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|Capitulum Vl|

El día estaba un tanto nublado, se podía notar que pronto lloveria. Los días seguían pasando, a tal punto donde sólo hacían falta tres o cuatro días para que NamJoon volviera. Me rasque la nuca con pesadez, tenía mucho sueño y hambre últimamente.—— Principe, por aquí. ——me dicto un sirviente, guiandome hasta el patio principal. Ahí estaba el rey con su consejero, quien cargaba alegre a JungKook, el niño parecía feliz. Una muy bonita imagen, hasta que esas dos mujeres aparecieron, no es por decirlo, pero, eran unas arpías a mi parecer.

—¡Oh pero si es el príncipe Efernal!. —había dicho la mujer mayor con arrogancia, me hice a un lado saludando a mi suegro. Pero era tan obstinada que seguía dirigiéndome la palabra.— No sabía que el príncipe Kim tuviese tan mal gusto para escoger pareja.

—Por eso llegue yo, para evitar que se casara con su hija. —ella captó el insulto, viéndome con odio.

—Eres un irrepetuoso.

—No somos tan diferentes entonces. —ataque de nuevo, la chica de nombre Lalisa me veía de igual manera, odio absoluto.

—Dejalo madre, es solo un idiota. No te le acerques te puede pegar alguna enfermedad. —rode los ojos, imploraba por qué HoSeok apareciera para alejar a esas tipas de mi.— En todo caso, solo es un plebeyo que se cree Príncipe. —ignore cada cosa que salía de esa boca de mierda que tenían. Solo estaba ahí parado porque el rey lo había pedido, si no estaría en mi cama, durmiendo a gusto.

—SeokJin hijo, ven aquí. —me pidió el rey con una gran sonrisa en su rostro.— ¡Hoy montaremos a caballo!. —decia el muy feliz.

—Rey SeHun, honestamente no sé si sea buena idea, el clima no es muy bueno. —le recomendó su consejero.

—No pasará nada Lay, solo será una caminata a caballo. —el insistió tanto que al final ganó. Por mi parte no me opuse, pero lo único que me frustraba era saber que esas dos mujeres estarían también, desde que llegaron al castillo no hacían más que molestarme con su presencia he insultos, la mayoría del tiempo las ignoraba pero ellas hacían lo posible para sacarme de quicio como ahora.

—Mirenlo nada más. —dijo la madre de Lalisa, aprovechando que el rey y todos los demás estaban más alejados de nosotros. Ella disfrutaba recordame de donde venía.— Incluso tu hablar da mucho de que pensar. —decia.— Y esos cabellos Oscuros, al igual que esos ojos. —¿No tenía mejores insultos? Ignore como siempre a esa señora, deleitandome con ver a un gran caballo negro que un sirviente llevo a mi lado.— ¿Que, tampoco habías visto un caballo en tu vida?. Pobre idiota.

—Madre no gastes saliva en ese tipejo, no vale la pena.

—Tienes razón mi niña, no puedo creer que NamJoon lo haya escogido como su esposo. —me estaba cansado de ellas.

—Principe, permítame ayudarle a subir al caballo. —agradeci al amable sirviente, quien me indico con tranquilidad cómo montar a esa bestia.

—¿Cómo se siente ser solo la zorra del nuevo Rey? —¿Qué dijo? Vi hacia abajo a Lalisa, ella había dicho eso. Maldita, pensé. Iba a darme la vuelta como siempre ante su comentario venenoso, pero ella se paró frente a mi, el rey SeHun, JungKook y el consejero Lay veían todo en silencio, a ellos tampoco les agradaban esas dos pero se guardaban los comentarios.— ¿No diras nada estupido Efernal?. —aprete el cinturón del caballo, no iba a caer en su juego de provocarme, la vi con todo el desprecio que sentía.

—Hija, ya déjalo el rey te está viendo. —le susurro su madre, sonriendo falsamente.— Después puedes decirle lo que quieras, ahora no.

—¡No, hablaré lo que yo quería ahora! ¡No entiendo por qué lo escogieron a él antes que a mí, yo soy mejor y mi familia es mejor! —gritaba como loca, las nubes empezaron a tornarse grises a nuestro al rededor, esa chica tenía la habilidad del control del clima. — ¡Habla maldito, dime algo!.

—No voy a discutir contigo, solo eres una niñita. —Respondi calmado. El rey SeHun estaba punto de meterse, pero esa mocosa... Hizo que un rayo azotara frente a mi, desestabilizando a mi caballo, intente domarlo pero fue inútil, el animal me había tirado al suelo de golpe, golpeando mi cabeza y cadera, fue un dolor horrible el que sentí, no había visto su ataque que me tomo desprevenido.

—¡SeokJin! —grito el rey, bajando de su caballo, yo empecé a ver todo borroso, sentía un dolor horrible en mi vientre. — ¡Llama un médico ahora, que está sangrando! —¿Sangre? En mis manos había sangre, al igual que en mi cabeza, veía todo borroso, todo fue tan rápido.— ¡SeokJin hijo! ¡No cierres lo ojos!. —pero, yo cerré los ojos.

[•••]

Sentía una horrible punzaba en mi cabeza cuando abrí los ojos.— Auch. —me queje por el dolor.

—No se mueva mucho príncipe. —levante la vista, topandome con HoSeok sentado al borde de la cama, miéntras que un médico chequeaba mi pulzo.

—¿Qué pasó?. —pregunte.

—Se cayó de un caballo mi señor, se ha desmayado y lo hemos traído a su habitación.  —asenti. Recordaba lo que había pasado. El rey entro a la habitación, acompañado de JungKook, quien corrió hacia mi abrazándome del brazo.

—¿Cómo está?. —le había preguntado el rey  al médico.

—Solo fue un golpe leve que causo una rozadura en la cabeza. No fue grave pero... —se detuvo el médico.

—¿Pero?. —pregunte yo, con temor.

—Debe descansar de ahora en adelante, no puede sobre exigirse.

—¿Expliquese doctor?. —pregunto el rey.

Pero el médico me vio a mi, hizo una reverencia mostrando de igual menera una sonrisa.— Felicidades Principe, está en cinta. —dijo. Todos en la habitación parecían haber entrado en shock como yo. ¿Un bebé? Yo tendría un bebé. Ahora tenía sentido, los mareos, mis cambios de humor y el feroz apetito.

—¿Esta seguro?.

—Así es mi rey, acabo de confirmarlo. —sonaba convencído.— Es por eso mismo que desde ahora debe tener mayor cuidado, usted sufrió un accidente que golpeó parte de su vientre, no podremos saber hasta dentro de unos meses si hubo daño o no al feto. —deje de respirar bien al escuchar eso, por instinto toque mi vientre, tenía miedo, y lo único que quería ahora era que NamJoon estuviera aquí. El rey le había pedido a las sirvientas que se llevarán a JungKook, no estaba bien que el estuviera ahí escuchado todo eso siendo tan pequeño.

—¿Daños? ¿A que se refiere?.

—El Principe tiene ocho semanas de embarazo, por lo tanto el bebé puede haber sufrido alguna lesión cuando cayó, pero cómo le dije, aún no lo sabremos hasta dentro de unos meses, o hasta que nazca.

—¿Y qué pasa si, si sufrió algún dañó?. —por un momento estaba feliz de saber que tendría un bebé, pero ahora esto, solo me ponía peor. El médico se mostró sereno ante mi pregunta, pero su rostro cambio a uno de tristeza.

—Puede que nazca con alguna enfermedad incurable... O que no tenga habilidades al haber sufrido un golpe durante su formación.  —ya no quería escuchar más, me eche a llorar, mis sollozos se hicieron cada vez más altos que juraba que se escuchaban en el pasillo, esa tipa, por su culpa mi bebé nacería probablemente sin poderes.

—Principe, debe calmarse. —me pedía HoSeok, su voz salía entrecortada, el también estaba llorando.

—¡Largo! —dije molesto, no me importo que el rey estuviese ahí, yo solo quería a NamJoon conmigo, la unión que teníamos me pedía estar a su lado.

—SeokJin, tranquilo. —me pedía el rey.

—¡He dicho largo, no entienden a caso! ¡Largense de mi habitación, quiero estar solo!. —mis lágrimas no paraban, HoSeok abrió la puerta pero el rey y el médico se negaban a salir.—¡Maldita sea, he dicho que se vayan!. —hice que se rompieran algunas ventanas por el sonido glutural que use.— ¡Diganle a NamJoon que venga ahora!. —El rey asintió seguido del médico, no quería escuchar más, toque mi vientre aún plano, no pude evitar maldecir a esa maldita mocosa y su madre, si ellas no hubiesen llegado al castillo, si tan solo yo me hubiese dado la vuelta... Mi bebé estaría a salvo, ahora ninguno de los dos lo estabamos.— ¡¿DONDE ESTA MI ESPOSO?! —sabia que me escuchaban del otro lado de la puerta. Estaba enfadado, dolido y aterrado, ahora no solo era yo, se trataba de un hijo que aún no nacía, mi hijo.

[•••]

Ni siquiera conté los días que estuve encerrado en mi habitación, llorando a más no poder, me sentía solo y dolido, de vez en cuando JungKook aparecía gracias a su teletransportación, solía traerme girasoles y dejarme besos en las mejillas. Susurraba que no llorará, el niño me necesitaba pero yo más a él, y agradecía cada que se quedaba conmigo mientras derramaba lágrimas de impotencia. HoSeok había prohibido que alguien entrara, solo me dejaba la comida y salía sin decir nada, me encerré en el armario que era otra habitación más pequeña, quería estar alejado de todos, tocaba mi vientre y sentía un leve dolor aún en la parte donde me lastime, eso solo me ponía peor de lo que ya estaba. Mi bebé, era apenas una bolita chiquita, pero era mi bebé. Tal vez eran las hormonas o que sé yo lo que me hizo decir todas esas cosas ese día en especial.

Alguien estaba tocando la puerta de mi recámara, pero no abriria, no quería que nadie se me acercará. Pero era tan insistente, que me ponía de mal humor. Yo aún encerrado en mi armario grite.— ¡¿Qué?!.

—SeokJin, soy yo. —esa voz, la reconocia.

—¿NamJoon...?. —pregunte dudoso.

—Sí, por favor abre, ya me han informado lo que sucedió. —no le abrí, me quedé en mi lugar, las lágrimas empezaron a caer por sí solas, estaba enojado con el.— Bien, no me abrirás, entraré entonces.

—¡No, no entres no tienes derecho!. —aún cuando se lo advertí él no hizo caso y abrió la puerta de un golpe.

—¿Dónde estás? —no respondí, solo abrace mi vientre mientras lloraba como maddalena.— SeokJin. —susurro cuando dio conmigo, no quería verlo, estaba muy enojado con el, de a poco se fue acercando hasta que quedó de cuclillas frente a mi.— SeokJ... —no lo deje terminar, le di una bofetada en su rostro, él se quedó callado con el rostro a un lado, había sido un golpe fuerte.

—¡¿Por qué tardaste tanto?! ¡Eres el imbecil más grande que he conocido! —empece a darle golpes en todo su torso, el no ponía resistencia, de echo tenía una media sonrisa en el rostro.— ¡¿Qué te causa gracia?! ¡Tu idiota me dejaste solo por dos meses, dos meses!. —le reclamé, si, acepto que lo extrañaba.— ¡Y todavía tienes el descaro de sonreir sabiendo que esas tipas lastimaron a mi bebé!. —ya no quice seguir golpeándolo, solo quería que me abrazara.

—Mi padre y yo ya hemos tomodo cartas en el asunto, no debes preocuparte por ellas nunca más.

—¡Me importa una mierda, el daño ya lo hizo!. —no quería que él mencionara nunca más a esas tipas, puede que hayan recibido su castigo, puede que no, pero yo nunca las perdonaría.

—Shh~ ya paso, ya paso. —me dijo NamJoon, de verdad que me sentí mucho mejor cuando él me abrazo, eso era lo único que quería departe de él, un poco de su cariño.— No tienes por qué seguir llorando.

—No me vuelvas a dejar solo. —le supliqué, aferrándome a su cuerpo.— No nos dejes solos otra vez.

—No lo haré, estoy aquí. Debes descansar bien, vamos te llevo a la cama.

—No quiero volver a dormir en esa cama, nunca más. —honestamente dejo de gustarme desde que NamJoon se fue.

El pareció comprender a lo que me refería, solo hizo un gesto con su mano pidiendo que me levantara, muy lentamente lo hice aún abrazado a él. NamJoon me cargó entre sus brazos, me tomo por sorpresa pero me sostuve bien de su cuello.— Vamos a mi habitación entonces. —solo me acurruque en su cuello, tranquilizandome por tenerlo cerca de mí.— YoonGi, JiMin, ya saben qué hacer.

—Enseguida. —direjon los dos. NamJoon camino por los mismo pasillos de siempre, no hizo más que dejar besos en mis cabellos susurrando cuando sentía haberme dejado solo. Cerré mis ojos por unos minutos hasta que sentí como era recostado en una cama, mucho más cómoda que la que yo tenía.

—¿Mucho mejor?. —pregunto mi rubio, sentado en el borde de la cama. Solo ahí pude darme cuenta como estaba vestido, sus ropas eran negras, todas en si, tenía una espada en su cintura y algunas de sus prendas estaban manchadas de sangre. Sus ojos tenían ojeras a su alrededor, pero aún así sonreía como bobo.— Así que un bebé. —susurro tocando mi vientre plano.

—No te vayas. ——pedi rápidamente al ver que quería levantarse.

—Me iré a quitar estás ropas, enseguida vuelvo.

—¿Lo prometes?. —yo y mi manía de pedirle promesas. NamJoon se acercó hasta dejar un beso en mis labios.

—Lo prometo cariño, enseguida vuelvo. —mis mejillas estaban calientes al igual que todo mi rostro. Sólo asentí con una boba sonrisa como la de él.

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