Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20

—¿Oh?

El más alto carraspeó mirando a otro lado, alejándose como si de pronto se hubiera arrepentido de haberlo abrazado.

Hoseok no entendía nada, ¿lo había abrazado y ahora fingía que ni siquiera lo había visto?

Estaba tan molesto y frustrado, frustrado sobre todo. Había sido muy bueno estar en esos brazos. Por Dios y todos los santos, el cuerpo de ese hombre era perfecto. Aún sentía su boca hecha agua, nunca había abrazado a alguien de esa forma y menos a un hombre, a un hombre tan atractivo y con tan bien físico. Tenía músculos pero no de forma exagerada, simplemente perfecto, tan duro y caliente. Se había sentido tan acalorado rodeado por él, era tan pequeño a diferencia de él. Solo perfecto.

No había querido alejarse nunca, pero como siempre, el mayor aquel volvía a arruinar todo.

¿Tal vez estaba loco después de todo? Es decir, su forma de actuar era muy extraña, a veces parecía como si Hoseok no le importaba ni un poco y otras como si fuera lo único importante de su vida.

¿O tal vez tenía doble personalidad?

—No deberías estar tan lejos de tu casa —carraspeó otra vez, pero está vez diciendo algo que a Hoseok casi le hace atorarse con su saliva.

—¿Disculpa? —preguntó indignado—. ¿Por qué se supone que no tendría que estar lejos de mi casa? Ni que fuera un niño —protestó cruzándose de brazos, mirándolo aunque él no se dignara aún a mirarlo.

No podía creerlo, ¿ahora encima ni lo miraba? ¡Genial!

Lo más gracioso de todo era que, Hoseok estaba ahí por su culpa. Si, exactamente por culpa de ese hombre con buena espalda y que abrazaba hasta hacerlo sentir en llamas. Hoseok había hecho toda esa caminata buscando cruzárselo, había soñado estúpido al principio pero ahora que lo había conseguido se felicitaba a sí mismo. Era un genio.

—Este lugar es peligroso para alguien como tú y que encima va solo.

—¿Alguien como yo? ¿Cómo es alguien como yo?

—Un niño.

Hoseok se molestó y más por el tono serio que utilizó. No lo estaba molestando, de verdad lo consideraba así. Ahora el calor que le había hecho sentir el abrazo se había transformado en calor de ira estallando dentro suyo. No había nada peor que eso, no había nada más humillante que el tipo que te gustara te considerara un "niño".

—No soy un niño, ¡deja de llamarme así!

El tipo ni siquiera se molestó en mirarlo una última vez antes de darse la vuelta dándole la espalda por completo.

—Vuelve a casa.

Jadeó, descruzando sus brazos.

—¡Deja de darme órdenes!

Como era de esperar, él no respondió y solo siguió caminando, alejándose. Hoseok se enojó más aún pero una idea vino su mente y corrió detrás suyo.

—Ni siquiera tú me consideras un niño, si lo hicieras no me hubieras abrazado como lo hiciste... Te sentí todo.

Se detuvo tan abruptamente que casi choca contra su espalda. Había conseguido lo que quiso, sin embargo ahora no estaba tan seguro si había elegido las palabras correctas. Mmm.

Se ruborizó mucho.

—¿Qué es lo que estás diciendo? C-controla tu vocabulario —lo retó como si fuera su tutor, girándose hacia él de forma seria que a cualquier otro asustaría pero que con Hoseok no tenía efecto alguno. No sabía como lo hacía pero siempre encontraba una forma de hacerlo enojar, ¿realmente le había tenido miedo a este tipo al principio? ¡Lo único que hacía era sacarle de quicio llamándolo niño! Aunque... si daba un poquito de miedo en realidad.

—No dije nada malo. Solo dije que te sentí todo-

—Basta.

—Todos los botones de tu camisa por lo fuerte que me abrazaste —corrigió con cierta tristeza porque ojalá hubiera sentido su "todo", su... Maldición, realmente debía ir a confesarse la próxima vez que fueran a la iglesia, sus pensamientos se estaba volviendo cada vez... extraños. Malditas hormonas.

Pero joder, es que jamás había conocido a alguien tan malditamente sexy y caliente por donde lo mires. Él era tan... es que no habían adjetivos para describirlo bien. Tenía un porte tan elegante, su semblante tan serio e impenetrable podría poner de rodillas a cualquier, su mirada tan intensa y fija lo ahogaba, y su postura... su postura era tan dominante y fuerte, casi tan fuertes como esa espalda o esas manos grandes... Mierda, otra vez su boca se le hacía agua. Quería que lo tocara, quería... quería que le enseñara cosas. Seguramente debía ser un experto, seguramente había estado con muchas personas.

Dios, ¿quién se resistiría? Era posible que, hasta en ese mismo instante estuviera saliendo o viéndose con alguien. Tenía una aspecto de ser tan buen amante, tan apasionado, tan bueno haciéndolo... Tal vez debía calmarse, si él salía con alguien y estaba enamorado no podía interrumpir, pero... realmente le importaba poco y nada. Hoseok lo quería para él.

—Vete a casa, Hoseok —ordenó con tono serio y frío, mirándolo tan tensó como si se contuviera de algo. Esperaba que fuera de los que no les importaba la edad al final, quería que lo deseara y no se contuviera.

—Bien. —Tal vez, si se portaba bien, lo miraría con otros ojos—. ¿Me das tu número? —Lo vio tensarse más aún, pero sin embargo algo más cruzó en su rostro.

De alguna forma parecía como si le hubiera hecho una pregunta dolorosa, o que le recordara a algo doloroso. Pero era imposible, solo le había pedido su número.

Hoseok bajó su mirada y se agarró de las manos antes de mirarlo a través de sus pestañas intentando verse dulce e inocente, sonriéndole con sus hoyuelos. Sus amigos decían que lo odiaban cuando hacía eso porque no podían resistirse a hacerle caso en lo que les pidiera, sus hermanos ni siquiera cuestionaban lo que sea que les pidiera cuando les hacía esa cara. Debía funcionar ahora.

—No tengo muchos amigos... tal vez podríamos conocernos y ser amigos... —Y luego ser más que amigos para hacer cosas. Esperó ansioso la respuesta del más alto.

—Te acompañaré a tu casa. —Los labios de Hoseok se separaron en sorpresa y soltó sus manos frustrado—. Por favor —agregó dándole espacio para que comenzara a caminar.

Quiso protestar, quiero gritarle a decir verdad. Pero... pero solo lo obedeció cuando vio su expresión. Él realmente no estaba divirtiéndose con toda la situación, tenía una sombría y decaída expresión por más que intentara ocultarlo detrás de su serio semblante. Hoseok podía notarlo, podía sentirlo, sentía que podría leerlo como si... como si lo conociera.

Caminó creyendo que el más alto se iría, pero él lo seguía. Lo seguía de una forma que lo hacía sentir protegido. Se sentía cuidado. Supuso de inmediato que debía ser porque era más alto que él, más ancho que él y su mayor, era obvio que se sentiría así. Sin embargo, eso no quitaba que seguía caminando con alguien que apenas conocía, debía sentirse no tan seguro y protegido como se estaba sintiendo.

O tal vez, tal vez también era porque se sentía atraído por el tipo. ¿Así se sentiría tener novio?

—Y... ¿me dirás tu edad? —El más alto continuó caminando, como si no lo hubiera escuchado.

—Soy mayor que tú.

—Eso ya lo sé —contestó molesto, el castaño le dio una mirada—... Estoy acostumbrado a estar rodeado de personas adultas, ¿sabes? Uno de mis hermanos tiene veinte y el otro veintidós.

—¿Ellos saben dónde estás ahora?

—¿Uh? Claro que no. Ellos están... están ocupados.

—¿Ocupados? —preguntó entre molesto y algo más, como si por alguna razón le cayera mal lo que le estaba contando—. ¿Qué hay de tus papás? ¿Ellos saben dónde estás ahora?

—Uhm... no. —El silencio que hizo el castaño solo reflejó lo que en su rostro se veía, estaba conteniéndose—. ¿Qué?

—¿Qué? No puedo creer que nadie sepa dónde estás ahora o con quien, ¿qué tal si te pasara algo?

—Ugh, deja de tratarme como un niño. Y, para tu información, Dareum sabe que iba a salir. —Un extraño y nuevo silencio se formó a la vez que su caminata se ralentizó, como si aquello llamara demasiado su atención.

—¿Dareum? —preguntó con cuidado—. ¿Quién es?

—Uno de mis hermanos. Oh, él estaba cuando nos vimos en el centro comercial.

—¿Ah, si? —Hoseok asintió entusiasmado porque estaban hablando más de un par de palabras y sin discutir.

—Dareum es el mejor del mundo. Todo el mundo lo sabe, es bueno en todo y es encantador, aunque eso último muchos no lo saben porque se ve serio por fuera y suele tratar a todos de forma muy distante. Pero yo lo conozco muy bien y sé lo adorable que es, siempre me acompaña a donde quiero o me regala cosas que alguna vez le mencioné que me gustaría tener, ¡es muy atento conmigo!

—... Se nota que lo quieres.

—Claro que si. Lo amo mucho, bueno, amo a mis dos hermanos, pero Dareum es más... es diferente, siempre está conmigo cuando lo necesito, somos como gemelos aunque tenemos personalidades muy diferentes. Yo soy el extrovertido y él es el reservado —dijo soltando una risita divertida al recordar cómo todos coincidían en eso—. Pero aunque tengamos personalidades muy diferente, yo sé que Dareum es el único que me entiende.

El más alto había guardado sus manos en sus bolsillo, casi parecía como si no le prestaras atención pero Hoseok sabía que si lo hacía. Lo escucha atentamente.

—¿Y tu otro hermano no? —preguntó un poco confundido. Hoseok sonrió dándose cuenta que no lo están aburriendo con su conversación.

—En realidad, Sangwoo es el más parecido a mi en personalidad, solo que más extrovertido, solía ser muy popular en el colegio. No somos tan cercanos porque él tiene muchos amigos y está poco en casa, pero sé que nos ama, siempre nos protege a Dareum y a mi, a veces demasiado en realidad. Él tiene mucho miedo que nos pase algo, sobre todo a mi, así que cuando hacemos algo peligroso se enoja tanto porque... —Recordó como aún seguía molesto con él, su corazón se apretó dolorosamente pero entendía la razón de su molestia—. Mamá siempre dice que cuando era bebé, Sangwoo, me llevaba de la mano, me cuidaba en todo instante y se ponía a llorar cuando no me veía. Dice que todo empezó desde una vez que dijo que alguien quiso secuestrarme.

—¿Secuestrarte? —preguntó deteniéndose y girándose a él. Hoseok parpadeó intentando comprender porque se veía más sorprendido de lo que debería estar teniendo en cuenta que recién se conocían—. ¿Cómo? ¿Cuándo?

—Oh... creo que tenía tres años. En realidad, no estoy seguro pero sé que era muy pequeño. Mamá dijo que estábamos en un lugar de juegos para niños y de pronto Sang fue corriendo hacia ella conmigo de la mano. Ella se preocupó demasiado porque Sang no dejaba de llorar y no se le entendía que quería decir, pero cuando pudo hablar dijo que había visto que un hombre extraño que jamás había visto me agarraba de la mano, no quiso decir más que eso así que suponemos que el hombre lo amenazó o algo así. Luego de eso, Sang no dejó de tener pesadillas durante muchas semanas, se despertaba llorando y hasta lo tuvieron que llevar a un psicólogo.

Hizo una mueca triste pensando en como el hombre que intentó secuestrarlo habría amenazado o dicho algo que había asustado tanto a su hermano para que le pasara todo eso. Siempre olvidaba esa razón del porqué era tan sobreprotector y duro con él. Suponía que después de todo el miedo seguía ahí.

De pronto, se dio cuenta de lo callado que estaba el más alto, lo miró confundido por eso pero aquel solo miraba a un lado como si acabara de recordar algo igual de traumante.

—¿Alguna vez te pasó algo así? —El castaño lo miró con grandes ojos como si su pregunta fuera en otro idioma—. Parecido a lo que te conté.

—No —soltó de inmediato, apurado—. Nunca.

—Eso es bueno —dijo sonriéndole y volviendo a retomar el camino, deseando que tardaran mucho en llegar porque estaba amando hablar con él—. Sasa está molesto conmigo pero seguro volveremos a hablar pronto, sé que me quiere mucho.

—Seguro que lo hará —confirmó, haciéndolo sonreír. Decidió que le encantaba hablarle de su familia, sentía como si lo acercara más a su vida. Y acercarlo más a su vida era sinónimo de hacerse cercanos ellos también.

Hoseok lo quería cerca.

—¿Tienes hermanos? —preguntó curioso, sin desear que terminaran de hablar.

—No, no tengo.

—Oh, ¿eres hijo único? A veces desearía ser hijo único aunque recuerdo que amo demasiado a mis hermanos y se me pasa. ¿Vives con tus papás? —Aquel negó de nuevo—. Oh, entonces... ¿vives solo?

Cuando asintió solo pensó en que eso era muy sexy. Tenía una casa o departamento para él solo, para invitar a cualquiera, si lo invitaba estarían solo y... tenía que calmarse.

—¿Y cuando es tu cumple? ¿Qué año naciste?

—No me harás decirte cuantos años tengo, niño. —Hoseok lo miró mal aunque al mismo tiempo sentía una explosión de emociones al verlo sonreír ligeramente—. Pero buen intento.

—¿Tienes novia o... tal vez novio?

—Eso tampoco responderé.

—Ugh, aburrido. Entonces, ¿te gustan los chicos? Creo que debí empezar con esa pregunta en realidad.

—Hay mejores preguntas que esas, Hoseok. —No sabía cómo sentirse, si regañado o molesto y frustrado de que no quiera decirle si tenía oportunidad con él.

—Es lo que más me interesa saber de ti. —Se ruborizó aún cuando vio que el más alto se tensó por un momento. Se ruborizó porque era la primera vez que le hablaba así a un mayor, estaba siendo muy insolente y lo sabía bien. Su familia estaría disgustada. Aunque bueno, en realidad estarían más disgustadas de saber que estaba caminando con un hombre adulto que apenas conocía. Y definitivamente Sangwoo explotaría si se enteraba que era el mismo de las cámaras—. Porque me gustas. —Pero al diablo con todos.

—Aún cuando me gustaran los chicos, no me gustan los menores de edad. Así que solo detente con eso.

Se sintió tan frustrado que podría hacer una pataleta ahí mismo.

—Eres tan aburrido.

—Y tú eres un mocoso atrevido.

Lo miró mal, ¿cómo se atrevía?

—¿Mocoso atrevido? ¿Sabes qué? Te mentí, no me gustas, solo intentaba ser amigable. Pero ya no me importa. Me iré solo, aléjate de mi. —Caminó más rápido, furioso.

—Ahora estás actuando exactamente como un niño —dijo a espaldas suyas, pero Hoseok no se giró y solo se alejó. Aunque fueron un par de pasos hasta detenerse porque sentía que de verdad ya no lo seguía.

Se giró esperando que se estuviera yendo también, pero para su sorpresa, el castaño estaba parado en el mismo lugar que lo dejó, solo mirándolo. Hoseok estaba molesto hasta ese momento, hasta ver a su rostro y ojos y sentir un doloroso sentimiento dentro suyo. Debía ser la expresión del más alto, se veía tan miserable, tan pero tan triste que simplemente lo transmitía con solo su expresión. Hoseok siempre había sido sensible y se daba cuenta fácilmente cuando alguien sufría, pero esta vez se sentía tan fuerte ese extraño dolor que simplemente se sintió abrumado. ¿Por qué ese hombre lucía siempre como si le hubieran robado lo más valioso que tenía en la vida?

¿Por qué lucía como si intentara verse fuerte? ¿Qué le había ocurrido, o tal vez solo era su imaginación?

La necesidad de correr a sus brazos fue igual de confuso cómo sentir ese dolor emanando de él, pero Hoseok solo lo atribuyó a que estaba atraído hacia él. No podía haber otra razón, no sabía nada más de él, solo era un atracción superficial.

—¡¿Por qué sigues ahí parado?! ¡Dijiste que me ibas a acompañar! —Hoseok se quejó molesto, caminando hacia él mientras ignoraba sus pensamientos a los cuales no le encontraba sentido alguno. Probablemente, todo estaba en su imaginación. Debía dejar de intentar leer a las personas.

Tomó del brazo del mayor y lo jaló, era tan pesado pero por suerte comenzó a moverse aunque lo miraba entre sorprendido y molesto. Eso último lo hizo soltarlo, no quería hacerlo enojar. Todo lo contrario.

—Sé que no me lo dirás —murmuró Hoseok cabizbajo mientras caminaban de nuevo uno al lado del otro—... pero te lo preguntaré de todas formas, ¿cuál es tu nombre?

—¿No puedes solo caminar no es así?

—Eres malo... pero ya verás, lo descubriré solo. Te lo aseguro. —El castaño no respondió, y si esperaba a que hablara seguramente moriría antes—. Oh, ya sé, ¿qué tal si me cuentas algo de ti? Algo que si pueda saber, lo que sea. O puedes preguntarme lo que quieras también.

Hoseok sonrió ampliamente cuando lo escuchó suspirar frustrado.

—No te recordaba tan insistente... Bien, ¿cuáles son tus calificaciones en la escuela? —Frunció el ceño incrédulo.

—¿Por que quieres saber eso? ¡Hay muchas preguntas interesantes! —Estaba tan frustrado que quería detenerse y mirarlo de frente con los brazos cruzados, odiaba hablar del colegio. El más alto sólo se encogió de hombros y casi como divertido, hasta pareció verlo sonreír por un instante—. Me va bien, tengo uno de los mejores promedios —presumió para callarlo. Seguramente había creído que le iba mal.

—Eso es muy bueno.

—¡Si! Mis papás esta orgulloso de mi, ¡me compraron las zapatillas que quería!

—¿En serio? Eso es genial, Hoseok.

—¡Si! ¡Y dijeron que si sigo así me dejarán adoptar un gatito!

—Un gatito... —Hoseok asintió emocionado otra vez, casi saltando a su lado, ¡siempre había querido un gatito! Eran tan adorables y gracioso.

—¡Si! Y ya sé de donde lo adoptaré, ¡del refugio Patitas Felices! ¿Lo conoces?

—No, no conozco ese lugar...

—Oh, es muy famoso. Es un lugar increíble donde rescatan animales de estados muy malos... Mamá, Dareum y yo vamos todos los meses para donarles comida. ¡Ya todos los animalitos me conocen! Señor Gato es mi favorito, si nadie lo adopta es a él a quien adoptaré. ¡Es muy gigante y gordo! ¡Lo amo! —Hoseok seguía rebotando feliz sobre sus pies contándole la agradable noticia, mirando directamente al más alto porque caminaba de costado, veía su perfil así que no pudo evitar notar algo extraño en su rostro—. ¿Qué pasa? —No pudo evitar preguntar cuando notó cómo el más alto tragó y sus ojos parecieron ponerse brillosos.

Otra vez sintió esa sensación de que estaba triste.

—Solo... me pareces muy adorable.

—¿Adorable? —preguntó e hizo un puchero aunque no lo mirase. Quiso molestarse porque eso solo se le decían a los niños, pero le gustó. Le gustó que le dijera así—. Oh... ¿y a ti te gustan los gatitos?

El más alto asintió pero ya casi no veía sus ojos porque había movido su cabello de forma que lo tapara, no podía ver si decía la verdad o mentía, ¿por qué lo hacía?

—¿Estás bien? —No pudo evitar preguntar, sintiéndose afligido y algo preocupado. Entonces, un pensamiento llegó a su mente, ¿y si la mención a los gatos le traía malos recuerdos? ¿Tal vez había tenido uno y tuvo un final triste? Conocía muchos casos así.

—Por supuesto —dijo él con una sonrisa superficial que de inmediato captó—. Cuéntame mas de Señor Gato, se nota que... que lo quieres de verdad.

—Lo hago, es muy cariñoso... pero no se si quieras escuchar toda la historia. Podemos cambiar de tema —surgiría indeciso.

—No, me gusta escucharte hablar. Me gusta... me gusta lo feliz que te pones al mencionar algo que te gusta.

Hoseok se ruborizó, ¿qué era eso? ¿Lo acababa de halagar? ¡¿Le acababa de hacer un cumplido de verdad?! No sabía cómo ponerse, pero estaba más emocionado que antes. Sin dudas comenzó a hablar de Señor Gato, le contó toda su historia sin detenerse ni un segundo, girándose cada segundo para ver su expresión. Se emocionaba más cuando lo veía sonreír, no lo hacía mucho pero cuando sonreía ligeramente le encantaba, se sentía como un logro.

Quería que el tiempo se detenga ahí mismo. Le agradaba mucho ese hombre,

Era el Hoseok que conocía. No podía ser nadie más que su Hoseok, era él, lo sentía. Podía sentirlo con solo estar cerca, podía sentirlo en sus palabras. En la bondad de su corazón.

Taehyung no dejaba de verlo hablar y hablar de "Don Gato", su amable corazón se reflejaba en su tono lleno de amor por ese animalito. Era dulce, era bueno y tan inocente. Sus ojos se habían llenado de lágrimas y su garganta se apretaba en un nudo aún, quería abrazarlo, quería protegerlo de cualquier mal. No mentía ni exageraba cuando decía que era un niño. Lo era. Y Taehyung moría por cuidar esa inocencia y brillo, moría por que esa felicidad tan pura nunca se fuera de él.

No se dio cuenta cómo sonreía mirándolo saltar de un lado al otro mientras continuaba con su historia hasta que sus mejillas dolieron. Hacía mucho no sonreía tanto, hacía mucho no era tan feliz. Taehyung era tan feliz escuchando y viendo cómo Hoseok se estaba convirtiendo en un hombre lleno de amor, como de a poco se convertía en quien era. Porque estaba seguro que él era.

—Por eso no sé qué carrera elegir.

—Podrías hacer esas pruebas vocacionales —sugirió Taehyung pero Hoseok no respondió, ni siquiera se giró a mirarlo como venía haciendo. Solo continuó hablando y caminando—. ¿Hoseok?

Se detuvo cuando Hoseok continuó hablando y hablando, bajó su mirada al darse cuenta que algo andaba mal. Bajó la mirada para verificar que no fuera lo que creía. Pero lo fue; se había desmaterializado.

—N-no... —Titubeó negando desesperado, mirando como su sombra se había ido porque ya no estaba en el plano terrenal—. N-no, no ahora. P-por favor, no —rogó desesperado intentando materializarse.

—Taehyung, aquí estabas-

—Namjoon —soltó girándose apenas verlo. Mirando de él a Hoseok, Hoseok seguía caminando alejándose y hablando sin notar su ausencia. Estaba desesperado, quería volver a su lado—. Por favor, ayúdame.

—¿Con qué? Ya has dejado de estar materializado-

—¡Justamente por eso! Hoseok...

Namjoon miró hacia donde Taehyung lo hizo, no pareció feliz: —¿Estuviste hablando con él? Teníamos un trato-

—¡Lo sé! Pero, pero él, yo... solo hablábamos. Tengo que ir con él, no puedo dejarlo así. —Namjoon lo agarró del brazo con mucha fuerza.

—No. Sigues a prueba, si se enteran de esto, todo lo que lograste en años se acabará.

—¡No puedo irme así!

—Déjalo ir, Taehyung. No te conoce, no hagas esto más difícil.

—No lo entiendes. Es Hoseok, lo amo, lo amo demasiado. ¡Joder! ¡S-solo quiero estar un momento más a su lado! ¡Al menos quiero despedirme! ¡No puedo solo desaparecer así! ¡Por favor! —Namjoon lo miró pero sin soltarlo, su mirada era seria y firme.

—No hay tiempo para eso. Quien me ayudó quiere hablar contigo sobre esto, él lo sabe pero guardará el secreto si te muestras arrepentido. Nunca debiste hacer que Hoseok te viera, sabes muy bien eso. Él nunca debió conocerte. —Taehyung no pudo controlar más sus emociones. Se rompió—. Tae... aún cuando quisiera ayudarte no podría, materializarte de nuevo te llevará días. Por favor, vámonos.

Hacía mucho no sentía tanto dolor dentro suyo, era demasiado como para siquiera ocultarlo de Namjoon. Odiaba que lo vieran así de débil, odiaba mostrarse frágil, pero no podía evitar ponerse así porque sabía que Namjoon tenía razón. Porque sabía que debía alejarse de Hoseok para siempre y porque no pudo despedirse decirle ni una sola palabra antes de eso.

—Vámonos —soltó Taehyung, su voz grave volviéndose más grave. Dándole una última mirada a Hoseok quien ya se había girado y dado cuenta que no estaba para dolor suyo.

—Recuerda que no será para siempre, volverán a estar juntos.

Taehyung asintió, tragándose sus emociones. Sabía que Namjoon intentaba hacerlo sentir mejor pero dudaba que se sintiera mejor pronto. La tristeza, la nostalgia y la soledad ya lo estaban invadiendo de nuevo. Lo extrañaba tanto que era imposible explicarlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro