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|Capitulum l|


——Sigame por favor. ——me dijo con mucha educación el mayordomo que se hacia llamar HoSeok. La verdad ni siquiera quiero mencionar algo que incómode a alguien y fue por eso que camine detrás de él, observando las decoraciones de aquel castillo en el cual viviría de ahora en adelante, pasillos angostos, con una alfombra color verde adornando el largo piso, las paredes eran de un color caoba y algunos toques azulados. Pensé que estarían adornados de retratos familares o algún trofeo ganado en alguna guerra pero nada, estaban vacíos. ¿Que clase de castillo real no está decorado de cosas extravagantes? Creo que solo este.—— Su majestad por aquí. —pegue un pequeño brinco ante la voz del mayordomo.— Discúlpeme, lo he asustado.

—Esta bien, fue mi culpa. —susurre bajo. Me sentía raro ser llamado majestad o Principe. El me vio sin decir nada y solo seguio caminando a una parte del castillo más solitaria, oscura y tenebrosa para mí. En el fondo del pasillo había una puerta que llevaba a la que venía siendo mi habitación, vi como el mayordomo abrió la puerta con tan solo levantar la mano, ahí supe su habilidad, telequinesis. Una habilidad inusual, por lo general todos los habitantes de Belion poseen cuatro habilidades, yo solo puedo domar el fuego y viento, pero sigo sin poder dominar bien los otros dos.

—Adelante por favor. —me hizo una venía para que entrara, lo hice pero muy temeroso.— Estos serán sus aposentos a partir de hoy. —dijo él con seriedad.— Espero no le moleste que sea un poco simple, mandare a la servidumbre para que la decoren a su gusto. —¿Simple? Él ha dicho simple, para mí está era la habitación más lujosa en la que había estado, los colores eran tranquilos, la cama era muy grande que juraría decir que me hundiría en ella, muebles donde sentarse, una mesa pequeña, el baño era igual de ostentoso, pude ver algunos tapices de oro. Pero la pequeña habitación que estaba en una esquina me fascino, era el armario.— ¿Es de su agrado?. —me pregunto no muy convencido, ya que yo no había mencionado nada.— Si no le gusta podemos remodelarla como ya le dije. —negue rápidamente, no quería que gastarán en cosas innecesarias.

—Esta bien, es una habitación cómoda. —dije bajo, tenía tanto miedo de hablar alto.— Nunca había estado en un lugar así, todas las casas del distrito Efernal son pequeños y las familias duermen en una sola habitación. —comente con mi voz temblorosa, sin darme cuenta si a él le interesaba o no, más seguro que no.— Esto es un lujo que no debería estar recibiendo alguien como yo. —susurre.

—Usted es el prometido del siguiente Rey, puede pedir lo que quiera y se lo darían. —me afirmó. No le respondí, solo mantuve la cabeza gacha.— Bien, permítame buscarlé el atuendo que usará en la cena. —dijo entrando al armario.— Puede tomar una ducha, llamaré a las sirvientas para que le ayuden con el baño.

—¿Qué?. —pregunte viéndolo incrédulo.

—¿Qué fue lo que no entendío?.

—El baño, ¿Co-Cómo que ayudarme a bañar?. —observe como aguanto las ganas de reirse de mi.

—Majestad, las sirvientas lo ayudarán a tallar las partes de su cuerpo que usted no pueda. —¡Oh no, eso nunca!.

—No, lo haré solo.

—Pero majestad, ese trabajo es para ellas.

—No. —dije firme.— Me bañare yo solo, no quiero que nadie me ayude.

—¿Y como lo hará?. —pregunto ya un poco molesto, podía notarlo por su voz rasposa.

—Lo he hecho toda mi vida, sé cómo hacerlo. —dije serio. El asintió sin ganas.

—De acuerdo majestad, entonces puede ir a tomar una ducha en lo que yo busco su atuendo. —agradecí su comprensión, después de todo es su trabajo y debe estar acostumbrado a ese tipo de berrinches de los miembros de la familia real, pero aún así se que no debi ser grosero, pero de tan solo pensar que algún desconocido me toque es sumamente aterrador, apenas y me estoy haciendo a la idea de que sería el esposo de un príncipe. Sin decir nada me di la vuelta y entre al baño de mi ahora habitación.

Decir que me bañé es algo único, pues porque en donde vivía lo único que había era agua fría, en cambio aquí, incluso había agua climatizada, la tina fue relajadora y más el olor del shampoo de limón, pude ver mi piel más limpia que antes, incluso más suave y aromatizada.— Así que esto se siente estar completamente limpio. —escuche la puerta ser tocada.

—Majestad, sé que está disfrutando del baño pero debo interrumpirlo. La cena empezara en unos minutos y debe estar listo. —los nervios volvieron a mi, recordando la razón de mi estadía.

—En seguida salgo. —dije.

• • •

HoSeok me había dicho que no estuviese nervioso, pero era inevitable. Yo pensé que iba a haber muchas personas sentadas en una gran mesa pero no fue así, seguía sin entender por qué me vistieron tan elegante para una simple cena, jugue con mis manos esperando sentado en una de la sillas, la verdad solo pude observar a los sirvientes poner comidas tras comidas en la mesa, me pareció curioso que hayan puesto incluso helado, mi boca empezó a babear, la única vez que comi algo tan delicioso como el helado fue cuando era un niño...— ¿Quiere un poco de helado majestad?. —me pregunto el chef, un chico amable con bonita sonrisa.



Baje la mirada de nuevo, tenía tantos nervios.— N-No. —dije en tartamudeos.

—¡Oh! Pero si quiere no dude en pedírmelo.

—Cl-Claro... —pasaron largos minutos y nadie más que HoSeok y el chef real estaban conmigo, ellos parecian conocerse, preferí guardar silencio y jugar con mis manos como siempre haciendo pequenas llamas en las llemas de mis dedos, me gustaba sentir la textura que dejaba después de apagarlo. Las puertas del comedor se abrieron dejando ver al rey, seguido de un pequeño niño risueño que corrió a sentarse a la mesa. Dude en si debía parar, vi de soslayo a HoSeok y él me asintió para que lo hiciera.

—¡SeokJin! —dijo el muy divertido viéndome de pies a cabeza.— Que gran cambio. —hablo bastante animado— Adelanté, siéntate de nuevo.

—Si majestad. —el sólo sonrió, sentandose en la cabecera de la mesa, el chef se apresuró a servirle su cena.

—¿Papá, quien es él?. —se me había olvidado que había un niño entre ellos.

—El es el prometido de tu hermano. —le respondio, el niño abrió su boca sorprendido.— Saludalo. —el menor se levanto de su asiento y camino hasta quedar a mi lado, hizo una reverencia y después me sonrió mostrando su dentadura y ese espacio entre ellos dejándome saber que se le había caído un diente.

—¡Mucho gusto! ¡Soy Kim JungKook, espero que cuides de mi y yo cuidare de ti! —sonreí por lo tierno que era esa criatura. Sabía que la reina había muerto al dar a luz a su último hijo, de seguro era el.

—El gusto es mío JungKook. —le dije al pequeño quien se abalanzó sobre mí y me dio un gran abrazo mientras reía. En serio este niño era tan dulce.

—¡Estoy tan feliz de tener un nuevo hermano mayor!.

—No JungKook, el no es tu hermano, es el prometido de tu hermano mayor. —le explicó el rey, no pude evitar soltar una risita cuando el menor hizo un puchero.

—Yo quería un hermano, NamJoon nunca está y no tengo con quien jugar. —le dijo al rey con tristeza.

—Ya tendrás con quién jugar mi niño, después de todo tendrás un sobrino en muy poco tiempo. —mis mejillas se sonrojaron y baje la mirada, eso era algo que de verdad me tomaba por sorpresa también. JungKook pareció no entenderle a su padre pero aún así asintió eufórico.

—¡Eso suena bien!. Tendré un sobrino. ¿Tu y NamJoon van a casarse?. —no respondí. De verdad que no sabía que responder.

—Deja de atormentar a SeokJin hijo, es hora de cenar. —el menor asintió soltandome, hizo un pequeño berrinche para sentarse a mi lado y lo obtuvo. Quería preguntar ¿Por qué solo nosotros tres estábamos comiendo en la mesa? Pero me abstuve de hacerlo, los meseros me habían servido una extraña comida que se veía deliciosa, tenía hambre que ni me había acordado por todas las sorpresas que tuve hoy. Pero tenía un pequeño problemita, no sabía que cubiertos usar, todos me parecían iguales que me estaba dando un ataque de pánico al no saber que hacer.— ¿Algún problema SeokJin?. —me pregunto el Rey, no podía decir nada.— ¿No te gusta la comida? ¿Si quieres puedo pedir que te preparen algo diferente?.

—N-No es eso majestad...

—Dime SeHun. —hablo el rey, yo asentí con pena, porque me había pedido llamarlo por su nombre.

—Es solo mi señor que yo... —¿Por qué seguí hablando tan bajó?.— no se que cubierto usar. —dije avergonzado hasta la médula, sentia mis orejas calientes. Cerré mis ojos por instinto hasta que escuche la vocesita de JungKook hablarme, fue cundo los volví a abrir.

—Eso no importa, usa el que tú quieras. —me alentó el menor con una sonrisa sosteniendo un tenedor frente a mi.— O bien puedes usar las manos como yo, mira. —dijo para después tomar un pedazo de carne con sus manos y llevarlo a la boca.— No se sientas triste, yo tampoco sé que que servidora usar. —rió un poco.

—Hazle caso a JungKook, no te preocupes por qué utensilio usar a la hora de comer, estamos en familia y las reglas de etiqueta no se ponen en uso con nosotros. —agradecí ese amable gesto que tuvieron conmigo, le recibí el tenedor a JungKook susurrándole un gracias. La cena siguió normal, aún me sentía incómodo pero la voz de JungKook me distraía, el niño hablaba de cualquier cosa para tenerme entretenido, la comida estaba deliciosa, nunca había probado algo tan esquisto en toda mi vida. De vez en cuando el rey SeHun me comentaba más de algo, solo éramos nosotros tres y HoSeok. Hasta que la puerta volvió a ser abierta, quice evitar voltear a ver pero soy todo un curioso y lleve mi mirada al frente.

—¡Hermano!. —escuche decir a JungKook, quien corrió a los brazos de aquel chico alto.— ¡Te extrañe mucho!. —el era NamJoon, no tenía que ser un genio para saberlo. Su mirada era fría, su semblante rígido que me dio un pequeño escalofrío. El rey se puso de pie y también recibió a su hijo de brazos abiertos, solo fui yo quien se quedó callado viendolo en silencio.

—Padre. —su voz, era tan potente. Él no se digno a verme, para el yo era un desconocido y también para mí el era uno, solo me dediqué a ver sus facciones, era alto, incluso más que yo, su piel un poco bronceada y sus cabellos rubios. Note que tenía musculatura en los brazos aún usando ese traje elegante que le quedaba tallado al cuerpo, yo, sería su esposo.

—Espero todo haya ido bien con las negociaciones del otro reino.

—Así fue padre. —contesto él.

—¿Cuáles fueron sus condiciones al hacer el pacto?.

—Quieren muy pocas cosas, solo piden se sigan respetando sus costumbres y tradiciones, al igual que las rutas de comercio.  —la comida ya no me pasaba, era demasiado incómodo.

—¿Otra cosa que hayan pedido?. —le pregunto el rey.

—Quieren que despose a la hija del consejero real, ella está en edad de casarse y ellos piensan que sería de muy buena influencia. —me tenze en mi lugar, eso significa que no sería yo su esposo, sino otra persona. Eso me libraría a mi de esta obligación.— Opino que está bien, de echo el consejero del reino Segran está de camino hacia acá, el su esposa y su hija, quieren hablar de esto contigo. —el rey suspiro.

—Lamento decirte hijo que mi respuesta será un No.

—Pero padre, eso nos haría estabilizar el reino.

—No NamJoon. —el ya no dijo nada, se mantuvo en silencio escuchando a su padre.— Hace años te dije que tu madre ya había escogido quién sería tu pareja y así será.

—Pero esa persona no está aquí. —ataco el.

—Sí lo está, está aquí. —la mesa quedó en silencio, incluso JungKook había dejado de comer.— SeokJin. —me llamo, tuve que levantar la mirada topandome con el rostro de molestia de NamJoon.— Te presentó a mi hijo, Kim NamJoon, heredero al trono... Tu prometido.  —el no dijo nada solo me observó con un rostro frío, carente de emociones.— Ha llegado esta mañana, y como tu madre lo pidió la boda será dos días después de que ustedes se conozcan. Así que la respuesta es No a tu propuesta, esa chica tendrá que regresar a su reino junto a su familia, porque nada ni nadie hará que yo no cumpla el último deseo de mi esposa.  —dijo el rey SeHun con molestia en su voz.

—Esta bien padre que así sea. Tu palabra es la ley. —respondio NamJoon quitándome la vista de encima, me sentí incómodo ante su tono desinteresado.— Espero me disculpen debo atender unos asuntos. —menciono para después acercarse a mi.— Feliz noche. —quise responderle pero el no me dejó, salió del comedor sin decir nada más, pude llegar a ver qué estaba acompañado de otras dos personas, dos chicos que parecían ser sus escoltas.

—No te sientas incómodo. —dijo el rey, le preste atención, después de todo el era muy amable y me agradaba mucho.— Mi hijo es así, ya te irás dando cuenta.

—Entiendo rey SeHun. —vi mis manos, chasquie mis dedos formando un pequeño remolino de aire y a la vez fuego, era algo difícil para unos unir dos elementos a la vez pero desde que yo tengo memoria me ha sido fácil lograrlo.

—Muy bien, es hora de ir a dormir. Vamos mi niño. —dijo el rey a su hijo menor.— pero antes despidete de SeokJin.— El menor corrió a mis brazos, dejo un beso en mi mejilla.

—¡Feliz noche Jinnie! —¿Jinnie? Me había ganado un apodo. JungKook extendió sus manos dejando aparecer un girasol, mis ojos se agrandaron. Su habilidad era la teletransportación.— Para ti. —dijo para después correr a brazos del rey. El cual muy amable como siempre me deseo buenas noches. Así quede yo solo en ese gran comedor acompañado de HoSeok el cual hizo un carraspeo para llamar mi atención.

—Una día largo. —comento el.

—Muy largo. —respondí bajo.

—Venga mi príncipe, no se desanime así es el príncipe NamJoon. —quizo animarme.— mientras es hora de que usted descanse.

—Gracias.

—No es nada majestad, es mi trabajo cuidar de usted desde ahora. —el camino de regreso a mi habitación fue corto, HoSeok se despidió de mi y así quede solo en esa habitación. El sueño me estaba ganando, que me tuve que recostar en la cama, era cómoda como pensé. Con las llemas de mis dedos hice una pequeña llama alumbrando la oscura habitación, pensando y pensando en cosas que de verdad me preocupaban.

—Prometido. —soy su prometido... Un simple plebeyo de un distrito pobre.

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