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Ahora eran dos chicos tímidos que iban tomados de las manos , ninguno decía nada pero no hacía falta.

Decidieron jalar a los caballos ya que era más romántico escuchar la naturaleza.

El sol cayendo sobre ellos, brillando en sus cabelleras. El aire fresco les rozaba la cara, y se sentían como si estuvieran en una escena de un cuento de hadas. Mientras caminaban sobre la hierva alta llegaron a la colina dónde un frondoso árbol les regalaba sombra.

Hyunjin se sentó y llevó a Seungmin a su lado.

- Mira - Hyunjin señaló al otro lado del pueblo donde se veía el castillo - no pensé que era tan grande, es bonito - Seungmin asintió dejando caer su cabeza en su hombro.

El sol se ponía en el horizonte, dando a la piedra del castillo un color dorado. El pueblo, aunque pequeño, estaba pintado con colores de tonos amables y felices, y la gente iba y venía con vivacidad.

- Desde aquí todo se ve hermoso, me gusta mucho aquí, siempre tiene mucho color y se ve fresco, lo admito siempre quise vivir aquí y tú me has cumplido ese sueño.

Hyunjin se sintió como si fuera una tormenta dentro de su pecho. Se sentía exaltado, pero también como si algo dentro de él hubiera encajado a la perfección. Sin pensarlo, tomó la mano de Seungmin, la levantó y la besó. La piel de Seungmin era tan suave, y sentía calor en la mano de su amigo.

- Al principio me pareció extraño que vengas al reino por las flores y ahora estoy tan feliz de tenerte aquí - Seungmin levantó el rostro, cautivando por el color de sus ojos, tan brillantes, era como el mar, podía ver la profundidad y la orilla en ellos. Y con cautela dejándose llevar por sus instintos se acercó y besó su mejilla.

Hace dos días que pasó lo del beso y ahora eran como dos chiquillos descubriendo que era el amor.

O a lo mejor lo eran.

- Cuando te mudes, porfavor no te olvides de mi - Hyunjin entrelazó sus dedos acariciando el exterior de su palma - sabes que puedes quedarte en el castillo.

Seungmin asintió.

- Estaré en el castillo cuánto tiempo me necesites pero también quiero tener un lugar en el pueblo, sentirme un ciudadano más y caminar a mi casa por las noches.

- Yo te llevaré en mi caballo siempre - Hyunjin sonrió orgulloso, mientras más tiempo estaba con el castaño se sentía mejor - me encargaré de que llegues seguro siempre.

Seungmin siente como si su corazón estuviera cerca de saltar fuera de su pecho. Es una sensación extraña, pero también hermosa, se sentía tan afortunado de tener alguien como el príncipe a su lado.

Hyunjin se acercó para besarlo deteniéndose antes de tocar sus labios, través de sus pestañas vio al menor cerrar los ojos, con su mano tomó uno de sus mechones castaños y lo puso atrás de su oreja, acariciando la misma con delicadeza sabía que el también esperaba ese beso.

El amor era mutuo.

- Será amor puro - susurró, dejando caer el peso de sus labios sobre los de Seungmin, las cosquillas en sus palmas, el alrededor deteniéndose por segundos y la brisa cálida del día hacia mágico el momento.

Ambos inexpertos en el ámbito del arte de amar, pero dispuesto a arriesgar todo por hacerlo, no había nadie que los impida eran libres de amar y nadie los juzgaría.

Los suaves movimientos de Hyunjin hacían suspira Seungmin, abriendo sus labios para recibirlo con cariño.

Se alejaron sus labios pero sus frentes aún los mantenían unidos, aún manteniendo los ojos cerrados.

- Desde que te conocí supe que eras perfecto, algo en mi magia creció queriendo impresionante, estás escrito para ser amado de la forma más bonita que el mundo pueda creer.

Seungmin sonrió feliz por sus palabras, podía sentir en su mano el peso de una flor.

Después de que muchos lo hayan tratado con desprecio que alguien sea tan bondadoso y demuestre su cariño hacía él lo hacía sentirse pleno, como si estubiera en las nubes tomando una siesta mientras es cuidado por un ángel.

- No voy a presionarte, esto recién empieza y quiero que juntos descubramos nuestro futuro, lo que si quiero que sepas es que cuando me vuelva rey y si tú continuas a mi lado... Seungmin te haré el hombre más feliz del reino ...no, del continente o aún mejor, del mundo.

Los ojos de Seungmin se llenaron de lágrimas, en una vista borrosa miraba la bonita sonrisa de su príncipe.

Se preguntaba si el amor podía demostrarse tanto, Hyunjin se mostraba tan dispuesto a hacerlo tan feliz.

- Gracias Jinnie muchas gracias, eres el único que me ha tratado de forma tan bonita estoy muy agradecido contigo.

El lo atrajo en un abrazo y acaricio su espalda.

- Te trato como lo mereces, mientras este vivo nada te hará falta yo cuidare de ti.

Seungmin caminaba lentamente a través del taller de Hyunjin, este lo llevan con los ojos vendados queriendo mostrarle algo.

Lo sujetaba delicadamente de la cintura y de la mano tratando de que no golpee con nada, lo ayudó a sentarse y le dijo que espere unos segundos.

- No los abras aún, espera que te tengo una sorpresa.

La risa de Hyunjin se escuchó, el rubio caminó hacia el caballete y quitó la tela que cubría su pintura.

Camino atrás de la silla de Seungmin y quitó el nudo de sus ojos, dejando caer la tela por su rostro, revelando la hermosa pintura .

- Tarán~ que te parece - Hyunjin puso sus manos en sus hombros y se agachó hasta quedar a la misma altura - la hice pensando en ti, quiero que la lleves a tu casa y cada que la veas pienses en mi.

Seungmin llevó sus mando a su boca, había escuchado que el príncipe dibujaba pero era muy distinto el verlo en acción o aun mejor, tener una obra propia hecha del príncipe.

- Es hermosa, gracias Jinnie, eres un príncipe con mucho arte - Hyunjin le sonrió feliz de que le haya gustado - ¿puedo acercarme?

- Es toda tuya Seungmin.

Seungmin se levantó y caminó cerca de ella, tenía trazos suaves, con colores primaverales, tocó el papel sintiendo su rugosidad, olía a olio.

- Muchas gracias alteza - Seungmin se dió la vuelta haciendo una reverencia que hizo reír a Hyunjin - me siento muy suertudo.

Hyunjin estiró su mano y Seungmin la tomo.

- Tengo más arte, y si quieres puedo dibuajrte si me lo pides, solo ordena y yo cumpliré.

Hyunjin estaba cayendo muy profundamente por esos ojitos castaños.

- Príncipe eres encantador - Seungmin tomó su mejilla y le dejo un beso - tu presencia es suficientemente para mí.

Seungmin amaba dejar besos en su suave piel, le gustaba ver al príncipe suspirar y sonrojarse con esos tiernos actos.

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