¶Prefacio
Omnisciente:
—¿Cómo voy a subir?
Esa era una gran incógnita. A pesar de ser un príncipe y de tener a todos bajo su poder, no podía salir al territorio humano cada vez que le placiera. Las fronteras del reino siempre se encontraban resguardadas por arcángeles que velaban por la protección de los humanos, impidiendo así que salieran demonios de fuerza superior a dañarlos. Mientras, los inferiores se paseaban por ahí, como si nada ya que no representaban peligro alguno.
—No puedo hacerlo volando. Conoces las consecuencias que acarrearía eso.
El hombre de traje que lo veía atento, asentía con la cabeza en dirección al demonio. Se les concedía la salida cada mil años para hacer lo que quisieran por un plazo de trescientos sesenta y cinco días, y todavía le faltaban unos trescientos ochenta, para poder hacerlo de nuevo.
Ellos no tenían ese tiempo.
—Eso todavía no lo sé —se encogió de hombros mientras se levantaba—. Tienes que hacer las cosas bien. Solo tenemos esta oportunidad y no podemos desaprovecharla.
El demonio, semidesnudo, le dio una palmada en el hombro a Mammon, su hermano. Este salió de la habitación con una sonrisa triunfal, sabiendo que por fin Asmodeo podría acabar con el sufrimiento que les había ocasionado su padre, y sus planes por fin serían consumado.
—Salir al mundo humano —se dijo a sí mismo Asmodeo—. No será tan malo entonces. Puede que consiga alimento suculento que aquí no hay. ¿Carne fresca en algún lugar puritano? —se rio.
Por la noche Asmodeo averiguaría cómo salir de allí hablando con las brujas del círculo del infierno. Por el momento, se daría una ducha para relajarse un poco y quitarse el olor que la súcubo de hacía un rato le había impregnado en el cuerpo.
Todo lo que les tocó pasar lo pagarían caro. Sus desprecios, sus actitudes, y las faltas de respeto de los que creía que eran sus hermanos; todo iba a
ser cobrado de una manera que jamás se podrían imaginar.
No se les dejó explicar nada, simplemente los sacaron de allí. Los expulsaron y borraron de la historia para siempre, tachándolos de malvados y renegados, cuando los únicos malditos traidores fueron ellos.
Ni siquiera su padre los escuchó.
Pero todo cambiaría cuando lo tuvieran en su poder. Ese ser que les llevaría a la victoria iba a ayudar no solo a que se hiciera la voluntad de los demonios en la Tierra, sino también a que sus hermanos desterrados reclamasen la misma como suya, como siempre debió ser.
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Un demonio con sed de venganza
Una humana un poco pendeja, no creyente de lo paranormal
Un secreto que los puede unir, o quizás separar.
Un Harry, que no es Potter.
Una mascota un tanto..., peculiar.
Aquello a lo que tanto miedo le tenemos, regresará con más poder que antes.
Solo una persona podrá detenerlo.
∞
El destino está escrito,
desde el comienzo del universo.
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