ah, hola NamJoon. —saludo TaeHyung como si nada a mi rubio, quien solo murmuró un hola y le mostraba al bebé, todos parecían tan encantados con él y mi pequeño solo fruncía el ceño.
—SeokJin. —oí. Me sentí de repente tan emocionado de volver a ver a HoSeok, mi pelirrojo amigo me saludó con una reverencia, sonrió un poco y luego me abrazó con un cariño fraternal que había extrañado de el.
—¡HoSeok, no sabes cuánto te extrañe!. —chille con una mueca de alegría—. Viejo me acostumbré a tenerte pegado a mi como chicle que ya no se vivir sin ti. —dramatice. HoSeok rodó los ojos un poco aburrido, asintió de mala gana mientras me daba palmaditas en el brazo para que dejara el drama.
—Sí, sí, yo también te extrañe, príncipe dramático. —me dijo con un mote divertido que no se le notaba por su expresión seria que siempre tenía—. Bienvenido a casa NamJoon. —le dijo a mi esposo quién le estrecho la mano calurosamente.
—Hola HoSeok. —dijo mi rubio con una pequeña sonrisa—. Oye, ¿Donde están YoonGi y JiMin?. —pregunto curioso.
Yo tambien me había preguntado donde estaban ese par.
—¡Aquí, aquí estamos!. —los oímos gritar al mismo tiempo. Todos los presentes vimos hacia la misma dirección.
Un pelinegro y un peligris caminaban al mismo ritmo, escondían algo detrás de ellos mientras sonreían de manera un poco escalofriante. Cuando estuvieron frente a nosotros, sus sonrisas se enszancharon y detrás de ellos un pequeño porta bebe se dejó ver. Y para que más decir, en el había un pequeño bebé que dormía muy tranquilo—. ¡Miren a nuestro bebé, nosotros lo hicimos, ¿Verdad que es lindo? Se llama GuJim! —dijeron al mismo tiempo como siempre.
Todos guardamos silencio, la sorpresa fue muy grande que aún no la asimilaba—. Felicidades chicos. —se adelanto a decir NamJoon—. Se lo mucho que deseaban tener un bebé, estoy feliz por ustedes. —dijo sincero mi esposo.
—Muchas felicidades, es tan bello y estoy seguro que ustedes están más que felices. —le seguí yo. JiMin se veía tan feliz, mucho más de lo que siempre era y YoonGi no se quedaba atrás. Eran una pareja que siempre me sorprendía por lo compatible que era y que parecía que nada podía contra ellos. Simplemente me alegraba saber que al fin tenían lo que tanto habían estando deseando.
—Bien ahora que ya toda la familia está reunida, vamos a comer. —declaro el rey, todos asintieron de acuerdo.
Mire como todos caminaban dentro del castillo, NamJoon iba conversando con su nuevo hermano quién aún tímido le platicaba. El rey y Lay tomados de las manos y sobre todo YoonGi y JiMin abrazando a su bebé, TaeHyung sonriendole a su hijo quién le hacía muecas a JungKook.
—Es tu familia. —oí decir a HoSeok al lado mío. No pude estás más de acuerdo con el.
—Sí, mi familia. —respondí.
—Vamos entonces, majestad. —me dijo HoSeok con una mano mostrándome el camino al interior del castillo.
—Muchas gracias. —le dije. En serio que lo había extrañado. Lleve a mi pecho las pequeñas flores de girasol de papel que me habían regalado JungKook y YugYeom, el solo hecho de saber que habían sido hechas para mí me llenaron el corazón de un sentimiento bastante acogedor y cálido que no hizo más que alegrarme el día.
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—¿Su nombre es Rossean?. —indago mi buen amigo y confidente pelirrojo, asentí levemente mientras veía como los pequeños príncipes jugaban en el jardín—. ¿Y entonces?. —pregunto curioso ya que yo andaba de chismoso contándole lo sucedido con mi madre... ¡Uh! Que raro llamarla madre.
—Estuvo con nosotros un par de meses más, luego se marchó porque creo que fue llamada para ayudar a la princesa de Infraterra a dar a luz o algo así. Le dije que podía venir a ver a su nieto cuando quisiera pero le fui sincero al decirle que no esperara más de mi que una cordialidad. No se HoSeok, simplemente no me nace, intenté, ¡joder!, realmente intente quererla pero no, no pude, no supe y una parte de mi no quiso. —sincere tomando un sorbo de café, a mi lado HoSeok asintió pensativo—. NamJoon no dice nada, pero creo que le deciluciono que no arreglará del todo las cosas con ella.
—Es porque NamJoon nació en el seno de una familia estable, sus padres fueron siempre cariñosos con él y no supo lo que era una ausencia hasta que tuvo dieciocho años, aunque a esa edad no le afecto tanto como le afecta a un niño perder a su padre. A lo que quiero llegar es que: el no comprende el sentimiento que tú tienes, yo sí lo comprendo. Mis padres técnicamente me abandonaron al nacer, fui criado por mi abuelo el mayordomo y gran parte de mi infancia la pasé en la casa de TaeHyung. Por eso se lo que se siente ese vacío y también lo que es no sentir nada por ellos... —HoSeok tomo de su café, trono su cuello destenzando el mal humor que se le había formado al recordar a sus padres—, ellos cuando yo me casé con TaeHyung me desheredaron y cortaron lazos conmigo, según ellos no cumplía las espectativas. Cuando mi hijo cumplío cuatro años un día tocaron a la puerta, ahí si, ahí si los muy malnacidos se recordaron de su hijo. —gruño al decir aquello—. TaeHyung los hecho, en ese entonces aún vivíamos aqui en el castillo, los amenazó con meterlos en prisión y una sarta de cosas más si volvían a acercarse a mi o a nuestro hijo. Poco después se habían comunicado conmigo ignorando las amenazas de mi esposo, me felicitaban porque mi pequeño Tae era el prometido del príncipe JungKook y que había hecho bien al casarme con un miembro de la familia real, y que eso hacia que nuestro nivel social subiera más. ¿Puedes creerlo? Incluso en esa situación solo pensaban en las apariencias y alardeaban de ser los abuelos del futuro esposo del príncipe JungKook. Eso fue suficiente para enfurecerme a mí y a TaeHyung.
Trage pesado al observar la mirada fría y oscura que puso HoSeok. Aún así como el metiche que era le pregunte— ¿Y que hicieron?.
—TaeHyung ordenó su destierro de Belion, confiscó sus propiedades más grandes y les prohibió su regreso y que si mencionaban tener un hijo llamado Jung HoSeok se dieran por muertos. —se encogió de hombros y siguió tomando su taza de café.
—Ah. —dije nada más, si lo pienso bien era lo menos que se merecían—. Según se YoonGi y JiMin tuvieron infancias similares.
—La mamá de YoonGi era algo, bueno era una mujer que no nació para ser madre y pues su padre fue quien lo crío junto a su nana, JiMin sin embargo... —se volvió a quedar callado, está vez parecía más pensativo cuando dijo—, tengo la leve sospecha de que su padre lo alejó del trono de Afindenlian porque temía que JiMin lo destronara. Es que, ¿Haz visto la fuerza descomunal que posee? Es de temer, por eso creo que su padre lo mando lejos y lo privó de su derecho a ascender como rey porque le tiene miedo a su hijo. Pero ahora ellos dos son felices, a su manera pero lo son. —termino a decir mientras asentia—. En fin, a lo que queria llegar es que, NamJoon jamás se sintió como nosotros nos sentimos con respecto a nuestros padres, como te dije el fue siempre amado sin embargo nosotros pues no tanto. TaeHyung es mi luz, la luz de YoonGi es JiMin y de JiMin es YoonGi, tu luz es NamJoon, eso es lo único que debe importar. —finalizo por fin—. Y si al resto no le importa que se jodan.
—Que se jodan y mucho. —asegure más relajado, mire como JungKook le jalaba del saco a su hermano YugYeom quien intentaba con pocas fuerzas huir de él, después vi como el pequeño Tae aparecía con una cubeta llena de tierra y se la lanzaba a ambos, sonreí nervioso por ello, el pequeño de HoSeok daba un poco de miedo. Ambos príncipes decidieron huir del temible príncipe Tae. Niños, que se le va a hacer.
—Jamas pensé ni por un segundo que tú serías el heredero de SoulCrold, eso sí me tomo por sorpresa.
—Eso fue hace más de veinte años HoSeok. —le recordé aburrido. Mi pequeño KiungSoo se removió en su cuna, el ruido de los niños lo ponía de mal humor—. Para mi, mi padre siempre fue Seok y solo él.
—Sabes, aquí en Belion le tenían mucho miedo a tu padre el rey Jin. Según cuentan asesino al rey consorte, osea el padre del rey SeHun. Aunque jamás se llegó a saber del todo.
—No sabía eso. —le digo sorprendido.
—De eso ya cuarenta años SeokJin. —me dice en el mismo tono aburrido que yo use. Le miró mal por un momento mientras el ríe—. Pero lo del rey consorte si paso, pero aquí entre nos —se acerco a mi oído para luego decir muy bajo—, dicen que el rey consorte era amante del rey Jin. —abro la boca mirándolo con los ojos bien abiertos.
—¡¿No?!. —exclamo sorprendido—. ¡Esto ya parece una novela!. —escandalizo.
—Asi dicen, no soy quien para afirmarlo después de todo. —se encoge de hombros.
—HoSeok, quien te viera, eres todo un chismoso. —me burló. El solo me mira mal y luego se pone de pie todo ofendido.
—Usted no se queda muy lejos, príncipe SeokJin. —dice mirándome fijamente a la cara. Pego una carcajada que no hace más que terminar por despertar a mi mal humorado hijo—. Que se le va a hacer, así es la vida en la realeza, se vive entre chismes e intrigas. —enfatiza haciendo comillas.
—Lo que tú digas. —comento en lo que meso de un lado a otro la cuna de mi bebé de ya siete meses.
—Bueno. —miro de reojo como HoSeok recoge una libreta y observa su reloj, luego hace una seña a Rose la nana de KiungSoo—. El descanso a terminado majestad, debemos volver al trabajo. —le dice serio, ruedo los ojos afligido porque apenas es medio día y aún me quedan una seis horas para terminar mis labores. Hago un puchero cuando Rose se lleva a mi bebé a la habitación, JungKook y YugYeom también hacen pucheros porque deben regresar a sus clases. Tae se encarga de jalarlos de regreso a clases junto a él.
—¡Argh! —suspiro poniéndome de pie, acomodo lo mejor posible mi traje—. La vida de la realeza también es vivir entre documentos y reuniones, que pesar me da. —refunfuño. Me despido de los niños y de mi hijo, miro que HoSeok ya está esperándome en la puerta que nos lleva a la corte real donde me esperan algunos miembros del concejo para seguir discutiendo temas del gobierno. Aburrido, pienso en lo que camino por los pasillos del interior, ahora que lo recuerdo fue una buena idea tapizar los pasillos y corredores con pieles y dibujos que contaran la historia de nuestro mundo, así no se perdería la historia y yo no me perdería por los pasillos.
—Llegamos. —me hace saber HoSeok. El abre la puerta y de inmediato los sujetos ahí dentro se ponen de pie y me reciben con una educación y respeto que me gane con mucha tenacidad.
—Principe Efernal. —dicen al unísono, hago una mueca ante el apodo que el pueblo me ha dado, y que ahora se ha hecho costumbre que el concejo y miembros de la realeza y de otros reinos utilicen para referirse a mi.
Me pongo de pie en el centro de la mesa, miro a todos seriamente cuando digo—. Damos inicio a esta reunión. —y así, otro largo y ajetreado día en el castillo era vivido por mi. No puedo dejar de pensar en mí rubio esposo quien tiene muchas más responsabilidades que yo, pobrecito, cuando llegue a nuestros aposentos procuraré mimarlo mucho.
• • •
Observó atento la puerta de mi habitación, en mis brazos yace dormido mi hijo quién se chupa débilmente su dedo regordete, sus mejillas están sonrojadas y respira calmadamente cuando lo meso de un lado a otro. Sonrió porque es lo que más quiero en la vida.
—¿Donde estará tu papá?. —pregunto en susurros, mi plan era recibirlo con besos en todo el rostro y si se podía consentirlo en la cama, pero al parecer el señor se quedó entretenido en algo más porque ya casi es media noche y ni sus luces. Se que no debería pero aún así, me coloco una frazada lo suficientemente grande como para taparme a mí y a KiungSoo del frío—. Vamos a traer a papá. —le digo a mi hijo.
Los pasillos están silenciosos sin el ajetreo de la servidumbre, las luces de los candelabros me indican el camino que debo tomar para llegar al estudio de mi rubio.
No miento al decir que está bastante lejos, casi al otro lado del castillo, bostezo cansado cuando por fin llegó a dicho estudio, parpadeo incrédulo al observar que YoonGi sigue en su puesto de vigía, el pobre chico está a nada de caer dormido.
—YoonGi. —le llamo bajo para no asustarlo, sin embargo el pega un brinco del susto.
—¡Joder SeokJin!. —me dice un poco molesto—. ¿Que sucede, necesitas algo?. —pregunta más calmado.
—Venia por NamJoon, ¿Esta dentro? —el asiente rascándose un ojo, me compadezco de él, se que es pesado los primeros meses cuando nace el bebé y se que extraña quedarse en casa con su esposo he hijo ahora que NamJoon regreso ni tiempo tiene de verlos—. Vamos YoonGi, ve a casa yo me hago cargo. —le digo de buena fe, él no parece muy convencido después de todo es su trabajo cuidar de mi esposo—. Todo estará bien, es tarde y debes ir con tu familia. Anda, anda, a casa ahora mismo. —le ordenó. YoonGi se deja vencer y solo asiente mientras se despide y decide irse.
—Descansa. —me dice a lo lejos.
Cuando él ya no está abro la puerta del estudio, está oscura y solo la luz del la lámpara en el escritorio alumbra, cierro despacio para no hacer tanto ruido, con mi bebé en brazos camino hacia donde está Kim NamJoon... Completamente dormido encima de un montón de papeles a medio firmar. Tiene la mejilla manchada con tinta y su ropa está toda arrugada.
Creo que quebró el tintero cuando callo dormido. Este sujeto.
No sé qué hacer, dudó en levantarlo, se ve que lleva días sin lograr dormir bien, lo sé porque no ha dormido conmigo en más de tres días, se ve tan cansado y las ojeras debajo de sus ojos son más notables. Sus mejillas están sonrojadas por la forma en que está durmiendo. Sonrió débilmente al recordar que cuando recién nos casamos lo encontré durmiendo de la misma forma.
Oh, de eso ya hace dos años. Como pasa el tiempo.
Jamás imaginé que terminaría casado con él y que terminaríamos teniendo un hijo, pero así se dieron las cosas.
Con cuidado recuesto a KiungSoo en el sofá, con el cuidado de que no se caiga lo arropó para que esté cómodo.
En silencio jalo una silla para poder sentarme al lado de mi esposo, él sigue tan dormido que ni siente mi presencia. Recuesto mi cara también sobre el escritorio, así nuestro rostros están viéndose uno al otro.
Acarició con delicadeza su rostro, sus cabellos rubios caen sobre sus ojos cerrados y no puedo evitar acariciarlos con cariño, en serio que el rubio le sienta bien a este tipo tan sexy. Pasan los minutos y yo sigo sin querer despertarle, no quiero que se sienta obligado a seguir trabajando, tampoco quiero que esté aquí tanto, a lo que quiero llegar es que quiero que descanse.
—Ay mi tonto Kim, ¿Por qué eres adicto al trabajo?. —me quejo. El parece oirme porque frunce el ceño al abrir los ojos. Parpadeo embelesado, cuando me vio suspiró más sin embargo no se movió ni alejó mi mano de su rostro, pareció más tranquilo cuando sintió mi tacto.
Solo nos quedamos callados, viéndonos en la oscuridad del estudio, no habían otras intenciónes, solo éramos los dos ahí con nuestro bebé durmiendo.
Sus ojos parecían brillar cada que yo le sonreía y yo sentía que mi cara ardía cada que el parpadeaba. Mi mano jamás se alejó de su rostro, y el inevitablemente llevo la suya a mi rostro, sus manos eran un poco rasposas por el uso de la espada, acarició mi mejilla y jaloneó de ella un poco para hacerme reír; sentía que mi pecho iba a estallar por el palpitante golpe de mi corazón, juraría decir que también oía el latir del corazón de NamJoon.
Entonces cuando menos me lo espere él dijo:
—Cariño, te amo.
Su voz salió algo agrietada por la posición en la que estaba, pero sus palabras no hicieron más que ponerme nervioso, sonreí a medias y temeroso aleje mi mano de su rostro, cerré los ojos avergonzado he incluso pegue mi frente al escritorio respirando errático.
—NamJoon, yo realmente no entiendo el amor. —le dije con la mayor sinceridad posible, respire pausado al sentir que acariciaba mi cabello—. Me da miedo, tanto miedo perderte, siento que si yo... —cerre de nuevo los ojos, no, no debía decir estupideces, no debía pensar cosas negativas—, es que no entiendo el amor. —dije afligido a punto del llanto.
Sentí un beso en la mejilla, y luego uno en mi cuello, otro en mi sien y de último uno cerca en mis labios. Las inseguridades parecieron esfumarse ante aquella muestra de cariño.
—Mi SeokJin. —murmuro en mi oído—. El amor no necesita ser entendido, necesita ser demostrado. —me quedé sin aliento cuando beso de nuevo cerca de mis labios, inevitablemente busque su contacto necesitando urgentemente un beso que no tardó en ser correspondido.
Me ahoge entre su boca, calle a la voz que me carcomia la mente con cosas inseguras, comprendí que las acciones valen más que mil palabras, los ojos me empezaron a arder cuando las lágrimas calleron. NamJoon me jalo hacia su regazo rápidamente, abrazo mi cintura de forma protectora, me apretó a su cuerpo dándome el placer de sentirme protegido y querido, suspiré profundo cuando el beso se intensificó, sentía que mis labios quemaban al contacto con los fríos y placenteros labios de mi esposo.
Un ahogado sonido salió de mi garganta cuando su lengua profundizó en mi boca, el chasquido que hacíamos era sucio pero placentero de alguna forma, NamJoon río en medio del beso, se separó dócilmente viéndo el desastre que había dejado en mi con sólo su boca, elevo mi mano y también la beso, curiosamente era la mano donde portaba mi anillo de compromiso, lo beso tiernamente y también beso el anillo que me había regalado hace ya unos meses, dicho anillo tenía forma de girasol.
—Te amo, te amo mucho SeokJin. —dijo de nuevo, esta vez más decidido a que yo respondiera—. Mi príncipe, mi esposo, mi amante... Mi todo.
—Me estás avergonzando. —le di un leve golpe en el pecho—. No venia a esto, yo solo venía a llevarte a que descansarás con nosotros, y resulta que terminó oyendo una confesión de amor que hace que me derrita. —escondi mi rostro detrás de mis manos, negué casi al borde del colapsó—. ¡Mira como me pones, tonto, eres todo un romántico!.
—Lo siento. —dijo, pero obviamente no lo sentía—. Pero tendrás que aguantarme por el resto de nuestras vidas, cariño. No te digo que todo será color rosa en nuestra relación, habrán días en los que no me soportaras y en los que yo no te soportare. Pero te prometo que sin importar los problemas o las circunstancias, yo, Kim NamJoon siempre te amaré y procuraré hacerte feliz, porque tú mi Príncipe Efernal, eres el fuego de mi alma.
Hubo de nuevo un silencio que ninguno de los dos quiso romper, Nam se dedicaba a besar cada lugar de mi rostro con cuidado y tiempo, mientras que yo cerraba los ojos y suspiraba ante sus caricias que adoraba.
Yo no puedo vivir sin este hombre.
Y él no puede vivir sin mi.
De seguro era por la convivencia o quizá era el afecto que nos teníamos, pero yo era sincero al decir que no veía un futuro si no era con el.
—También... Te amo. —tape mi rostro, no supe donde esconderme más que en su cuello, me había confesado, al fin lo había dicho, se sentía bien, se sentía tan bien decirlo que llore. Llore porque sentí un alivio al decirle que lo amaba.
NamJoon parecía haber entrado en un letargo, me abrazó fuertemente, escondió su rostro en mi cuello.
Ambos estábamos avergonzados.
Me di el valor de salir de mi escondite y tomar su rostro para besarle con esa pasión tan desenfrenada que teníamos.
Mi rubio gimió complacido cuando mi lengua jugueteo con la suya sin vergüenza. Sus brazos me apresaron en un caluroso abrazo que estaba subiendo de nivel, nos sentíamos tan emocionado y más ahora que sabíamos que está relación era real y que no solo era un matrimonio impuesto, había confianza, comunicación y amor en nosotros.
—Te amo, te amor, te amo, ¡mierda te amo mucho!. —exclame en un ataque de adrenalina—. Amo tu cabello rubio, esos ojos tuyos los amo, joder amor cuando me follas tan delicioso, incluso amo que seas un poco torpe y rompas las cosas. Te amo Kim NamJoon, eres el hielo de mi alma.
—Que romántico. —contesto, aunque estaba más concentrado en quitarme el pijama.
Estábamos a nada de hacerlo en su estudio, yo estaba más que dispuesto, el estaba más que listo. Pero sin embargo, Kim KiungSoo no estaba para nada de acuerdo, lo dejo en claro cuando empezo a llorar reclamando atención.
Ambos suspiramos resignados, solo besitos está noche.
—Tambien te amamos a ti, bebé enojón. —dijimos los dos. Nuestro hijo entonces sonrió.
—Vamos a dormir, Namie.
—Vamos a dormir, Jinnie.
Mi historia es como un girasol, me atrevo a decir, paso mis días creciendo como la flor, viviendo día a día experiencias nuevas, tragos amargos de vez en cuando, pero la lluvia me golpea como una dulce brisa en mis días más felices.
Soy como un girasol, un girasol que vive y vivió en el reino de Belion.
Un girasol que nació en un lugar lejano, donde no conoció el cariño hasta una edad temprana.
Soy un girasol al que el pueblo un día llamo su rey.
Soy un príncipe, fui un príncipe.
Aunque a lo largo de la vida mi historia se contó como la de aquel que llegó como nada y se convirtió en todo.
Soy SeokJin, Kim SeokJin. Al que llamaron: Príncipe Efernal.
Y esta fue mi historia de amor.
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Inicio: 18 de junio del 2019.
Finalizada: 12 de septiembre del 2021.
Wuan Quidox 🍁
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