|Capitulum XX|
—–¡Espera, espera, espera! ¡Uff, joder, este hijo tuyo patea duró!.
—Tranquilo, solo respira ondo y todo estará bien.
—¡Cállate, tu voz me estresa!.
—SeokJin, no, no vayas a llorar cariño.
—¡No voy a llorar!.
—Cariño, estás llorando ya. —comento el rubio con algo de pena, fruncí el ceño, el dolor de mi vientre era molesto y el solo le importaba que no llorará.
—¡¿Y que si estoy llorando? Tu no eres quien lleva al bebé en su vientre, no sabes lo doloroso que es! —reclame. NamJoon suspiro agobiado, él solo me empujó un poco hacia adelante para poder abrazarme.
—Cariño, estás llorando frente a la plaza de este pueblo, todos te están viendo. —me encogi en su pecho, bueno ahora sí tenía un poco de pena.
—¿Entonces lo compran?. —pregunto una tercera voz. Cerré mis ojos complacido por las caricias que NamJoon dejaba en mi vientre, al bebé parecía gustarle que su papá hiciera eso.
—¿Seguro que no se va averiar en el camino?. —la voz de mi esposo sonaba seria, nada que ver con la voz dulzona que usaba conmigo.
—Claro que durará mi señor, es un carruaje de buena calidad, y si llega a averiarse yo mismo le devolveré su dinero por los inconvenientes. —ese señor sí que sabía vender. Mi esposo asintió, el ya se había serciorado que el carruaje estuviera en buenas condiciones.— Además es espacioso, su esposo estará cómodo en el interior.
—Lo se, por eso lo estoy comprando. —contesto mi rubio— doscientas monedas de plata, ¿Verdad?. —el hombre asintió en afirmación, mi lindo esposo saco de la maleta del lomo del caballo una gran bolsa que contenia dinero, se la paso al vendedor que con una sonrisa la recibió.— Puede contarlas si quiere.
—¡Oh no, no! Confío en usted majestad, le he vendido a su familia por décadas, se que son gente justa y honesta.
—Bueno, entonces hágame el favor de amarrar a los caballos al carruaje. —pidio NamJoon.
—Enseguida mi señor, tardaré un par de minutos, quizá media hora, pueden darse una vuelta por el pueblo o esperar aquí.
—Esperaremos aquí.
—Quiero caminar —le dije solo a él, mi rubio bajo la mirada, le sonreí un poquito en lo que sorbia de mi nariz, él hizo una mueca de no estar muy seguro— Me hará bien, por favor.
—No lo sé, tienes casi siete meses, no quiero que te pongas en riesgo tú o el bebé. —adoraba que fuera atento, pero yo de verdad quería caminar un rato.
—Anda, no va a suceder nada, me hará bien caminar, también tengo hambre. —insisti, le apretuje con cariño, hice un puchero adorable. NamJoon bufó.
—Esta bien, pero solo un par de minutos, no más.
—Con eso es suficiente para mí. —tome su mano con cautela, hace poco me había dado cuenta que a él le incomodaba que hiciera eso en público, así que con más ganas lo hacía solo para provocarlo, NamJoon le dijo más de algo al sujeto que le había vendido el carruaje, no presté demasiada atención.
—Busquemos un lugar donde comer, ¿Te parece?.
—Me parece. —aprete más mi agarre a su mano, él se tenso un poco pero no dijo nada al respecto. Solo caminamos muy lentamente por la plaza del pueblo, algunas personas saludaban a mi esposo como si ya lo conocieran, el devolvía el gesto con un asentimiento ahora incómodo, no entendía y tampoco quería. Pero soy un curioso así que:— ¿Ya habías estado aquí?. —pregunte un poco bajo, el rubio me miro con una sonrisa nerviosa.
—Sí, fue hace años, mi padre y mi madre venían cuando eran jóvenes, una vez vine con ellos. Ya después empecé a venir solo, es el camino que lleva a las montañas sagradas. —asenti ante lo que dijo, pero, sé que oculta algo más.
—¡Oh! Entonces todo tiene sentido. —comente con una sonrisa falsa.
—Sí, es un pueblo de paso muy agradable. —¿Por qué siento que esas palabras tienen doble sentido?. mire a otro lado, no podía enojarme, no, no podía porque apenas y nos estamos conociendo. ¿Verdad?.— Te siento tensó, ¿Sucede algo, te duele el bebé está pateando de nuevo?.
—No, solo tengo hambre. —menti. Lo escuché suspirar.
—Hay una pequeña tienda por ahí, venden comida y cosas de viaje. Vamos.
—Esta bien. —conteste sin ánimos, me ocultaba algo y eso me molestaba, se supone que debemos confiar el uno en el otro, pero él solo, no es que no confíe en el, y se que no soy quien para pedirle explicaciones después de todo yo no le he contado casi nada de mí. Y aunque él no insista en saber, se que quiere.
Solo no se, me pongo un poco celoso eso es todo.
—¿SeokJin?. —levante la mirada, parpadee un par de segundos.
—¿Sí?.
—¿Está todo bien? Llevo hablándote hace unos minutos pero no contestas. —me miro preocupado, incluso el acariciaba mi mejilla con cautela.
—Lo siento, estaba pensando en cosas sin importancia. —rei para apaciguar las cosas, NamJoon dejo de acariciar mi mejilla, en vez de eso, se acercó hasta besarme en los labios, cerré mis ojos disfrutando de la cercanía, incluso mordí y el mordió mis labios, nuestras lenguas se encontraron y de una manera muy provocativa empezaron a jugar entre sí, el beso se volvió más ardiente y no nos importo estar parados en alguna parte del pueblo donde hubieran varias personas. Nos separamos cuando el aire nos hizo falta, sus labios estaban rojizos y un poco hinchados, su respiración estaba acortada. Yo estaba de la misma manera.
—Hace tres años pase por este pueblo, iba de viaje a las montañas sagradas, pero, yo conocí a alguien aquí —detuve mi respiración—, no te mentire, tuve un encuentro sexual con esa persona, pero no paso de ahí. No hubo nada más, por eso estaba incómodo hace rato, no quería que lo supieras porque sé que te molestarías —no supe que decir—. Pero, no funcionó ocultarlo, pasó hace mucho cariño, no significo nada más que sexo. No te estreses por cosas como esas, fueron errores míos, no tuyos.
—Comprendo —le contesté—, solo no me ocultes algo así. Recuerda que hicimos un pacto de decirnos todo. —jugue con la cinta de su saco, le escuché reír de manera sincera—. Además, ¿Qué tal si nos encontrábamos con esa persona?.
—No creo que sea posible eso, era una viajera como yo. —eso me hizo sentir un poco mejor, aún no procesaba que mi esposo haya sido todo un rompe corazones antes de conocernos.— ¿Te sientes mejor ahora que te lo dije?.
—Un poquito nada más, me sentiré mucho mejor si me compras comida. —NamJoon me abrazo con cariño, su rostro estaba escondido en mi cuello, dejo un diminuto beso ahí mismo mientras susurraba que yo era adorable.
—Ven, la tienda está por ahí. —esta vez, fue él quien me tomo de la mano sin pena alguna, caminamos unos metros hasta llegar a una tienda grande.
—Que bonito lugar. —comente. Era una cabaña decorada con muebles por fuera que tenían productos a la venta, en su interior se notaba que era acogedora y sencilla.
—Entremos, venden ropa para el invierno, ya casi se aproxima así que es mejor tenerlo a la mano. Podemos comprar comida y cosas de limpieza. —no le respondí al momento, estaba maravillado observando todas las cosas de ese lugar. Cuando entramos la atmósfera se sintió cálida, había una chimenea en el rincón, eso mantenía a una temperatura agradable el lugar.
—Bienvenidos, espero encuentren lo que buscan.
—Gracias. —respondimos a la amable señora. Me solté de la mano de mi esposo, él se había quedado viendo un juego de cuchillos, mientras que yo empecé a tomar unas cuantas cosas para el viaje. Había un espejo en la parte del fondo, no había visto mi reflejo en meses. Estaba más gordito, mis mejillas abultadas, tenia un sonrojo natural en las mismas. Mis ropas me quedaban un poco más apretadas, pero mi vientre ¡Cielo santo!, me dieron ganas de llorar de la felicidad al ver mi vientre más grande que antes, ya casi cumplía siete meses, mi barriga pesaba, incluso tenia que sostenerla con ambas manos.
—Mi cosita preciosa. —acaricie parte de mi estómago, chille un poco al sentir una patadita de mi bebé, era algo inquieto.— Ya se, tienes hambre. —rei cuando obtuve otra patadita en respuesta. Seguí caminando por la tienda, tome cosas de limpieza, una que otra comida ya preparada. Dulces para el camino, y como había dicho NamJoon busque ropas para el invierno, aproveché para preguntarle a la señora de la tienda si tenía ropas para un recién nacido, ella muy amable me enseñó y ayudo a escoger.
—Creo que este le quedaría perfecto. —comento la señora de edad avanzada, ella me extendió un pequeño conjunto de ropitas abrigadoras para mí hijo— Es un poquito grande pero esto mantendrá más abrigado a su bebé.
—Es precioso. —tome las ropitas, eran de un color crema claro, incluso tenían un par de zapatillas hechas de cuero.— Me lo llevo. —ella sonrió, muy amablemente me enseñó otras cosas que iba a necesitar muy pronto, le agradecí su ayuda, no me había tomado el tiempo en preparar las cosas que necesitaría. Lo que si sabía era que cuando volviéramos al castillo las cosas para el bebé y su estadía estarían listas, no me preocupaba por eso, pero si por lo que usaría durante el nacimiento. Ni siquiera tenía una cuna o algo para ponerlo, ni le había comprado alguna frazada o algo.
Al final, termine comprando más cosas para mi bebé que para mí, también me había comprado un poco de ropa para mi esposo, NamJoon era un poco desinteresado en eso, el decía que lo importante es que el bebé y yo tuviéramos todo lo necesario y que él no importaba mucho. Aún cuando pensara así, yo era quien terminaba arremangandole las ropas que usaba.— Serían cincuenta monedas de plata por todo. —asenti.
—Espere un momento, iré por mi esposo. —ella rió enternecida. Busque por toda la tienda a mi rubio. Me detuve en un pasillo al verlo sentado, durmiendo mientras abrazaba un peluche pequeño. Estaba cansado, lo sabía, en este viaje en vez de descansar el estaba cuidando de mi.— ¿Nam? —acaricie sus cabellos con delicadeza, fruncio el ceño— Esposo mío, despierta querido.
—Jinnie. —murmuro adormitado.
—Sí, soy yo. Anda es hora de irnos. —el abrió los ojos con calmesa, medio sonrió, se estiró un poco sin soltar el peluche de sus manos.
—Creo que me quedé dormido esperándote. —el se levanto despacio, me dio un beso en la mejilla.— ¿Ya tienes todo lo necesario?.
—Así es. —respondi mientras caminabamos a la caja. Reí nervioso cuando miro todas las cosas que había comprado, NamJoon no dijo nada, solo rascó su cabeza.
—¿Cuánto es?. —le pregunto a la dama, quien muy amablemente le dijo la cantidad. Mi esposo asintió y solo saco un sobre de su bolsillo— Esto también por favor, y descuente una porción de almendras tostadas. Me las comí esperándote. —me explicó. Pero eso era lo de menos, NamJoon le dio el peluche a la señora quien rápidamente lo descontó.— Cobre por favor. —pidio.
NamJoon se cruzó de brazos viendo todas las bolsas con sumo interés, no me preguntó que eran, parecía más bien distraído.— ¿Cómo se supone voy a cargar con todo eso?. —así que eso era lo que lo tenía así.
—Puedo ayudarte. —le dije.
—No, tu no llevarás nada. —me ordenó— Ya veré yo como le hago.
—Puedo pedirle a mis nietos que los ayuden, no se preocupe joven. —creo que ambos suspiramos más relajados ante eso. Me pegue a mi esposo para abrazarme a él.
—¿Y ese peluche?. —pregunte curioso.
—Solo me gustó. —respondio sin importancia— Creo que es un buen primer regalo para el bebé. —y solo dijo eso. Él, había comprado el primer regalo para nuestro hijo, una sencillo regalo que significaba mucho.
Creo que amo a este rubio.
[•••]
—¡¿Me escuchas desde ahí Nam?! —grite un poco alto, abrí la ventanilla del carruaje para ver a mi esposo. El iba muy tranquilo manejando el carruaje en la parte de afuera, levanto su dedo pulgar en afirmación.
—Te escucho perfectamente cariño. —respondio viendo al frente.
—Estoy aburrido. —hice un puchero que él no vio.
—Duerme un rato entonces.
—Pero no quiero dormir.
—Lee algo entonces, vi que compraste unos libros.
—No tengo ganas de leer. —le dije en rabieta.
—Bueno entonces habla con el bebé, eso te mantendrá ocupado, o puedes tejer algo, vi que también compraste cosas para eso. —rode los ojos.
—¡Nam!.
—¿Dime cariño?. —pregunto sin apartar la mirada del camino. Estire un poco mi mano hasta alcanzar su cabello, del cual jale un poco— ¡Auch! SeokJin no hagas eso. —por fin me vio.
—Te estoy hablando, no me ignores. —el arqueo una ceja.
—No te estoy ignorando, solo no te estoy viendo. —volvi a jalar de sus cabellos.
—¡Kim SeokJin!. —reclamo.
—Estoy diciéndote que estoy aburrido.
—Y ya te dije que duermas, leas o tejas algo. —contesto con gracia.
—Yo no quiero hacer eso. —respondi en berrinches.
—¿Entonces que quieres hacer?.
—Quiero acurrucarme a tu lado y solo eso. —NamJoon hizo que los caballos se detuvieran, sacudió un poco su cabellera.
—¿Eso es lo que quieres? ¿Por qué no lo dijiste desde un principio?.
—Uh, yo que se. Anda, ven un ratito aquí conmigo. —le di un par de piquetes con mi dedo para que aceptara, el lo pensó por unos minutos, no estaba muy convencido, sí, yo andaba haciendo un berrinche y se también que debíamos llegar antes de que diera a luz a esas montañas. Pero mi bebito y yo queríamos que papá nos consintiera un rato con mimitos.— Vamos Namie, un ratito nada más.
—Esta bien. Déjame poner el carruaje en un lugar seguro he iré después contigo.
—¡Estupendo!. —exprese alegre.
No tuve que esperar demasiado, porque mi atractivo esposo entro al carruaje después de unos minutos. Yo lo recibí con un gran abrazo de oso y muchos besos en las mejillas.
Mentí, no quería que me cuidara, yo quería cuidarlo a él. Se merecía un buen rato de mimos y un buen descanso.— Eres un manipulador SeokJin. —murmuro el rubio, se le entendió poco ya que estaba quedándose dormido. Le volví a llenar de besos mientras acariciaba sus cabellos.— Se supone que yo debo hacer eso...
—Shh, ya duérmete, hoy yo voy a cuidar de ti. —el hizo un pequeño berrinche pero al final se dejó ser. Había caído dormido, su cabeza reposaba en mis piernas mientras que yo le dejaba varias caricias. No me preocupaba por si alguien intentaba robarnos, no se lo había comentado aún a NamJoon, pero desde hace unas semanas que dos más de mis habilidades habían regresado, podía usarlas de nuevo, no sabia si se trataba de algo bueno o quizá malo. Pero le apostaría todo a que era algo bueno.
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
......................(1)....
¡No me apedreen!
Sé que tarde, me disculpó por eso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro