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|Capitulum XXVll|

SeokJin, 21 años antes.

Las cosas han estado raras desde hace unos días, la casa está vacía, los muebles y pinturas han estado desapareciendo de a poco, los empleados han estado sacando cosas de la casa por órdenes de papá, además, he escuchado a la nana decirle al cocinero que algo malo está pasando en el reino.

No sé qué significa, no se varias cosas.

Por suerte mamá no ha venido a la hacienda, solo papá está aquí, aunque el se la pasa todo el rato encerrado en su estudio, a veces le miró por la cerradura de la puerta, se ve estresado, aunque también asustado.
La nana sigue diciendo que algo malo está pasando en el reino.

Yo sigo sin saber varias cosas, entre ellas, el misterio de los adultos por ocultar todo.

—¡Niño! Quítate del camino que va pasando gente. —grito con ese acento horrible la nana, yo solo la ignore y seguí caminando por el pasillo de la casa—. ¡Jin! —cuando grito mi nombre también me tomo fuertemente del brazo.

—¡Sueltame bruja! ——le grite con odio. Hace ya bastante tiempo que le había perdido el respeto y miedo a esa mujer. Ella gruño ferozmente y me jalo bruscamente al salón de estudios.

—Bastardo grosero. —me dijo ella, apretó su agarre en mi hombro al punto de dejar un moretón.

Sigo sin comprender cosas, entre ellas, lo que significa ser un bastardo.

—Bruja maldita, ojalá te mueras pronto. ¡Nadie te quiere por eso te desquitas con un niño! —le grite con todas mis fuerzas, la nana se puso roja de la cólera y vergüenza, ya que detrás de ella habían algunos sirvientes que se estaban llevando las cosas de la hacienda.

—Pra-Practica la lección veinte del libro, aprendete todos los párrafos. —ordeno con torpeza—. Para cuando yo regrese quiero escucharlos, o si no...

—Vete a tomar por culo. ——rugi aborrecido de su presencia.
La nana evitó decir alguna otra cosa y solo cerro la puerta de la habitación.

Sigo sin comprender bastantes cosas, entre ellas, de donde yo aprendí a decir tantas groserías. Creo que mi padre se las dice con bastante frecuencia a mi madre, de hecho le dice bastantes cosas horribles a ella, y ella también le dice cosas feas a papá.

No comprendo a los adultos, no entiendo porque se hieren de esa forma.

Caminé a pasos lentos hasta la ventana, solo me quedé mirando hacia afuera, era de tarde ese día, yo no acostumbraba a ver  mucha gente por mi casa, de hecho siempre había muy poca, la excusa de papá era que, yo era el príncipe heredero del reino y debía estar protegido. Yo creo que más bien me ocultan de todos, creo que se avergüenzan de mi.

Estire lo más que pude mi pequeño cuerpo, me parecía curioso, más haya de la montaña que alejaba al castillo de mi, se podía ver una gran y densa nube de humo—. Qué raro, ahí está el pueblo. —deduje vagamente, me quedé mirando por varios segundos la nube de humo, la cual poco a poco fue llenando el cielo de cenizas y poniéndolo de un color rojizo.

Sigo sin comprender cosas, entre ellas, porque las gente grita al asustarse.

Los sirvientes de la casa estaban corriendo de un lado a otro, los soldados que protegían la entrada empezaron a rodear la casa, me puse de puntillas para mirar mejor, estire los brazos lo más que pude, aunque me dolían un poco. La nana me había golpeado porque no quise tocar el piano.
Olvide el dolor de los golpes y me concentre en mirar lo que sucedía, la nube de humo se acercaba a donde nosotros, pude darme cuenta que el color rojizo del cielo era en realidad el reflejo del fuego que estaba consumiendo al reino entero.

—¡Jin!. —grito alguien mi nombre, la puerta se abrió de golpe, yo me asusté mucho por eso me puse recto viendo al suelo cuando supe que era papá el que me llamaba.

—¿Sí?. —pregunte débilmente, sentía un frío horrible colarse por mi espalda.

Papá nunca me golpea, papá nunca me dice cosas feas. Papá nunca me ha tratado mal.

El siempre ha sido cariñoso y muy consentidor conmigo, y pocas veces me regaña, y puedo jurar que está es la segunda vez en toda mi corta vida que dice mi nombre. Ya que siempre me dice bebé, a mamá no le gusta que el me trate así, y por eso mismo papá me aleja de mamá, como si no quisiera que ella esté a mi lado.

No sé cómo comportarme en su precencia, el me causa un sentimiento que no puedo explicar. Sus ojos al verme solo me transmiten calma y cariño o quizá tristeza, no lo sé, soy un niño no se nada de la vida y lo que significan las cosas.

No sé cómo fue que yo empecé a recordar a mi padre como un tipo malvado. El jamás fue malo conmigo, con los demás sí, pero jamás lo fue conmigo.

—Ven acá hijo. —ordeno papá , yo no supe cómo reaccionar. Se veía molesto y cuando estaba así, yo evitaba molestarle. Eleve la mirada, empecé a llorar. Papá suspiro cansado cuando se acercó a mí, y sin pensarlo tanto me cargó en sus brazos—. Debemos irnos. —me dijo él en lo que envolvía mi cuerpo con una frazada. Me aferre a su abrazo, escondí mi rostro en su cuello al instante me sentí tranquilo.

—Majestad, la reina no tarda en venir, esperela por favor. —escuche que decía la nana, no la podía ver ya que papá me había tapado todo el cuerpo con una frazada celentita—. ¡Majestad por favor!.

—Cierra la boca. —le ordenó papá.

—No puede dejar a su reina, señor los insurgentes están por llegar aquí. —esa era la voz de otra persona—. Cómo su Consejero real, le recuerdo que hacer algo así pondría en riesgo su reputación para con su pueblo.

—Mi reputación se fue a la mierda hace bastante tiempo, ¡¿a caso no vez que mi propio reino quiere asesinarme a mi a mi familia?!. —empece a llorar, la voz de papá cuando se enojaba daba terror, el acarició mi espalda para tranquilizarme.

—Pero majestad, su reina, ella está embarazada no puede dejarla, ¿A caso no piensa en el bienestar de su hijo?.

—Sí, y por eso me lo llevaré lejos de aquí antes de que puedan lastimarlo. —hubo un momento en el que el silencio fue lo único que hubo.

Papá siguió caminando a alguna parte, me aferre a él, como siempre quise hacerlo.—. ¿De que está hablando majestad? —pregunto el Consejero—. Se que este niño también es su hijo, pero, ¿enserio va a sacrificar a su esposa y a su legítimo heredero por un niño que nació fuera del matrimonio?.

Papá nos metio dentro de un carruaje, el consejero se sentó delante de él, me miro a mí con asco y la verdad, confieso que me dio terror su mirada así que por eso me senté en el regazo de papá y escondí mi rostro en su pecho.

—Maldita sea, deja de ver a mi hijo de esa manera, Chanyeol. —rugio papá con molestia.

—No ha respondido a mi pregunta, Rey Jin.

El carruaje empezó a andar, el cielo estaba ahora adornado de un color rojo sangre. Hice un puchero y sorbi de mi nariz, papá me tapó mejor con la manta—. ¿A donde vamos?. —pregunte con miedo.

—Iras con mamá. —me contesto el, fruncí el ceño confuso.

—Pero, ¿Qué no la hemos dejado atrás? No comprendo. —dije. Papá, ese tipo que siempre es frívolo con todos, a mi... Me había regalado una sonrisa cálida. Mi pechito se agitó de orgullo al ser el único que causaba eso en el, porque ni mamá lo lograba.

—No, me refiero a que irás con tu mamá. —no comprendí sus palabras, aún así asentí conforme.

—Majestad, no debería de confundir al niño, usted mejor que nadie sabe que será imposible eso. El reino de Infraterra no permitirá que el niño se quedé con su madre, ya hablamos de esto, aunque posea habilidades como el fuego y aire, el solo hecho de que haya sido concebido en un acto de infidelidad...

—Calla, no pedí tu opinión en esto.

—El reino está en caos, acaba de abandonar a su esposa embarazada, y pretende huir con su amante y el hijo que tuvieron. ¿Al menos, piensa en su otro hijo, el que aún no nace?.

—Chanyeol, has sido mi consejero por bastantes años, por eso me extraña que hables así. Tú al igual que yo, sabemos perfectamente que el hijo que espera mi supuesta mujer, no es mío. Y tu claro está que tambien sabes que iba a aprovechar cualquier oportunidad para llevarme al que si es mi hijo lejos de este reino podrido.

—Mi rey...

—No, el tema muere aquí. No quiero escucharte más.

Sigo sin comprender muchísimas cosas, entre ellas, las razones del por qué se oculta un secreto.

Cerré mi ojos por un momento, el cansancio me gano y solo me deje llevar por el sueño.

• • •

Desperté cuando algo me golpeó, o mejor dicho, el carruaje fue golpeado con algo.

—Majestad... —susurro el consejero real a mi padre.

No sabía que ocurría, había cerrado los ojos por unos minutos, pero ahora, nos encontrabamos rodeados por gente que golpeaba a la puerta del carruaje, por la ventana pude ver que llevaban armas y antorchas.
Tenía miedo, yo solo tenía seis años, no comprendía las cosas que sucedían a mi alrededor—. Papá. —solloze atemorizado. Mire a mi padre, él... Estaba mirando por la ventana con gran indiferencia, sus ojos no reflejaban nada, ni siquiera miedo u arrepentimiento. Lo abrace lo más fuerte que pude, confíe en que me protegería, porque aunque papá siempre fuera un hombre frío y malvado con todos, conmigo siempre había sido distinto.

Yo era su tesoro, su mayor orgullo, lo que más le importaba y lo que más amaba en la vida.

Mire en silencio como mi padre se quitaba el saco, aún en estas situaciones el mantuvo la compostura y elegancia, se remango la camisa y desato su corbata, después de eso suspiro pesadamente.

—Chanyeol, está será mi última orden para ti. —le hablo después de unos segundos al que era su mejor amigo y consejero.

—Escucho atento, majestad. —se dirigió Chanyeol con respeto.

—Lleva a mi hijo con su madre —empezo diciendo con gran seriedad—, pero, si por algún motivo no logras llevarlo con ella, te pido lo dejes en un lugar donde esté seguro. Ya he mandado suficiente dinero y bienes a una propiedad en la zona muerta de Eternal para que el este seguro.

—¿Quiere que lleve a su hijo a la zona muerta?. —pregunto escéptico.

—No, yo quiero que lo lleves con su madre, pero si llegas a fallar en tu misión, lo mejor será que lo lleves a dónde te he dicho. Tendrás que pasar el reino de Ensand y Belion, evita ser visto por alguien de ahí, no quiero que mi hijo se involucre con esos reinos.

—Sí majestad, cumpliré su orden, si no puedo llegar a Infraterra entonces llevaré al niño a la zona muerta. —la puerta del carruaje casi estaba por ser tirada, tome de la mano a papá.

—Fue un gusto trabajar a tu lado todos estos años, Chanyeol. —mi padre le extendió su mano.

—El honor fue mío, Rey Jin. —le dijo al estrechar manos. No se dijeron ni una otra cosa.

Mi padre me abrazó con todas sus fuerzas, parpadee confuso y desorientado. Pude sentir una lágrima caer en mi rostro—. Papito, no llores. —le suplique, mis ojitos ardían por verlo a él así.

—Mi pequeño bebé. —susurro dolorosamente, mi rostro estaba pegado a su pecho, aspire su aroma, todos decían que mi padre era un sujeto muy malo y que hacía sufrir a todo su reino, además de que estaba planeando empezar una guerra con los otros imperios. Pero para mí, el solo era mi cariñoso padre que jugaba conmigo y me ayudaba con las tareas, además siempre me consentía.

¿Por que empecé a imaginarme a mi padre como un monstruo?.
¿Por qué olvide su lado bueno?.
¿Por que empecé a despreciarlo al igual que todos?.
Yo solo... quería olvidar todo, y por eso, cree una imagen cruel y despiadada de mi padre para olvidar todo.

¿Qué es lo que está pasando, papá?.

—Es algo sin importancia. —contesto—. Hijo, escúchame bien. —le mire a los ojos—. Te irás con Chanyeol, él te llevará a un lugar seguro. Debes protegerte solo de ahora en adelante, se que lo lograrás, eres un niño fuerte y valiente y por eso, se que podrás. No le digas a nadie quien eres, la gente querrá acerté daño si saben de quien eres hijo... —el retuvo un sollozo, elimino las lágrimas que salían de sus ojos, me sonrió y después dejo un besito en mi frente—. Eres lo único bueno que tuve en mi vida, escúchame, olvida quien eres, olvida todo. Olvídame a mi, también a la mujer que dijo ser tu madre, a este reino, a este lugar. Olvida todo Jin y empieza de cero, crea una nueva vida, una donde puedas ser feliz sin la necesidad de tener que llevar el peso de ser mi hijo.

Cuando el dijo esas palabras yo no las entendí, con el pasar de los años, logré comprender lo que él quería decirme

—Majestad, es hora. —papá me apretó en sus brazos, dejo un montón de besos por toda mi cara, reí mucho cuando hizo eso. Yo igual le di un beso en la mejilla.

—Te quiero, te quiero tanto. —me dijo con un nudo en su garganta—. Tanto, tanto...

—Yo también te quiero papá. —el suspiro, me limpio el rostro y peino mi cabellos.

El me miro por casi un minuto, no apartó sus ojos de los míos, y ahora que lo recuerdo, yo tenía el mismo color de ojos y cabellos que el. Papá poseía una habilidad que predecía el destino, se dice que era el poder de cortar el hilo del destino, él puso su mano sobre mi pecho, justo donde estaba mi corazón cuando hizo eso, sentí un feo jalón proveniente de ahí, como sí hayan jalado algo dentro para que se rompiera, hice un gesto incómodo—. He roto el hilo que te unía a mi y a tu madre verdadera... es por tu bien, espero lo entiendas. —frunci el ceño, detestaba no poder comprender sus palabras. Asentí sin entender, el sonrió débilmente. Después me levanto de su regazo y me entrego a Chanyeol—. Llévatelo. Haré tiempo para que huyan, protegelo con tu vida. —el se dio la vuelta, apretó la perilla de la puerta.

El consejero real abrió la otra puerta, mire la espalda de mi padre.

Esa fue la última vez que le vi con vida. Y ni siquiera pude despedirme bien.

En menos de un segundo yo ya estaba fuera del carruaje, la gente se amontono de golpe en donde estaba papá, empezaron a oírse gritos y alaridos de personas, rayos caían por toda la zona, esas eran las otras habilidades de papá, el rayo y el sonido.

Chanyeol me tomo en brazos y corrió lo más rápido que pudo lejos de ahí, mire como una explosión envolvió el lugar donde estaba mi padre, entonces comprendí una sola cosa... Qué duele ver morir a quienes amas.

—Papá... —estire mi brazo—. Papá —otra explosión se miro y esa, fue mucho más grande que la anterior—. ¡Papá, papá! —grite entre lágrimas, desesperado intenté soltarme de Chanyeol—. ¡Sueltame, mi papá está ahí, sueltame!.

—¡Jin! —rugio enojado, grite de la impotencia al saber que no podía ya hacer nada—. Ya no hay nada que se pueda hacer, guarda silencio que aún hay insurgentes buscándonos.

—Pero mi papá...

—Esta muerto. —no, eso no podía ser cierto, no era verdad, mi papá no podía morir así de fácil, él era el rey más fuerte de los siete imperios, no, era mentira, falso.

—¡No, no es cierto, no es cierto...! —Chanyeol no dijo nada, el solo me escucho llorar en todo el camino, tampoco le importó cuando rompí mi voz de tanto gritar.
En algún momento el sueño estuvo a punto de ganarme, pero no ocurrió, ya que detrás de nosotros se podían oír caballos cabalgando, eso puso en alerta al adulto que me llevaba.

—Maldición, apenas y hemos salido, no es posible que nos hayan seguido el rastro. —su voz detonaba preocupación, divisé al frente, pequeñas luces se aproximaban rápidamente.

—¿Qué es eso que brilla?. —pregunte con la voz cortada, Chanyeol observó las luces, su cuerpo se tenzo.

—Mierda. —expreso, empezó a caminar más rápido, casi a correr, no se a donde íbamos pero era obvio que lejos de esas personas—. Jin, escúchame bien. Puede que yo muera en unos minutos, así que antes que suceda te llevaré lo más lejos que pueda de aquí.

—¿Tú también morirás? No, no quiero que mueras. —golpee su hombro en berrinche, no quería quedarme solo.

—Jin... —susurro en murmullos—. No hables tan alto. Mi deber es protegerte, dar mi vida si es necesario.

¡Puedo verlo, lleva al niño con el! —gritaron detrás.

Chanyeol se detuvo y me coloco en el suelo, era de madrugada ya y hacía frío,  el se quitó la capa y me la coloco a mi, al igual que un saco de monedas de oro y un mapa marcando un punto alejado, me pasó también un bolsón que contenía una mudada de ropa mía y poca comida. Me tomo de lo hombros obligándome a verlo, su rostro tampoco demostraba miedo u arrepentimiento, tan solo preocupación por mi.

—Escucha atento lo que te diré, en ese mapa hay un punto marcado, debes ir ahí, las personas de ese lugar están esperándote, no te vayas a desviar del camino, tu solo sigue el mapa. En el saco tienes suficiente dinero para sobrevivir a lo máximo dos meses, cuídalo bien y que nadie te lo robe. Lo más importante, no vayas a decirle a nadie quien eres, si lo haces es seguro que morirás al instante. ¿Comprendes?. Yo ya no podré ir contigo, tendrás que ir por tu cuenta, se que podrás.

—Pero yo, no sé nada. —me excuse atemorizado.

—No mientas, se que eres muy inteligente, tu padre lo sabía. Así que, cuando te diga corre, tú corres sin ver atrás, no importa lo que escuches o mires, tú no vuelvas aquí. Entendido, príncipe Jin. Usted debe sobrevivir, es el único descendiente que queda del Dios Demonio, y es prioridad que usted sobreviva. Así que —no tenía palabras para contestarle, por vez primera me quedé callado escuchando lo que alguien me decía, Chanyeol observó que estaban a nada de atraparnos, con un último suspiro el me acarició los cabellos y dijo:—, corre, ¡Corre Jin!.

Tropecé con mis propios pies pero obedecí lo que dijo y empecé a correr lo más rápido que mis cortas piernas me lo permitieron, aún logré ver cómo una docena de hombres rodeadon a Chanyeol, uno de ellos quiso seguirme pero el consejero real lo impidió. El al igual que mi padre dio su vida por mi, y yo lo único que pude hace fue llorar desconsoladamente mientras huía del lugar en que nací.
El último recuerdo que tengo de ese reino, fueron las colinas de girasoles, envueltas en llamas que consumieron todo.

• • •

Tres semanas transcurrieron desde el incidente, la noticia corrió rápidamente a los otros seis reinos, todos hablaban de lo mismo. De como el imperio de la soberbia quedó hecho cenizas por su propio rey y que todo su pueblo desapareció de igual forma, aunque eso no era del todo cierto, estoy seguro que más de alguno quedó vivo, incluyéndome a mi.

Cómo me había dicho Chanyeol, seguí las indicaciones del mapa que me había entregado, en el se marcaba un lugar exacto, lo curioso era que decía, 'zona muerta' y el centro de ese lugar era a donde yo me dirigía.
A mis cortos seis años, tuve que emprender un viaje a un lugar incierto donde me esperaba más de algo, bueno o malo, no lo sabía.

Mis pies dolían tanto por la larga caminata, mis zapatos se habían desgastado ya y a consecuencia de ello las plantas de mis pies sangraban cada que daba un paso, sentía que las piernas me quemaban, ya que me obligué a mi mismo a no detenerme ningún momento por el miedo de que quizá alguien me seguía.
Mis ropas estaban sucias y mi rostro lleno de lágrimas. Las personas que pasaban a mis lados me confundían con un pordiosero, aunque quizá sí lo era.

Mi estomago rugía esa mañana, el sol me golpeaba fuertemente y las energías me abandonaban poco a poco—. Sigue, sigue Jin. —no me rendiría, llegaría al lugar que me habían dicho, no importaba nada más que eso. Pero aunque tenía la voluntad de seguir, mi cuerpo dijo no, y tuve que detenerme a las afueras de un pequeño pueblo.

Suspiré de alivio cuando me senté sobre el pasto del camino, mire hacia el cielo preguntándome cuanto tiempo duraría esto, mi estomago rugía, pero no había ningún lugar donde comprar alimento, así que tenía que caminar hasta encontrar otro pueblo y con suerte comprar comida ahí.— Si mi papá estuviera aquí, el me diría que hacer...—senti que el corazón se me oprimió, las lágrimas amenazaban con salir nuevamente, baje la mirada a mis manos, chasquee poco mis dedos, y de ellos una pequeña llama apareció, era diminuta, apenas y estaba aprendiendo a dominar mis elementos cuando todo ocurrió—. Te extraño papito. —confese tristemente.

Mi día iba de mal en peor, la suerte no estaba de mi lado.

¡Ojalá algún Dios escuchara mis súplicas!

¡Ojalá el famoso salvador de Eternal me dijera que hacer!.

Una gran sombra tapó el sol sobre de mi, provocándome que levantará de nuevo la vista, entrecerre los ojos para divisar bien al individuo que se encontraba dirigiendo una carreta de cargas, usaba un sombrero que le protegía del sol, aunque también por eso no lograba verle el rostro, sus ropas estaban gastadas y usaba botas algo enlodadas. Era un granjero.

—Niño, ¿Qué haces tirado? Ve a casa, una tormenta se aproxima. —dijo el desconocido, temble de miedo al oir su voz gruesa. No reaccione ante lo que me dijo, solo seguí mirándole con atención, aún seguía sin poder ver su rostro, mi silencio pareció molestarle ya que bufo y murmuró algo, desvió la mirada al frente y después volvió a posarla en mi—. Pero bueno, no importa, solo ve a casa, es peligroso andar por estos caminos. —segui sin darle una respuesta—. Oh, niño, ¿Eso en tus pies es sangre?. —pregunto con preocupación, el había notado mis heridas—. ¿Estas bien, niño?.

Aún así, aunque me preguntará si estaba bien, yo no debía confiar en nadie, porque de quién menos lo esperas, te llega a traicionar.

—¡A usted que le importa viejo entrometido!. —le conteste groseramente, el desconocido se quedó callado por unos segundos y después, se hecho a reír a carcajadas.

—¡Vaya, vaya, que insolente mocoso me he topado!. —chisto con diversión.

—¡Insolente usted, viejo ridículo!. —mis mejillas ardieron de la vergüenza y no se porque motivo, pero el tipo delante de mi, no parecía mala persona, después de todo, llevo andando tres semanas y de todas las personas con las que me he topado, ese señor fue el único que noto mi presencia y me dirigió la palabra.

—Ah, al parecer te sabes más insultos. —comento divertido, fruncí el ceño porque no pude ofenderlo—. Estuvo bueno, he de admitir que es la primera vez que me dicen, Viejo metido y ridículo, ¡Ja, Ja!.

El cielo empezó a tornarse gris y empezaban a escucharse truenos.
La lluvia no me gustaba, mis poderes no funcionaban bien cuando llovía.

—De acuerdo, entonces me voy. —comento tranquilo el sujeto, me miro por sobre su hombro, estaba a punto de decir algo, pero se quedó callado y en su lugar, agitó las cuerdas de su caballo y el carruaje empezó a andar despacio.
Me quedé mirando las grandes ruedas de carruaje, en como poco a poco se iban alejando y no se porque lo hice, pero me puse de pie rápidamente y empecé a correr detrás de la carreta.

—¡Espere, espere!. —le grite con todas mis fuerzas, el dueño de la carreta hizo lo que le ordené y detuvo su andar, ya no soportaba el dolor de mis piernas, temblaban con cada paso, el hombre estiró su rostro hacia atrás observándome dubitativo, ahora que podía ver su cara, note que no era un anciano, más bien un adulto, pero, tenía unos atrayentes y extraños ojos de color negro, pero a su alrededor tenía tonos rosados si lo mirabas bien, su piel era terciopelada, nada que ver con el rostro de un campesino, ya que también parecía que estaba en forma su cuerpo, algunos músculos del brazo se le marcaban por sobre la camisa y sus cabellos, eran de un intenso color ébano, raro, era del mismo color de mi cabello, oh, y sus labios eran un tanto abultados, en especial el labio superior, además era más alto que la mayoría de las personas, su forma de sentarse lo dejaba al descubierto, era muy alto.

—¿Deseas algo, niño?.

—Yo...  —no supe que decir al principio, mordí mis labios para que el llanto no volviera, con las pocas fuerzas que me quedaban, le pregunté:— ¿Hacia dónde se dirije?. —el sujeto entrecerró los ojos, jugo con las riendas del caballo mientras intentaba comprender mi pregunta.

—Pues a mi casa, a donde más iría —quice tirarle una roca en la cara—, en Belion.

Sentí un choque de esperanza al oír su respuesta.

—El reino de la lujuria, ¿Usted vive ahí? Tardará al menos tres meses en llegar.

—Mgh, me tomara dos meses y medio llegar, ya terminé mis encargos por aquí, así que ir a casa es lo único que queda por hacer. —sonrei, ese sujeto podía llevarme hasta Belion, y yo, después andaría el resto a pie hasta llegar a la zona muerta.

Rápidamente revise mis bolsillos, de ellos saque siete monedas de oro, me quedaban quince, así que la mitad las usuaria para un transporte, me acerque hasta el señor y le mostré mi dinero, el vio las monedas sin mucha importancia, después me vio a mi desconfiado—. Le pagaré todo esto si usted me lleva hasta la entrada del imperio Belion. —dije decidido.

—¿De donde te robaste ese dinero, niño?. —pregunto el ignorando mi propuesta.

—¡No me lo robe, me lo dio mi papá!. —me defendí, el sujeto se puso de brazos cruzados, miro mis manos y las brillosas monedas y también observó mi determinación por cumplir mi objetivo.

—¿Si sabes que eso es mucho dinero?. —pregunto nuevamente, esta vez parecía analizar la situación.

—Sí, y me lo dieron para que pudiera hacer este viaje. Por eso le pido me lleve con usted.  —el tipo suspiro tan ondo, como si estuviera haciéndose a la idea.

—Bien, sube a la parte de atrás de la carreta niño. —dijo después.

Mi motivación y mi alegría se mezclaron, sonreí con euforia, hace ya días que no me sentía así.

Le quise dar las monedas pero el negó con un gesto—. No, me las daras al terminar el viaje. —no supe que decir—. Pero anda, sube ya que la tormenta nos va alcanzar.

—S-í... ¡Sí y gracias señor!. —las lágrimas resbalaban por mi rostro cuando estuve dentro de la carreta, los caballos empezaron a andar, el cielo ya estaba completamente gris, las carpa de la carreta nos protegía de la lluvia, como pude me acomode a un costado del frente para poder ver el camino, el individuo sentado a mi costado observó mis movimientos con algo de diversión.

—Por cierto, soy Seok. —dijo después de un rato en silencio, levanto un pulgar y sonrió cuando me dijo su nombre—. Y, ¿Cuál es tu nombre, pequeño viajero?. —deberia mentirle, después de todo solo será quién me lleve cerca de mi objetivo...

—Jin. —, pero aún así, no lo hice—. Mi nombre es Jin.

—¡Oh! —expreso con una mueca—, te seré sincero, ya que soy un tipo de treinta y siete años y he conocido bastantes nombres y rostros a lo largo de mi vida... El tuyo, tu nombre, carece de belleza —frunci el ceño, puede que solo tuviera seis años, pero obviamente eso me ofendio, él se rió como ya era su costumbre—. Creo que me has malinterpretado, lo que quiero decir es que, tu pequeño viajero, dices tú nombre con un deje de tristeza, molestia y vergüenza, pareciera que no te gustará tu nombre o más bien, parece que te trae el recuerdo de alguien y por eso lo dices en ese tono cada que te presentas. —explico detalladamente, baje la mirada a mis manos, sinceramente él tenía la razón, cada que decía mi nombre no hacía más que recordarme de mi padre fallecido—. Pero bueno, en fin, será un gusto tener compañía durante mi largo viaje de regreso a casa. —sono amigable—. Espero no te incomode pero, me referiré a ti como: pequeño viajero, ya sabes, para hacer más interesante el viaje. —no me quedo de otra que asentir, ese señor hablaba mucho.

—Umg, si, claro, Seok-ssi. —conteste confundido. Seok asintió.

—¡Oh! Por cierto, sabías que antes por estos suelos habitaron los extintos Humanos.

—¿Eh? —musite sin entender—. ¿Qué es un humano, se come? Porque tengo mucha hambre.

Seok Hyung me miro consternado, casi que ofendido se llevó una mano al pecho y simuló horror—. ¡¿Cómo es posible que no sepas que son los humanos?! ¡Oh por el Dios Demonio, que niño tan bruto es el que tengo a mi lado!.

—¡Oye, anciano ridículo no soy un niño bruto! —me defendí, el ignoro mi queja y siguió diciéndome que era bruto por no saber nada de historia.

—¡Óyeme, no soy anciano, tengo treinta y siete años, ¿Comprendes? Treinta y siete, que no se te olvidé ¿Sí?! Pero bueno... —ahora que me doy cuenta, Seok parece tener un hábito por decir siempre, ''pero bueno" al inicio de una oración—. Ya que estaremos bastante tiempo juntos, te contaré tooooooodo sobre la historia del mundo en el que vivimos.

—Uh. —recoste mi rostro sobre el respaldo de la carreta—. Qué viaje más largo será este entonces.

• • •

—¡Escucha viejo idiota, no pienso participar en tu mierda nunca más en mi vida!.

—Niño, deja de decir tantas groserías.

—¡Que te den!. —brame alterado, Seok abrió y cerro la boca estupefacto, se limpio el sudor de su frente y como ya era costumbre para mí, pegó una carcajada.

—Debería darte un par de nalgadas para que aprendas a respetar a tus mayores. —contesto entre divertido y horrorizado.

Yo bufé y al mismo tiempo me crucé de brazos, coloque mis piernas sobre el frente de la carreta y miré el camino.

—Viejo idiota. —rugi de nuevo cuando mi estómago gruño por el hambre—. Si tan solo no hubieras coqueteado con ese tipejo, no nos habrían corrido del hostal. —de tan solo recordar lo humillante que había sido eso, me daban ganas de golpear al tipo sentado a mi lado, al cual parecía importarle poco la situación.

—Soy un hombre sano y tengo necesidades, eso es todo. —comento con altanería. Lo fulmine con la mirada—. Además, soy un coqueto desde que nací. —me guiño un ojo, yo aproveche la oportunidad para darle una patada en la espinilla—. ¡¿Pero que te pasa? Eso duele!.

—¡Al menos debiste coquetarle a alguien que no fuera el esposo del dueño del hostal, maldito granuja!. —Seok hizo un puchero, se encogió de hombros y sus mejillas tomaron color.

—Bueno, en eso tienes razón. —confeso apenado, se rasco el cuello pensativo.

Llevaba viajando con el mes y medio y no lograba acostumbrarme a sus idioteces, todos los días más de alguna locura se le venía a la cabeza.
A este paso yo terminaría siendo buscado por ser cómplice de un loco que amaba meterse en líos.
No exageraba, está era la quinta vez de la semana en la que nos corrían de algún sitio, ya que a Seok le encantaba andar de ojo alegre con personas casadas.
No entendía como un tipo como el lograba vivir de esta forma.

—Tengo hambre. —le hice saber, Seok murmuró más de algo, estiró su cabeza intentando ver algo a la lejanía.

—Bueno, ya pasamos el Imperio de Ensand, por acá hay unos pueblitos, en especial uno conocido por ser habitado por ladrones, la famosa Reinalem, ¡Ujuu hace tanto no visitaba ese sitio! —le mire desconfiado, el me sonrió con tranquilidad—. Ese será nuestro punto de descanso.

—¿Hablas en serio?. —interrogue incrédulo, Seok sonrió, yo fruncí el ceño—. ¿Quieres que nos roben o que?.

—Conozco ese pueblo, nada malo pasará. Tu tranquilo.

—Estando contigo lo que menos estoy es tranquilo. —el me miro con cara de ofendido.

—¿Como un niño de seis años habla así de grosero?. —pregunto a la nada, Rode los ojos.

—Estoy a pocos meses de cumplir siete.

—¡Uy, siete!. —pude percibir que eso era sarcasmo—. ¡Entonces eres ya todo un hombrecito!.

—Cuando duermas... juro que te cortaré el cuello. —Seok trago pesado ante mi amenaza, toco su cuello al mismo tiempo, después negó sin discutirme, el solo dijo:

—Que malcriado.

Reí bajito ante su comentario, guarde silencio lo que resto del camino hasta que llegamos a la entrada del pueblo, al principio me dio un poco de miedo pensar que seríamos recibidos por un montón de delincuentes, pero grande fue mi sorpresa al fijarme que la gente solo pasaba a nuestros lados ignorandonos por completo, era un simple pueblo alejado de los reinos.
Mire con atención cada detalle de las calles, la gente y sus costumbres.
El lugar era bonito.

—¡Seok, amigo mío!. —grito alguien a mi lado después de un rato, por instinto me abracé del adulto a mi lado, quien solo rió por mi acto.— ¡Hace años que no te veo por aquí!.

—MinHo, un gustó verte de nuevo. —contesto el pelinegro con educación y alegría—. ¿Cómo has estado?.

—Oh, yo muy bien, el negocio va de maravilla. —comento tranquilamente el tipo, el cual posó su atención en mi con curiosidad, después silbó y coloco sus manos sobre su cintura—. Vaya, vaya, parece que has estado ocupado. —senti el cuerpo de Seok tenzarse, mire como su sonrisa se volvía una simple mueca, apretó el agarre sobre las correas del caballo, para después respirar entrecortado. Sus ojos perdieron brilló.

—JianGu falleció. —contesto con la voz pesada, el llamado MinHo balbuceo tontamente y después hizo una reverencia.

¿Quién era JianGu?

—Cuanto lo siento amigo, fue irrespetuoso de mi parte. Perdón.

—No, no. —se apresuró a contestar—. Esta bien, no fue tu culpa. Esas cosas suceden y... Pues yo tuve la desgracia de vivir algo así con la persona que amaba.

El silencio se instaló por unos segundos, después, MinHo sonrió amablemente—. Pero, el destino te sonríe, tienes un hijo al menos. Yo en cambio, estoy solo en el mundo.

Seok estuvo a punto de reírse, yo estuve a punto de reírme también.
Pero ninguno de los dos lo hicimos, solo nos vimos compartiendo la misma diversión.

—Uh, sí. —contesto el pelinegro.

—Pero ya muchas formalidades, ¡Ven te invito a pasar la noche en mi pequeño hostal, en estas temporadas casi nadie nos visita!. Anda viejo amigo, que hay que ponerse al día.

—Claro, indícame qué camino. —dijo Seok más animado, el sujeto de compostura alta nos guió hasta el centro del pueblito, donde nos señalo una pequeña casita decorada muy bonita y llena de macetas, le grito a alguien para que nos atendieran, rápidamente una bella mujer salió a recibirnos, al vernos sonrió con ternura.

—Bienvenidos, pasen por favor, pediré que lleven a sus caballos al pequeño establo detrás de la casa. —dijo ella haciendo una leve reverencia—. Soy Lee ShunGi, la encargada de atenderlos.  —nod hizo saber—. Vengan, han de tener hambre, el almuerzo estara listo en unos minutos.

—Muchas gracias. —contesto Seok educado, yo bajé del carruaje, lo seguí meticulosamente, solo por si acaso, lo tome de la mano, el no puso impedimento de hecho apretó su agarre tranquilizandome.


Cuando estuvimos dentro, fuimos bien atendidos por la joven mujer, quien siempre cargaba una sonrisa, el tal MinHo le ordenaba a sus otros empleados que alistaran las habitaciones, entrecerre los ojos—. Oye Seok-ssi, ¿No crees que son muy amables?... ¿Qué tal si solo fingen para robarnos?. —le pregunté, Seok me dio una mirada sería, casi molesta, fruncí el ceño por ese comportamiento.

De la nada... Seok acarició mi cabeza, después me dio un golpecito en la nariz. Parpadee confundido.

—¿A caso en tu vida nadie había sido amable contigo?. —su pregunta me dejó mudo, no supe que decir, mis labios temblaron cuando recordé, que nadie a excepción de mi padre había sido amable conmigo.

—No... nadie, todo fue cruel para mí. —conteste muy bajo. Seok asintió, a la vez que volvió a acariciar mi cabeza, el después me miro a los ojos...

Sus ojos me transmitían algo, pero no sabía que era.

—El mundo puede ser cruel, la vida puede ser cruel, las personas pueden ser crueles. Todo llega a ser cruel, pero, en algunas ocasiones, muy pequeñas ocasiones, el mundo es amable, la vida es amable y las personas son amables. —sus palabras tan fluidas y reflexivas, me hicieron darme cuenta que, el sabía más de lo que aparentaba. —Por eso, debes entender, que hay cosas crueles y hay cosas amables. Cuando te encuentres con cosas crueles, debes enfrentarlas con sabiduría y no ser cruel, porque si lo eres, terminarás convirtiéndote en alguien repungante. Pero, si eres sabio y aplicas tus conocimientos, la crueldad, no podrá jamás vencerte.

—No entiendo tus palabras. —confese apenado.

Seok solo me sostuvo mejor de la mano, ambos caminamos hacia el comedor—. Lo que quiero decir, es que, si eres cruel  y despiadado, la gente te tratará con miedo y odio, pero, si eres educado y respetuoso, la gente será amable contigo.

—Ah. —exprese—. Pero, ¿A qué viene todo eso?.

—Tu dijiste que estás personas eran amables porque realmente lo que planeaban era robarnos, pero no es así, estás personas son amables, porque nosotros hemos sido amables. Ellos solo tratan bien para recibir el mismo trato.

—Ya veo. —murmure, intenté sentarme en la silla, pero no podía llegar a colocarme bien. Seok me alzó para acomodarme en el asiento, me paso los cubiertos y un vaso de agua, coloco una servilleta en mi regazo.

—Eres muy chiquito, con el paso del tiempo comprenderás mis palabras.

—No soy chiquito, estoy a punto de cumplir siete. —le recordé, eleve mis manos para alcanzar el pan, Seok rodó los ojos.

—Bien, aquí tienen, espero disfruten de la comida. —MinHo se aproximó junto con ShunGi, colocaron los platos con comida sobre la mesa, abrí la boca cuando el aroma delicioso me llegó a la nariz. Los adultos se rieron de mi.

—Que lindo niño. —canturreo la mujer, quiso tocar mis mejillas pero me encogí de hombros, ella chillo enternecida cuando mis mejillas se coloraron—. Seok-nim, su hijo es tan bonito. Además, tiene sus ojos. —ignore su comentario.

—Gracias por la comida. —respondi.

Seok y MinHo empezaron una conversación durante la comida, en todo ese tiempo observé detenidamente la actitud de Seok, el realmente me causaba curiosidad, tenía ese algo que me daba confianza pero a la vez intriga.
Además, el jamás negó que yo fuera su hijo delante de esas personas.

No debí, pero sonreí por ello.


• • •

—Solo me fui por cinco minutos a comprar comida para los caballos, solo cinco minutos. Y te encuentro así, todo golpeado y llorando. —chille más fuerte cuando Seok limpio la sangre de mi nariz—. No puedo creerlo. —comento molesto, el se encontraba de cuclillas frente a mi, baje la mirada aún con los ojos llorosos, el sacudió mi ropa, limpio el resto de mis heridas, sollozé mientras el me colocaba un vendaje sobre mi cabeza—. Ya, ya, no llores. Ya pasó, ¿Sí?.

—Du-duele. —incline mi brazo para que viera la fea herida que me habían hecho.

—¿Quién fue que te golpeó?. —su voz sonó grave, me atemorizo oírlo—. Habla, ahora. —ordeno severo.

Mis labios temblaban, aún así, señale la taberna que estaba a unos metros de nosotros—. Unos ti-tipos querían robarse los caballos y yo... yo sé los impedi, entonces me golpearon. —le conté, Seok me miraba tranquilo, aunque tenía las manos empuñadas.

—¿Ellos están ahí?. ¿Cuántos eran?. —me pregunto lo más tranquilo.

—Si... eran se-seis. —el se puso de pie, sacudió sus ropas.

Le mire remangarse la camiseta, trono los huesos de su cuello, agitó su mano, después se dio la vuelta—. Ya vengo, espérame aquí. —ordeno.

—¿A donde vas?. —el no respondió, solo lo vi entrar a la taberna.

Me alarme, quise correr y auxiliarlo pero yo solo era un niño tonto que no sabía como defenderse.
Empecé a llorar de la impotencia, no quería que lastimaran a Seok por mí culpa, ellos eran seis, y Seok no podría contra ellos...

Un ruido estruendoso me hizo saltar de susto, mire al frente como uno de los tipos que me habían golpeado salía volando de la taberna y dentro de ella, se empezaron a oir gritos alarmantes y cosas rompiéndose, la gente del interior salió huyendo y gritando cosas incoherentes.

—¡Un demonio, un demonio!. —grito un hombre que pasó a mí lado.

Otro tipo salió disparado del interior, después otro y luego otro y otro.

La calle quedó en silencio, los mismos tipos tirados en el suelo, luchaban con todas su fuerzas por ponerse de pie, escuché pisadas fuertes aproximarse, me quedo pasmado cuando ví a Seok salir de la taberna, traía a rastras al líder de los  tipos, lo sostenía del cuello.
Seok tenía la mirada oscura, casi mortal, como si fuese un pequeño objeto, el tiró al hombre junto a los otros.

Seok se cruzó de brazos, y... de su espalda se dejaron ver tres colas de color rojo sangre con relieves negros.

¿Qué... eran esas colas?.

—Ustedes —incluso su voz, sonaba distorsionada—, ¿Lastimaron al niño de haya? —me señalo, los sujetos temblaron cuando me vieron. No pudieron decir nada a excepción de uno que se atrevió a retarlo al decir:

—¿Y que si lo hicimos?. —esa simple pregunta, fue lo que hizo que la ira de Seok explotara.

Recuerdo perfectamente que Seok camino lentamente hasta estar cara a cara del tipo, y con una sonrisa macabra, las colas negras le arrancaron los brazos al tipo.
La sangre escurrió en el suelo, la gente empezó a gritar y yo, no hice nada más que ver.

Los otros cinco hombres, empezaron a gritar y suplicar perdón, Seok agitó sus colas como si nada, su sonrisa perversa me hizo sentir mal, me asusto, empecé a llorar, porque sabía que el iba a matarlos.

¿Cómo osas tocar al hijo del Dios Demonio?. —rugio.

No comprendí sus palabras, pero eso no me hizo dudar en ningún momento. Yo corrí para interferir que matará a alguien.

—¡Ya, para, para por favor!. —suplique. Seok pareció regresar en si. Me miro alarmado cuando se dio cuenta de lo que había hecho.

—Niño... —susurro, sacudió su cabeza y miro las colas que sobresalían de su cuerpo, el las sacudió y estás se ocultaron.

—No mates a nadie, por favor no. —rogue entre llantos.

Le vi suspirar, le vi apretar sus manos y también murmurar un insulto.

—Ven, es hora de irnos. —no me dio tiempo de responder el solo me cargó en sus brazos y corrió a toda prisa a la carreta, la gente no impidió que nos fuéramos, de hecho nos hacían paso, los caballos corrieron a toda prisa. En ningún momento Seok me soltó de sus brazos, yo temblaba de miedo a tan solo recordar la sangre esparcida por todas partes.

Cuando ya estuvimos lejos de ese lugar, fue cuando el hablo.

—Basta, ya no llores, no hay nada que temer. —persuadio.

—¿Qué son esas colas? Me dieron miedo. —confese, en ningún momento me aparte de su abrazo.

Seok no respondió al momento, se tomo su tiempo para decir:— Es mi poder, solo eso. —no le creí.

—Mentiroso.

—Tu también eres un mentiroso. —le golpee el pecho, el suspiro—. Creo que, tu sabes quién soy yo.

—No, no lo sé. Dices ser un granjero, pero, pero...

—Pero no lo soy, ¿Eso intentas decir?

—¿Entonces, quien eres?. —me atreví a verlo, Seok miraba el cielo con calma, tenía esa sonrisa como de costumbre en su rostro.

—Soy... ¡Un fantasma, ñaca, ñaca!. —empezo a hacerme cosquillas, empecé a reír como loco, mientras intentaba huir de sus cosquillas.

—¡Ya, para, para tonto!.

—De acuerdo, de acuerdo. —de nuevo acarició mis cabellos, lo mire fijamente.

—En serio, ¿Quién eres?. —pregunte de nuevo.

—¿Y quién eres tú?. —bufé.

—Yo soy Jin y solo Jin. —conteste.

—Pues yo soy Seok y solo Seok. —contesto el.

—Mentiroso. —lo escaneé de pies a cabeza, el se encogió de hombros restandole importancia—. De casualidad, ¿Eres... —trage pesado, empecé a comprender algunas cosas, su extraña aparición en mi viaje, sus historias del mundo, sus consejos, la forma en que sus ojos me miraban y sus poderes—, el Dios Demonio?. —senti una corriente eléctrica por mi espalda cuando el se digno a verme, parecía aburrido de mis preguntas.

—Estamos a punto de llegar a Belion, a horas de hecho. —fue lo que dijo, mi pecho dolió de repente cuando recordé que nuestro trato era ese. El solo me llevaría hasta la entrada de Belion.

No se porque la idea de ir solo a esa zona muerta me parecía triste.

—Oh. —musite. Baje la mirada a mis pies, aún tenía la venda envuelta en mi muñeca al igual que en mi cabeza—. Supongo que, nuestro tiempo juntos está por terminar.

—Algo así. —comento mientras guiaba a los caballos.

Suspiré abatido, me recosté sobre el marco de la carreta, al parecer, yo tendría que seguir solo el resto de mi viaje.

Y Seok, no respondió ninguna de mis preguntas.

• • •

—¿Quién es JianGu?. —pregunte en lo que guardaba mis cosas en un bolsón.

Seok detuvo sus movimientos por un momento, me miro y después suspiro.

—Era mi esposo. —contesto el.

—¿Y eres el Dios Demonio si o no?. —volvi a preguntar, el volvió a suspirar.

—Soy Seok nada más.

—¿Y tu esposo, JianGu, era también un demonio como tú?.

—Basta. —ordeno, yo lo ignore.

—¿Entonces, oiste mis súplicas y por eso apareciste de la nada ese día?.

—Eso me hace recordar que me prometiste pagarme al finalizar el viaje. —extendio su mano—. Anda, paga ahora, el viaje termino.

Gruñi mientras sacaba las monedas de mi bolsillo, de muy mala gana se las di, el solo las guardo sin contarlas.

—No has respondido a mis preguntas.

—No tengo porque hacerlo.

—Si estás a la defensiva quiere decir que son ciertas. —deduje convencido.

—Dices cosas raras. —comento, mire como empezaba a alistar su carrera para irse, sentí que me pondría a llorar cuando dijo:— Bien, nuestro viaje juntos termina aquí, mi casa queda por haya, en el distrito más odiado de mi reino, mi amado, Efernal. —dijo divertido—. El tuyo debe ser hacia la zona de por haya. —señalo al norte.

—Sí, así es. —no dije otra cosa. Solo mire como el se subía a la carreta, tomo las riendas de los caballos, miro al frente pero no avanzo.

Di un paso atrás, debía irme ya, había gente esperándome en la propiedad que mi padre había comprado para tenerme protegido. Debía ir con la gente que se supone me esperaba, pero... ¿Y si no había nadie? ¿Y si no había tal propiedad? ¿Y si no había nada?.

¿Qué se supone que debía hacer?.

—Fue un gusto viajar contigo, pequeño viajero. —dijo Seok, movió su sombrero en forma de despedida.

—Sí, fue un gusto también, viejo idiota. —conteste grosero. Seok río.

Ten cuidado en el resto del camino... Adiós. —no pude contestar.

Adiós.

Adiós.

Adiós.

No, yo no quería que se fuera, no quería que me dejara. No quería estar solo, yo, no quería que el dijera adiós.

Mordí mis labios, apreté mi manos, de ellas las llamas de fuego se expandieron, una lágrima silenciosa resbaló por mi rostro cuando supe que me quedaría solo.

Papá antes de morir me había dicho, que viviera mi propia vida, que olvidará el pasado, que avanzará al futuro.

Yo no quería ser débil, no quería ser una carga, no quería ser odiado.

Yo quería ser fuerte, quería ser alguien a quien le pidieran ayuda, quería ser amado.

La carreta de Seok empezó a andar, el me regaló una sonrisa triste, sus ojos estaban algo rojos.

Cuando él estaba a unos metros ya alejado de mi, yo, reaccione.

—No... No, ¡No, no te vayas, por favor, no te vayas, no me dejes!. —corri detrás de él, las lágrimas corrían por mi rostro, sentí un brote de alegría cuando el se detuvo.

Seok bajo de la carreta, pude notar que se limpiaba las lágrimas de sus propios ojos, después, volteó a verme, sonrió lo mejor que pudo—. ¿Qué pasa enano, olvidaste algo?. —bromeo.

Negué con un puchero en los labios.

—No quiero irme. —solloze al decirlo, cerré los ojos—. ¡No quiero estar solo, ya no quiero estar solo! ¡Ya no más, duele mucho!.

—Creí... qué tenías a donde ir. —murmuro en bajo.

—No quiero ir ahí, no confío en que haya alguien en ese lugar. Estoy seguro que no hay nadie. —mi cuerpo temblaba, luchaba porque no me arrepintiera de decir lo que estaba por escapar de mis labios, tuve duda por un instante, pero, note que Seok estaba esperando a que yo terminará a hablar, eso significaba que el, quizá esperaba que yo le pidiera...— Quiero ir contigo.

Seok dejo salir todo el aire que retenía, se toco el pecho, respiro más tranquilo, parecía como si se hubiera quitado un peso de encima.—. Que alivio, maldita sea, que alivio oír eso. —cerro sus ojos, medito más de algo—. Temía que si seguías con tu viaje terminarías pereciendo como el destino me había dicho, estoy feliz; feliz de que no sea así. —no entendí nada de lo que dijo. Seok se subió a la carreta, mi pechito dolió pero antes de que llorará el dijo:— Vamos, ¿Qué estás esperando? Sube, es hora de ir a casa.

Sonreí, mi sonrisa fue tan grande que me dolió el rostro. Corrí hasta los asientos, y sin pensarlo tanto me tiré encima de él para darle un fuerte abrazo, el cual, él no tardó en corresponder.

—Prometo no ser un dolor de cabeza.

—Ya eres un dolor de cabeza.

—Pero, intentaré no serlo tanto. —prometi.

Seok hizo que lo viera, el sonreía satisfecho, de la nada, el me dio un besito en la frente, acarició de nuevo mi cabeza—. Y yo intentaré ser un buen padre para ti. —mis mejillas ardieron, mis labios temblaron y solo pude abrazarlo más fuerte—. Ambos somos dos almas solitarias, tu necesitas un padre y yo a alguien a quien proteger. Supongo que es justo. —comento el con la voz algo débil—. Supongo que... después de todo, por fin puedo cuidar del hijo que no pudimos tener, JianGu. —el miraba al cielo, le hablaba a alguien que no estaba presenté—. Pero bueno, es hora de ir a casa.

—¿Dónde dices que vives?. —interrogue mientras me acomodaba mi rostro sobre su pecho para dormir.

—En Efernal, el peor distrito de Belion. —eso sonaba mal.

—Uh.

—Pero prometo que te gustará, digo, tiene sus lados malos, pero también tiene cosas buenas.

—Eso no tiene sentido, solo intentas decir que es un lugar horrible.

—Mirale el lado bueno, aprenderás a defenderte en un lugar así, buena falta de hace, he.

—Idiota. —murmure.

—Te enseñaré defensa personal y también a dominar tus elementos. Todo buen guerrero debe saber eso. —asenti de acuerdo, el sueño estaba por ganarme.

—Bueno. —dije.

—Con el tiempo, espero puedas llamarme papá, sería bonito.

—Sería bonito. —afirme.

—Y se que no te gusta tu nombre. —abrí un poco los ojos, solo pude observar su sonrisa—. ¿Qué te parece cambiarlo?. —me encogí de hombros.

—Esta bien. —después de todo solo era un nombre, el nombre de mi fallecido padre, el cual me dijo que incluso olvidara mi propio nombre.

—¿Qué tal, SeokJin?. —ese sonaba bien.

—¿Seok por ti y Jin por mi?. —pregunte admirado.

—Sip, ¿Te parece? Es un nombre bonito, te queda bien.

—Me gusta, ¡Me gusta SeokJin!.

—De acuerdo, entonces desde hoy, eres SeokJin, mi hijo. Habitante del reino de Belion, en el distrito más odiado de todos, Efernal.



















Presente.

NamJoon permanecía con una tenue sonrisa en su rostro, abrazaba con gran cuidado el pequeño cuerpo de KiungSoo, me observaba a mi con gran admiración y cariño. Eso me hacía sonrojar.

—Me hubiera encantado conocer a tus dos padres. —me sonroje—. Puede que uno haya sido un tirano con su pueblo, pero te amo y protegió a su manera, el otro te enseño el camino correcto en la vida y te dio el amor y comprensión que necesitabas. Por eso, ambos fueron admirables.

—Aún así, yo odie a mi padre biológico sin razón alguna, mis recuerdos se volvieron borrosos y quizá yo me engañaba por temor a recordar las cosas que me daban tristeza. —comente distraído.

NamJoon permanecío a mi lado, me tomo de la mano y dejó un beso en ella.—. No importa Jinnie, como te dije, lo importante es quien eres ahora. Y yo, estoy muy agradecido de que me hayas tenido la confianza para contarme todo, de verdad gracias.

—Eres mi esposo, mi familia. Y no quiero tener más secretos entre nosotros. —afirme—. Por eso, te lo he contado, para que seamos una pareja sólida, por nosotros y por nuestro hijo.

—Lo sé. —respondio mi rubio con tranquilidad, después me miro de reojo y dijo:— ¿Quizá Rossean es...?

—Quiza, no lo sé. —no quería hablar sobre ese otro tema, después de todo el lazo de unión entre ella y yo estaba roto, no se que sucedería y la verdad, ahora lo único que quería era estar con NamJoon y KiungSoo, con nadie más.

—Preocupemonos por eso mañana, ¿Te parece?.

—Me parece.

—Ahora, solo quedemos aquí, acurrucados a las sábanas disfrutando de la comodidad.

—Eso suena agradable. —me acerque hasta quedar pegado por completo a su cuerpo, cerré los ojos gustoso, el olorcito de mi bebé me ponía tranquilo y la cercanía de mi esposo me traía paz.

—Por cierto, te quiero, Kim SeokJin. —dijo de repente NamJoon, mi cuerpo quedó completamente helado, mi corazón empezó a martillar en mi interior, mis labios temblaron.

Podía sentir el aire pesado de mi esposo, eso significaba que estaba nervioso a la espera de una respuesta, que no tardó.

—Yo, también te quiero, Kim NamJoon. —confese con la cara ardiendo de pena—. Te quiero y mucho.

El río risueño, me apretó a su cuerpo mientras yo también reía algo torpe por nuestras confesiones.

—Soy feliz.

—Yo también —respondi—. Te quiero, no lo olvides. —le volví a decir solo para que haya quedado claro.

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...................(1)....

Este capítulo tiene casi 10 mil palabras, por eso tarde tanto en publicarlo.
Por fi, si ven algún error ortográfico, me avisan. Gracias.

Espero les haya gustado este capítulo super largo. Ji, Ji.

Para aclarar su duda, Seok si era el Dios Demonio, el respondió a la súplica se Jin cuando era niño, el solo lo ayudaría a llegar a su destino que era la zona muerta, y pues, Seok se encariño de Jin y por eso decidió cuidarlo como a su propio hijo, JianGu era algo así como el alma gemela de Seok, que murió intentando dar a luz a su bebé, el cuál murió junto a su papá, la reencarnación de ese bebé, viene siendo Jin, por eso también Seok, (el Dios Demonio) decidió ayudarlo de niño, también tuvo una oportunidad de ver crecer a quien venía siendo su hijo en una vida pasada.
Seok murió cuando Jin tenía 21 años, ya que su alma no podía estar tanto tiempo entre la vida terrenal, por eso tuvo que regresar a su mundo, el reino espiritual. :)

Espero se haya comprendido la explicación.
Wuan Quidox 🍁.

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