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|Capitulum Vlll|

——Muy buenos días, príncipe SeokJin. —escuche la voz de HoSeok.— ¿Cómo durmió? Espero que bien. —el seguía hablando, mientras yo tenía aún los ojos cerrados. No era noticia nueva para nadie que odiaba que me levantaran temprano.— Sí usted se siente a gusto puedo traerle su desayuno a la cama. —al solo escuchar desayuno mi estómago empezó a rugir. Pero tenía tanta pereza de levantarme, haber estado llorando por cinco días no fue buena idea, apenas y pude consiliar el sueño.

—Dejame dormir. —pedi entre ronquidos.

—Mi señor, lleva durmiendo tres días, necesita alimentos, usted y el bebé. —la voz de HoSeok sonaba compasiva. Abrí lentamente los ojos.

—¿Tanto dormí?.

—Así es mi señor. —ahora entiendo por qué siento el cuerpo tan relajado, más ahora que solo uso ropas holgadas, no me gustaba usar esos trajes que se pegaban a mi cuerpo.— Le traeré el desayuno.

—No, está bien iré al comedor. —HoSeok asintió no muy convencido, pero aún así me ayudó a ponerme de pie y ponerme una bata.

—¿En serio irá a desayunar en pijama? No creo que sea correcto en precencia del rey. —como si me importará verme bien desde muy temprano, aún cuando HoSeok me pidió ponerme algo más presentable, según él, solo lo ignore y me dirijí al comedor. En el camino los sirvientes del castillo me sonreían y otros suspiraban, como si hubiesen visto a alguien tan importante. No le pase importancia.— Adelante mi señor. —muy amablemente HoSeok abrió la puerta, yo por mi parte me rasque la nuca aún somnoliento.

—Buenas. —dije relajado, el Rey SeHun dejo caer el tenedor que sostenía al igual que NamJoon, quien rápidamente se levanto. JungKook solo aplaudió.

—¿Qué haces de pie? Tienes que estar en reposo, no tenías que venir al comedor SeokJin. —dijo un ya irritado NamJoon.

—No soy un combaleciente, si quiero vengo sino no. —gruñi de mala gana, esto del embarazo me estaba afectando. Y hablando del embarazo, el doctor dijo que tenía que guardar mucho reposo, no hacer fuerza ni molestarme con nada. También dijo que cuando mi bebé esté en las últimas etapas de fecundación podríamos saber qué tan grave era el problema.

—SeokJin no empieces. —mi esposo me hizo espacio al lado suyo. Nuestra relación seguía igual. Fatal.

—Hola SeHun, hola JungKook. —salude como todos los días. Me había acostumbrado a la precencia de ellos en mi vida, tres meses juntos es mucho tiempo.

—Papá dice que tienes un bebé en el estómago. —hablo JungKook, con la boca llena.— ¿Es cierto?.

—Sí JungKookie. —sonrei enternecido.

—¿Eso quiere decir que lo vas a querer más que a mí?. —dijo bajito, con los ojos tristones.

—Sí, eso significa, ahora come. —hablo muy grosero NamJoon, provocando que el menor se pusiera a llorar. Le di un golpe en el hombro a ese rubio idiota.— ¡Oye!. —dijo acariciando su hombro.

—No le creas al tonto se NamJoon, claro que te voy a seguir queriendo mucho JungKook. Eres mi bebé también. —el pequeño menor sonrió, mostrando como le hacía falta un diente, sorbió de su nariz.— Ahora come, que iremos a leer después.

—Sí Jinnie. —de verdad que ese niño se había ganado un lugar muy especial en mi corazón.

—¿De verdad puedes hacer eso SeokJin? —pregunto preocupado el rey.— Estás débil, según entiendo lo que dijo el doctor perdiste tres de tus cuatro elementos por el golpe. —baje la mirada a mi plato de cereal, el tenía la razón.— No debes exigirte mucho, podemos conseguir un maestro para JungKook. No quiero que te sientas mal.

—Estare bien, me dejó a cargo de JungKook, yo le enseñaré todo lo que debe aprender. —dije seguro, ignorando como NamJoon gruñía.— Además, solo estudiará en la biblioteca conmigo, mis demás labores fueron suspendidos por lo mismo mi señor. NamJoon puede con ellos, ¿Verdad NamJoon?. —vi a mi esposo rodar los ojos mientras asentía.

—Sí yo lo haré. Deja que SeokJin haga lo que quiera, al fin y al cabo se sale con la suya siempre. —reprocho. Yo solo sonreí con arrogancia, obvio que estaba enojado, después de todo lo mandé a dormir al sofá, porque dijo que era un antipático por no querer compartir la misma cama y sábanas que el, vaya tonto, obvio que iba a quedarme con la cama yo, solo yo.

—Kim deja de lloriquear. —el Rey SeHun empezó a carcajearse a más no poder.— ¿Qué? —le pregunté de mala gana a NamJoon cuando apretó sus manos y el agua que tenía a su lado se volvió hielo.

—Olvidalo, eres un caso perdido. —reprocho el muy grosero. La puerta del comedor se abrió, dejando ver a JiMin, colgado como un ácaro en la espalda de YoonGi.

—¡Muy buenos días a todos!. —canturreo ese chico.— ¡Es hora de trabajar, solo veníamos por NamJoon!.

—Bien me voy. —mi esposo se levanto de su asiento, solo me dio un golpecito en el hombro en despedida.— Padre, JungKook, permiso. —JiMin le hizo una reverencia con gracia, cosa que me hizo reír, YoonGi hizo lo mismo imitando a su esposo, ese par eran todo un dilema.

—¿Todo a ido bien?. —pregunto el Rey, ya cuando NamJoon se había ido. Me senti en confianza.

—No lo sé. —confese, llevándo mi mano a mi vientre plano.— No sé aún nada.

—Debes tener fe en que nada malo va a suceder SeokJin.

—Lo sé SeHun, solo me es difícil aún asimilar que seré padre. —JungKook comía en silencio, ignorando la conversación que tenía con su padre.— NamJoon tampoco a mencionado nada desde el día que regreso. —dije desanimado, después de esa noche, NamJoon se volvió a mostrar indiferente conmigo, no volvió a preguntar del bebé, y tampoco volvió a ser atento.

—Me lo esperaba, mi hijo es terco eso es todo.

—Muy terco. —estuve de acuerdo. Sabía que por como el Rey me veia quería decirme algo más— ¿Qué sucede?. —el suspiro, ya había aprendido que no era bueno mintiendome.

—Es sobre Lalisa y su madre. —de tan solo nombrarlas tenía ganas de vomitar.

—Ajá. —me mostré desinteresado, no quería saber nada de ese par.

—Ellas siguen en Belion. —asenti, comiendo en silencio.— NamJoon ordeno que las ejecutaran a ambas. —abri los ojos de la sorpresa, no me esperaba algo así.

—¿NamJoon hizo eso?.

—Sí, fue al día siguiente que regreso, le ordenó al alto mando que las ejecutaran , pero antes de eso...

—¿Qué más pidió? —tenia algo en mente, pero no creo que haya sigo capaz de darles unos de los castigos más mortales en nuestro mundo.

—Pidio que las absolvieran de sus habilidades, el alto mando de ancianos acepto al saber la razón del porque pedía algo así.

—¿Qué dijo el consejero de Segran? —algo debía hacer el esposo y padre de esas mujeres no, bueno al menos apelar por ellas.

—El estuvo de acuerdo. —vaya, eso tampoco me lo espere.

—¿No apeló?. —el Rey negó.

—Lo que hicieron fue muy bajo, atentar contra alguien de la familia real de su reino aliado, no fue para nada bueno. El reino de Segran mando sus disculpas por lo ocurrido, el consejero del Rey dijo que no apelaria, porque ellas se lo buscaron desde el principio. —se supone que debería estar feliz de que hayan hecho justicia, pero no podía estarlo.

—¿Cuándo será la ejecución?.

—En unos días, de echo, ayer absolvieron sus habilidades, deben estar en la prisión preventiva de la zona de Landelon. —mordi mis labios, sí, yo quería justicia, dije y pensé cosas terribles de esas mujeres. No sere como ellas, soy diferente después de todo. Soy un Efernal.

—Creo que con la absolución de sus poderes es castigo suficiente, no es necesario ejecutarlas. —esperaba que el Rey estuviera en contra de mi opinión, pero sin embargo el suspiro, como si le hubiesen quitado un peso de encima.

—¿No sé que hice en mi vida pasada para merecer a tan buen yerno?. —dijo el.— Estaba preocupado por esto sabes, NamJoon está en todo su derecho de pedir la ejecución, pero eso ponía en riesgo nuestro pacto con el reino de Sagran. Y también, sabía que el consejero del mismo reino se estába haciendo el fuerte para no pedir clemencia.

—Solo no quiero que vuelvan a pisar el castillo. —pedi. Tampoco quería dejar que una familia se destruyera, si bien, esas dos si se merecían ese castigo, no lo obtendrían por la simple razón de que no quería que alguien sufriera la pérdida de su familia. Yo se lo que es vivir sin una, no quiero lo mismo para alguien más.

—Dare la orden entonces. —menciono el Rey, caminado a su oficina.— De verdad, eres un ángel SeokJin. —rei divertido, no soy un ángel. Después de todo mi descendencia viene de demonios, no, solo soy benévolo.

—Lo que usted diga mi Rey. —el asintió mientras se perdía entre los pasillos.— Muy bien, solo quedamos tú y yo. —JungKook salto emocionado, hace días que no pasaba tiempo con el. También sabía que la decisión que tome, molestaría mucho a NamJoon. Tenía que decirle antes de que se enterará de alguien más.

[•••]

Jugué con la manga de mi suéter, observando en silencio la puerta de la oficina de NamJoon, aún seguía en pijama, me valía si me criticaban, era SeokJin. Suspiré pesado, cuando toque por fin.— Adelante. —escuche que dijo. Me hice paso por la puerta, cuando NamJoon me vio solo hizo un ruido de fastidio.— ¿Qué ocurre? Tienes hambre aún, ve y dile a TaeHyung que te prepare algún pastel o algo. Estoy ocupado. —mis mejillas se sonrojaron, el seguía diciendo eso, solo porque ayer por la noche me dio antojos y lo obligué a ir a la cocina por comida. Igual, hacia eso todas las noches, mi bebé tenía hambre.

—No seas pesado. —reproche, mientras caminaba hasta donde el estaba. Si quería que no se enojara, tenía que usar mis encantos. Fue por eso, que cuando llegue hasta su lugar, me senté en su regazo a horcadas, a la vez empecé a hacerle caricias en el pecho. NamJoon entrecerró los ojos, aún desconfiado.

—¿Qué tramas?. —pregunto un poco tenzo, cuando baje mis manos hasta su cintura, el hizo lo mismo, sujetandome con cautela.— Ya, habla. ¿Qué quieres?. Sé que me estás chantajeando.

—¿A caso no puedo mimar a mi atractivo esposo?. —pregunte. Aun haciendo círculos imaginarios sobre su cuerpo. NamJoon río secamente.

—Claro SeokJin, ese cuento a alguien más. Escupe lo que quieres ya. —era muy díficil esto, baje mis manos hasta su entrepierna, el gruño bajo, cuando empece a masajear su hombría encima de su ropa.

—Solo quiero mimarte un poco, has estado muy irritable desde hace días. —dije tranquilo, NamJoon hizo su cabeza hacia atrás, pegando mi cuerpo más hacia él.— Estás muy tenzo Kim. —NamJoon cerro sus ojos, cuando metí mis manos sobre su ropa, empecé a masajear su erección, él solo gruño con satisfacción. Por un momento se me hizo tierno verlo sonreír y abrazarme más hacia el.— ¿No lo has hecho desde nuestra noche de bodas?. —yo, en algún momento pensé que el si tuvo sus queberes con alguien durante su ausencia, pero notar lo sensible que estaba con tan solo tocarlo, me hizo sonrojar.

—Eres mi esposo... ¿Con quién más que tú tendría que hacerlo?. —balbucie un par de veces sin saber que decir. Me sentí feliz de escucharlo decir eso.— Continua por favor. —pidio el. Yo torpemente seguí moviendo mis manos sobre su erección, hasta que sentí su semilla embarrar mis manos, NamJoon respiraba entre cortado, su frente sudaba al igual que sus cabellos rubios de pegaban a su rostro, me tenía abrazado, casi como protegiendo que no callera al piso.

—¿Te sientes mejor?.

—Mgh. —respondio el. NamJoon saco un pañuelo de su escritorio, limpio mis manos y después depósito un beso en las mismas, mi cara estaba roja.— No sabía que mi esposo era tan bueno usando sus manos. ¿Cómo será usando la boca?. —reí nervioso cuando pasó uno de sus dedos por mis labios. Su sonrisa se hizo más grande, me dio una nalgada que me hizo saltar.

—¿Qué... Qué te ocurre?.

—Habla que quieres. —Uh~ de verdad que era difícil engañarlo. Fruncí el ceño, me crucé de brazos aún sentado en su regazo, mis piernas empezaban a doler por estar de horcadas.

—Le dije a tu papá que le quitará la sentencia de muerte a Lalisa y su madre. —dije, viendo como su cara se ponía oscura, golpeó su mejilla con su propia lengua. Traje en seco, esperando que no estuviera tan enojado. Y después... El muy atrevido me dio otra nalgada, mucho más fuerte.— ¡¿Qué te sucede?! —mi labio empezó a temblar, acaricie mis pobres glúteos, NamJoon empezó a quitar cosas de su escritorio.

—Bien, si eso quieres no voy a pelear contigo. Es tu decisión. —NamJoon me recostó en el escritorio, empezó a quitarse la ropa y a desabrochar sus pantalones.— Ahora, espero te hagas cargo de esto. —el muy idiota abrió mis piernas y se posicionó en medio.

—¿No hablas en serio?.

—Hablo muy enserio Kim SeokJin. Le perdonaste la vida a esas dos, y yo, estoy muy molesto por eso. —tape mi cara con mis propias manos, sintiendo como bajaba mis pantalones de dormir.— Ahora, has que se me baje la molestia cariño. —y a quien engañaba, yo también estaba necesitando de sus caricias.

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