Habían llegado al reino de Yunmeng, siendo recibidos por el pueblo que alegres por ver a su príncipe, llenaban el lugar con bullicio, sonrisas, regalos y palabras de alegría por tenerlo de vuelta.

Wei WuXian pasaba desapercibido gracias a una capa púrpura que se le fue dada para ocultar sus ropas reales de Yiling.

Y una vez llegaron al castillo, éste se la quitó, encontrandose primero a la emperatriz YanLi, quien al ver a su hermanito se levantó rápidamente de dónde descansaba, corriendo rápidamente hacia el Jiang menor.

–¡A-Cheng!–

Abrazó con fuerza al menor, quien se aferró a su hermana mayor.

–¡A-Li!–

Abrazados por largos minutos, levantó su mirada notando a su cuñado, con un bebé en brazo.

–Jiejie, ¿Es tú hijo?–

Dijo mirando con adoración al bebé envuelto en las mantas de color dorado con lotos púrpuras bordados.

–Así es, se llama Jin Ling–

A separaron del abrazo, dejando al príncipe conocer al pequeño que descansaba en brazos de Jin ZiXuan.

–Que alegría verte de nuevo mocoso–

Dijo con una sonrisa sincera el ahora emperador, haciendo sonreír de igual forma a Jiang Cheng.

–Lo mismo digo, pavo real–

Soltando una leve risa, tomó en brazos al pequeño, mirando su bella carita que le miraba con curiosidad.

–Es tan hermoso como mi Jiejie, menos mal–

–Oye–

El Jin frunció el ceño, abriendo a paso a ligeras risas en la habitación.

Wei WuXian sólo miraba expectante, sintiendo repentinamente la mirada de los dos emperadores en él que le veían desconfiados.

Rápidamente una mujer entró a la habitación, mirando a su hijo menor dando de vuelta a su pequeño nieto al emperador Jin.

La emperatriz madre rápidamente abrazó al jóven con fuerza.

–¡Hijo!–

Sintiendo las lágrimas acumularse, dando un beso en la frente del príncipe.

–¡Madre!–

Correspondiendo con fuerza el abrazo, sintiendo la calidez dada dejó escapar un suspiro de alivio, los extrañaba.

Rápidamente esa vista amorosa de la emperatriz madre pasó a ser una mirada llena de furia hacia el Wei que portaba las ropas reales de Yiling, pero al ver el rostro del chico que las portaba, su mirada fría llena de odio pasó a ser ojos sorprendidos y que reflejaban nostalgia.

–Él es...–

El gran emperador asintió.

–El hijo de CangSe SanRen y Wei ChangZe–

Los monarcas jóvenes y el príncipe miraron con curiosidad.

–Tus padres, eran nuestros más grandes amigos–

Confesó la emperatriz mientras soltaba de su abrazo a su pequeño, dejando sorprendido al rey.

–¿Amigos?–

Los dos ex monarcas asintieron.

–Cuando dijeron que el rey del reino demoniaco había secuestrado a nuestro hijo, creímos que era alguno de esos ancianos egoístas que había logrado vivir, culpables del destierro y muerte de nuestros amigos, pues fuiste identificado por las ropas reales del reino demoniaco más no dijeron que era alguien joven quien las portaba, por eso irrumpimos con todas las ganas de asesinar al rey–

Dijo el gran emperador desviando la mirada.

–Pero ahora que sabemos que eres tú... creímos que tampoco habías sobrevivido a toda la tragedia, fuimos a buscarlos cuando todo se calmó y las tropas Wen se retiraron, nos encontramos con que no quedaba nada por rescatar y a nadie–

Continuó mirando un punto de la habitación.

–Nosotros sabíamos que tus padres no tuvieron culpa de nada, y lo que llevó a dividir a su pueblo comenzando las guerras internas fueron los mismos gran emperador y la emperatriz madre–

–¿Fueron, mis abuelos?–

Los dos mayores asintieron ante la mirada incrédula del contrario.

–Teniendo el apoyo de los ancianos, llevó al reino a la tragedia que todos sabemos–

El silencio comenzó a reinar la sala, dónde el gran emperador salió un momento de la sala, y al regresar traía consigo una caja.

Jiang FengMian la abrió, y siendo su esposa quien tomó lo que había dentro, mostró una flauta de color negro.

–Chenquing–

Wei WuXian se acercó reconociendo de inmediato la flauta.

–Ésto lo dejó tu madre, siempre fue ella la que tenía más control sobre la energía demoniaca–

Se lo extendió al rey de Yiling, quien la tomó con delicadeza, mirándola con una suave sonrisa.

–Y cuida con ella a mi hijo, veo que le pusiste un anillo–

Dijo con una mirada afilada, haciendo temblar al rey.

–¿Amas a mi hijo?–

–Lo amo–

Afirmó tomando la mano de su prometido, quien se sonrojó levemente.

–Y yo lo amo a él, madre–

Confesó el príncipe de la naturaleza, sonriendo tímidamente.

–Mm, bien, lo dejaré pasar porque igual era un deseo de tus padres Wei WuXian, bueno, más de tu madre–

Dijo ablandando su mirada, sonriendo con nostalgia.

–Cuando tu madre tenía los primeros dos meses de embarazo ya planeaba casarte con uno de mis futuros hijos, y nisiquiera pedía mi opinión, y siempre peleaba con la emperatriz Jin sobre quien casaría a su hijo con el mío sin importar lo que fuera–

Soltó una pequeña carcajada al recordar esas escenas del pasado.

–La emperatriz Jin fue la única en acercarse más que solo cordialidad con tu madre cuando los seis reinos estaban en armonía, aunque no llegaba a una amistad como tal–

Explicó el gran emperador, dándole palmaditas en la espalda a su esposa.

–Por eso decidí tener dos hijos, aunque mi A-Cheng no pueda dar un heredero estoy feliz de que estén juntos, aunque sigo enfurecida porque lo alejaste de nosotros tres años y medio–

Dijo mostrando una mirada molesta mezclada con una extraña tranquilidad, mientras cerraba la caja de madera en manos de su esposo.

–Si, lo siento, y sobre lo de heredero, bueno, podemos adoptar–

Dijo desviando la mirada con una sonrisa nerviosa.

–...¿Le diste un elíxir de fertilidad cierto?–

Dijo leyendo fácilmente el comportamiento del chico.

–Puede ser...–

Murmuró.

–¿Elíxir de fertilidad?–

Jiang Cheng miró a Wei WuXian, quien le miró y sonrió avergonzado.

–¿Recuerdas aquella botellita que te dí a beber cuando hablamos de tierra infértil mientras creabas tus flores?, Bueno, eso- –

–Te romperé las piernas–

Interrumpió la emperatriz madre rápidamente colocándose de pie liberando a Zidian.

–Aprovecharé de descargar mi enojo de no tener a mi bebé tres años y medio de su vida también–

–¡Puede hacer eso pero no lo he tocado lo juro, su flor está intacta!–

Gritaba esquivando los latigazos por inercia.

–¡Quédate quieto!–

–¡Mi señora espere!–

El príncipe Jiang aún confundido miró a su hermana que miraba todo con una pequeña sonrisa.

–A-Li, ¿Tú entiendes algo de lo que dijo A-Xian?–

Le susurró.

–A-Cheng, no te asustes, pero ahora serás capaz de dar a luz a un hijo–

El rostro del menor se puso pálido.

–¿Qué?–

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Hola :3

No les voy a mentir, al principio quería que éste capítulo fuera toda triste acá, muerte y destrucción, odio y soledad, pero no podía hacerlo ª y al final acomodé las cosas de manera que todo fuera feliz skgksnh

Soy muy blandita para eso u,u

Así que aquí salió ésto uwu

El siguiente capítulo es el final! Se viene boda!

Que tengan bonito día <3

—🌻