|Capitulum XV|
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†Príncipe Efernal†
Otra vez con lo mismo, sinceramente no esperaba que fueran tan recurrentes los mareos y antojos en mi estado. Solo sé que no es normal que me dé fiebre en mi estado.— Mantente en la cama, no hagas mucho movimiento. —medio murmuré algo, NamJoon estaba a mi lado, acariciando mis cabellos, no se en donde estábamos exactamente, solo sé que llevábamos una semana y media de viaje.
—¿Qué pueblo es este?. —pregunte bajo, viendo un poco por la ventana que estaba a mi alcance.
—Reinalem, honestamente este pueblo no me gusta.
—¿Tan pronto hemos llegado aquí?. —eso me asustó un poco, me daba un tanto de temor llegar a encontrarme con ese lugar del camino.— Tengo hambre.
—Ya lo sé, le he pedido al señor del hostal que te prepare una sopa de pollo, eso te bajará la fiebre.
—De acuerdo y lo siento.
—¿Por qué te disculpas? Es raro eso en ti. —sonrei un poco, sus comentarios eran algo común desde hace tiempo.
—Atrace el viaje, al menos unos días, disculpa. —Lo vi negar, como si no estuviera de acuerdo con lo que dije.
—Todo está bien, tu salud es primero. —dijo, aunque sabía que lo hacía para tenerme tranquilo, pero aún así, no funcionaba si poníamos en cuenta que estábamos varados en el pueblo donde abundaban los ladrones.
—Estas preocupado por mi, lo entiendo, pero debes descansar también. Anda ven y acuestate a mi lado. —le hice un espacio en la diminuta cama de la habitación. NamJoon negó de nuevo, tapándome con mayor cuidado.
—Duerme, saldré un rato.
—NamJoon, nadie va a robarnos. —le dije, conociendo sus intenciones— No es necesario que hagas guardia en la puerta, mejor ven y duerme un rato conmigo, ¿Sí?. —lo estaba pensando, lo veía en su mirada, aunque también parecía preocupado.
—Es solo que este pueblo me da muy mala espina. —murmuro viendo por la ventana, incluso yo sabía eso, pero vamos, estaríamos bien. No siempre ocurren cosas como esas.— Una vez estuve aquí con los chicos, éramos jóvenes aún... no fue tan agradable.
—¿Espera? —me acomode en la cama— ¿Es una historia de tu adolescencia?.
—Algo así. —respondio con carisma.
—¿Te gustaría contarmela?. —NamJoon peino sus cabellos rubios hacia atrás, se acercó hasta quedar sentado en la orilla de la cama, una sonrisa se plasmo en su rostro.
—Con una condición.
—¿Cuál? ¿Sexo?.
—¿¡Qué!? Eso no SeokJin, pero si quiero eso, bueno pero no ahora. Tu entiendes.
—Si comprendo, ¿Entonces qué es?. —pregunte muy interesado.
—Yo te cuento mis aventuras y tú me cuentas las tuyas, ¿Trató?. —parpadee un par de veces, el parecía demasiado convencido con esa propuesta. No sabía que decirle, hablar de mi pasado, no era algo agradable, pero aún así, entiendo que tenga curiosidad al igual que yo la tengo de el.
—Bien, pero me contarás todo sobre ti, aventuras, problemas... amores y desamores. —dije lo último más bajo— y yo también te contaré todo de mi.
—Me parece justo, un trato entonces. —esperaba a que me estrechara su mano, pero no lo hizo, el se acercó hasta mi besándome en los labios, pero no era un beso común.—Haz que tus labios se les forme fuego. —susurro muy cerca de mi, no entendía su petición aún así lo hice, no era algo tan difícil, una pequeña bruma se formó en toda la curvatura de mis labios; NamJoon se acercó hasta mi, sus labios se volvieron hielo, y entonces entendí, un pacto.
—Nam... —ni siquiera termine, el ya había unido nuestros labios, una corriente muy fuerte me golpeó, mi rubio me abrazo para que no me alejara, el siguió besándome y no pude evitar seguirlo después de un rato.
—Un pacto de almas, nos contaremos todo de ahora en adelante. Nada de secretos. —solo pude sonreírle, ese había sido un bonito acto de su parte.
—Entonces empieza, cuéntame, ¿Cómo conociste este pueblo lleno de ladrones?. —Èl se acomodó a mi lado, entrelazando nuestras manos, y entonces preste atención a su pequeña historia.
—Iba a cumplir diecisiete años, mis padres me habían autorizado a hacer un pequeño viaje a donde yo quisiera, con la sola condición de no ir solo. Al final, HoSeok, YoonGi, TaeHyung y JiMin me acompañaron, eramos solo unos mocosos que festejaban por estar lejos del castillo Belion. —hablo, con un toque de nostalgia— Y cómo era de esperarse, no teníamos ni una idea de a dónde ir, entonces a YoonGi se le ocurrió que la mejor manera para festejar mis diecisiete años, era que buscaramos con quién tener una riña. —rió con gracia, yo también lo hice— Sin pensarlo bien, terminamos cabalgando hasta estos lares, en seis días llegamos aquí, Reinalem. No teníamos ni idea, así que solo nos metimos a una de las tabernas clandestinas, nos enbriagamos como idiotas... tres o cuatro horas más tarde, solo recuerdo estar en un callejón oscuro, peleando con un montón de desconocidos a lo estúpido. A la mañana siguiente amanecimos todos golpeados, unos más que otros, a excepción de JiMin, el estaba intacto, la simple razón, Park JiMin
—¿¡Park!? —lo interrumpi, mi asombro se notó por el tan emblemático apellido.— ¿JiMin es un príncipe heredero?.
—Sí, bueno, el renunció a ser príncipe o eso cuentan. La verdad es que le quitaron el título por ser un doncel. —comento un tanto molesto.— También se debió a que su padre no quería que su hijo fuera el siguiente Rey de Afindenlian.
—¿El reino del sur?. —nunca espere algo como eso.
—Sí, su padre se volvió a casar después de que la madre de JiMin muriera, él tenía solo seis años, después lo obligó a casarse con YoonGi a los cortos catorce años. La verdad es un hijo de perra por haberle hecho eso a su primogénito. Al final, JiMin nunca más volvió a ese reino, hizo borrón y cuenta nueva. Para el, nunca tuvo una familia ni nada, YoonGi es su todo y de seguro para Min es lo mismo. Pero bueno, seguiré contando la historia.
—¡Oh! De acuerdo —acepte, sin duda alguna no espere que ese niño de bonitos cachetes fuera tan... Poderoso.
—JiMin salió intacto, ya que una de sus habilidades es volverse invisible. Y como todos andábamos ebrios ni siquiera lo vieron. Nos robaron todo lo que andábamos, el dinero, las joyas que teníamos puestas, los zapatos, ¿Puedes creer?, Y nos quitaron los caballos, tuvimos que regresar a pie al reino. Mamá se molestó mucho con nosotros, porque incluso me apuñalaron es el estómago, a diferencia de papá que solo se rió por lo tontos he inexpertos que éramos para las peleas. Por esa razón nos vimos obligados a practicar día y noche hasta ser expertos en combate. Como sea, esa experiencia me hizo comprender que hay lugares a los cuales no hay que ir, y menos siendo un mocoso inmaduro, que se embriaga por primera vez con sus amigos en un bar de mala muerte y recibe su primera paliza y su primer robo en Rainalem. —termino a decir con una sonrisa plasmada en su rostro— ¿Tonto verdad?.
—De echó, es una historia muy agradable y bonita de escuchar. —confese— Yo por mi parte no tuve una gran cantidad de amigos en mi juventud para divertirme así, solo tuve uno, era más como mi hermano. En todo caso, a nuestro hijo le gustará escuchar tus aventuras.
—Al igual que a mí me gustará contarles cada una de ellas. Al igual que estoy seguro le gustará escuchar tus historias.
—No creo que yo le cuente mis aventuras, son un tanto... malas. —dije bajo, no era que haya tenido una vida horrible, solo creía correcto no contarle a mi hijo todo lo que hice para sobrevivir en Efernal.
—Yo creo que de igual manera les gustará.
—¿Les? —pregunte, creí haber escuchado mal.
—¿A caso piensas que solo tendremos un hijo? —me reí, más por los nervios que por burla, ¿En serio esta pensando en tener más hijos?.
—Tranquilo Kim, que no sabemos cómo vaya a quedar mi cuerpo después de este embarazó riesgoso. —el silencio nos inundó, sin darme cuenta, había tocado un tema que estábamos evitando, NamJoon bajo la cabeza, yo por mi parte me sentí un tonto por decirlo así a la ligera— NamJoon...
—No es el momento. —interrumpio— Lo hablaremos después, no ahora. —dijo con voz ronca, me hice pequeño entre las sábanas, NamJoon se había molestado.
—¿Y cuando será el momento?. —no quice sonar irrespetuoso, NamJoon parecía molesto pero sabía que no lo estaba, él seguía tomándome de la mano.
—Cariño, por favor, no me preguntes eso aún. —¿Por qué parecía asustado? Estaba ocultándome algo, lo sabía, lo veía y sobre todo lo sentía.
—Kim, ¿Qué me estás ocultando? —gruñi cuando el vio a otro lado— ¡Recientemente hiciste un pacto para no tener secretos entre nosotros, dime!.
—Hay una posibilidad —dijo, pero con algo de tristeza y miedo—, de que alguno de los dos no sobreviva, ¿Ahora entiendes del por qué no quiero tocar el tema?. —sentia mis ojos arder, estaba a punto de llorar.
—¿Quién te dijo eso?. —pregunte en un hilo de voz.
NamJoon cerro los ojos apretando nuestras manos— El doctor, me lo dijo hace un tiempo, no estaba seguro de esa posibilidad, pero me dio tres posibles casos. Qué tú mueras en el parto, que el bebé muera en el parto o que ambos mueran. Y la verdad...
—Ninguna de esas tres va a suceder —respondi, mi rubio me vio con un rayo de esperanza— Estaremos bien, voy a tener a mi bebé, y vamos a vivir ambos, no vas a librarte de mi tan fácilmente Kim, fui obligado a contraer matrimonio contigo y seré tu esposo hasta que estemos viejitos y con muchos nietos, ¿Entiendes?, ¿Te quedó claro?. —y por más que ambos supiéramos qué tal vez una de esas tres posibilidades fuera cierta, yo me aferrare a la cuarta. En donde mi hijo y yo viviríamos.
—Creeme que será todo un honor ser tu esposo hasta el resto de nuestros días, al lado de nuestros hijos, nietos y si se puede bisnietos. Todo estará bien, confío en ti. —me puse a llorar, no por la mala noticia de los riesgos del embarazo, me puse a llorar porque NamJoon se recostó, abrazando mi vientre levemente abultado, el pegó su oreja a mi estómago— Ustedes son los más importante para mí, JungKook, mi hijo, mi papá y tú. —y aunque él no lo dijera, también sus amigos y el reino eran importantes, pero nosotros éramos para él, su mayor tesoro.
—Opino lo mismo Nam. —acaricie sus cabellos con sumo cariño, viéndolo respirar calmado tan protector y amoroso, a la vez tan directo y honesto, a veces también un tanto grosero, pero así lo quería.— Duerme mi lindo príncipe, SeokJin cuidara de nuestro hijo y de ti. —no le diría aún, que este pequeño pueblo fue alguna vez uno de mis tantos hogares antes de llegar a Efernal. Siempre evite por cualquier cosa del mundo contar mi historia, de todo lo que hice para sobrevivir, nadie tuvo mi confianza para eso, pero ahora, NamJoon es la excepción, es mi esposo, padre de mi hijo. Algún día tendría que comenzar a contarle todo, desde lo más importante hasta lo que no tenía importancia.— Mi Nam. —susurre, acariciando sus hebras rubias, tan lindo pensaba, viéndolo tan tranquilo durmiendo sobre mi regazo, abrazando a mi lindo bebé.— ¿Por dónde debo empezar? Realmente no lo sé, pero evitaré mucho, mucho tiempo contarte el principio de la historia, será lo último que te diré. —confese, sintiéndome mal por hacerlo, pero era lo correcto, no podía solo decirle quien fui antes de llegar al distrito más peligroso de los siete reinos, el pequeño distrito Efernal. Mis ojos empezaban a cerrarse, me acomode mejor, tapando el cuerpo de mi esposo, ya era de noche y dudo mucho que alguien nos robe, si algo tiene Reinalem es, que si no los molestas ellos no lo harán contigo.— Dulces sueños, mis amores. —me quedé por un momento dormido, envuelto entre sábanas, al lado de mi esposo. Esa noche soñé que NamJoon se iba, porque yo no le decía la verdad de mi pasado, por eso mismo abrí los ojos con esa fea sensación en mi pecho. NamJoon, ¿Cómo puedo decirte que yo también era un heredero al trono, uno que me fue arrebatado de la manera más vil que existe?.
SoulCorld, ¿Cómo estará ese lugar maldito?
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La portada también la hizo mi bebé Roxana, muchas gracias, te quedó super bonita. Me gustó y eso es lo único que importa, como ya te había dicho.
¡Gracias por las ya mil quinientas vistas en menos de un mes!.
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