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A pasos tímidos y algo temeroso seguía al guardia, su mirada pegada en el suelo, tímido.

Hyunjin después de presentarse en el comedor dijo que le mostraría el reino, Seungmin lo veía como alguien de mucha confianza en el castillo, porque entraba a cualquier sitio sin ser regañado.

Hyunjin detuvo su andar haciendo que el castaño también se detenga y mire al frente algo perdido.

- Acércate - indicó el príncipe estirando su mano - desde aquí empieza el paseo por el pueblo no te separes mucho o te puedes perder.

Con algo de vergüenza tomó la mano del mayor quien sonrió de forma bonita acercándolo.

- Usted está siendo muy bueno conmigo, estoy sumamente avergonzado por lo que hice, le ofrezco una disculpa - Seungmin miró a los ojos del guardia perdido en el bello color.

Hyunjin ladeo la cabeza y tomó entre sus manos la del doncel.

- Ya, si está mal que hayas faltado el respeto a la corona con eso pero... no somos crueles, no yo, te dije que entendí tu punto, ahora ya no te sientas mal por eso, si prometes cumplir con las normas del reino no hay porque seguir sintiéndose mal.

Realmente estaba asustado con su futuro, no creía que tan fácil lo perdonarían.

- Prometo no volver a equivocarme - sonrió apenas aún teniendo en su mirada preocupación.

- Hagamos un trato, se que por más que te diga que nada te pasará seguiras preocupado - las mejillas gorditas del menor tomaron un liguero color - bueno tu mirada es fácil de leer, así que...que te parece si trabajas en el castillo...mmm como...cómo mi asistente, así pagarás tu "deuda" y a cambio nosotros te damos una casa en el reino y te perdonaremos, aún que ya te digo no hay nada que perdonar.

Los ojos avellanas del menor brillaron al escuchar "casa" una casa propia, su sueño de tener un jardín estaba por cumplirse.

Así que más tranquilo sabiendo que ayudaría al castillo asintió.

- Si!, sería un honor hacerlo, lo siento por el inconveniente - Hyunjin sonrió enternecido, revolviendo la cabellera castaña.

- Ya deja de disculparte o realmente me molestaré.

- Lo sien- si, ya entendí - asintió con una pequeña sonrisa.

Hyunjin dejó su mano y se estiró, estaban un poco lejos aún de entrar al pueblo así que nadie escucharía lo que decían.

- Bien, entonces vamos al pueblo, debes de conocer todos los rincones, hay gente muy linda por aquí...


Ya habían pasado varias horas caminando en el pueblo, Seungmin ya se sentia más tranquilo y ya hablaba más fluido con Hyunjin, sonriendo y tal vez soltando algunos comentarios que hacían reír al rubio.

Seungmin estaba caminando del brazo de Hyunjin, así que un poco sorprendidos los pobladores los venía, pues no conocían a la persona que acompañaba al mandatario.

- Por esta zona puedes encontrar sastres, suelen tener telas de buena calidad y las telas más finas del reino -  y así parecia, afuera veía hermosas telas de colores y textura diversa, de hecho recordándole un poco a la que Hyunjin usaba.

Pensando un poco más en el joven que lo acompañaba le vino una duda.

- Ahora que lo recuerdo dijo que yo trabajaría siendo su asistente pero cómo haría eso yo no soy tan fuerte y no se pelear, está seguro de que en el Castillo permitirá que le asista aún sabiendo eso - Hyunjin siguia caminado a paso lento mirando su mano que se enganchaba en su bíceps.

Hyunjin río y negó.

- Ya lo sé, nunca permitiría que alguien siquiera se acerque con esas intenciones a nosotros, no serás mi guardia simplemente me acompañarás y serás mi amigo ese será tu trabajo.

Seungmin abrió sus ojos asiendo reír aún más fuerte a Hyunjin.

- Pensarán que lo distraigo, lo podrían despedir por mi culpa - frunció el seño preocupado teniendo tantas soluciones porque no había pensado en aquel detalle.

Hyunjin volvió a reír limpiando una pequeña lágrima que se le escapó acariciando el cabello del menor y negando.

- Por qué me despedirían soy el príncipe no lo pueden hacer a menos que mi hermana me destrone - el rostro de Seungmin se volvió rojo completamente, congelándose por unos segundos para luego quitar su mano de su brazo y congelarse en medio de la calle, ahora pálido.

- ¿P-principe? - su mirada ahora ya no podía mantenerla, bajo inmediatamente al suelo y se inco, se sentia tan irespetuoso por haberle sujetado el brazo sin permiso e incluso hablarle de forma tan informal sin siquiera hacerle una reverencia cómo se debería de haber hecho desde un inicio - l-lo siento mucho, y-yo pensé que era un guardia real.

Ahora sí le cortarían la cabeza sin duda.

Y a pesar de la gran confusión Hyunjin estalló en carcajadas sujetando su estómago como si le hubieran contado un buen chiste, Seungmin miro de reojo al príncipe aún más confundido que antes.

- N-no es gracioso - se quejo, el la estaba pasando mal mientras que Hwang estallaba en risa, una risa que por sierto era hermosa - por favor...perdón.

- Ay! Dios, si que eres gracioso, ya se que no paresco príncipe pero lo soy, soy Hwang Hyunjin II futuro rey del Valle del Este.

Hyunjin se hagacho y sujetó sus manos que estaba llenas de polvo por tocar el suelo, lo levantó y con su capa de ceda azul las limpio.

En sus ojos podía ver lo arrepentido que estaba, la timidez es su punto mas alto.

- No deberías de tenerme miedo - Hyunjin hizo que vuelva a sujetar su brazo para seguir caminando, pero Seungmin no podía quitar de su mente que iba con el príncipe - y tú?...no me has dicho tu nombre.

- S-Seungmin señor.

Aquello causo ternurá, no era tan viejo recién cumpliría 21, cuál señor.

- Dime Hyunjin o Jinnie, solo tengo 20, no soy un señor - hizo un puchero que causó una sonrisa en Seungmin - por cierto deberíamos regresar pronto empezará a hacer frío.

- Si, tiene razón Hyunjin.

- Ey! No soy viejo trátame con cariño que soy sentimental - fingió llorar, Seungmin llevó su mano a su boca evitando reír.

- Okey Jinnie~

Y mientras volvían al castillo Hyunjin le contaba sus pasatiempos que sorprendentemente (sarcasmo) era dibujar flores.

Si el príncipe de las flores dibujaba flores que novedad.

- Jaja me asusté mucho aquella vez, tuve que correr por toda la pradera para que no me atrapen - conto Seungmin con una sonrisa, una de tantas veces que casi es descubierto robando flores - esa fue la segunda vez que más me asusté de ser atrapado.

Hyunjin había pedido que le cuente cómo era que nadie lo había visto en la frontera si siempre tenía un ramo de flores muy variado y vultoso.

- Entonces la primera fui yo - pregunto con una sonrisa juguetona - ya se, causo mucha impresión la primera vez.

Seungmin sonrió en grande, Hyunjin era humilde, con un corazón bondadoso y comprensivo.

- Sip, pero ahora no lo haré.

Hyunjin volvió a revolver su cabello, ya era una costumbre, una dulce maña que no quería dejar.

- Dentro del reino se pueden vender las flores, no es muy común ya que todos tienen jardín pero aquí adentro se puede, no sé si te irá bien pero puedes intentarlo Seungmin.

La forma en la que Seungmin hablaba de las flores era encantadora, al igual que el.

Un sonrojo cubriendo las mejillas del príncipe.

- ¡Hyunjin!

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