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|Capitulum lll|

Después de la ceremonia matrimonial nos habían trasladado al interior del castillo, donde se llevó a cabo una cena. Estaba llena de nobles y líderes de otros reinos. NamJoon y yo estábamos sentados al frente del salón, el hablaba con las personas que se le acercaban a felicitarnos. Yo, bueno, comía todo lo que TaeHyung me daba, el alegaba diciendo que debía comer bien. El rey estaba más alejado hablando con algunas personas, el siempre estaba al lado de su consejero real. JungKook corría por todo el salón siendo perseguido por sus nanas, quienes debían llevarselo a dormir, pero el niño no quería, tanto así que ahora lo tengo en mi regazo, para que no se lo lleven. El menor me contaba muchas cosas y yo le prestaba mucha atención a sus aventuras dentro del castillo. De vez en cuando observaba a NamJoon, que por más que estuviese sentado a mi lado, me ignoraba.—— Entonces, corrí lo más rápido que pude antes de que los cocineros se diesen cuenta que me había robado la tarta de cereza. ——decia muy alegre JungKook.

—¿Y eso exactamente cuando fue?. —pregunte entretenido.

El simuló pensar, para tener seis años era muy imperactivo.— Ayer, pero no le digas a nadie.

—Quedara entre tú y yo. —le prometí. Me asusté al escuchar un ruido fuerte frente a mi,  por instinto pegue a JungKook a mi, el también se había asustado. Observe de donde había venido ese ruido, una chica de cabellos largos estaba parada frente a nuestra mesa, con las manos golpeando la madera, su rostro estaba rojo y su ceño fruncido.

—¡¿Cómo has podido NamJoon?! —dijo ella, no entendia nada pero su voz era chillona.— ¡Contéstame!.

—Lalisa, por favor, deja de gritar, estás llamando la atención de todos. —hablo NamJoon, efectivamente todos nos observaban.— Le explique a tu padre anticipadamente sobre esto.

—¡No me interesa, debiste decirme a la cara que no ibas a casarte conmigo!. —expreso ella.— ¡Y te casaste con él —me señalo, con su dedo—, un estupido Efernal, un pebleyo insignificante!.

—Lalisa, basta. —pidio NamJoon, pero ella negó, tomando un vaso de agua, sabía lo que estaba a punto de hacer. Ella lanzó el vaso de agua sobre mi, pero fui más rápido y use el viento para que le regresará la misma. Ella se alejó con el rostro mojado, y yo... Bueno yo estaba furioso, tenía a JungKook en mis brazos y ella se atrevió a atacarme.

—¡¿Cómo te atreves maldito pebleyo?!. —grito ella, la gente guardo silencio ante el escándalo que estaba armando ese mocosa. Me puse de pie aún con JungKook en mis brazos, estaba colmando mi paciencia y no me quedaría a escuchar sus insultos.

—Vamos JungKook, te llevaré a la cama. —le hablé al menor, el asintió aferrándose a mi.— Descansen todos. —hable bajo, no me gustaba gritar ni tampoco levantar la voz. NamJoon no me respondió, después de todo en un rato el estaría en mi habitación. Por otro lado el rey SeHun se veía muy enojado.

—¡No te vayas estúpido, pagarás lo que me has hecho!. —fue lo último que escuche de esa chica, HoSeok se había apresurado a llegar a mi lado.

—Majestad, ¿Se encuentra usted bien?.

—Sí... —susurre, me sentía humillado. Y NamJoon no había hecho nada.

—¿Llevará al príncipe JungKook a dormir?.

—Sí.

—Recuerde que en un momento el príncipe NamJoon estará con usted. La fiesta ya debió acabar, después de este incidente. —ya no quice responder. Cómo había dicho lleve a dormir a JungKook, el pequeño me pidió que le cantará, era muy tierno de su parte decirme qué le gustaba mi voz.

—Sabes Jinnie... —susurro a punto de caer dormido.— HoSeok-nim tiene un hijo. —No sabía eso.— Él y TaeHyung tiene un hijo. —aclaro somnoliento.— Tiene cinco años y se llama igual que uno de ellos...

—Entiendo. —sonrei un poco.

—Papá me dijo que él sería mi prometido en un futuro. —su voz sonaba más baja, producto del sueño, yo solo acaricie sus cabellos poniendo atención.— Y ¿Sabés? Estoy muy feliz, porque él es muy bonito... Y estoy seguro que cuando sea grande lo sera aún más.

—Comprendo.

—Pero... Yo no le caigo bien, siempre está enojado conmigo. —rió.— Papá dice que lo hace porque me tiene miedo.

—Tal vez así sea.

—Yo, quiero que él sea como tú. Alguien muy bonito y amable. —fueron una de sus últimas palabras antes de dormir.— Mi hermano... Es muy afortunado.    

[•••]

Camine lo más lento que pude hacia mis aposentos, mis manos sudaban al igual que mi frente. HoSeok caminaba detrás de mí, lo escuchaba suspirar, de seguro estaba cansado pero por estár aquí conmigo aún no podía ir a descansar. El no me apuro ni nada por el estilo, solo me había dicho que todos los invitados ya se habían retirado y NamJoon estaba por llegar a mi habitación. La excusa que me dio fue que estaba ocupado resolviendo algo, yo sabía que estaba hablando con esa chica, los había visto, ella parecía reclamarle algo. Pero saben que, estoy feliz de haberle lanzado agua en su maquillado rostro.— Príncipe SeokJin, hemos llegado. —dijo HoSeok.— Espere dentro por favor, cuando el príncipe Kim llegue yo tendré que irme. Pero estare aquí mañana por la mañana.

—M-Muy bien... —hable nervioso, observé por última vez a HoSeok quien sólo se inclinó hacia mi.— Descansa. 

—Mucha suerte. —queria gritarle que no quería hacer esto. Y aún así, solo me mantuve en silencio entrando a mi habitación. Los nervios me ganaron esta vez más de lo que pude controlar, las lágrimas caían por si solas, sentía tanta impotencia, revolvi mis cabellos desesperado, tenía que calmarme antes de que el llegara.

—Tranquilo Seok, tranquilo. —me metí al baño, necesitaba lavarme el rostro, mis manos temblaban. Restrege mis rostro con mis manos, enjuagandome varias veces seguidas, mis ojos estaban rojos por el llanto, mi apariencia para nada buena, me veía al espejo sin moverme, el agua seguía callendo pero mi mente me tenía en otra parte, hasta que escuché la puerta abrirse y cerrarse. El estaba aquí. Lo escuché Caminar por la habitación, de un lado a otro, pero yo solo podía ver mi reflejo en el espejo dejando caer el agua. Estuve así varios minutos, agradeci que el no me apurara en salir.— Supongo que es hora. —me di valor a mi mismo para salir de una vez de mi escondite, ahí lo vi. NamJoon estaba sentado en el borde de la cama, el desajustaba su corbata y su vista estaba al suelo, cerré la puerta del baño y el levanto la vista. Sus ojos estaban medio cerrados, yo sabía que estaba cansado. Me mantuve parado en la entrada del baño, jugando con mis manos, sentía caliente mis mejillas que no tenía el valor de verle.

—¿Te quedarás toda la noche parado ahí?. —me pregunto, no sonaba molesto. Más bien, indeciso.

—No... —susurre, la luz de la recámara estaba apagada y solo la luz de la luna alumbraba por la ventana. NamJoon puso sus manos a cada lado  de la cama, su camisa estaba casi desabotonada.

—Ven. —me ordenó, quice negarme pero no quería hacerlo enojar. Así que muy lentamente camine hasta quedar frente a él. Me veía a los ojos y yo a los de él, respire pesado cuando coloco una de sus manos en mi cintura. NamJoon se fue recostando en la cama y a la vez me jalaba a mi, quedando encima de él, puse mis manos en su pecho evitando asi golpearlo con mi rostro.— Solo, por favor, cierra los ojos. —me pidió. Asentí nervioso a su pedido.— No los abras. —susurro.

NamJoon me recostó sobre la cama, quitando de a poco mi ropa, con sutileza, sentía un agarre firme sobre mi cintura, también podía sentir como la acariciaba de a poco. Estaba completamente desnudo ante el, estaba seguro que el también lo estaba, no hablábamos él solo se dedicó a acariciar mi piel, quería preguntarle por qué me pidió cerrar los ojos, di un pequeño grito cuando abrió mis piernas, lo escuché reír ronco. ¿Que era lo gracioso?.— No le veo la gracia. —dije avergonzado, no se digno a responder, el agarre en mi cintura se intensifico cuando lo sénti acariciar mi entrada, mordí fuerte mis labios para no gemir, aprete mis párpados.

—Tranquilo no voy a lastimarte. —no era que temía que me lastimara, sabía que no lo haría, pero cómo le decía que nunca había hecho esto. Había puesto algo líquido sobre mi entrada provocando que sintiera un escalofrío, NamJoon abrió más mis piernas poniendo una a cada lado de su cintura.— No quiero que me pidas que pare. —sono más a una advertencia. Asentí aún con mis ojos cerrados, fue ahí donde sentí que entró de una en mi, me dolió. Pero el tomó mis caderas evitando que me alejara, susurraba una y otra vez que me tranquilizara.

—D-Duele...

—Abre los ojos. —hice lo que me pidió, lo vi directo a los ojos, el parecía estar conteniendose para no empezar a moverse.— Duele, lo sé. Sólo déjame todo a mi, el dolor pasará.

—¿Lo prometes?. —pregunte con la voz entre cortada. NamJoon tomo mis muñecas con una sola mano.

—Lo prometo, ahora cierra los ojos. —dude en si obedecerle pero que más da, los volví a cerrar, tenía mucha vergüenza y el parecía saberlo. Con una mano sujetaba mis manos, con la otra sostenía mi cintura. Fue cuando empezó a moverse, el dolor seguía ahí, era insoportable, quería pedirle que parara, pero el tapó mis balbuceos con su propia boca. Ahogue un gemido entre sus labios cuando empezó a embestir con más fuerza, sus labios se movían ágiles que solo me quedaba seguirle el ritmo. Tal y como había dicho el dolor había desaparecido, ahora lo único que hacía era gemir, NamJoon mordía mi cuello y lamía mis pezones, quería pedirle que me soltara pero parecía un salvaje que había perdido los sentidos de él mismo. Se sentía bien, pero de verdad necesitaba atención.— ¿Quieres córrerte?.

—S-Sí... —Habia tomado mi miembro entre su mano, masturbándome al ritmo de sus embestidas. Las cuales se habían vuelto más rápidas, con el pasar del tiempo. Mis ojos estaban cerrados por completo, pero algunas lágrimas salían, mi boca babeaba cada que NamJoon tocaba un punto exacto dentro de mi. Haciendo que mi espalda se arquera, gemi alto cuando sentí como me lleno con sus fluidos, a la vez me corrí en su mano. Mi respiración era agitada al igual que la de él.

Gemi por última vez cuando sentí que salió de mi, acariciaba mis piernas.— Tienes que descansar, mañana tenemos un desayuno con mi padre. —lo escuché decir, mis ojos pesaban.— ¿Quieres tomar un baño?. —no le respondí, lo escuché suspirar, para después levantarse de la cama.— Ya puedes abrir los ojos SeokJin.

—Lo sé. —No hablamos ninguno de los dos, mentiria si dijera que no me había gustado, solo me sentía avergonzado de verlo.

—Muy bien, entonces descansa. —dijo. Se había puesto de nuevo sus ropas, camino hasta la puerta.— Feliz noche. —y me dejó solo.

Abrí mis ojos, viendo a la puerta de mi habitación, NamJoon ya no estaba aquí conmigo. Me había dejado solo, me hice un ovillo, tapándome con las sábanas, mis caderas dolían un poco, sentía aún mis labios hinchados por todos los mordiscos que recibí, mis muñecas un tanto rojizas, de seguro mañana estarían moradas. Toque mi cuello y ahí también sentía una mordida, mis mejillas estaban rojas, había tenido sexo con mi esposo, me había gustado, pero él fue... Tan frío conmigo. Cerré mis ojos aguantando las ganas de ponerme a llorar, era un chico fuerte, esto solo era algo normal en una pareja. Aún así no pude evitar soñar esa noche, con NamJoon abrazandome.

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