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Capítulo 25: Milk

Milk yacía en la bañera que sus dos mejores amigas habían llenado con agua caliente y baño de burbujas. Se sentía mal por abandonar a Goku como lo había hecho pero estaba herida, asustada y preocupada. Por mucho que él le dijera que no debía preocuparse eso no iba a hacerla sentir mejor. Las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras imaginaba todas las horrorosas posibilidades de lo que podría suceder en el desafío. —Y él espera que no me preocupe, como si pudiera -pensó ella-.

Permaneció en la bañera hasta que el agua se enfrió. Mientras se vestía y peinaba sus rizos estaba tratando de decidir si debía ir con Goku o simplemente a dormir. Si fuese honesta consigo misma haría lo que cada pedazo de ella estaba ansiando hacer. Encaramarse a su regazo y dejar que él la abrazara, pasar con él tanto tiempo como fuese posible. En realidad era algo verdaderamente obvio, por mucho que amara a Bulma y a Pan, un príncipe rumano y, como cosa del destino, su alma gemela estaba esperando por ella. Sabía lo que Bulma diría, algo como "Si no vas con él mejor piensa que yo sí lo haré", si, eso es lo que ella diría. —Está bien -con la decisión tomada, se guiñó así misma en el espejo mientras daba la vuelta para salir del baño-. Antes de que fuera abajo con Goku, Milk asomó la cabeza por la puerta de su dormitorio para agradecerle a Pan y a Bulma y dejarlas saber que estaría en el piso de abajo. Pero incluso antes de que pudiera abrir la boca para hablar ellas ya estaban respondiendo sus pensamientos no expresados.

—De nada, te amamos, nos amas, somos las mejores amigas de siempre, y toda esa sensiblería -dijo Bulma sin levantar la mirada de la revista que estaba hojeando-.

—Sí, estamos bien con que vayas abajo con Goku, eso no herirá nuestros sentimientos, y todas sabemos que si tú no lo haces, entonces Bulma lo hará -dijo Pan con un guiño-.

—Totalmente de acuerdo -añadió Bulma en su justa medida-.

—Está bien, ustedes dos son las mejores amigas de siempre. Lo digo en serio. Volveré en un rato -comenzó Milk-.

—No te apresures por nuestra cuenta, sabes que querremos detalles, y si regresas aquí arriba sin algo jugoso yo podría simplemente lanzarte por la ventana, ¿alguna pregunta? -dijo Bulma de nuevo sin alzar la vista-.

—No has averiguado de esa medicina de la que hablamos, ¿verdad? -le preguntó Pan sarcásticamente-.

—Detalles, muy bien, lo tengo -dijo Milk mientras daba la vuelta para irse-.

Justo cuando alcanzó el borde de las escaleras y comenzó a bajar escuchó a Bulma gritar.

—¡No creas que no sabré si estás mintiendo, sé en cuantas bases has estado, tú pelinegra puritana. Seré capaz de distinguir la realidad de la ficción!

—¡Oh ya cállate! -sermoneó Pan-.

Milk se echó a reír y sacudió la cabeza; sabía que lo que Bulma realmente estaba haciendo era tratando de aligerar su humor. Bulma sabía cuán cabeza caliente podía ser Milk y si fuese hacia Goku previamente alterada sería difícil para ella tranquilizarse y ser razonable. Sólo que la razonabilidad no era uno de sus puntos fuertes, para su frustración.

Mientras caminaba hacia la sala de estar vio que Goku todavía estaba en el sofá. Sus brazos estaban extendidos a cada lado en el respaldo del asiento y su cabeza estaba recostada hacia atrás. Sus ojos estaban cerrados y puesto que su respiración era tan lenta y pareja, era difícil decir si estaba despierto.

—Me gusta el aroma de tu champú -dijo Goku repentinamente-.

Sorprendida por sus inesperadas palabras Milk trató, sin éxito, de suprimir el chillido que surgió de ella. Goku no se había movido, ni había abierto sus ojos. Simplemente continuó ahí sentado todo tranquilo y sereno. Milk puso los ojos en blanco y rodeó el diván para sentarse. Goku lentamente levantó la cabeza y clavó la mirada en Milk con esos penetrantes ojos negros, su pulso se aceleró y su respiración se volvió algo superficial. Tenía que alejar la mirada de él antes de que hiciera una tonta de sí misma por babear.

—Sí, eso sería tan lindo -Milk resopló para sí misma-.

—¿Estar cerca de mí te repugna Luna? -le preguntó Goku-.

Milk supo que debía parecer confusa, porque francamente lo estaba. ¿Cómo era posible que pudiera pensar que él le repugnaba? Si acaso era ella la que debía ser rechazada.

—¿Por qué me preguntas eso? -le preguntó-.

—No conozco otra razón para que mi compañera pudiera elegir sentarse lejos de mí en vez de hacerlo a mi lado -le dijo Goku, sonando tan formal y anticuado-.

—Oh lánzame un hueso Goku -dijo Milk con obvia exasperación-. —¿Se te ocurrió que tal vez sólo necesito un poco de espacio porque se me hace difícil pensar cuando me acerco a ti?

Goku sonrió obviamente satisfecho con su comentario, luego se levantó lentamente, alzándose en toda su estatura de modo que Milk tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás para mirarlo. Él caminó alrededor de la mesa de centro que separaba los dos sofás y se sentó cerca, corrección pensó Milk, se sentó muy cerca de ella.

—Así que, ¿estás teniendo dificultades para pensar ahora mismo? -le preguntó en voz baja-. Con un suspiro tembloroso todo lo que Milk pudo hacer fue asentir.

—¿Por qué viniste aquí abajo *meu inimă* (mi corazón)? No creí que quisieras estar cerca de mí -le dijo Goku-.

Milk intentó deslizarse un poco para alejarse de él pero fue en vano porque él simplemente se deslizó con ella. Maldito werewolf terco.

—Al principio no quería estar cerca de ti -Milk notó que su cabeza bajó ante esas palabras y rápidamente explicó-. —No quería estar cerca de ti porque no quería escucharte decirme que no me preocupara o que todo iba a estar bien. Luego me di cuenta de que en realidad nada de eso importa, lo que importa es estar contigo, pasar tiempo contigo. Odio cuando estamos separados, lo siento si eso suena muy desesperado, pero es la verdad.

Goku envolvió sus brazos a su alrededor y tiró de ella para acercarla a él.

—Gracias, Milk. No tienes idea de lo duro que fue sentarme en ese sofá y no ir a ti, e incluso más duro no buscar tus pensamientos. Te amo. Lamento que mis palabras te alteren. Estoy aquí si quieres preocuparte, o no preocuparte, o cualquier otra cosa, estoy aquí -le dijo Goku con toda sinceridad-.

Milk cerró los ojos, empapándose de la sensación de él contra ella; la seguridad que sentía con sus brazos a su alrededor y el calor fluyendo a través de ella debido a sus palabras. No sabía cómo había tenido la suerte de llegar a ser la compañera de Goku, pero estaba agradecida más allá de las palabras.

—Como lo estoy yo.

Escuchó los pensamientos de Goku en respuesta a los suyos, y eso la hizo sonreír. Se sentaron ahí en silencio por bastante tiempo. De vez en cuando escuchaba a Goku tarareando una melodía que no podía ubicar. Eventualmente Milk acurrucó los pies sobre el sofá e inclinó la cabeza hacia abajo sobre el pecho de Goku. Goku agarró la cobija que estaba echada a lo largo del respaldo del sofá y la cubrió.

—Así es como quiero pasar mis noches el resto de mi vida -le dijo Milk a Goku-.

—Supongo que es algo bueno ya que pretendo conservarte por el resto de tu vida -dijo Goku sólo medio bromeando-. —Es tarde amor, ¿por qué no vas a acostarte? No quiero que estés cansada mañana.

Milk alzó la vista para mirarlo y lo besó suavemente en los labios.

—No quiero dormir en mi cama esta noche -le dijo-.

—¿Simplemente dónde estás planeando dormir Luna? -le preguntó él-.

—Bueno, este en un sofá amplio; imagino que dos personas de tamaño razonable pueden dormir acá juntos -dijo ella tratando de reprimir una sonrisa-.

—¿Qué crees que diría la mamá de una de esas personas de tamaño razonable cuando la encuentre con otra persona de tamaño razonable del sexo opuesto yaciendo en el sofá juntos?

—No sé, ¿quieres averiguarlo? -fue la respuesta de Milk-.

Goku se rió de su tontería y para sorpresa de ella se encogió de hombros y dijo:

—Sólo se vive una vez, si voy a morir, prefiero morir en los brazos de la mujer que amo, incluso si es por culpa de la susodicha madre de esa mujer.

Goku se sacó los zapatos de una patada y extendió su largo cuerpo en el sofá. Milk, tratando de no ser torpe se extendió frente a él. Goku puso su brazo sobre su cintura y tiró de ella para acercarla a su pecho. Goku soltó una risilla sofocada cuando lo escuchó hacer un sonido de ronroneo.

—¿De qué estas riéndote? -le preguntó-.

—¿Acabas de ronronear? Porque no creo que los lobos ronroneen.

—No ronroneé, retumbé -dijo Goku con tanta dignidad como pudo reunir-.

—¿Retumbaste? ¿En serio? Por favor dime, ¿qué significa eso? -le preguntó Milk, tratando duramente de no reírse-.

—Cuando los lobos están contentos a menudo hacen sonidos de retumbe que provienen de sus pechos, supongo que podrías decir que es el equivalente al ronroneo de un gato -explicó él-.

—Es lindo -fue todo lo que Milk dijo en respuesta-.

Goku comenzó a tararear de nuevo y periódicamente besaba el cabello de Milk. El último pensamiento que Milk tuvo antes de caer dormida fue que no tenía ningún detalle que Bulma pudiera considerar bueno; eso la hizo sonreír.

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