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|Capitulum Xll|

—De verdad no me quiero ir. —le dije entristecido a TaeHyung. Él solo me abrazo tan cariñoso, a la vez que dejó un montón de besos por todo mi rostro.

—Estas en buenas manos SeokJin, solo serán unos meses. —quice decirle que estaba bien, ¡Pero no lo estaba!. Hice un puchero negando rotundamente.

—¡Será un año entero! ¡¿Y si doy a luz en medio del camino?! ¡¿A caso no piensan en eso?!. —grite exasperado, TaeHyung se encogió de hombros viendo discreto a los lados. Seguíamos hospedados en su casa, mientras esperábamos a que NamJoon y sus escoltas terminarán a hacer lo que sea que hacían. Negué por completo, tomando mi té matutino.— Tengo cuatro meses y medio, y el tonto de NamJoon quiere ir de viaje a no sé qué montaña que está super lejos.

—Recuerda que cuando vuelvan él tendrá más trabajo. Solo intenta no estresarte con esto.

—¡HoSeok no va a estar! ¡¿Qué voy a hacer sin mi HoSeok?!.

—Oye en mi esposo. —se quejo.

—Es mi amigo, y mi mano derecha, él me ayuda en todo... Y a Kim se le ocurrió que solo iremos el y yo, sin ningún escolta ni nada.

—Eso es para que pasen desapercibidos, ya sabes que hay peligro en cualquier lado.

—Me niego rotundamente a ir. No quiero dejar a JungKook ni al rey SeHun, no quiero dejarlos, entiende. —quise convencerlo de que estuviera de mi parte, más que nada estaba aterrado, ¿Y si algo le acurria al bebé?. TaeHyung no me dijo nada, él solo se excuso diciendo que se le quemaba la comida. Todos estaban con NamJoon, estaba solo de nuevo. La puerta de la casa se abrió, Kim tonto entro al igual que JiMin, YoonGi y por último HoSeok.

—Esta todo listo, en un momento nos iremos. —no le dije nada, él sabía que estaba molesto. Además, JungKook estaba resentido conmigo cuando le conté lo del viaje y que él no podía ir.— Chicos, ya saben, dejo la seguridad del castillo en sus manos.

—No se preocupe Señor Kim, el castillo estará seguro al igual que cada habitante de Belion. —respondio un cantarin JiMin.— Usted deje de preocuparse y solo disfrute sus bien merecidas vacaciones, al lado de su muy atractivo esposo. —Lo escuché reír, al igual que los demás, ¿Qué les causaba gracia?.— No vuelvan hasta que no traigan en brazos al hered... —no pude terminar a escuchar, YoonGi le había tapado la boca a JiMin para que dejara de hablar, los demás sentados en la mesa se pusieron incómodos incluyendo NamJoon.

—Creo, que es hora de partir. —rapidamente ellos se levantaron de sus asientos.— ¡JungKook, hora de irnos!. —el menor apareció por las gradas, su carita se veía tristona, de seguro otra vez había discutido con el pequeño Tae.— Anda, despídete de tu amiguito. —senti que el corazón se me partió, cuando JungKook negó, su rostro se puso serio, y solo camino a la salida.— ¿JungKook?. —el menor no se detuvo, ignoro a cada uno de nosotros. Me pare dificultoso, siguiendo a mi bebé.

—Bueno, supongo que nos veremos hasta dentro de un año. —TaeHyung asintió triste. Yo solo lo envolvi en un abrazo muy amoroso.

—Diviertete mucho. Y cuídense. —me dijo.— No sé que haya pasado pero ya sabes cómo son los niños. —asenti, al ver al pequeño TaeHyung al final de las escaleras, tenía los ojitos llorosos.

—Nos veremos. —sali de la acogedora casa, viendo por última vez como TaeHyung se despedía de mi. JungKook ya estaba en el carruaje, así que solo entre a su lado. Por suerte HoSeok iría conmigo al palacio después también tendría que despedirme de él. NamJoon y sus guardias se subieron a sus caballos. Me acomode en mi asiento, abrazando del brazo a HoSeok, un hábito que había tomado desde hace unos meses.

—JungKook, cariño, ¿Por qué no quisiste despedirte de Tae y su papá?. —le pregunte al menor, el tenía la vista perdida en la ventana, mientras el carruaje emprendía su viaje de regreso.— Bebé, anda dime, ¿Creí que querías mucho a Tae?.

—Ya no, ya no lo quiero. —respondio serio, para tener solo seis años tenía carácter. Sus ojitos destellaron ese tono amarillo que sin duda era una habilidad oculta que aún no despertaba en el.

—¿Por qué dices eso? Tú estabas muy feliz con verle. —JungKook empezó a respirar pesado, apretó fuerte sus manos.

—¡Ya no quiero ser su amigo, ya no lo quiero, no quiero que sea mi prometido, ya no lo quiero!. —HoSeok se mantuvo en silencio, viendo igual de sorprendido que yo, la actitud uraña que tomo el niño.— Y no me preguntes porque, solo ya no quiero. —Me mordí la lengua, viendo como HoSeok solo negó, con el ceño fruncido, ¿Qué habrá pasado con esos dos infantes para que actúen así?.

—De acuerdo, no preguntaré nada, pero eso sí Kim JungKook, no te quiero ver llorando después por que te has arrepentido. —le dije en regaño, JungKook, ese niño me sorprendió, cuando solo se cruzó de brazos y dijo:

—Nunca me arrepiento de lo que digo o hago. —y así termino la charla, no dije nada más y el tampoco. Sin duda alguna, debió ser algo muy grave como para que un niño de seis años tomara una decisión tan drástica. Golpeé levemente del brazo a HoSeok, él me vio, y solo negó, diciendo con ese mínimo acto que ya se le pasaría el berrinche. Esperaba fuera pronto, porque no quiero que mi niño tenga sentimientos negativos con esto.

[•••]

Al bajar del carruaje lo primero que vi fue al rey, el cual sonreía y no se veía nada enfermo. HoSeok me ayudó a bajar y JungKook corrió a brazos de su padre.— ¡Mi hermoso hijo —grito el rey,  extendió sus brazos y NamJoon hizo lo mismo, pero el rey SeHun se fue de largo y me abrazo a mi—, mi hermoso hijo SeokJin!. —yo recibí el abrazo, viendo con burla la expresión de ofendido de mi esposo.— ¡Oh! Si también hola a ti también NamJoon. —pobre de mi marido.— Veo que ya te han dicho sobre el viaje.

—Así es rey SeHun. —tome sus manos, con cariño.— También me han informado sobre la enfermedad que ataca su cuerpo. —por alguna razón se puso nervioso. Mi rubio se dirijio dentro del castillo, a dejar unas últimas órdenes, HoSeok como siempre estaba a mi lado. Y el bebé JungKook, el estaba jugando por ahí.— Si usted no se siente bien, podemos quedarnos, yo cuídare de su salud.

—Eso no es necesario mi ángel. —respondio sonríendo, miro con complicidad a HoSeok el cual rió.— La verdad es que no tengo ninguna enfermedad ni estoy en peligro de morir.

—¿Eh? —me quedé sin palabras.

—Bueno, es solo una mentira piadosa que dije para que mi tonto hijo me prestará atención y cumpliera una de mis peticiones. —explico el todo calmado, la verdad, yo solo quería darle un golpe en la cabeza por haberme asustado.— ¿Sabes desde hace cuanto que NamJoon no toma un descanso?... Desde hace diez años, mi hijo ni siquiera tuvo una luna de miel, y aunque él no lo diga quiere pasar tiempo contigo y su hijo, pero es tan orgulloso y siempre se excusa con que tiene trabajo en el castillo. —el tenía razón, aunque no quisiera aceptarlo el rey tenía toda la razón. —Se que estuvo mal que mintiera pero por favor, no le digas nada, yo lo haré hasta cuando vuelvan. Disfruten de todo este tiempo para ustedes, ¿Sí hijo?. —mire a HoSeok, el asintió así que yo hice lo mismo.

—No le diré nada, pero por favor, no vuelvas a hacer eso. Y por cierto creo que tienes que hablar con JungKook.

—Mgh, bueno. —respondio no muy convencido. Seguimos hablando de cosas triviales hasta que mi esposo regreso, vestido todo de negro y una gran capa cubriéndolo.

—Es hora. —aviso.— Ponte esto, empezara a llover. —tome la capa en mis manos, era también de color negra y cubría todo mi cuerpo hasta las rodillas.— Padre, cualquier cosa sabes donde estaré, no cambiaré la ruta.

—¡Te preocupas mucho! —se quejo— Estaremos bien, soy el Rey. —NamJoon seguía indeciso.— Solo váyanse ya. JungKook ven y despídete. —el menor corrió a abrazarme, diciendo muchas cosas lindas. Beso mi vientre y eso sin duda me hizo llorar.

—Cuidate mucho Jinnie, tu también bebé. —el me sonrió antes de abrazar también a NamJoon.— Hermano cuídate mucho también, y cuida de Jinnie.

—Lo haré, tu cuida de papá.

—¡Siempre! —asintio feliz. Me despedí de JiMin y YoonGi, ellos no irían con nosotros. Abrace mucho al Rey SeHun al igual que al consejero Lay, me despedí de JiSoo también. Y por último, no pude evitar llorar como bebé en el hombro de HoSeok, el evitaba verme, también quería llorar pero no quería hacerlo.

—Te quiero mucho HoSeokie, te voy a extrañar como no tienes idea.

—Yo también te voy a extrañar SeokJin. Sin duda alguna todos aquí lo haremos. —le di un sonoro beso en la mejilla, y seguí abrazándolo, hasta que NamJoon me tomo de la cintura diciendo que era hora de irnos. Le supliqué una última vez, pero fue inútil.

—Sube. —me pidió, yo observé aterrado al gran caballo que tenía en frente, un caballo negro de casi dos metros, sus patas eran como ver mis dos piernas juntas.

—No. —dije, recordando el accidente.— Es muy peligroso, sabes que es peligroso que me suba a un caballo en mi estado.

—Yo iré contigo. No va a pasar nada, yo voy a cuidarte. —el tenía otro caballo, pero ese solo tenía todas nuestras cosas en su lomo.

—No quiero. —negue aterrado.

—SeokJin, no hagas un berrinche. —el sonaba ya molesto.

—¡No quiero, eres sordo acaso!. —le grite y no me importo que todos escucharan.

—¡Kim SeokJin sube al caballo! —me quedé callado, baje la mirada, él, él me había gritado y eso dolió. Antes de poder responder algo, alzó mi cuerpo encima de esa bestia.— Lamento haberte gritado, pero eres necio carajo. —yo solo volteé a otro lado, sintiendo ese nudo en mi garganta, NamJoon me coloco la capucha de la capa, algunas gotas de agua empezaban a caer, puse mis piernas a cada lado del caballo, sentí a NamJoon subir de igual manera, me tomo de la cintura pegándome a él tan protectoramente.

—¡Que tengan un buen viaje!. —vi por el rabillo de mi hombro al estúpido de mi esposo, él sabía que no me gustó para nada que me gritara, y como acto de paz me dio un beso en la frente a la vez que susurro un “lo siento”. Me despedí de todos, JungKook lloraba en brazos de su padre, HoSeok se limpiaba las lágrimas, JiMin y YoonGi alzaban las manos en despedida. Los iba a extrañar, sería un año. Un año sin verlos.

Los caballos empezaron a trotar, me aferre al agarre de mi cintura, y por un momento mi corazón se llenó de alegría, porque NamJoon estaba abrazándome a mi, y a nuestro hijo.

[•••]

La lluvia nos agarro en pleno camino, pero no era algo que nos preocupara, ya que la capa era de una tela caliente y me protegía del frío.— ¿Podemos parar si quieres?. —propuso NamJoon, yo solo negué, seguía sin dirigirle la palabra desde hace horas.— Ya para SeokJin, ya me disculpé contigo.

—Mgh. —emiti un sonido, él solo suspiro, el caballo iba lento, tan lento que no me preocupaba. Habíamos tomado la ruta alterna del reino, para que nadie nos viera, por eso mismo el camino estaba desolado.— ¿No tienes frío? —pregunte, bueno ya lo había perdonado.

—No, ¿Y tú?.

—No. —respondi también.— Mi elemento hace que mi cuerpo este a una temperatura estable cuando estamos en invierno. Aunque ni siquiera hemos entrado en invierno. —el me prestaba atención, lo sabía porque se inclinó un poco para escucharme.— ¿Cómo es que tú no tienes frío?.

—Uno de mis elementos es el agua, así que estoy acostumbrado a la temperatura que tiene. —asenti.— Pero igual, debemos encontrar donde pasar la noche.

—Creo hay un hostal a unos kilómetros. —comente, acomodándome mejor. El me miro curioso y yo solo reí.— Antes de casarme contigo tenía una vida. —eso le causo gracia igual que a mí.

—Confiare en ti. —eso me hizo sentir muy feliz.— Intenta que el agua no traspase la capa, puedes enfermarte.

—¿Su majestad se preocupa por mi salud?. —pregunte con diversión. NamJoon extendió su mano a la altura de mi rostro donde acarició mis mejillas.

—Claro que me preocupa su salud esposo mío. —ambos reímos por lo tonto que sonaba eso, ninguno de los dos nos hablábamos con respeto y hacerlo ahora era cómico.

—Me das miedo Kim.

—Tu también me das miedo SeokJin. —afirmo.

—¿Por cierto, hacia qué montaña dijiste que iríamos?.

—A la que está pasando el reino de Ensand. A caballo tardaríamos unos tres meses en llegar, y a este ritmo unos cuatro.

—Si sabes que tendré ocho meses y medio para ese entonces. Y que muy seguramente ya habré dado a luz. —los hombres que quedaban en estado nunca llegaban a los nueve meses exactos. El rubio lo pensó por un momento, como si estuviera reordenando todo.

—Tendre que usar una ruta alterna, para llegar antes de que des a luz. —recoste mi espalda a su pecho, eso parecio gustarle por como suspiro.

—Sin dudas serás un gran rey en el futuro. —confese, porque era alguien tan sabio, pero a la vez tan frío. Toda la actitud de un soberano.

—No sé si eso sea un halago si viene de ti.

—Es un medio halago.

—De acuerdo. —respondio. Estaba a punto de anochecer y se veía preocupado.— ¿Te molesto si voy más rápido? Debemos llegar antes, estás zonas son peligrosas de noche.

—No te preocupes mucho Kim, estoy contigo, recuerda que yo también se pelear.

—Lo digo por su estado SeokJin. —mis mejillas se sonrojaron.— Pero está bien, iremos al mismo ritmo. Intenta dormir un poco.

—No voy a dormir hasta que tú me folles delicioso y nos acurruquemos juntos. Solo ahí dormiré mi querido esposo. —Le dije con tono pícaro, él me vio a los ojos y sin duda, la idea le gustó.

—Bien, supongo que debo cumplir con mis deberes de esposo.

—Y uno de ellos es darme cariñitos en la cama.

—Le quitas lo romántico. —seria un largo viaje y muy interesante.

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