No cambié mi nombre ni mi identidad; lo único que tuve que hacer fue esconderme. Lo hice bastante bien, ya que no había noticias de mí y solo mi familia sabía lo que me pasaba y dónde estaba. Estuve con mi primo David e incluso fui a Juilliard para ver la interpretación de Louis Gerald, junto con sus amigos cazatalentos de una nueva discográfica que buscaban carne fresca. Una vez en Juilliard, seguí a mi primo hasta uno de los teatros principales para ver el show principal de Louis Gerald Train, que comenzó poco después de mi llegada.

—¿Ves a ese chico de ahí? —señalé a Louis Gerald, quien estaba interpretando un papel en una aburrida obra musical. Después de que David asintió con la cabeza y me pidió que guardara silencio para que pudiera seguir disfrutando de la obra, añadí:— Ah, bueno, quiero que lo contraten a como dé lugar, porque él es un muy buen cantante, solo escúchalo cantar y verás que es cierto. —yo llevaba un disfraz; en realidad, solo tenía puesta una peluca, lentes de sol y una gabardina, para que nadie me reconociera. Me habían dejado entrar a Juilliard gracias a David y a sus compañeros del trabajo.

—¿Tiene música original? —este idiota quería música original y estaba claro que Louis no tenía, así que negué con la cabeza, un poco decepcionado—. ¿Escribe su propia música? ¿Produce? ¿Dirige? ¿Por lo menos compone algo?

—¡No sé, no tengo la más mínima idea, David! —me di cuenta de que tal vez hasta la producción escuchó mi grito; me caracterizaba por gritar fuerte. Sin embargo, la obra no se detuvo y solo pedí disculpas engrosando un poco mi voz (así Louis Gerald no me había escuchado en lo más mínimo)—. Que cante en bares y después haga covers, ¿eso sí puede hacerlo? ¿O hay alguna norma que le impida hacerlo?

—Creo que sí puede —David no tenía idea de quién era Louis Gerald—. ¿Algo más? ¿Por qué quieres que lo haga?

—Tú solo hazlo, David —me aseguré de no gritar esto último por miedo a crear otra escena y que me saquen del teatro de la escuela de Juilliard—. Te pago si lo necesitas.

—No lo necesito y él es muy lindo —de nuevo mis celos, pero poco me importó porque se supone que estaba muerto y no pude reclamarle al imbécil de mi primo; además de que David era casado, así que no me preocupé demasiado—. Me aseguraré que esté bien.

—Recuerda que estás casado con Michael, idiota —le recordé que su esposo existía porque pareció haberlo olvidado.

—A veces se me olvida —como en esa ocasión, David. ¡Maldita mosca muerta!

—Solo no seas un idiota con él y tal vez necesito ir al baño, pero tal vez puedo aguantar un poco más —me negué a ir al baño por seguir viendo a Louis Gerald; Dios, su trabajo era espectacular, y también por David—. Cuídalo mucho, es una excelente persona y quiero verlo bien.

—¿Es tu exnovio o algo similar? ¿Por qué quieres que lo cuide? ¿Te acostaste con él y le pegaste alguna enfermedad?

—¡Por Dios, no! —esa vez sí me sacaron del teatro de Juilliard, y gracias a Dios que Louis Gerald no estaba en escena, así que, sobre todo él, siguió sin haberme reconocido.

Fue el momento más vergonzoso de mi doble vida, porque sí, me habían humillado antes (o tal vez no, tal vez yo era el que humillaba a la gente y llamaba a las personas como gatas o gatos; en especial a las personas que me servían). Sí, fue muy raro todo. Solo en Itaville sabían que morí; o al menos eso era lo que esperaba.