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Capítulo 7: Milk

Los ojos de Milk se abrieron de golpe ante la revelación que ahora la estaba haciendo hiperventilar. ¡Goku! ¡La voz era Goku! En cuanto él le hubo respondido ella creyó sin duda alguna que no estaba solamente escuchando una voz creada por su subconsciente, tampoco era un familiar muerto hace tiempo que estuviera tratando de embrujarla. Era alguien real, tangible, y bueno, ¡ardiente! No que el hecho de él siendo ardiente fuese importante, -pensó Milk- pero en serio eso tampoco hacía daño ¿verdad?

Incapaz ya de mantenerse quieta, Milk se levantó y fue hacia su ventana. Abrió las persianas y miró al otro lado de la calle hacia la casa de Los Henry, preguntándose qué estaba haciendo Goku. Preguntándose si él estaba preguntándose acerca de ella y lo que ella estuviera haciendo.

—¡Oh, es en serio!, -se dijo a sí misma- acabas de conocerlo, en realidad ni siquiera lo conoces, ¿y te estás preguntando si él está pensando en ti? Hazte un favor Milk y tómate un *Kit Kat y date un respiro* (Kit Kat es una barra de chocolate rellena con sirope de caramelo).

Cerró las persianas, se dio la vuelta, se apoyó contra la pared y cerró los ojos. Tomando una inspiración profunda decidió que necesitaba hacer algo para mantenerse ocupada hasta que Pan y Bulma volvieran a su casa. Había una pila de ropa sucia en el suelo frente a su clóset, ella agarró la cesta vacía de ropa para lavar, la llenó y la llevó escaleras abajo al lavadero. Aún sin funcionar a toda máquina ella ni siquiera se molestó en clasificar la ropa, simplemente tiró dentro toda la ropa blanca y de color junta y le puso un poco de detergente encima. Cerró la puerta de la lavadora y volvió a la sala de estar.

—Está bien -dijo en voz alta-. —¿Qué sigue? -dio una vuelta completa dejando que sus ojos recorrieran la habitación-. La única cosa que observó fue que a la sala de estar le hacía falta quitarle el polvo. Fue a la cocina y tomó un trapo para limpiar y un aerosol para el polvo que está debajo del fregadero de la cocina y volvió a la sala. Tratando de ir alargando las cosas roció cada artículo, grandes y pequeños y los frotó cuidadosamente con el trapo. Para cuando terminó, Milk estaba segura de que la sala de estar nunca había estado tan limpia desde que habían vivido allí. Puso el trapo y el aerosol de vuelta en su lugar y para ese momento su ropa estaba lista para ir a la secadora.

Cuando finalmente miró hacia el reloj, gimió al darse cuenta de que sólo había pasado una hora desde que había bajado. ¿Qué iba a hacer ahora? —Podría ir a la casa de Los Henry y ver si ya han terminado con los platos de mamá -se dijo-. —Claro Sherlock; eso no sería para nada obvio.

Milk volvió a su cuarto, buscando en su mente cosas que podría hacer para abstenerse de pensar en ya-sabes-quién, al menos hasta que Pan y Bulma volvieran. Cuando cerró la puerta de su habitación detrás de ella, su mano rozó el traje de baño colgado en el pomo de la puerta.

—Está bien, será tomar el sol -se dijo-.

Milk tomó el traje de baño, fue al baño y se cambió de ropa, pasó una mano por sus piernas y decidió que estaba lo suficientemente suaves para simplemente descansar sobre una toalla en el patio trasero. Se miró en el espejo y supuso que la vista era lo suficientemente satisfactoria. Ella era un poco pequeña con 1,58 metros, delgada y musculosa gracias a tanto jugar en el equipo femenino de tenis. No era como Beth de "Dog el Caza Recompensas" en el departamento de los pechos, como Bulma había señalado tan amablemente, pero tampoco era Grace de "Will y Grace", se imaginaba que una copa *C4* (medida estadounidense para los brassieres) no era algo de qué quejarse. Su cabello era el aspecto favorito sobre sí misma, negro como la noche, lacio y largo, nunca le había gustado cortárselo y para tomar el sol decidió atárselo en una cola de caballo. El traje de baño era un bikini por el que había dejado que Pan y Bulma la convencieran, a pesar de que ella no daría ni dos centavos para comprar algo cuya parte de abajo no combinaba con la de arriba. Supuso que si le gustaban dos trajes de baño diferentes, ¿por qué no comprar la mitad de cada uno? —Con ese razonamiento no es raro que estés escuchando voces -se dijo-.

—Sobre todo, -pensó Milk- no me veo tan andrajosa.
Se deslizó en sus chancletas rosas, tomó su teléfono, auriculares, una toalla y sus lentes de sol y salió por la puerta de atrás. Su patio trasero era muy sencillo, sólo un cuadrado y ni siquiera tenía una valla alrededor. Ni su madre ni ella pensaban que realmente fuera necesaria una cerca. No tenían un perro, ni niños a los que cercar allí, así que cuando Milk y su madre habían comprado la casa, su madre jamás se había molestado en mandar a construir una. Había un único árbol creciendo exactamente en el medio del patio, así que dependiendo de la hora del día ella debía recostarse en la zona izquierda o en la derecha del patio.

—Es el lado derecho.

Milk tomó su toalla y la estiró en el césped. Ya se había puesto los auriculares en los oídos y había colocado su reproductor MP3 en modo aleatorio; Pearl Jam era la banda que estaba tocando en ese momento. Se puso los lentes de sol y giró para sentarse en la toalla. Fue cuando se dio la vuelta que se dio cuenta de que al elegir el lado derecho del patio trasero y ya que no había una valla, estaba directamente en frente de la fachada de la casa de Los Henry. Esperen amigos, esto se pone incluso mejor; es la parte de la casa donde se encuentra la ventana de la habitación de Goku.

—Malo, -pensó Milk- esto es muy, muy malo. Puedo levantarme e ir a acostarme en el lado izquierdo del patio... en la sombra... lo que no tiene sentido, o puedo recostarme aquí y que parezca que planeé totalmente ponerme un bikini y me puse justamente frente a la ventana de Goku como un cartel de propaganda. Por el amor a las colas de cerdo, ¿podría alguien por favor lanzarme un hueso? -gritó la mente de Milk-.

Se sentó allí debatiendo consigo misma por un minuto o dos, luego lanzó sus manos al aire y dijo: —A la mierda con eso, él puede darse un festín con la vista si lo desea y si quiere saber si lo hice por él, puede simplemente preguntármelo -con un decidido bufido, Milk se recostó de nuevo en la toalla, con los brazos a los lados, los pies extendidos en el suelo y las rodillas ligeramente dobladas-.

Mientras cerraba los ojos comenzó a sentir la calidez del sol filtrándose en su piel y calmándola. Tomó algunas inspiraciones profundas y se enfocó en la letra de la canción que sonaba ahora en sus oídos. La canción era Intocable de Taylor Swift, ya la había oído un par de veces, pero jamás la había escuchado realmente y ahora mientras escuchaba las palabras algo dentro de ella se despertó.

Intocable como un lejano cielo de diamantes

Estoy extendiendo mis manos y simplemente no puedo decirte por qué

Estoy atrapada en ti

Estoy atrapada en ti

Intocable

Ardiendo más brillante que el sol

Y cuando éstas cerca siento como que me deshago

En mitad de la noche

Cuando estoy en este sueño

Es como un millón de pequeñas estrellas

Deletreando tú nombre

Tienes que venir, vamos, di que estaremos juntos

Vamos, Vamos

Pequeño bocado de cielo

Está medio lleno y no esperaré aquí todo el día

Sé que estás diciendo que estarás aquí de cualquier manera

Pero eres intocable

Ardiendo más brillante que el sol

Y cuando estás cerca siento como que me deshago

En mitad de la noche

Cuando estoy en este sueño

Es como un millón de pequeñas estrellas

Deletreando tú nombre

Tienes que venir, vamos, di que estaremos juntos

Vamos, vamos

Oh

En mitad de la noche

Podremos formar este sueño

Quiero sentirte a mi lado

Parado junto a mí

Tienes que venir, vamos, di que estaremos juntos

Vamos, vamos

Pequeño bocado de cielo

Oh, oh

Estoy atrapada en ti

Oh, oh, oh

Intocable

Ardiendo más brillante que el sol

Y cuando estás cerca siento como que me deshago

En mitad de la noche

Cuando estoy en este sueño

Es como un millón de pequeñas estrellas

Deletreando tú nombre

Tienes que venir, vamos, di que estaremos juntos

Vamos, vamos

Oh, oh

En mitad de la noche

Cuando estoy en este sueño

Es como un millón de pequeñas estrellas

Deletreado tú nombre

Tienes que venir, vamos, di que estaremos juntos

Vamos, vamos

Pequeño bocado de cielo.

Milk en realidad no entendía como lo sabía, pero al igual que su mamá simplemente sabía cosas. También sabía sin lugar a dudas que su futuro estaba con Goku. No estaba segura de cómo o por qué, o cuando y en ese momento él parecía bastante intocable, luego se dio cuenta de que estaba recibiendo una llamada. Miró la pantalla de su teléfono y vio que estaba llamando Bulma.

—¿Aló? -preguntó Milk-.

—Tengo malas noticias y buenas noticias, no te cobraré por ninguna así que ¿cuál prefieres primero? -respondió Bulma-.

—Cachetéame primero, palméame la espalda después -le dijo Milk-.

—Malas noticias entonces. No volveré a tu casa hasta por lo menos las 9:00. Mi mamá y mi papá están en una de sus etapas "somos una familia", debemos comer en la mesa juntos, bla bla bla... Así que naturalmente siendo la cosita dulce que soy no discutí con ellos por veinte minutos, ni lancé mi puerta, ni les dije cuan del 1950 estaban siendo, no yo no, yo sonreí dulcemente.

—Bulma, tú no haces nada dulcemente, ¿cómo lograste sonreír?  -devolvió Milk-.

—Oh, cállate. Esa fue la cachetada, la palmada en la espalda es que podré ir, incluso después de ese berrinche que no hice -dijo ella con arrogante satisfacción en su voz-.

—Trata de mantener tu boca cerrada entre ahorita y ese momento, así no tendrás que llamarme luego con algo peor que una cachetada ¿está bien? -le dijo Milk-.

—Bueno, bueno. ¡Por Kami-sama! ¿Quién escupió en tu pizza? -le dijo Bulma-.

—Te daré los detalles esta noche pero basta con decir que al menos una pieza ha encontrado su lugar en el rompecabezas.
Milk pensó sobre sus palabras un momento y luego recordó una pregunta que Goku había hecho cuando estaba "hablándole". Él le había preguntado de dónde había sacado su extraña forma de hablar. ¿Hablaba raro?

—Oye Bulma, ¿crees que hablo raro? -le preguntó-.

Hubo silencio en el otro lado de la línea por un momento, Milk asumió que Bulma estaba pensando o que había encontrado algo más interesante a lo que prestarle atención y Milk estaba a punto de repetir la pregunta cuando Bulma respondió: —Te das cuenta de a quién le estás preguntado, ¿verdad? Porque te acabo de preguntar quién escupió en tu pizza y supiste exactamente lo que estaba tratando de decir. Así que, sólo estoy diciendo, yo podría no ser la mejor para juzgar ninguna de las rarezas que puedas tener.

—Eso es verdad -respondió Milk-.

—Te veré esta noche, trata de no hacer nada loco sin mí, ya sabes cómo me gusta mirar -dijo Bulma riéndose suavemente de su propio chiste mientras colgaba-.

Milk sacudió la cabeza riéndose del enfermo y retorcido sentido del humor de su mejor amiga. No se molestó en volver a encender su música; simplemente escuchó los sonidos a su alrededor. En su mayor parte los únicos sonidos que escuchó fueron pájaros y ladridos ocasionales. Aparte de eso era un tranquilo día de verano. Mientras sentía las gotas de sudor bajar por su cuello pensó: —Modifiquemos eso, es un tranquilo y cálido día de verano.

Milk rodó sobre su estómago, cerró los ojos y dejó que el calor y los sonidos pasaran sobre ella, antes de darse cuenta se había quedado dormida.

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