Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20


Zeldris no podía creer que se había dejado manipular de ese modo; aunque en el fondo era algo que él quería hacer hace bastante tiempo, sin la ayuda de su pareja jamás hubiera tenido el valor de pararse frente a su hermano con el objetivo de arreglar las cosas entre ellos. Estaba desconcertado y no sabía cómo llegó hasta ahí, ¿tan fuerte era el poder de Celeste sobre su ego? Cómo sea, agradecía a esa chica todas las vueltas y engañosas estrategias que planeó, porque hoy lo llevaron a encontrarse frente a Meliodas.

Ambos estaban en el jardín, al parecer el rubio se hayaba tan desconcertado como el pelinegro; seguramente Jaqueline había puesto de su parte en el minucioso y cuidado plan de Celeste, bueno, eran mejores amigas, evidentemente tenían algo que ver. Ambas mujeres solo querían que a quienes amaban se reconciliaran con su hermano, era momento de dejar atrás el rencor y el odio que se tenían mutuamente por acciones de las que no habían tenido la culpa.

A diferencia de con la pelirrosa, Zeldris no estaba seguro de que quería dar el primer paso, de hecho, ya lo había hecho hacía unos meses, cuando se presentó ante los recién casados para darles las felicitaciones por la criatura que venía de camino, pero Meliodas solo se había mostrado ligeramente indiferente. El menor había arremetido tal acción porque —como le había confesado a Celeste— quería que volvieran a actuar como los hermanos que alguna vez fueron, que todavía seguían siendo. Pero al parecer no se le perdonarían con facilidad todos los errores que cometió, como lo juzgó, como lo tachó de traidor irremediable, como lo insultó.

—Zel —llamó el rubio, caminando lentamente hasta colocarse delante del mencionado. Aunque su expresión se había mantenido seria hasta ahora, cambió drásticamente a una alegre mientras le colocaba una mano sobre su hombro; una risita se le escapó—. Me alegra que la hayas encontrado, tu propia luz, tu propia razón para volar lejos del nido. Bienvenido, hermano.

Zeldris dobló la cabeza, examinando el semblante despreocupado y sincero se Meliodas mientras soltaba todas y cada una de esas palabras que solo podían hacer que un peso abandonara su pecho, dejándolo libre de aquel peculiar dolor que lo había atormentado cada día. ¿Sin rencor? ¿Sin reproches? ¿Sin amenazas o gritos? ¿Tan solo perdonar y olvidar? ¿Merecía él tal clemencia después de los fallos y frustraciones que causó?

—¿Eso es todo? —preguntó, con mirada inquisidora. Necesitaba asegurarse, porque aunque no había rabia ninguna en los ojos de su hermano si creía que se lo había ganado, que había ganado cualquier ira que Meliodas pudiera dirigir en su dirección.

—Oh, no, recién estamos comenzando —Le dedicó una amplia sonrisa, segundos antes de abrazarlo y dar pequeñas palmaditas en su espalda—. Nos queda mucho que recorrer, solo estoy feliz que hayamos escogido el mismo camino.

—Yo diría que el camino me escogió a mí, nunca quise enamorarme —murmuró, impactado y ligeramente incómodo por esa muestra de afecto; sin embargo, cuando se acostumbró a ella la devolvió con gratitud—. Fue molesto tener que admitir que me había equivocado.

—Yo abandoné todo por Elizabeth, pero cuando ella aceptó el destino que se nos había impuesto solo podía pensar que te había dejado atrás por algo tan pasajero —confesó, separándose. Su sonrisa no desaparecía, pero esta vez mostraba un semblante nostálgico—. Descubrí demasiado tarde que lo más importante es la familia, porque podías haber estado allí para consolarme cuando todo acabó entre nosotros, pero yo me fuí. Fue como un jarro de agua fría saber que había dejado atrás lo único constante y ciertamente eterno que tenía. Cuando viniste a vernos a mi y a Jaqueline en realidad estaba tan felíz, hasta el momento no estábamos en buenas condiciones, pero igual tú nos deseaste lo mejor, me hizo sentir que tal vez no todo estaba perdido, y que con el tiempo podríamos recuperar nuestra hermandad, incluso hacerla más sólida.

—Bueno, es mucha palabrería, yo tengo que disculparme por no intentar comprender tus acciones y tacharte de traidor y renegado de primer impacto. Lo de visitarlos para felicitarlos fue una excusa que me puse a mí mismo, solo quería intentar disculparme, pero parece que mi orgullo pudo más que yo y terminé tragándome las verdaderas palabras que quería decir.

—Tratemos de ser más sinceros. Podríamos empezar de cero e ir fortaleciendo nuestro vínculo —propuso, cruzándose de brazos y alzando una ceja.

—Eso me parece bien —respondió Zeldris, sonriendo de forma más veraz, era momento de dejar de lado las máscaras.

—Me alegro de que Celeste y Jaqueline hayan intervenido.

—¿Lo sabías?

—Por dios, mi esposa es horrible mintiendo, y tratando de manipularme es un amor. Me encantó hacer como si ella se estuviera saliendo con la suya —Se carcajeó tanto que tuvo que aguantar su estómago. Estaba enternecido recordando a su mujer intentar engañarlo.

—No le diré a Celeste, son mejores amigas, seguramente nos delataría, ella si es buena manipulando —siseó, corriendo la mirada. También terminó riendo como un niño, contagiado más bien por la atmósfera del momento.

.
.
.


Desde la distancia, dos chicas observaban por una ventana la escena que estaba ocurriendo en el jardín, protagonizada por los demonios que amaban; portaban en sus rostros sonrisas complacidas y sus orbes brillaban con un destello fugaz, contentas por ver qué el resultado había sido positivo y que —pese a las bajas y altas— esos dos habían sido capaces de perdonarse. El poder de la familia era sin duda un misterio hermoso, en tan solo un instante, Meliodas y Zeldris habían dejado todo atrás.

Celeste miró a Jaqueline y viceversa, ambas soltaron una risita cómplice y cerraron sus ojos para colocar frente contra frente.

—Prométeme que no importa que suceda de aquí en adelante, tú estarás a mi lado —pidió la castaña, envuelta en alegría.

—Te lo prometo —contestó la pelirrosa, alzando su dedo meñique, en espera que su mejor amiga lo uniera con el suyo.

Y así sucedió. No era una promesa de sangre, pero estaba grabada en sus corazones con fuego, y no era relevante el tiempo ni el espacio, ellas siempre serían mejores amigas, siempre superarían todo juntas.

La vida dió vueltas y vueltas sin remedio, haciéndolas pasar infinidad de tristezas y malos días, millones de tormentas azotaron sin piedad, pero al final la calma estaba allí, el arcoiris había salido y encontraron los siete colores junto dos demonios de los que estaban enamoradas, junto a una nueva familia que había nacido, juntas.

Sabiendo que no hay lluvia eterna, solo queda correr hacia el sol.

.
.
.

Palabras del autor:

No sé por qué tengo sueño XD

Feliz final, queda solo el epílogo.

Bueno, desde el primer capítulo decidí que el capítulo final sería de Zeldris y Meliodas. No me gusta dejarlos en bronca en mis fanfics, por eso generalmente les dedico un capítulo para arreglar las cosas. En realidad, la familia es lo más importante, cuando todo termine, ellos estarán ahí. Un padre, una madre, un hermano, un hijo, señores, eso es irremplazable.

Creo que expresé bien el arrepentimiento de Meliodas por haber abandonado a su hermano por amor en el primer libro, y lo reafirmo en el segundo porque Yolo.

No olvides seguirme en mi Twitter: Mio_Uzumaki

So, espero que les haya gustado el capítulo.

Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro