|Capitulum XXVlll|
NamJoon.
——¡Por el Dios Demonio! KiungSoo, ¿De quien sacaste ese mal humor?. —escucho decir a SeokJin escandalizado al observar a nuestro hijo haciendo una gran rabieta—. Ay no, ay no, no te atrevas a llorar Caramelito. —amenaza con la voz dulce, incluso logro ver sus mejillas sonrojadas al decirle eso a nuestro hijo. El malcriado balbucea como si le contestara, mueve sus rechonchas manos hacia arriba intentando alcanzar los cabellos de su padre. Solo tiene cuatro meses y ya es todo un revoltoso—. ¿Qué pasa, he?. ¿Te duele la pancita? ¿Quieres mimos?.
KiungSoo chilla todo emocionado olvidando su berrinche rápidamente, SeokJin lo hazlo a sus brazos con cuidado, mi hijo era todo risas mientras que en sus mejillas eran impartidos varios besitos.
—Desde muy pequeño lo estás consintiendo. —le hago saber desde mi lugar. SeokJin mueve su cara hacía donde estoy yo, está viéndome feo, observó cómo alza una de sus manos a mi dirección, me señala con su dedo y después...—. ¡Carajo SeokJin, le prendiste fuego a mis pantalones!. —grito horrorizado cuando me levanto de la silla. SeokJin se está carcajeando junto a KiungSoo, yo solo optó por apagar las llamas con mi habilidad de agua—. Parece que me hubiera orinado. —me quejo torpemente—. Me quemaste los pantalones, cariño.
—Ups, lo siento, apuntaba a tu cara pero falle. —se excusa, él sonríe tan bonito que a mí hasta se me olvidó que me prendió fuego.
—Te perdonó si dejas que te dé un beso. —propongo emocionado. SeokJin solo asiente en silencio mientras mece el cuerpo del bebé para que duerma. Silenciosamente me acerco a donde él está, su rostro deslumbra y sus ojos parecen brillar más. Además sus cabellos están un poco más largos y le dan una apariencia bastante hermosa, por supuesto que su atuendo le ayuda, ya que últimamente se le había dado el gusto de usar ropa que resaltará sus curvas, se veía hermoso.
Deposite un corto beso en sus labios, el parece inconforme y cuando menos lo espero SeokJin deja que en sus labios grumos de fuego aparezcan, yo hice lo mismo formando hielo en mis labios. Con un suspiro de satisfacción volvemos a unir nuestros labios en un beso más largo y necesitado, SeokJin cierra los ojos con fuerza, está intentando profundizar el beso por como exige que introduzca mi lengua en su boca, yo encantado lo haría, sino fuera porque nuestro hijo está viéndonos con suma curiosidad para un niño de apenas cuatro meses de nacido.
Me obligó a separarme de mi esposo con un chasquido de boca, SeokJin está por reclamarme, pero KiungSoo golpea su cuello intentando llamar su atención.
Solo ahí, veo como mi lindo esposo se avergüenza.
—Ay KiungSoo, tu si que sabes cortar la inspiración. —refuta divertido—. De acuerdo ahora sí a dormir pequeño príncipe. —intenta mecerlo tranquilamente, el bebé no quiere, solo anda balbuceando y quejándose por todo. Mi esposo se ve cansado, bosteza quedamente, le da unas palmaditas en la espalda pero ni eso lo tranquiliza.
—Damelo, lo dormiré yo. —estiro mis brazos a donde él está. Sin dudarlo me entrega a nuestro pequeño monstruo—. Esta bien Jinnie, puedes ir a comer te alcanzó luego.
—¿Seguro?. —pregunta no muy convencido.
—Sí, segurisimo. Rossean debió terminar a preparar la cena, ve y come tu primero. —SeokJin hace un puchero adorable, se que le es incómodo pasar tiempo a solas con Rossean, quien además no sé fue después de todo, ella insistió tanto en quedarse a cuidar de nosotros que ni el mismo SeokJin pudo decirle que no.
—Esta bien. —responde de mala gana—. Descansa Caramelito. —susurra a nuestro bebé.
Cuando SeokJin sale de la habitación, yo por fin puedo suspirar. Entrecierro los ojos viendo acusadoramente a mi hijo.
Quien tiene su puñito elevado a mi cara, da pequeños golpecitos a mi nariz, balbucea incoherencias, yo creo que está insultándome en el idioma de los bebés. Su baba cae por su quijada y sus cabellos todos revoltosos le dan una apariencia de bebé malvado.
—Escuchame, pequeño monstruo. —KiungSoo frunce el ceño y me ve igual de feo como hace SeokJin cuando se enoja—. No voy a permitir que le hagas más berrinches a tu papá, bastante hace con limpiarte después de que te cagas. —el niño se ríe—. Mhg, tomaré eso como sarcasmo. En serio KiungSoo, ¿A quien le sacaste el mal humor?. —niego repetidas veces.
—¡Bladada Wada, Yayaya!
—No entiendo lo que dices. Además aún no es tiempo de que hables, ni siquiera te sientas aún. —mi bebé se acurruca en mi pecho, pega su rostro a mi cuello—. Ya tienes sueño. —murmuro divertido.
Poquito a poquito KiungSoo va cerrando sus ojitos, darle caricias en la espalda y cantarle muy bajo ayuda a que se duerma más rápido. Unos minutos después, puedo oir sus ronquiditos leves en mi pecho, tiene su dedo en la boca, la pijama está más grande de lo que esperaba y eso solo lo hace ver cómo una masita de pelos rubios y negros—. Ahora, descansa mi vida. —le digo cuando lo acuesto en su cuna. Misma cuna que yo hice para él—. Dulces sueños. —lo arropó bien, veo a los lados buscando su peluche, cuando se lo dejo a su lado, rápidamente lo toma en sus brazos.
Me doy el lujo de sonreír satisfecho, después de todo dormir a un bebé no es tarea fácil.
Rápidamente me cambio los pantalones quemados a unos para dormir.
En silencio salgo de la habitación, en el comedor se pueden oir voces, el resto de la casa está en silencio.
Escucho la voz de SeokJin, y por como suena, es incómoda.
Están discutiendo otra vez.
Creo que la relación entre Rossean y él no se va a solucionar a este paso.
Me quedo parado detrás de la puerta, no quiero interrumpirlos, después de todo se que ella a querido explicarle las cosas a mi esposo. Pero conociendo como es SeokJin, no va a escuchar a menos que le interese.
—Te ame desde que supe que nacerías. —escucho decir a Rossean, su voz es débil—. Lo que pasó entre Jin y yo fue un error y no lo voy a negar. Pero de ese error tu...
—¿Cuántas veces más va a seguir con eso?. —pregunta irritable el pelinegro—. Ya le dije, que la única madre que conocí fue una mujer horrible que disfrutó tratándome mal. Usted, puede que haya sido quien me llevo en el vientre, pero eso no la hace mi madre.
—Jin... —dice ella en un sollozo—. No sabes cuánto me arrepenti de haberte dejado ahí.
—Le dije que eso no importa ya. Usted tomo su decisión al dejarme cuando era un recién nacido, usted fue la del error, no yo. Usted y mi padre fueron los culpables , porque fueron unos cobardes que no se atrevieron a luchar por el amor que decían sentir. —esta muy molesto, puedo sentirlo por la unión que tenemos—. Así que por favor, ya no toquemos este tema. Olvidemos que esto sucedió, olvidemos todo.
—Hijo...
—No. —la interrumpe rápidamente—. No soy su hijo. No es mi madre, solo es la comadrona que me ayudó a dar a luz, solo es eso. —esta siendo rudo, lo sé, pero el está asustado y molesto con ella y con su padre y por eso está diciendo todas esas palabras hirientes.
—¿Por qué estás siendo así de cruel?. —pregunta ella dolorosamente.
SeokJin se ríe secamente y azota un cubierto sobre la mesa.
—¿Y usted acaso no fue cruel al abandonar a su hijo?. —tiene un buen punto—. ¿No fue cruel al darle a su hijo a una mujer que no lo iba a querer?. ¿No fue cruel usted? Porque sabía... ¡Maldición lo sabías, sabías que no iba a estar bien ahí, que nadie me iba a proteger y aunque papá lo intento eso no quito que su esposa me hiciera la vida imposible, me golpeaba hasta cansarse, me hacía arrodillarme por horas debajo de la lluvia porque sabía que así no podía usar mis poderes!. —SeokJin... cariño—. ¡Yo, yo pensé siempre que ella era mi mamá, aún sabiendo que era mala conmigo me esforzaba por tener su cariño y afecto, imploraba por su amor. Cuando ella me abrazaba sentía que era el niño más feliz del mundo, aunque sabía que solo lo hacía para que mi padre no se diera cuenta de lo mala que era!. —dejo de gritar, suspiro y luego dijo:—. Solo quería a mi mamá. Solo quería que mi mamá me protegiera y cuidara, que me dijera que era importante. Quería que mi mamá me amará. Pero a cambio, solo tuve a una falsa que se encargó de hacer todo lo contrario, mientras que mi verdadera madre... se escondía como la cobarde que era por miedo al que dirán, solo porque había tenido un hijo con el rey de otro Imperio, y para tapar su vergüenza regalo a su hijo como si fuera un objeto de intercambio. Dime Rossean, ¿Quién es más cruel entonces?.
—Perdóname, por favor. Solo eso te pido, que me perdones. —suplica ella con tanta necesidad.
El silencio reino después de las palabras de Rossean, mire la puerta indeciso, no sabía muy bien como interpretar ese silencio. Yo sabía que mi esposo había sufrido cuando era un niño, pero, yo no sabía del todo como el se sentía, porque yo crecí en el seno de una familia estable, en cambio él, desde pequeño tuvo que ver el lado malo de las personas.
SeokJin era más maduro que yo, de eso no había dudas. Había vivido muchas más cosas que yo, y eso le hacía más sabio y comprensivo.
—¿Por que en vez de pedir perdón, no solucionas lo que hiciste?. —SeokJin pregunta más calmado, oigo que mueve unos platos sobre la mesa, hay un largo momento en silencio otra vez y no sé si entrar o quedarme ahí, hasta que:—. KiungSoo necesita una abuela. —dice mi esposo con la voz algo triste—. Una vez oí decir a mi padre Seok que cuando los abuelos consienten mucho a sus nietos dándole todo lo que pueden, cumpliendole caprichos y demás, es porque es su manera de remediar el hecho de que no pudieron darle eso a sus hijos; pero a sus nietos si. ¿Comprendes lo que estoy diciendo?. —dice SeokJin un poco más animado—. No fuiste una buena madre, pero puedes ser una buena abuela para tu nieto. Así que no lo arruines.
—Gr-Gracias. —responde Rossean entre sollozos.
—No hay nada que agradecer, solo no le falles a tu nieto. —murmura moviendo más de algo—. Ve a descansar, es tarde. —es así, como Kim SeokJin da por terminado ese tema.
—Descansa... SeokJin. —dice ella.
Yo me hago a un lado cuando la puerta se abre, Rossean tiene los ojos llorosos pero una sonrisa de felicidad en el rostro. Le hago una reverencia en silencio, ella la repite y sin decir nada se retira del comedor a su habitación.
—A parte de ser un metiche, eres un idiota. —me reclama mi esposo, rió secamente cuando entró al comedor, el cómo siempre ya ha empezado a comer sin mi. Aunque yo le dije que empezara. Me mira con reproche.
—Yo solo me preocupo por ti. —persuado cuando me siento a su lado.
—Ajá. —contesta malhumorado—. ¿Y el bebé?.
—En su tercer sueño. —respondo. SeokJin asiente, discretamente tomo su mano y la aprieto en consuelo. El está serio aunque una pequeña sonrisa lo delata, no toco el tema para evitar incomodarlo más, se que cuando esté listo y más calmado él me hablara de ello, con el tiempo he aprendido a que si lo fuerzo a decirme las cosas él más reacio se pondrá, sin embargo si le doy su espacio y tiempo el mismo se acercara y me contará. Supongo que es algo así como la paciencia y comprensión, al igual que la confianza que me tiene.
Una pareja estable tiene eso, confianza.
—¿Escuchaste todo?. —pregunta un rato después, me limito a asentir, SeokJin baja la mirada a su plato, su ceño se frunce un poco cuando dice:— Mi padre, mi padre biológico rompió el lazo que tenía con Rossean, por eso —traga pesado, el rechina los dientes un poco—, yo la verdad no siento ningún afecto por ella. No la conozco y no me nace conocerla. —me explica algo frustrado, el se toca el pecho con molestia—. Supongo que tiene que ver con qué papá cortará mis lazos sanguíneos con toda mi familia, así yo podría ser libre completamente de toda mi dinastía.
—Supongo, que el dedujo que no llegarías a donde tú mamá y por ello rompió su lazo para que estuvieras a salvo. —le explicó tranquilo.
—Entiendo eso, pero —muerde sus labios—, es solo que no me nace quererla, es, es complicado de explicar.
—Es algo así como que te estuvieran imponiendo a hacer algo, pero tú no quieres. Y si no quieres no hay poder en el mundo que te obligue a hacerlo.
—Correcto. —asiente él—. Aún así, ella es... mi... mamá. ¡Ah, joder qué raro se oye que esa palabra salga de mi boca! —rie nervioso—. No lo sé Nam. —ahora ve hacia la ventana—. El tiempo dirá.
—El tiempo dirá. —digo de acuerdo, SeokJin me sonríe causando que mi corazón palpite rápido.
—Ella es la abuela de tu hijo, ¿No te molesta eso?. —pregunta de la nada.
—Con que ella lo quiera es suficiente. —respondo honesto.
—Serás un gran rey. —comenta él.
—Y tú también. —le contesto, SeokJin sonríe un poco—. No te has puesto a pensar, que si el reino de la soberbia jamás se hubiera destruido y tú siguieras siendo el heredero, ¿Crees que igual nos hubiéramos conocido?. —es solo algo que me causa curiosidad, al parecer a mi esposo le a intrigado la pregunta ya que se ha quedado pensativo.
Poco a poco una sonrisa algo triste aparece en su rostro.
—Yo, estoy seguro que si SoulCorld estuviera aún de pie, mi padre quizá para estas fechas me habría nombrado rey. —comenta analizando todo—. Pero, también estoy seguro que yo... —otra vez hace una mueca—, sería una copia idéntica a mi padre, ya que el me hubiese criado supongo que me hubiera dado una educación estricta y todo eso. Y sobretodo, creo que nuestros reinos serían enemigos. Puede que, nos conociéramos cuando tú fueras rey, pero no creo que sería de una forma buena, seríamos enemigos.
—Sabés, mamá me decía cuando era un niño pequeño, que mi futura pareja era un príncipe. —rió un poco, ya que hasta ahora jamás había puesto atención a las palabras de mi madre—. La primera vez que me lo dijo tenía cinco años, dijo que mi pareja era un bello príncipe de una tierra lejana, pero que nuestras almas se unirían como una sola y que, nos amariamos sin importar lo que sucediera. —SeokJin me da un beso en la mejilla, sus ojitos brillan.
—Si nosotros nos hubiésemos conocido siendo príncipes de nuestros reinos, estoy seguro, que yo igual te querría. —el aire se atoro en mis pulmones, las palabras no salieron de mis labios, pero una sonrisa boba me acompaño.
—Yo lo creo igual. —uno nuestras frentes—. Pero, por suerte te conocí siendo solo SeokJin, mi bello prometido.
—Y tu, mi tonto y frío príncipe. —no sé porque, pero me siento seguro a su lado, me siento completo, tan cálido en sus brazos—. Estoy exhausto.
—Yo igual. —confieso con los ojos pesados—. ¿Nos vamos a dormir ya o quieres tomar una taza de café antes?.
—El café me quitaría el sueño, mejor vamos de una vez a soñar con los angelitos. —sus palabras me causan risa.
—Querrás decir con los demonitos. —mi pelinegro frunce la nariz con los ojitos cansados—. No suena bien, ¿Verdad?. —el niega—. Entonces solo a soñar cosas bonitas. Vamos cariño. —le tomo de la mano, SeokJin se deja llevar esta muy cansado, a dormido poco últimamente porque KiungSoo se despierta de madrugada con hambre.
Son las ocho de la noche, tenemos unas horas para descansar antes de que el pequeño pero adorable monstruo se despierte de mal humor.
SeokJin se acurrucó a mi pecho escondiendo su rostro completamente, yo le abracé de la cintura como siempre, tenía una debilidad por tocarle la cintura o solo acariciarla, SeokJin murmuró un te quiero entes de caer dormido profundamente.
—Te amo. —le conteste en respuesta, me quedé un rato más despierto viéndolo.
Él, aún no me dice que me ama. Se que le da miedo, porque cada que amo a alguien, ese alguien se fue, sus padres son un ejemplo, ahora, KiungSoo y yo somos su familia, al igual que mi padre y JungKook. Se que teme perdernos.
Pero haré que sus temores desaparezcan, le demostrare todos los días lo valioso que es, y lo importante que es en mi vida.
• • •
—El rumor dice, que eres tan fuerte que ningún combatiente ha podido derrotarte. —menciono SeokJin a mi lado, por instinto volteó a verlo, el me está mirando algo divertido y con una sonrisa altanera—. ¿Cuántas veces has perdido en un batalla elemental?. —ahora cruza los brazos mirándome muy atento.
—Dos veces, perdí contra YoonGi la primera vez y después perdí contra JiMin. —digo haciendo memoria.
—¿Contra los dos?.
—Tenia veinte cuando perdí contra YoonGi, fue una pelea bastante ardua. —comento mientras muerdo un pedazo de pan, el día es bonito, el invierno termino y la primavera llegó—. Y hace dos años me enfrente a JiMin... —guardo silencio un momento, un escalofrío horrible recorre mi espalda al recordar la batalla que tuve contra JiMin—, el me hizo picadillo en cuestión de segundos. —comento mirando hacia el riachuelo.
—¿En serio? —pregunta SeokJin ahora sorprendido, yo asiento lentamente.
—Sí. —respondo muy bajo—. Aún recuerdo que fui yo el que insistió en luchar, el se negó tanto que yo terminé por enojarme y decirle que era un cobarde y un par de cosas hirientes que lo enfurecieron. Cuando menos lo vi, yo ya estaba tirado en el suelo con una herida de gravedad en el abdomen. —mi pelinegro no parpadea, está atento a lo que le cuento—. Desperté una semana después, dijeron que JiMin solo me dio un golpe, un solo golpe me dejó casi un mes en cama. ¿Puedes creerlo? Y ni siquiera utilizó sus poderes.
—Wow, me gustaría enfrentar a JiMin en un combate. —menciona ido.
Yo solo rezo porque no ocurra eso, sin duda se que SeokJin es fuerte. Pero JiMin, ese chiquillo es insuperable. Después de todo el también es un príncipe.
—Ah, como quieras cariño. —respondo en su lugar, miro que KiungSoo está moviéndose inquieto en mi regazo, él a la fuerza quiere que lo lleve a donde están las flores. No creo que sea prudente, está húmedo y hay insectos por todas partes.
—Entonces, ya que JiMin no está aquí, ¿Qué tal un combate entre tú y yo?. —propone emocionado, volteó a verlo rápidamente. El habla en serio, está esparando a que de mi respuesta pero yo solo...
—¿Qué?. —SeokJin rueda los ojos y hace un puchero—. SeokJin, hace unos meses diste a luz, se que has recuperado tu fuerza y la estabilidad de tu cuerpo, pero no quiero lastimarte. —contesto bastante serio. Mi esposo me está viendo muy decepcionado.
—Miedoso. —contesta en berrinche.
—No es eso cariño, solo no quiero lastimarte. —mira a otra parte, hace solo unos minutos estábamos muy tranquilos teniendo un picnic, no sé cómo pasamos a esto.
—Esta bien, igual no importa. —responde serio, me observa de reojo y como sabe que no le cumpliré su capricho, el como todo un vengativo me quito de los brazos a KiungSoo, mi hijo chillo enternecido al ser alzado en brazos de su otro padre, solo me quedo mirar cómo mi esposo se puso de pie con nuestro hijo en brazos, me vio con una mueca—. Ya me aburrí y mi bebé ya se aburrió, iremos a dormir —asiento mientras me muerdo la lengua, me puse de pie para seguirlo pero el solo—, y tú no estás invitado, príncipe Kim NamJoon. Con tu permiso, mi cielo.
—No puedo creer que te pongas así solo porque te dije que no. —y como siempre hace, me dejó hablando solo y entro a la casa no sin antes sacarme la lengua—. Pareces un niño. —reclame frustrado.
• • •
—Majestad, le he traído un café. —levanto la mirada del libro, Rossean extiende una bandeja en el escritorio—. Ha estado aquí desde la tarde, espero no molestarle. —niego en silencio mientras acepto el café que me ofrece, ella se queda parada del otro lado del escritorio de mi oficina, tiene una sonrisa.
—¿Sucede algo?. —pregunto un poco dudoso.
—¿El príncipe SeokJin y usted discutieron?. —pregunta preocupada, yo ladeó el rostro al mismo tiempo rió secamente. Rossean se sonroja por ello.
—No, para nada. —respondo tranquilo, bebo lentamente el café—. El solo ha estado un poco caprichoso y como está vez no se salió con la suya ha decidido hacerme la ley del hielo. —comento.
—¿Y eso no le molesta?. —pregunta de nuevo, se que ella esta curiosa por la relación que tengo con SeokJin.
—No, para nada. —respondo con las mismas palabras—. No te preocupes no sucede nada malo. —no parece convencida, aún así asiente discretamente—. Gracias por el café.
—De nada majestad. —inclina la cabeza en respeto y luego decide salir de mi estudio—. Descanse.
—Igual. —la puerta se cierra detrás de ella y de nuevo el cómodo silencio me hace compañía, hace mucho que no me sentaba a leer un libro o pasar tiempo conmigo mismo para meditar.
Es acogedor, pero a la vez se me hace ya un poco extraña la sensación. Creo que se debe a que durante todo este año y un mes que llevo casado con Kim SeokJin lo que menos he hecho es estar solo. Y pensar que hace un año nos casamos, ni siquiera celebramos nuestro aniversario, honestamente se me olvidó y a él también, nos recordamos hace unos días porque nos fijamos en el mes que estábamos, nos echamos a reír como tontos por lo poco convencionales que éramos, aún así, ese mismo día le regalé doce flores de girasol y él me preparo una cena deliciosa.
Escucho de nuevo que la puerta está siendo abierta—. No se me ofrece nada Rossean, gracias. —contesto sin levantar la vista de mi lectura, la puerta se cierra, escucho pasos acercarse y solo suspiro cansado—. Dije que no necesito nada.
—Yo si. —responden. Levanto la mirada, SeokJin está parado al lado mío, de brazos cruzados y mirada somnolienta.
—Cariño. —susurro.
—¿Por que no has ido a dormir?. —inquiere molesto.
—Dijiste que no estaba invitado. —le recuerdo, mi esposo solo gruñe.
—Y te lo tomaste en serio, por dios solo estaba molestándote. —explica el algo frustrado—. Vamos ¿Sí?. Me he acostumbrado a dormir contigo y... solo necesito abrazarte. —confiesa sonrojado.
SeokJin se sienta sobre el respaldo del escritorio, está frente a mi, de brazos cruzados y en una postura informal, sus cabellos están escondiendo sus ojos, sus lindos ojos.
Sus labios están brillando cuando él los lame con su lengua, esos sus labios tan adictivos y esa lengua juguetona.
Su cuerpo está relajado, sus músculos se mantienen firmes y su cintura, su fina y exquisita cintura me tienta a tocarla.
Y su ropa, una simple pijama de una sola pieza, parecída a un camisón, pero realmente es una camiseta vieja mía que a él le gusta ponerse. No está usando zapatos, está descalzo y frota la palma de su pie con su rodilla, su piel... tan fina, tan brillante y...
Quiero tener sexo.
—Cariño. —le llamo, mi voz suena más ronca, más pesada y él lo nota por como traga saliva y sus mejillas se sonrojan—. Volteate. —le pido/exigó. SeokJin balbucea, se queda en su sitio unos segundos sin comprender mi petición hasta que al parecer, estoy viéndolo de cierta forma que el tiembla y lentamente se da vuelta, ahora mira hacia la pared del frente.
—¿Por que me pides...?
—Recuesta tu pecho al escritorio. —no le dejo terminar su pregunta, se queda sin aire ante mi orden. Me mira por sobre su hombro con duda, y deseo.
—¿Qué?. —logra preguntar débilmente, joder su voz suena tan bien.
—Hazlo, SeokJin. —le veo morder sus labios nerviosamente mientras quitada las cosas del escritorio, y como le he pedido, muy lento y sensualmente se recuesta con su torso pegado a la madera.
—Y-Ya. —susurra muy bajo.
No puedo mantenerme cuerdo si lo tengo de esa forma frente a mi, tan cerca de mi.
Me reclinó sobre la silla, solo puedo admirar su bien delineada figura, en como se tensa porque sabe que le veo, porque tengo su culo frente a mi y él lo sabe, sabe que deseo tenerlo de esta forma, tan dispuesto a que lo tome.
Elevó mi mano hasta tocar sus glúteos y piernas, SeokJin suspira pesado, su cuerpo tiembla ante mi tacto, solo me hace enloquecer más cuando llevo mi mano al centro de su trasero, por sobre la tela simuló adentrar a su interior, mi lindo esposo apretó mi mano cuando la sintió en ese punto.
—Llevo seis meses sin hacerte el amor. —le digo cuando me pongo de pie, SeokJin me mira, su rostro está pegado al escritorio, sus manos hechas puño y sus labios los muerde con necesidad.
Se que está escuchando que me estoy desabrochando el pantalón, el descarado se atreve a sonreír por ello.
Mis ojos no pueden apartar la mirada de su redondo y bien formado trasero, en cómo lo está meneando traviesamente para mí, espera ansioso a que avance.
—Apurate, el bebé va a despertar pronto. —pide en un hilo de voz—. Amor, por favor, no necesito preparación. —ahora es mi turno de tragar pesado. En si, nunca lo he preparado para cuando entró en el, casi siempre lo hacemos así, pero ahora, que me lo pida con urgencia solo me hace pensar que el también extrañaba esto.
—Dejame hacerlo bien. —le pido, pero el niega.
—El bebé, NamJoon por favor. —se que tiene razón, joder el pequeño monstruo me la aplica de nuevo.
Abro el cajón del mueble, renuevo todas las cosas con rapidez, incluso algunas se han caído, sonrió victorioso cuando encuentro el lubricante que compre hace meses.
Rápidamente le subo el pijama a SeokJin, su piel está sudorosa, y su pene completamente empalmado.
Acomodó su cintura para que se pegue al escritorio, lo único que elevó es su trasero, mi hombría roza con la entrada de mi esposo, ambos suspiramos, mi polla está suplicando por ser atendida y con solo ver el cuerpo de SeokJin siento que me vengo.
—Bien. —digo como estúpido. El bote de lubricante se me rompe en las manos intentando abrirlo, SeokJin gime audible cuando la sustancia fría resbala por su ano, ¡Mierda! Es excitante.
—Nam. —me súplica con los ojos llorosos, me inclino al frente solo para unir mis labios a los suyos, ambos necesitábamos sentirnos. Su lengua juguetea con mi labio inferior y yo solo tome mi miembro para alinearlo a su entrada, SeokJin grito y gimió al mismo tiempo cuando entre en el, su estrechez me hicieron gemir a mi también, sentir como me aprietan sus paredes me enloquecen.
—Extrañaba esto. —confieso mientras beso su espalda.
—Yo igual, pero muévete. —pide exigente como siempre, solo me queda reír sobre su nuca y dejar varios besos en toda su piel.
Lentamente me muevo en su interior, no puedo evitar ver como mi pene sale de él y en como entra duramente sacándole suspiró tras suspiro. Esta mordiendo su lengua para no despertar a nuestro hijo que duerme en la habitación de al lado. Aún así escucho sus sollozos de placer.
Le sostengo de la cintura con firmeza, mis embestidas se vuelven más rápidas pero siempre mantengo el cuidado de no lastimarle. SeokJin tiene la vista perdida, sus labios entreabiertos y un hilo de saliva resbala por su boca.
Las estocadas cada ves aumentan y mi vientre empieza a cosquillear, mi esposo aprieta más para que no me atreva a parar, mierda el incluso ha dirigido una de mis manos a su propia hombría para que lo masturbe, es más que un gusto para mí.
Cierro los ojos fuertemente cuando SeokJin chilla y por un instante aprieta más fuerte, siento sus sustancias en mi mano y el siente las mías en su interior, se retuerce un poco porque yo sigo moviendo mis caderas, hasta que me quedo quieto dentro de él, abrazándolo de la cintura y susurrándole que le quiero tanto.
—¿Podemos hacerlo más al rato de nuevo?. —propongo aún sin moverme.
Mi pelinegro ríe tiernamente, pero antes de contestar, un llanto nos hace suspirar a ambos.
El bebé se despertó y de muy mal humor.
—Por hoy creo que fue suficiente. —me dice el empujando mi cuerpo hacia arriba, mi pene hace un sonido morboso cuando sale del interior de SeokJin, un hilo de semen recorre sus piernas y el esta muy sonrojado.
Me dejó caer de nuevo en la silla en lo que acomodó mis pantalones, SeokJin acomoda su pijama o intenta, el llanto de nuestro hijo se oye de fondo—. Iré a tomar un baño rápido, puedes ir a ver por qué despertó gruñón. —asiento, lo miro alejarse de mi, sonrió burlón cuando le veo cojear un poco, pense que se iría así nada más, pero como siempre SeokJin me sorprende, porque regresa sobre sus pasos solo para darme un beso muy seductor, acaricia mi pecho y rostro con delicadeza para después alejarse y sonreirme—. ¿Qué te parece si antes de desayunar jugamos un rato en la tina? —propone con la voz cargada de placer.
—Suena excelente. —respondo feliz. Muy, muy feliz.
—Bien, pero ahora. Ve a ver a nuestro hijo. —y así, se va de mi estudio todo feliz.
—¡Ahh! Cuanto le quiero, en serio. —KiungSoo chilla más fuerte, suspiro en lo que también me pongo de pie—. A ti, también te quiero mi pequeño monstruo.
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...................................(1)....
¡Por fin pude actualizar esta historia!.
Espero haya sido de su agrado este capítulo, no soy buena con escenas sexuales, hice lo mejor que pude.
Llegamos a los 7k de seguidores, que emoshion!!!.
Wuan Quidox 🍁
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