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°07°


La gran sala de reuniones en el palacio real se encontraba siendo ocupada por la reina, el príncipe y los principales generales y capitanes encargados de los escuadrones de defensa del reino. Helena, encargada de gobernar Aphato, se encontraba muy preocupada por la seguridad de las fronteras debido a las extensas tierras que conformaban sus dominios, si bien contaba con un gran regimiento y con la capacidad de poder tener todo vigilado, temía que algo se les estuviera escapando, algún detalle, lo que sea que pudiera encabezar el rompecabezas que tenía entre manos donde la única "pista" de un rival cercano era el ataque a su único hijo y heredero al trono.

—Estoy más que segura de que tenemos que modificar nuestras formas de vigilancia en las fronteras —habló la mujer mientras suspiraba—. ¿Ha habido algún cambio?

—Me temo que no, no se han encontrado nada que indique que tenemos enemigos cerca —Parker respondió con tranquilidad—. Incluso podría haber sido un ataque solo improvisado sin que se supiera que se trataba del Príncipe.

—De todas formas, lo mejor es que Su Majestad no salga solo del castillo, por prevención —Tessa agregó desde una de las esquinas mientras bebía de su copa.

—Creo que es lo más sensato, pero también confío en que sabrás protegerlo, como su escolta privada —agregó la mujer de manera seria.

—Majestad, me temo que no puedo seguir dejando que Tessa se quede en palacio para proteger al heredero —el General Jhon—. Necesito a todos mis jinetes distribuidos en toda la zona.

—Ya veo —asintió.

—Entonces, ¿Tendré una nueva guardia? —preguntó Adam no muy conforme pero comprendiendo la situación.

—Veremos cómo se da todo, por el momento quiero un esquema de los escuadrones que van a salir y dónde serán posicionados, cambien las tácticas de rastreo y mantengan perfiles bajos en las fronteras; si alguien quiere entrar no lo hará sabiendo que hay soldados y dragones custodiando, necesitamos atrapar a los intrusos —habló Helena con calma para ponerse de pie mientras los presentes la imitaban—. Manténganme al tanto de todo.

—Sí, alteza —asintió Jhon viéndola salir tras una reverencia de parte de todos, Adam siguió a su madre algo inconforme.

—Bueno, creo que salió mejor de lo planeado —asintió Winslet acercándose al hombre—. ¿Qué es lo que debemos hacer ahora? ¿Cuáles son los planes?

—Por el momento, tenemos que dividir a los jinetes, necesito dos grupos, uno de rastreo y otro de protección —habló mientras salían del cuarto, todos los soldados atentos a sus palabras—. Tessa, te quiero con William rastrillando la zona de los campos, ustedes serán los vigilantes.

—Will no es parte de nuestra escuadra —frunció el ceño.

—Haremos que sea parte —soltó serio—. En unas horas el amanecer se dará, las prácticas de todos los días darán inicio y le vamos a poner una prueba a William, deberá pasarla sí o sí, de lo contrario, habrá perdido su oportunidad para ser parte de mis soldados.

—¿Cree que esté preparado para todo ello? —Omen, otro de los jinetes de dragón, intercambió miradas con Tessa.

—Claro que sí, tiene una gran destreza —agregó Raphaelle desde atrás, era uno de los mejores en velocidad con los dragones.

—Deberá tenerla, realmente nos conviene que pueda dejar el regimiento del palacio y unirse a nosotros. Con la velocidad de vuelo de su dragón puede cubrir mayor campo de rastreo y junto a Winslet que posee dos dragones bajo su mando, tendríamos una buena ventaja en ese aspecto, pero todo dependerá de él —Jhon se detuvo observando a todos—. Nadie más debe saberlo, no se le dará ninguna pista y no podrá saber lo que va a suceder hasta el momento final, será la evaluación que defina el futuro de William.

—Él lo logrará, estoy segura de ello —Tessa confiaba a ciegas en su mejor amigo, no cabía duda de que estaba más que preparado.

Fue así como las horas pasaron de manera tranquila, el escuadrón de jinetes finalmente tuvo la orden de descansar y pudo marcharse a sus literas correspondientes, Tess no dudó en dar una vuelta por la barraca de Will teniendo algo de insomnio, le echó un vistazo a su mejor amigo deseándole la mejor de las suertes en silencio y confiando en que lograría superar la prueba que le sería impuesta, esperaba que así fuera. Por otro lado, su mirada se desvío con rapidez a Ivoh que dormía sin siquiera percatarse de su presencia y con una leve sonrisa ella se marchó al fin dispuesto a dormir un poco.

En contraparte, cierta dragona no gustaba de su lugar designado para descansar, si bien compartía todo con los demás dragones su lugar era al lado de su jinete. Haku caminó por el campo hasta estar cerca de las barracas, observó atenta en dirección al lugar donde su compañera dormía para encontrarla en la ventana del edificio lista para ir a la cama una vez terminó su pequeño paseo. La dragona gruñó bajo, no le agradaba en lo absoluto quedarse demasiado tiempo lejos de Tessa, para ella que había vivido siempre sin despegarse de la muchacha era muy incómodo por lo que prefería resguardarse en los tatuajes de la pelinegra. Dicho y hecho, Tessa levantó su brazo en señal de que podía acercarse, la gran bestia comenzó a desvanecerse en una estela azulada que viajó hasta adentrarse en los dibujos sobre la piel y ella sonrió de lado para dejarse caer sobre el colchón pudiendo conciliar el sueño.

Más tarde, Ivoh despertó a las cinco de la mañana con la primer trompeta sonando estridente, observó a su alrededor como todos sus compañeros soldados se incorporaban para vestirse con sus uniformes y comenzar con el entrenamiento matutino. Sin esperar mucho acabó de colocarse las prendas, espabiló rápidamente tomando sus artículos de higiene y en menos de diez minutos estaba listo saliendo del recinto a paso veloz, siguiendo a William que acostumbrado a todo ese ajetreo observaba hacia el fuerte donde los dragones descansaban para ver a Balaur emerger del mismo en una caminata elegante y parsimoniosa. Dragón y jinete se reunieron en la arena intercambiando empujoncitos, caricias y una charla que solo Will podía entender.

—Muy bien, como todos los días iniciaremos el entrenamiento —un hombre de cabello negro y mirada decidida llegó hasta los soldados, todos se formaron esperando órdenes—. Bienvenido, Ivoh Duncan, mi nombre es Alistair Dom, capitán de este escuadrón, es un placer tener nuevos reclutas y espero que seas tan fuerte como tú decisión de llegar hasta este punto.

—Gracias, señor —respondió sin más.

—Bien, lo primero de hoy es una entrada en calor ligera, quiero diez vueltas a todo este campo sin parar, cuatro series de abdominales, cuatro de espinales y dos de lagartijas —sonrió viendo a todos quejarse bajo—. No se quejen, niñitos, en una guerra eso es juego de pequeños. —observó a Will—. Tú, sobrevuela el campo, reconocimiento, tienes una oportunidad para descubrir algo fuera de lugar aquí.

—Sí, señor —asintió rápidamente montando en Balaur que de un saltó se elevó al cielo.

—¡Muévanse! —gritó Alistair mientras otro soldado se acercaba a él cargando varios objetos que se usarían en el entrenamiento—. Capitán Clark, ¿Qué tal su escuadrón?

—Excelente, ¿El suyo? —devolvió divertido.

—No me quejo, son buenos chicos —asintió.

—Eso es bueno, tenemos buenos escuadrones preparados para lo que sea, aunque me gustaría que no fuera necesario entrar en guerra —Clark suspiró posicionándose a un lado de Alistair—. Parece que la reina está preocupada, citó a una junta a los concejales, al general Parker y otros líderes de escuadrones que defienden las afueras del palacio, ¿Crees que sea peligroso?

—A este punto no sé qué creer —Alistair lo observó—. Que atacaran la caravana del Príncipe Adam no es pura casualidad, en especial habiendo tantos extraños en nuestras fronteras, sin embargo, no tenemos siquiera una pista de la identidad de este supuesto enemigo y eso nos impide tratar una tregua o forjar lazos de paz.

—Concuerdo, solo podemos dar lo mejor de nosotros para defender a la familia real y que los jinetes y sus dragones sean quienes amedrenten al enemigo —ambos posaron la vista en los soldados trabajando arduamente—. Ellos también tienen dragones, eso los hace oponentes fuertes.

—Nuestros dragones son bestias saludables y llenas de buenos dotes, nuestros jinetes tienen destreza y agilidad, los soldados son valientes, tengamos más fe en nuestro regimiento —Alistair se sentía seguro de sus propias palabras—. Y tenemos a Jhon, él tienes grandes estrategias, siempre envía a sus mejores jinetes a la batalla.

—No quita que pueden no regresar —susurró Clark desviando la mirada, pensando en el grupo de jóvenes que eran enviados a la pelea, en esos muchachos que entrenó, que conoce y que estima, más de uno su amigo.

Ivoh termina sus ejercicios jadeante pero aun con fuerzas debido a los trabajos que ha realizado en el campo con su padre, se pone de pie estirando apropiadamente viendo a los demás terminar y como él regresar a las filas. Pronto le son entregados arco y flecha para comenzar con el tiro, tiene entendido que debe saber usarlo a la perfección igual que la espada y daga, lucha cuerpo a cuerpo y defensa estratégica en caso de no contar con un arma a su alcance; lo más tedioso para él es el hecho de que no sabe nada del tema, todos a su alrededor se encuentran apuntando y disparando, qué problema.

—Duncan —Alistair se acerca al soldado mientras evalúa su postura—. Tú comenzarás con la espada, deja el arco para otro momento.

—Será mejor que saquemos a los soldados del campo, parece que William se ha dado cuenta de que algo le espera —Clark se acercó no dejando de ver el vuelo del dragón albino en el cielo—. Creí que le tomaría más tiempo.

—Es bueno, no puedo negarlo —sonrió—. ¡Soldados! ¡Salgan del campo, ya! El entrenamiento tendrá una pausa.

—¿Qué es lo que ocurre, capitán? —Ivoh pregunta interesado.

—Tendremos un duelo —sonríe.

—¿Qué? —frunce el ceño observando hacia Will que sobrevuela el lugar.

—Así es, la prueba final de William ha llegado y definirá su futuro en el regimiento, esperemos que todo salga a su favor —Clark arrastró al más joven con él hasta estar lejos del campo, o por lo menos, no en medio, nunca se sabe cuándo la pelea entre los dragones será llevada a Tierra.

—¿Qué sucede si no lo logra? —preguntó Ivoh viendo a sus dos superiores.

—No podrá ingresar al escuadrón de Parker, no volverá a tener una oportunidad como esta —sentenció Alistair.

—Oh —frunció el ceño—. ¿Es una pelea cuerpo a cuerpo? ¿Cómo saben cuándo ganan?

—Tienen que tirar al otro jinete del lomo de su dragón —sonrió Clark—. Eso aquí en los entrenamientos, en el verdadero combate, es con la muerte del jinete enemigo.

—Pero, eso lleva a la muerte del dragón también —susurró Duncan entristecido con ese pensar.

—Sí, pero primero está tu vida antes de la de tu contrincante —sentenció.

William montaba sobre Balaur mientras observaba las copas de árboles alrededor de las barracas, se concentraba en notar hasta el más mínimo detalle al mismo tiempo que su dragón le proveía de una mejor y más desarrollada visión más antes de que pudiera siquiera reaccionar una gran bestia se lanzó contra él comenzando un fuerte enfrentamiento.



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