|Capitulum XXl|
NamJoon.
—Honestamente, no entiendo como puedes hacer eso en tu estado. —le dije al pelinegro a mi lado, a SeokJin poco le importo, el siguió tejiendo más de algo con gran concentración, preferí guardar silencio al verlo tan tranquilo a mi lado, se supone que el debía estar dentro del carruaje para estar más cómodo. Pero no, había insistido tanto que termino sentado a mi lado, mientras yo dirigía a los caballos.— Creo que está haciendo más frío de lo normal, deberías entrar y ponerte algo abrigador.
—Deberia, pero la verdad no quiero. —contesto el sin apartar la mirada de esa cosa que tejia. No entiendo que le sucede, anda de mal humor desde hace un par de días, y no, no tiene nada que ver con su embarazo, el mismo lo dijo, pero bueno no le entiendo en algunas ocasiones.
—Cariño, hazme caso por favor. —le pedí con voz tranquila, SeokJin me miro por sobre su hombro, tenía la mirada sería, tan seria que trate de sonreír un poco para aligerar la rara tensión que él estaba creando.
—No me des órdenes, Kim. —dijo de nuevo con esa voz molesta.
—Anda, adentro estarás más cómodo. Mira que incluso está empezando a nevar y la verdad no quiero que te enfermes.
—Ya te dije que no quiero estar dentro del carruaje. Y no, y no. —aprete las correas de los caballos, hace unos meses deje de hablarle tajante para mejorar nuestra relación, pero habían veces en las que quería gritarle de groserías.
—SeokJin, piensa en el bebé, cariño. —mi pelinegro dejo de tejer, exclamó de una manera extraña, incluso frunció el ceño.
—No quiero estar adentro. —aprete más las correas, se estaba creando hielo en ellas. De verdad que me estaba enojando con su actitud.
—Le puede hacer mal al niño, entiende que es por el bien de ambos, intento decirte que...
—¡No quiero ir dentro y no lo haré, no me des órdenes! —grito el.
Bien, hasta ahí llego mi paciencia.
Detuve el andar de los caballos, no le dije absolutamente nada al principio, solo baje del carruaje para poder abrir la puerta. No le mire, no lo hice porque soy debil ante sus berrinches.— Adentro, ya. —ordene sin mirarlo.
—¡No voy a obedecerte!.
—¡ENTRA YA! —el silencio reino por largos segundos. Le había gritado, era la primera vez que le gritaba y me odie por eso. SeokJin se bajó de la parte delantera del carruaje, no me miro, el solo entro sin dirigirme la palabra. Aún así alcance a mirar un par de lágrimas resbalar por su rostro.— Cariño... —intente tocar su mano, pero se me adelantó y cerro de un portazo la puerta en mi cara.
—¡Te detesto! —sollozo el desde dentro. Tuve que aguantar las ganas de entrar y pedirle una disculpa, pero el empezó, no todo el tiempo va a conseguir lo que quiere. El invierno empezó y no quiero que él y el bebé se enfermen.
Con aquel dolor punzante en mi pecho, y los sollozos poco audibles de mi esposo emprendí de nuevo el viaje. Estábamos a dos semanas de llegar a nuestro destino.
Pero primero, teníamos que hacer una última parada.
[•••]
Toque un par de veces a la ventanilla que estaba al frente del carruaje, llevábamos horas sin hablar, y la verdad es que extrañaba que al menos me insultara.— Basta, deja el berrinche. —le pedí con un poco de cautela.— Se que me escuchas así que igual hablaré. —silencio fue lo que obtuve.— Te comenté hace unas semanas de cierta mansión que está por acá —empece diciendo—, te dije que haríamos una parada ahí para pedir unas cosas, las personas de ese lugar ya saben que llegaremos. —le recordé a mi pelinegro, si, estaba enojado aún pero que más da— La cuestión está, en que debíamos haber llegado ahí hace cuatro días. —medio pude escuchar un insulto a mi persona departe de él.— Como sea, en unos minutos estaremos ahí, te aconsejo que te vayas preparando para bajar. Sé que estás escuchado SeokJin.
Gruñi, detestaba esa actitud que tenía cuando le decía algo que no le gustaba. Si no fuera mi esposo yo honestamente ya lo hubiera castigado de la peor manera por comportarse así conmigo y por faltarme al respeto todas las veces que se le daba la maldita gana.
Pero esos pensamientos se borran al solo verlo sonreír o cuando me abraza tímidamente, es mi esposo, mi complemento y por eso tenemos diferencias. Solo que a veces, no sabemos cómo resolverlos y terminamos discutiendo como ahora.
Mire a unos metros delante, la entrada a una propiedad en medio de la nada, guíe a los caballos a la parte derecha donde se encontraba el lugar, un camino de rocas pequeñas apareció a mi vista, mire a mis costados a algunos campesinos trabajando por ahí, seguí directo hasta llegar a la entrada de un pequeño jardín decorado de árboles pequeños. Uno de los trabajadores al verme corrió rápidamente dentro de la mansión para avisarle a los dueños de quien había llegado.
Cuando estuve frente a la gran casa, pude admirar que seguía viéndose igual que siempre, un lugar siniestro con aires de vejez. La nieve tapaba gran parte del techo del lugar, al igual que las fuentes de agua yacían congeladas por la temporada. Baje del carruaje para poder abrirle la puerta a mi esposo, toque a la puerta pero de nuevo fui ignorado.— SeokJin, no empieces por favor. —suplique. Me estaba cansando de su comportamiento. Aún así, el pareció razonar un poco y abrió la puerta— Al fin. —le dije de mala gana. El ni me miro, estaba más entretenido mirando todo, pero, tenía el ceño fruncido y sus ojos hinchados producto del llanto.
—Que lugar tan deprimente. —hablo él. Me sorprendió que dijera eso, pensé que le gustaría.
—¿Que haz dicho?. —le pregunté, SeokJin se cruzó de brazos mirando a otro lado. Abrí la boca para decirle que dejara de actuar así, pero una voz femenina intervino.
—¡Oh, Príncipe NamJoon! ¡Que dicha por fin tenerlo aquí!. —me di la vuelta, sonreí por cortesía a la dama que camino con una radiante sonrisa hasta nosotros.
—Leidy Jihyo. —le hice una reverencia que ella devolvió educadamente.— Es un gusto verla de nuevo después de varios años. —ella sonrió un poco, llevo su atención al pelinegro que estaba a mi lado, el le miro serio, aún así hizo un asentimiento de cabeza.
—Un gusto. —mierda SeokJin, le mire retador, al menos debería de disimular un poco su enfado. Le sonreí nervioso a la mujer frente a mi, ella miraba con molestia a SeokJin, claro, el acababa de bueno, ignorarla.
—Un gusto supongo también. Príncipe Efernal. —dijo ella.
Mi esposo no dijo nada, sin embargo una sonrisa soberbia se instaló en su rostro.— Pasen por favor, deben estar cansados después del largo viaje que han tenido. —Tome de la mano a mi esposo aún si el no quería, sabía perfectamente que ser llamado príncipe Efernal era algo que le molestaba, no porque sonara mal, sino porque le daban a recordar de dónde venía. Lo hacía sentir inferior, o eso intentaban las personas, por suerte SeokJin siempre tenía como dejar boquiabiertos a todo aquel que intentara menospreciarlo.
—Solo intenta no decir algo más, ignora lo que digan. —le pedí en bajo, ambos caminábamos detrás de la mujer que vivía en esa mansión.
—Mgh. —musito de mal humor, apreté mi agarre en su mano, no me gustaba pelear con el, pero de verdad que se está pasando.
—Adelante, por favor. —dijo ella. Ambos entramos al interior del hogar, y como recordaba, seguía siendo un lugar demasiado excéntrico a mi gusto. La seguimos hasta llegar a la sala principal, donde su esposo o bueno su actual esposo permanecía leyendo más de algo, acompañado de sus dos hijas.— Por favor, saluden al príncipe NamJoon... ¡Oh! Y a su esposo. —escuché una pequeña risa sarcástica de SeokJin, las personas ahí presentes nos miraron de pies a cabeza.
—¡Un gusto de verlo de nuevo majestad! —dijeron ambas chicas, ellas sonrieron con burla, no saludaron a SeokJin.
—Un gusto verlo de nuevo, Príncipe, y un gusto a usted también, príncipe SeokJin. —al menos el esposo fue cordial.
Leidy JiHyo se sentó al lado de su esposo, nos sonrió de nuevo. Esta vez parecía mirar a mi pareja con indiferencia, esto me estaba molestando.— Un gusto. —fue lo que respondí.
—Esperabamos su llegada hace unos días, pero han llegado tarde. No es propio de usted majestad. —hablo la dama.
—Me disculpó por eso, tuvimos que hacer un par de paradas por el estado de mi esposo.
—¡Oh! Comprendo. Aún así, no es propio de usted como ya dije.
—Me disculpó de nuevo, como ya dije. —le conteste, la verdad era que un favor le estaba haciendo al venir a recoger lo que se supone ella debe llevar. Sabía perfectamente que su precencia en el reino no era bien vista, no después de lo que había hecho, así que no le quedaba de otra que obedecer a la orden de mi padre de pedirle a JiHyo que devolviera esa cosa que aún tenía en su poder.
—Como sea, es normal que sucedan estas cosas, ya que usted se casó con alguien de la clase más baja del reino supongo que se le ha pegado algo de malos modales.
—Que mujer tan desagradable. —mire horrorizado a SeokJin, él había dicho eso con tanta molestia.— Repugnante, mejor dicho. —aclaro.
Jihyo tenía el rostro enfurecido, mi esposo le había insultado, mejor dicho devuelto el insulto de otra manera— ¡Ja! Era de esperarse, nada más porque es el esposo del siguiente rey se comporta de esa manera tan abusiva.
—La única abusiva aquí es usted, que no se le olvidé que también yo seré el rey. —no sabía que hacer, por un lado quería pedirle a SeokJin que no siguiera, y por otro lado, quería ver hasta dónde llegaba.
—¡Pues que rey tan irresponsable será, si siendo apenas un príncipe llega tarde!. —grito toda alterada. Mi esposo rió de forma sarcástica, toco su vientre a la vez que el dijo:
—Un príncipe nunca llega tarde, los demás llegan muy temprano, permiso plebeyos. —dijo con esa mirada altanera que tenía cuando algo no le gustaba, el simplemente dejaba a relucir su carácter tosco con todos. Y el más perjudicado terminaba siendo yo. SeokJin camino directo a la salida ignorando a todos los presentes.— Y apúrate NamJoon, este lugar apesta a animal muerto.
—SeokJin... —murmure sintiendo la vergüenza subir por todo mi rostro, todos en la los presentes lo miraron con rostros de consternación. Incluso la mujer que le hablo mal. Suspiré incómodo, en gran parte, el tenía el derecho de hablar como se le diera la gana, porque como había dicho, el también sería rey de Belion al lado mío.— Será mejor que nos retiremos. —comente— Le pido por favor me entregué el encargó que va dirigido al reino, yo en persona se lo daré al rey SeHun.
—Si... —susurro ella, se levanto de su lugar, busco entre los cajones de la sala aquel objeto importante. No le dirigí la palabra a sus familiares, en gran parte porque a mí también me desagradaban.— Acá tiene Majestad. —recibi el pequeño baúl, al igual ella colocó una carta encima del mismo, mire el nombre del destinatario, no pude evitar mirarla mal, ¿Cómo se atrevía a enviarles una carta después de lo que les hizo?.— Con todo respeto, su esposo es un maleducado, debería de darle un castigo para que aprenda a respetar. Quizá una bofetada sirva. —ahora fui yo quien enfureció ante ese comentario.
—Y yo le respondo con todo respeto, Leidy JiHyo, debería de medir sus palabras, porque está hablando de mi esposo, bien puedo mandarla a colgar por haber dicho eso. —tome el baúl y le devolví la carta—, a la que deberían de abofetear para que aprenda a tener la boca cerrada es a usted. —la mire mal, ella cerro la boca consternada. Miro la carta que le había devuelto— Y sobre todo, no voy a ser su mensajero, creo que no entiende que la familia Min no quiere saber nada de su persona. Con permiso, que tengan buen día. —me di la vuelta y salí de esa mansión como había dicho mi esposo, deprimente. Cuando salí, mire a SeokJin sentado dentro del carruaje, bostezaba con aburrimiento, cuando me vio salir hizo una mueca. No le dije nada, solo abrí la puerta puse el baúl en uno de los cajones, mi tierno esposo embarazado me miraba esperando algo. Yo solo cerré de nuevo la puerta, por la ventana le miré arrepentido— ¿Cariño? —le llame, él hizo un pequeño puchero cuando me vio. Solo acorte toda distancia entre ambos, lo bese tan necesitadamente, suspiré cuando me separé.— Lo lamento, sé que estuve mal. Perdona a este idiota por todo lo que te hice pasar hoy. —el no respondió, aún así tenía un pequeña sonrisa— no olvides que eres mi príncipe y lo más importante para mí.
—Lo lamento yo también, me pase un poquito contigo. —susurro todo rojito.— Y tú también eres lo más importante para mí. —bese su mejilla con dulzura, el río dulcemente.
—Vamonos de este lugar.
—Vamonos. —dijo. Sonreí por qué de verdad que SeokJin era mi todo, y no me gustaba estar enojado con el. Me había vuelto tan dependiente de él.
Me subí al carruaje y emprendí de nuevo el viaje.— ¿No vamos a volver aquí, cierto?. —pregunto desde dentro.
—No, claro que no lo haremos. —todos los lazos con esa mujer estaba por fin rotos. Y esperaba así se quedará, no la podía perdonar después de lo que le había hecho a uno de mis mejores amigos. No, nunca la perdonaría.
[•••]
—Acamparemos aquí, ¿Te parece?. —le pregunté a SeokJin, el estaba sentado en la gradas del carruaje, acariciaba su vientre mientras miraba hacia el cielo.
—Sí, está bien —contesto un poco cansado.— ¿Pusiste las trampas?. —asenti mientras colocaba un poco de leña cerca de donde pondría la fogata.
—Claro, no quiero que nos embozquen de la nada, ¿Me harías el favor?. —señale la leña, mi pelinegro extendió su mano tan solo chasqueo sus dedos y una pequeña llama se formó en su mano, la cual lanzó a donde estaba la leña haciendo que la fogata se encendiera— Gracias cariño.
—No hay de que. —me contesto, reí un poco. Ambos nos mantuvimos en silencio unos minutos, yo arreglaba un par de cosas con el carruaje, mientras SeokJin picaba unas verduras para poder cocinar algo lijero.— ¿Quieres patatas fritas para la cena?.
—Claro, suena delicioso.
—Tu dices eso cada que te pregunto que quieres de comer.
—Es porque todo lo que cocinas es delicioso. —SeokJin murmuró más de algo, el estaba en su mundo, preparando la cena con una sonrisa, yo intentaba leer mejor el mapa y buscar un atajo más fiable para llegar antes a nuestro destino.
La noche había llegado, y como estábamos en un lugar donde no había ni una sola casa cerca, en medio de la nada donde sólo la luz de las brillantes estrellas y la luna alumbraba.— La cena está lista, Nam. —me aviso.
—Enseguida voy.
—Apura que se enfría.
—Lo sé, lo sé. —me di la vuelta para sentarme al lado de él en la fogata, bufé un poco al ver que el ya estaba comiendo como si nada, seguía viendo hacia el cielo.— Gracias por esperarme. —dije con sarcasmo.
—De nada. —me respondió. Negué como siempre, no podía contra el, era casi que intocable. Preferí no decirle nada, agradecí por los alimentos y empecé a comer, la boca se me hacía agua, la verdad era que SeokJin cocinaba exquisito, cualquier platillo por más sencillo que se viera siempre tenía buen sabor— ¿Sabías que antes la luna estaba más alejada del planeta?. —pregunto él de la nada.
—Mgh, bueno escuché eso alguna vez, no estoy seguro. —conteste.
—Cuando el planeta era llamado tierra, se decía que la luna estaba muy, muy lejos de nosotros. A miles de kilómetros y que incluso los humanos llegaron a ella. —dijo con una sonrisa diminuta— Pero, ahora que el planeta es llamado Eternal y los humanos se extinguieron, la luna está más cerca de nosotros, a pocos kilómetros. Pero aún así, nadie se ha atrevido a ir.
—¿Por qué dices eso?.
—Uh, bueno, se dice que la luna es débil y que si alguien la pisa de nuevo puede terminar por destruirse —ambos miramos hacia aquella gran Luna. Era cierto, estaba más cerca, tan cerca que quizá si se podía llegar a ella con más facilidad.— Según los sabios, no está bien que vayamos, la luna es sagrada y solo se debe apreciar de lejos.
—¿Cómo sabes todo eso cariño? —me causaba tanta intriga que supiera tantas cosas sobre nuestro mundo.
—Bueno —me miro, sus ojos brillaban, mucho más que la Luna—, en el distrito Efernal fui criado por un anciano, el me contaba esas historias todas las noches después de haber entrenado arduamente durante el día. —mi expresión de sorpresa no se hizo esperar. SeokJin tomo mi mano, entrelazó sus dedos a los míos— Durante mi infancia y adolescencia escuché tantas historias de él, todas interesantes, así fui aprendiendo todo lo relacionado a Eternal y quién nos había salvado de casi extinguirnos. —el brillo en sus ojos se apagó un poco— Pero el murió cuando yo tenía veintiún años, lo extraño sabes. —sus ojos se cristalizaron— Aún cuando yo no llevará su sangre, me crío como a su hijo. Él fue mi papá y el único que tuve. —senti que esas palabras tuvieron un doble sentido, pero lo deje pasar. Apreté más el agarre en nuestras manos, SeokJin volvió a sonreír.
—Fue un padre muy sabio el que tuviste entonces SeokJin.
—¡Oh! Claro que si. —menciono orgulloso— Me enseño todo lo que se, absolutamente todo.
—¿Incluso como ser un cascarrabias?.
—Claro esposo mío. Hasta eso. —me guiño un ojo— Aprendí a pelear, a como dominar mis habilidades, aprendí de todo un poco a su lado. Sabes que es lo gracioso, que todos pensaban que si éramos padre he hijo, decían que éramos muy parecidos físicamente y en caracteres también.
—Me hubiese gustado conocerlo.
—A él no le hubieses agradado. —entrecerre los ojos.
—Pero soy el príncipe de Belion.
—Pero el era mi padre, y a ningún padre le agradaría conocer al pretendiente de su pequeño hijo. —bueno, tenía razón.
—Entonces, creo que el me hubiese matado antes de dejar que tú y yo nos casaramos.
—No, tampoco te pases. —explotamos en carcajadas por las estupideces que decíamos. Me acerqué a SeokJin hasta tenerlos entre mis brazos y así poder sentir su cuerpo más cerca del mío. Cerré los ojos disfrutando mucho en como éramos muy parecidos. SeokJin dejo de reír, sus manos se aferraron a mi chaqueta, los dos nos envolvimos en un momento muy intimo.
—SeokJinnie. —le dije con cariño.
—NamJonnie. —me respondió de la misma forma, adoraba eso.
—Se que te puedes molestar, pero debo preguntar, ¿Por qué andas tan quisquilloso últimamente?. —lo sentí tenzarse, apretuje más su cuerpo al mío, siempre procurando no lastimar su vientre— ¿He hecho algo que te moleste, o te incomode?.
—No, no es eso Nam. —respondio bajo— Es solo que yo, me siento culpable.
—¿Culpable, por qué?. —su mirada apagada y su sonrisa forzada me molestaron, no me gusta que esté triste, mucho menos si es por mi culpa.
—Es que tú... eres muy honesto y sincero conmigo y yo, soy tan reservado y frío que me siento culpable por no contarte más de mi. Yo, quiero hacerlo pero no encuentro las palabras correctas para empezar. —apreto más sus manos a mi chaqueta, lo pude comprender, sé que le cuesta abrirse conmigo, ser más sincero y todo eso.
—No te sientas así, no lo hagas SeokJin. Escucha, sé que te es difícil, por eso mismo no insisto en que me cuentes tu pasado. Saldrá de tu corazón hacerlo, esperaré lo que sea necesario, no importa yo estaré ahí para ti. No te culpes.
—¿De verdad no te molesta?.
—No, no me molesta Kim SeokJin. —respondi honesto— Solo no seas tan cruel conmigo... eso sí me duele.
—¡Oh y tú! —me apunto con su dedo— No me lleves la contraria entonces.
—Eso si que no, cuando yo no esté de acuerdo contigo te lo diré, siempre será así.
—¡Uh! Molesto, bueno no importa. —comento el más calmado, recostó su rostro en mi pecho, la calma nos inundó de nuevo, eso era algo que me encantaba de nosotros. Siempre solucionamos nuestros problemas hablando.— Por cierto Kim, ¿Quién era esa tipa de la mansión?.
—Ella, ¿Mgh? —lo pensé por un buen momento— Es una exiliada del reino.
—¿Ah? ¿Tu papá la exilió? Debió hacer algo muy malo para eso. —murmuro pensativo.
—Hizo algo deshonroso para aclararlo mejor.
—¿Qué fue lo que hizo esa mujer tan desagradable? —le mire con diversión. Pero después suspire un poco molesto al recordar lo que hizo.
—Bueno, ella era la esposa del padre de YoonGi. —mi bonito pelinegro me miro sorprendido— Es la mamá de YoonGi también.
—¡¿Qué?! ¿Cómo es que una mujer tan repulsiva dio a luz a un chico tan agradable?. —fruncio su ceño— Mejor dime, ¿Qué fue eso tan malo que hizo?.
—Le fue infiel a lord Min. —SeokJin no supo que decir, lo había tomado por sorpresa de nuevo— ¿Viste al tipo que estaba a su lado? —asintio— Bueno, pues con el le fue infiel. Lo más incómodo de la situación fue que ese sujeto y el padre de YoonGi eran mejores amigos al igual que mi padre. Por eso papá les perdono la vida y solo los exilió a ambos.
—Vaya, eso debió afectar mucho al papá y a YoonGi.
—No lo creo, JiHyo y lord Min no eran un matrimonio feliz. Cuando YoonGi nació ella nunca se hizo cargo de él. Se la pasaba haciendo otras cosas sin importarle su esposo he hijo, no sé mucho del asunto. Pero al parecer lord Min encontró a esa tipa teníendo intimidad con su mejor amigo en su propia cama... Devastador. —dije, algo así de verdad que deja a cualquier persona en una mala situación.
—Si hubiese sido yo lord Min, la hubiera asesinado ahí mismo.
—No lo dudo. En fin, el papá de YoonGi es un hombre muy bueno según mi punto de vista, él le perdonó la vida a la mujer, al igual que su amigo. Creo que el siempre tuvo el presentimiento de que eso sucedería, en fin, YoonGi tenía ocho o nueve años cuando eso sucedió, desde ese entonces él no puede ver ni en pintura a esa mujer. Para el, su mamá siempre ha sido Suran Noona, esa señora es un ángel con YoonGi.
—Debe quererla demasiado.
—Asi es, además, JiHyo nunca pareció interesada en cuidar o querer a su propio hijo. Por eso me descoloca un poco que quiera hablar con el después de estar ausente toda su vida.
—¿Quizá este arrepentída?.
—No creo cariño, ella no parece ser de esas personas que se arrepientan. Solo quiere tener a YoonGi ahí, para cualquier cosa que le beneficie a ella. —comente— Una vez el y JiMin vinieron a verla, y cómo sabes JiMin lee mentes, supo de las intenciones de la mujer. Eso solo termino por confirmar las sospechas de Min.
—Que cosa tan fea. —menciono apagado— YoonGi parece ser alguien muy tierno y confiable, nada que ver con esa tipa.
—YoonGi es como su padre, un tipo frío pero que da siempre cariño y amor a todos los que considera su familia. —el pareció estar de acuerdo conmigo.
—Cierto. —fue lo único que dijo al respecto, el después me miro con seriedad, me tomo un poco posesivo del cuello, beso la parte baja de mi mandíbula sacándome un suspiro— Kim NamJoon, espero nunca en tu vida se te ocurra serme un infiel. —le mire con sorpresa, no me espere jamás eso— Porque yo sí te corto lo que tienes en medio de tus piernas, cariño. —trague pesadamente, por instinto cerré mis piernas mientras él me miraba divertido pero también supe que hablaba muy seriamente sobre eso.
—N-No pienses que y-yo haría algo así. Jamás SeokJin.
—¡Mgh!, ¿Entonces por qué tartamudeas?.
—Cualquier hombre que escuchara una amenaza así tartamudearia por el miedo de perder ya sabes que.
—Esta bien, igual yo solo te aviso. No se te ocurra Kim.
—Ya te dije que no, no haría algo así. —le mire suspicaz— Igual, espero tu nunca me seas infiel.
—¡Juj! ¿Y yo por qué? —pregunto altanero— Si tengo un esposo muy bonito, que además es príncipe y futuro rey, de lindo cabello rubio con piel sexy y mirada caliente que cuando habla me pone muy, muy duro... —puso sus labios muy cerca de mi oído, al mismo tiempo el susurró— Además me folla delicioso.
Volví a tragar pesado, SeokJin sabía cómo tenerme bien sujeto a sus redes— Solo porque estás esperando y porque estás a nada de tener ocho meses de embarazo. Si no, yo realmente te follaria aquí mismo Kim SeokJin. —el rió tan dulce.
—Que lástima Nam, porque no podrás en varios meses. —y era cierto joder.
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...................................(1)....
¡No hay notitas hoy!
Bueno solo una, la bonita portada es regalo de Yazmin, Ahhh está hermosa gracias 💜💜💜
One fuera.
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