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Capítulo 28: Goku

Goku sabía que estaba en problemas por no decirle a Milk que necesitaría mudarse a Rumania después de la unión, pero estaban ocurriendo demasiados cambios al mismo tiempo y él no quería lanzarle más. Obviamente había estado equivocado al no decirle. Quizá todo este asunto del emparejamiento era difícil, incluso si estaban destinados a estar juntos, aparentemente eso no significaba que las cosas iban a ser sencillas. Sin embargo todavía prefería tenerla, incluso si estaba furiosa con él, que no tenerla en absoluto. En realidad era muy linda cuando estaba furiosa. Esperaba que pudiera suavizar las cosas cuando hablaran esta noche.

El padre de Goku había hablado con Freezer Gold y estableció la hora y el lugar para el desafío. Freezer le había preguntado varias veces si Milk iba a estar ahí y eso puso a Goku y su lobo al límite. También tuvo el valor de preguntar si ella había recibido su ofrenda, lo que había causado que Goku dejara salir un feroz gruñido por el que su Alfa lo había castigado.

—Nunca pierdas el control; eso le da la ventaja al otro lobo -le dijo a Goku-.

Goku había tenido que salir afuera para calmarse; su padre lo había seguido. Al principio su Alfa no le dijo nada, sólo lo dejó luchar con sus emociones, pero luego habló.

—¿Te das cuenta de que algo de la intensidad de tus emociones es debido a que el vínculo no está completo? Una vez que lo esté tendrás mucho más control. Hasta entonces tendrás que refrenarlas. Mañana durante el desafío, si pierdes el control no serás capaz de pensar claramente. La rabia nublará tu cerebro y eso ralentizará tus movimientos. Tienes que separar tus emociones de tu lucha; ¿entiendes lo que te estoy diciendo? -preguntó Bardock-.

—Sí, pero es más fácil decirlo que hacerlo. Sin embargo lo intentaré -Goku bajó la cabeza y en voz muy suave le dijo a su padre-, tengo miedo, ¿eso me hace débil?

Bardock fue hacia su hijo y lo envolvió en un apretado abrazo, como solía hacer cuando Goku era un cachorro.

—El que seas capaz de admitir tus temores muestra cuán fuerte eres. Sólo un tonto finge no temer a las cosas difíciles y atemorizantes. Soy el Alfa de la manada rumana, la manada de Canis Lupus más grande del mundo y sin embargo yo también tengo miedo. Todo estará bien, Goku. Eres fuerte y capaz, has entrenado toda tu vida para luchar en tus dos formas, ganarás, te unirás con Milk y un día serás el Alfa -le dijo a Goku con completa confianza-. Goku aceptó el consuelo que venía de tener a su Alfa abrazándolo, vertiendo su poder en él. Para los lobos, tocar era una parte importante de su comodidad y él apreciaba la voluntad de su padre por darle semejante regalo.

Mientras Bardock se separaba de Goku ambos se giraron hacia el sonido de una puerta abriéndose y luego cerrándose.

—Suena como que tu mamá y Milk regresaron. Vamos a informarlas de lo que está planeado para mañana -le dijo Bardock-.

Goku dudó, no podía creerlo pero en realidad estaba nervioso sobre ver a Milk. Sabía que ella estaba molesta con él y se sentía avergonzado por haberle retenido información, está bien, más que eso, información muy importante, para ella.

—¿Hay algo mal, Goku? -le preguntó su padre-.

—Mientras Milk y mamá estuvieron fuera, ella se enteró sobre tener que mudarse a Rumania -explicó Goku-.

—Ahh -dijo Bardock comprendiendo-, no le habías dicho aún, y ahora está molesta contigo, con todo derecho debo decir. Sabes que no debe haber secretos entre compañeros.

—Estaba tratando de ahorrarle cualquier estrés adicional al menos hasta que el desafío termine. No estaba tratando de ser engañoso, pero ahora veo que debí haber puesto más confianza en su habilidad para manejarlo -admitió Goku-.

—Aprenderás hijo, garantizado que puede que falles muchas veces en el proceso e incluso pases algunas noches en, como dicen los americanos, la caseta del perro, pero no obstante, aprenderás -le dijo su padre, palmeándole la espalda-. —Vamos, enfrentemos la ira de tu pequeña fierecilla. Una vez que lo saque de su sistema ella estará mejor.

Goku caminó cautelosamente hacia la sala de estar sintiéndose como una presa, lo cual era realmente un sentimiento extraño desde que él era el depredador; no le gustaba eso para nada. Milk estaba sentada en la silla fea, como la había escuchado pensar al respecto. Eso le dijo que no quería que él se sentara junto a ella. No pudo evitar la sonrisa que se extendió a lo largo de su rostro. Como si ella sintiera su presencia, levantó la mirada directamente hacia sus ojos y esa mirada lo penetró hasta el alma. Ella era suya... y estaba enfadada, de hecho si fuese posible él imaginó que el vapor estaría saliendo de esos mechones negros. Antes de que pudiera ir hacia ella, Bulma caminó justo frente a su línea de visión. Ella no lucía muy feliz tampoco.

—Unas palabras bola de pelos -fue todo lo que Bulma le dijo mientras giraba para caminar hacia el comedor-. Obviamente ella esperaba que la siguiera.

Una vez en el comedor se dio la vuelta y lo clavó con una mirada igual a la que Milk le había dado.

—Voy a decir esto sólo una vez, y sólo una. Sería muy sabio de tu parte escuchar. Si hay algo, y me refiero a cualquier cosa, incluso si es algo como que tienes un dedo adicional en el pie o lo que sea, cualquier cosa en absoluto que no le estés diciendo a Milk mejor lo confiesas. Lo que hiciste fue tan, tan, tan patético. ¿Me captas? Entraste en su mundo y tiraste del proverbial tapete desde debajo de sus pies. Ella merece saber la verdad acerca de todo. Si hay algún ritual de apareamiento entonces voy a darte una advertencia justa, porque en caso de que no te hayas dado cuenta ella es un poco delicada con respecto a toda la parte física de la relación; si no se lo dices ahora eres propenso a terminar como una alfombra frente a su chimenea. ¿Estamos claros, Cujo? -preguntó Bulma-.

—Muy, muy claros. No pretendía herirla -comenzó a decir Goku-.

Bulma mantuvo su mano elevada para silenciarlo.

—Ahórratelo saco de pulgas, no es a mí a quien tienes que convencer. Si haces feliz a Milk, eso nos hace felices a Pan y a mí.

—Bulma ¿ya terminaste de establecer la ley con mi compañero? -ambos escucharon a Milk preguntar-.

—Supongo que terminé -dijo Bulma mientras giraba para irse. Pero antes de que hubiese salido del comedor agregó-, por ahora.

Goku vio a Bulma salir de la habitación, agradecido de que ella no hubiese cumplido con su reputación de infligir dolor. Cuando ella ya no estuvo a la vista, él giró para ver a Milk. Estaba recostada contra la pared, con los brazos cruzados a través del pecho, su mirada no era tan dura como cuando estaba sentada en la silla, pero no obstante aún era una mirada feroz.

—Milk -comenzó Goku, pero Milk comenzó a sacudir la cabeza-.

—No quiero hablar de eso justo ahora. Sólo quiero conseguir algo para comer, quiero alejarme de esos lobos que acaban de entrar en mi sala de estar y luego quiero ir a acostarme en mi cama y deprimirme. Así que lo que sea que tengas en la punta de la lengua sólo ahórratelo.

Goku había estado tan absorto en su conversación, bueno más bien en sus regaños, con Bulma que no había olido o escuchado entrar a los otros lobos. Gruñó mientras sus ojos cambiaban a su vista de lobo.

—Entiendo -comenzó Goku otra vez. De nuevo, Milk trató de silenciarlo, pero esta vez no se sometería-. —No Milk vas a escuchar lo que tengo que decir -la cabeza de Milk se movió abruptamente ante al tono en la voz de Goku. Trató de suavizarla pero por la mirada en su rostro él no había tenido éxito-. —Entiendo que estés furiosa conmigo, y con razón, pero por el momento necesito que por favor confíes en mí y hagas lo que digo. Vamos a ir a la cocina y tomar algo para comer, y luego vamos a subir a tu habitación. Si no quieres que yo esté en la habitación contigo está bien, me sentaré en el pasillo. Mientras los otros lobos estén en la casa estarás cerca de mí -terminó con un pequeño gruñido-.

Milk respiró entrecortadamente cuando finalmente se dio cuenta que sus ojos habían cambiado. Caminó hacia él y tomó su mano y la puso contra la mejilla de ella. Cerró los ojos, presionando su rostro contra la palma de su mano y susurró, —Tuya.

Goku se inclinó a un lado y sopló aire tibio en su cuello poniendo su olor en ella. Luego besó sus labios suavemente.

—Te amo -le dijo dulcemente-.

—Lo sé -dijo Milk en respuesta-.

Goku alejó la mano de su rostro y la tomó de la mano. La guió hacia la cocina y hábilmente hizo dos sándwich. Agarró una bolsa de patatas fritas y dos botellas de agua del refrigerador, luego girando hacia Milk le dijo.

—Quiero que camines frente a mí por favor.

Milk accedió a sus deseos sin refutar. Caminaron a través de la sala de estar y mientras lo hacían ella pudo sentir los ojos de los demás lobos en ella. Goku les gruñó y Milk los vio a todos bajar inmediatamente la mirada al suelo. Goku estaba colgando de un hilo; realmente necesitaba el vínculo con su compañera o probablemente iba a terminar matando a uno de esos lobos.

Una vez en la habitación de Milk se relajó un poco, saber que ella estaba a salvo y con él ayudaba a calmarlo y a su lobo. Ambos se sentaron en el piso y Goku extendió su picnic improvisado frente a ellos.

—¿Quieres que me siente afuera en el pasillo? -le preguntó a ella-.

—No idiota, no voy a hacer que te sientes en el pasillo, incluso a pesar de que no estoy nada contenta contigo -le dijo Milk-. —No quiero hablar de eso ahora mismo. Háblame sobre esos otros lobos, ¿por qué te pusiste todo violento con Yamcha cuando él se metió en mi cara, a pesar de que no estaba haciendo nada?

Goku respiró lentamente, calmándose. Milk no se daba cuenta de cuán valiosa era para un macho Grey. Tenía que ayudarla a entender, pero para hacer eso tenía que mantener la calma.

—Eres una hembra.

—Bien hecho hombre lobo, ¿alguna otra brillante revelación que compartir? -interrumpió Milk-.

—No me dejaste terminar, Luna.

—Oh, perdón pues, por favor continúa -dijo Milk-.

—Eres una hembra medio Canis Lupus, capaz de emparejarse con un macho. La relación de hembras por machos werewolves es aproximadamente de 30 machos por cada hembra. Para ponerlo sencillo, estás en gran demanda. Ahora, sí, has encontrado a tu compañero, pero el problema es que no estás vinculada a él. No han sido realizados los Ritos de Sangre, no ha tenido lugar ningún apareamiento y para los machos sin compañera, eso te pone a libre disposición. Así que naturalmente alrededor de otros machos sin compañera soy un poquito territorial cuando se trata de ti. Jamás puedo demostrar debilidad a otro lobo dominante. Ver debilidad en mí para ellos significa que soy vulnerable, y la vulnerabilidad, para un lobo, significa una presa fácil -explicó Goku-.

—¿Es por eso que no te sentabas hasta que ellos lo hicieron? -preguntó Milk-.

—Eso es correcto. La cabeza de un lobo más dominante nunca está más abajo que la de los menos dominantes. Y en cuanto a por qué tiré a Yamcha al suelo, él estaba más cerca de ti de lo que debería haber estado y te asustó. Por esas razones él tenía que ser disciplinado. Ahora sabe que no debe acercarse a ti o lo mataré -dijo Goku con la mayor naturalidad-.

—¿Eso no es un poquito exagerado? -le preguntó a él-.

—No cuando se trata de los Canis Lupus. Los machos sin compañera pueden ser volátiles e impredecibles. Darles vínculos los ayuda a mantener a su lobo bajo control. La otra razón es que una hembra emparejada no debe ser tocada por otro macho a menos que su compañero diga que está bien; es sólo otra forma de evitar peleas. Sé que eso no tiene sentido para ti y parece arcaico, pero hay un animal que vive dentro de nosotros y ese animal tiene que ser mantenido bajo control. La parte humana en mí es lo que evitó que destrozara a Yamcha. El lobo no habría mostrado piedad, lo cual es lo que nos pone aparte de los lobos pura sangre -respondió él-.

Milk no dijo nada; ella sólo tomaba bocados de su sándwich y los masticaba lentamente, obviamente reflexionando. Goku también comió su sándwich y la dejó pensar acerca de lo que le había dicho. Él sabía que era mucho para aceptar, pero también sabía que ella tenía derecho a saberlo todo.

—Así que, ¿te asusté? -le preguntó a ella-.

—Goku, querido, estoy mucho más que asustada, pero estoy lidiando con ello -respondió-. Goku terminó su sándwich y luego se estiró en el piso de la habitación, con los brazos debajo de la cabeza. Dejó escapar un gran bostezo y cerró los ojos.

—Voy a tomar una siesta si no te importa. Por favor, ¿podrías permanecer aquí hasta que los otros Greys se vayan? -le preguntó, tratando duramente de no sonar como si se lo estuviese ordenando-.

—Ves -pensó él-, estoy aprendiendo.

—Desde que me lo pediste, y no lo ordenaste, me quedaré. En realidad estoy un poco cansada también.

Milk se levantó y se estiró, luego se sacó los zapatos de una patada y se montó en su cama. Se rió cuando Goku se elevó sobre un codo mirándola con reproche.

—¿Tú simplemente vas a dejarme dormir en el piso Luna? -le preguntó incrédulamente-.

—Bueno, eres un lobo, no creo que sea una buena idea comenzar el hábito de que duermas en la cama, ya sabes, con todo eso del manoseo y llegar a segunda base -dijo Milk bromeando con él-. Goku se levantó, desplegando su alta figura y avanzó con paso majestuoso, con los ojos entrecerrados, pareciendo todo un depredador. Milk chilló y comenzó a levantarse de la cama pero antes de que pudiera hacerlo, Goku envolvió sus brazos alrededor de su cintura y la empujó de regreso a la cama. Ambos estaban riendo y sin aliento cuando Goku bajó la mirada hacia los ojos de Milk. La besó en la frente y se acomodó al lado de ella, acercándola a él. De nuevo comenzó a tararear su canción favorita de Willie Nelson hasta que ambos se quedaron dormidos.

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