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Seungmin ahora era un ciudadano del valle, orgullosamente portador de llevar cada mañana el pan caliente al reino.
- Hola Seungmin-ah - saludó Jeongin con su característico tono risueño - lo de siempre querido.
- Hola Innie, si porfavor - Jeongin alzó los pulgares y como ya era costumbre se escuchó la puerta del horno abrirse y luego las queja del Yang antes de salir con una bolsa llena de pan recién horneado y con la cara llena de harina.
- Aquí está! El mejor pan del pueblo para el castillo! - Seungmin sonrió y lo aceptó dejando la bolsa con monedas - y esto es para ti, no se lo des a nadie más, lo hice yo - susurró y dejó otra bolsita pequeña - es pan dulce con chocolate.
A Jeongin le gustaba crear pan de muchos formas y sabores, siendo Seungmin el que experimentaba sus ocurrencias.
- Suena delicioso - susurró de igual forma.
- ¡Y lo está! - gritó haciendo asusta al castaño - ten un lindo día MinMin.
Subió al caballo que lo llevaría al castillo, hace dos semanas que vive en el palacio, Hyunjin solo lo hacía caminar con el y que le haga compañía, Seungmin queria sentir que aportaba al castillo así que un día que escuchó que el pan se acabó se ofreció a ir por el, y desde ese día es el encargado de llevar el pan para el desayuno, siendo el cliente fijo de la panadería dónde está Jeongin.
En el camino sacó el nuevo experimento de Jeongin y le dió un mordisco y quedó encantado con el sabor.
Era definitivamente su favorito así que lo pediría también para la casa real y que lo prueben.
Al llegar los guardias ya lo conocían así que lo dejaron entrar y entró a la cocina donde una de las empleadas lo saludó con una sonrisa.
- Gracias Minnie, te serviré tu desayuno - los empleados del Castillo eran los primeros en despertar así que aprovechaban para desayunar antes que los monarcas.
Y Seungmin a veces los ayudaba.
Seungmin preparaba la charola con el desayuno de Hyunjin, le gustaba ir a servirle en la habitación ya conociendo lo difícil qué se le hacía al príncipe despertar y despegarse de su cama.
- Desde que llegaste al castillo el príncipe se ve más feliz, de hecho a todos nos hace feliz que hayas llegado eres la armonía del Castillo - la linda jovencita siempre le daba cumplidos como esos haciéndolo sonrojar - esas mejillas rojitas son tan adorables quién se podría enojar en este lugar si te tiene a ti.
Sonrío tímido tomando la charola entre sus manos.
La llevó al comedor y la dejó al lado de su desayuno siempre comía él primero ya que hasta eso hyunjin solía despertar.
Aunque se sorprendió más cuando vio una flor a un costado de su desayuno.
La tomó entre sus manos y la llevó a su nariz, siempre tenían ese aroma dulce que le gustaba.
Alguien tapó sus ojos y sonrío al saber quién era.
- Sorpresa - Hyunjin rió en su oído haciéndole cosquillas - te sorprendí verdad? Hoy me levanté temprano pero parece que tú has madrugado aún más, ¿seguro que dormiste?
Seungmin descubrió sus ojos encontrándose con el príncipe.
- Claro que sí solo que tú eres un dormilón.
- Y con lo mucho que me costó levantarme~ aún tengo sueño - Hyunjin tomó asiento junto a Seungmin donde su charola con el desayuno estaba, dejó caer su cabeza al hombro del castaño fingiendo quedarse dormido.
- Qué dramático, debería ser el príncipe del drama.
Hyunjin sonrío y se levantó bebió un poco de su jugo y miró al castaño.
- Esa ya es mi hermana la drama Queen.
Seungmin negó mientras tomaba el desayuno, los desayunos siempre eran calmados le gustaba la compañía de Hyunjin que lo hacía reír y le contaba anécdotas.
- Y qué haremos hoy - preguntó el castaño mientras llevaba la flor a su habitación.
- Hoy haremos algo de suma importancia - habló con firmeza Hyunjin - hoy iremos a ver tu casa.
Esas palabras hicieron que el corazón de Seungmin se acelere.
- ¿Encerio? - Hyunjin asintió y estiró su mano esperando a que la tome para que vayan en busca de ella.
Hyunjin lo subió al caballo y luego montó en el suyo empezando así su viaje de encontrar la casa perfecta para Seungmin, rodearon todo el pueblo, cerca de lugares importantes, hasta encontrar el sitio perfecto.
Seungmin había quedado encantado con una pequeña casa que estaba a las afueras del pueblo se veía acogedora y tenía un pequeño jardín que él estaba dispuesto a cuidar.
- Esa! esa quiero! - Seungmin bajó del caballo y corrió a la casa viendo las pequeñas flores que tenía a su alrededor estaba un poco vieja pero con un poco de pintura se arreglaría, Hyunjin lo siguió de cerca, él se había criado siempre en un castillo muy grande así que era muy extraño que Seungmin quiera algo tan pequeño pero se veía bonito, algo delicado que iba con el menor.
- Si te gusta será tuya - Hyunjin era literalmente un príncipe que le concedió aquel deseo de tener una casa en el valle con un jardín.
- Gracias Jinnie - Seungmin lo abrazó sintiéndose agradecido con el principe - eres como un príncipe azul.
El rubio apretó su abrazo y sonrió.
- Soy tu príncipe, damisela en apuros?
Se separaron un poco, viéndose a los ojos, claro que se había dado cuenta pero esta vez se sentía distinto era como si por primera vez lo hubiera visto de forma distinta, no lo veía como un simple amigo ahora lo veía como un hombre.
Hyunjin inclino un poco el rostro casi rozando con los labios de Seungmin.
- Si, eres mi príncipe - Seungmin acortó la distancia, uniendo sus labios en un suave beso.
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